Claro como el agua
Jul 31, 2021
3 minutos
POR ÁNGELA POSADA-SWAFFORD
FOTOGRAFÍAS DE JAIME CULEBRAS
En una noche sin luna, al pie de los Andes ecuatorianos, una pequeña y soltera rana de cristal se sienta en una hoja suspendida sobre un arroyo.
ELIGIÓ EL MEJOR INMUEBLE para tratar de impresionar una hembra, y anuncia su presencia con un llamado agudo.
El problema es que el sitio no será suficiente por sí mismo. Este anfibio verde-amarillo ha observado lo que hacen otros machos que se aparean, así que, cuando ubica un racimo de huevecillos abandonado, se queda junto a este durante horas para fingir que lo cuida.
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos