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¡Sí te la piensas comer toda piensalo dos veces! ¡Porque pude suceder varias cosas! Que te guste, que no te guste, que te sea indiferente, ¿pero si te gustó demasiado y ya te la comiste, entonces que vas a dejar para después? Antes de dar el primer lengüetazo analiza primero alrededor y huele y observa bien si lo que están a punto de comer será bueno para ti. (La mente puede ser muy perspicaz, no te dejes guiar por el juego de palabras, debes ser más astuto, recuerda que la mente es la casa de la loca).
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento12 sept 2019
ISBN9781506529837
Por Comértela Toda
Autor

Jorge Luis Martínez Mercado

Jorge Luis Martínez. Nacido el 12 de Octubre de 1974, en Uruapán Michoacán México. Inició sus estudios primarios en su pueblo natal, terminándolos en la ciudad de Uruapán. Después de un largo tiempo los vuelve a reanudar mediante la escuela abierta, logrando así la conclusión de la preparatoria. Hace algunos estudios de filosofía en la ciudad de Morelia los cuales le ayudan a formar más su carácter. La formación más perfecta para él es su familia, de ellos emana todos los valoremos morales y cristianos. Por problemas personales emigra al país vecino USA. Ahí se le abren algunos caminos y surge la inquietud por la literatura y el teatro, dando como resultado la publicación de algunos libros. La vida siempre nos da lecciones, no las ignores, dejalas actuar y toma de ellas lo que te sea productivo.

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    Por Comértela Toda - Jorge Luis Martínez Mercado

    INTRODUCCIÓN

    ─ Cuando quieras comértela toda, debes de tener en cuenta que muy difícil te puedan llegar a satisfacer; es mejor que solo te quedes con una y así podrás saborearla mucho mejor. Con una sola puedes sentir su textura, su flacidez, su color, su aroma y no es necesario comértela toda; debes de disfrutar ese sabor y encontrale es lado bello a lo que cada noche, cada mañana y cada día la puedes tener. Así es el consejo que te da Agapito Morales en esta pequeña historia que te contará paso a paso desde su nacimiento hasta su edad actual.

    Venir al mundo

    ─ ¡Engendrar una vida no es nada complicado! ¡Es totalmente placentero, es uno de los placeres carnales más sublimes y selectos que tiene el ser humano! ¡Vamos, porque no decirlo, también los animales lo experimentan! Aunque a decir verdad me parece que ellos lo disfrutan más que el ser humano, ya que ellos lo hacen por instinto, no razonan, el hombre razona, pero actúa como animal, en algunas ocasiones. En otra palabras, el ser humano es un animal, pero racional.

    ─ El ser humano tiene muchas cualidades que lo hacen ser capaz de llevarte hasta la luna, pero no te aseguro que el regreso se tan placentero, puede dejarte a medio camino pero la caída duele mucho. Vamos creo que me estoy sintiendo la gran cosa, como si estuviera orinando ¡bendito! Mi nombre es Agapito Morales, pero me pueden decir Aga y te quedas con lo demás. (Con lo de Morales no sean mal pensados).

    ¡Yo vine al mundo como todos los seres humanos! ¡Alto, guapo, de buen ver! ¡Hey! ¡Qué paso Morales ya te me adelantaste! yo vine al mundo porque a mi madre se le perdieron las cuentas y a mi padre se le subieron las copas esa noche; no me digas que te trajo la cigüeña como nos decían las abuelitas. Ahora si como dice la canción de María Conchita Alonso. (Una noche copas una noche loca). ¡Así fue como me engendraron mis padres, en una noche de locura y como si fuera poco nací a los 7 meses; claro que me tenía que dar mi importancia! Un Morales tiene que llegar antes y para muestra estoy yo. Mi familia es de muy buena condición económica, así que no tuve que batallar mucho a la vida para conseguir lo que el niño quisiera, bastaba con estirar la mano o tirar el grito para que me trajeran todo lo que en niño se le antojara. (¡Nombre! Si hasta nodriza tenía para no desfigurarle el cuerpo a mi madre).

    ─ La vida fue muy generosa conmigo. Pero llega un momento en que todo eso ya te fastidia, y no quieres probar más de lo mismo; vamos me enfade de comérmela toda, por eso se las quiero compartir ahora. La vida siempre te marca por ciertos sucesos que nos acontecen; que de alguna u otra manera te dejan una huella en la vida y te hacen reflexionar para poder darle un giro a raíz de aquella mala o buena experiencia.

    ─ Todo suceso ya sea bueno o malo, nos hace crecer y madurar en nuestro paso por este mundo ya que no somos eternos.

    ─ Todos en la vida más de alguna vez fuimos un Agapito Morales; queriendo conquistar el mundo simplemente por el hecho de que se nos daba la regalada gana, de hacer las cosas a nuestra forma, a nuestro antojo, por traerlos bien colgados y sentirnos los reyes del barrio. Pero bueno, la vida siempre es muy sabia y se encarga de poner cada cosa en su lugar; nosotros simplemente nos quedamos como el lazo del puerco. (Sí, bien embarrados y con olor a estiércol). ¡Digo, hay que decir las cosas como son y no adornarle con tantas palabras bonitas para que no duela tanto!

    Mi revelación

    ─ Todo comienza en una mañana en la que Agapito Morales harto de vivir la vida que lleva toma la decisión de abandonar su casa y entregarse a la aventura sin imaginar lo que el destino le tenía preparado.

    ─ Agapito quiere vivir su vida al máximo, joven de grandes sueños e ideales mal encausados por la gran vida a la que está acostumbrado. Pero como en toda familia existen reglas las cuales se tienen que cumplir y esta no es la excepción, demasiado rígida para llevarlas a cabo. Él quiere la libertad con todos esos excesos que nos brinda el mundo actual. Pero se olvida que el hombre no solo está compuesto de cuerpo, sino también de espíritu, al cual laceramos más con nuestros arrebatos y desenfrenos mal infundados, quizás por la misma sociedad y medios de comunicación que tenemos a nuestro alcance.

    (Agapito) Por fin he dado un gran paso en mi vida, ya tengo mi libertad, lo que más anhelaba.

    ─ Con burlesca voz se decía así mimo. ¡Ahora soy el arquitecto de mi propio destino, nada podrá derrumbarme, tengo todos los elementos a mi favor, dinero, juventud y no mal parecido!

    ─ Agapito hacía más referencia al dinero que poseía. Para él eso era lo primordial, pensando que eso era todo en la vida.

    ─ Ya habían transcurrido algunas horas desde su salida de casa y estaba un tanto agotado por venir manejando haciendo mil locuras en el transcurso del camino, en el cual se había bajado para comprar algo para él, por tal motivo decidió hacerse hacia la orilla del camino, justo donde se veía la hermosura del mar, su grande inmensidad sin dejar de contar esos maravillosos atardeceres que nos regala la madre naturaleza. Se baja del coche, camina un poco por la playa contemplando la suavidad de la brisa del mar.

    Venda exterior

    A lo lejos mira un grande peñasco del cual sale una mujer de apariencia joven, de pelo largo y piel blanca; ¡Pero algo le llama la atención a Agapito de aquella joven!

    ─ Ella se está acercando demasiado al precipicio, como si se quisiera suicidar. Agapito corre para impedir que llegue a cometer una locura. Mientras él corre trata de disuadirla con gritos para llamar su atención y ganar tiempo de llegar hasta ella. Por un instante siente que no logrará llegar, sus piernas las siente demasiado débiles por venir tanto tiempo sentado, pero eso no impide poner todo su esfuerzo. Aún sigue gritando, la joven más se encamina hacia el acantilado, grita desesperado pero todo parece inútil. Se mira que está decidida a cometer esa locura.

    ─ Agapito logra llegar a tiempo y le dice: ¡Por favor escuchame amiga, tranquila no lo hagas, sé que quizás estas pasando por un momento muy difícil, todos más de alguna vez hemos pensado en una falsa salida pero con eso no solucionamos nada! ¡Vamos tranquilizate, dejame ayudarte! ¡Ten confianza en mí veras que todo estará bien!

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    ─ La joven no sabe qué hacer ante Agapito. Él sigue tratando de disuadirla que no cometa una locura, pero ella más se acerca hacia el precipicio.

    ─ Agapito. ¡Mira si se trata de dinero no hay problema, en este momento te hago un cheque y asunto solucionado; no me tienes que pagar nada de verdad! ¡Dios Santo ahora qué hago ya no tengo más palabras para convencerla de que no cometa esa estupidez!

    ─ ¡De pronto la joven se mueve de una manera como si quisiera tomar impulso para arrojarse al vacío, pero Agapito se lanza sobre ella y logra tomarla del brazo! En tanto ella forcejea un poco con él para apartarlo de su lado, ella en su afán de impedir que se vuelva a acercar le lanza tremenda bofetada.

    Agapito. ¿Eres una niña tonta cómo te atrevés a pegarme después de que trato de que no cometas la peor estupidez de tu vida? ─ De haber sabido que esa sería la reacción por mi te hubieras arrojado… ¿No sé qué tienes en el cerebro para que reaccionen de esa manera?

    ─ A lo que la joven le responde: Tengo cerebro y lo se utilizar perfectamente.

    Agapito. ¡Ahora me resulta que no es muda y sabe defenderse!

    ─ ¡El siente que la sangre hierve por sus venas ante la terquedad de la joven, de haberle propinado esa cachetada Deberías de estar agradecida que no te dejé cometer semejante estupidez! Le dice.

    La joven. ¿Por qué crees que yo deba darte las gracias?

    ─ ¡Te parece poco haber impedido que te suicidaras! Le dice Agapito muy molesto.

    ─ ¡Pero como eres tonto le dice la joven; yo en ningún momento eh intentado cometer semejante locura!

    Agapito. ¿Qué acaso soy yo el loco? ¿Pero si te he visto cómo te precipitabas hacia ese acantilado? ¿Acaso no escuchabas mis gritos pidiendo que no lo hicieras?

    ─ A lo que la chica le responde:

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