Mati y el asombroso encuentro con el Hombre con Pies de Pez

Por Jonathan Molina

¡Disfruta de esta nueva edición con fabulosas ilustraciones en el interior!

Mateo es un niño normal como tú y como yo, que lleva una vida tranquila junto a sus padres y su gato Mellow. Un día, su padre recibe una llamada misteriosa del Señor Desconocido y empieza a comportarse de forma extraña. Mateo está convencido de que su papá se está transformando en un zombi y se embarca en una aventura para encontrar una cura y salvarlo. Pero en su búsqueda, descubre una verdad aún más aterradora: su padre ha sido atrapado por el Hombre con Pies de Pez, un ser desconocido que vive en las profundidades de un lago y que tiene un oscuro propósito.

Con la ayuda de su astucia y valentía, así como de Mellow y su nuevo amigo #PapuZombi, Mateo se enfrenta a peligros y misterios para rescatar a su padre antes de que sea demasiado tarde. Pero, ¿será suficiente su valentía para derrotar a este ser peligroso y regresar a salvo a casa? Descúbrelo en esta emocionante aventura que mantendrá en vilo a los lectores más jóvenes hasta la última página.

• Idioma: Español
• Editorial: Alas de Papel
• Fecha de lanzamiento: 21 abr 2023
• ISBN: 9798223293194

Jonathan Molina

Todo comenzó en el salón de clases de una escuela, como cualquier otra, en México. Ese que se encuentra sentado en la primera banca, de la última fila, con cara de absoluta aburrición soy yo. En ese momento, si no mal recuerdo, tenía siete u ocho años. Y, sin saber cómo, llegó a mi cabeza una idea: escribir sobre un niño que quería viajar a la luna para sembrar una planta que, por alguna extraña razón, no podía crecer más en nuestro planeta y estaba a punto de desaparecer. Allí supe que, a diferencia de los demás niños que querían ser los protagonistas de las historias, yo quería ser el que las creaba. Y así lo hice, en todas mis libretas escolares, mientras los maestros dictaban la clase. ¿Sabes? No me arrepiento. Escribo lo que me divierte, lo que siento, lo que me hace feliz. Y lo hago como me gustaría leerlo al momento de comprar un libro en papel o un e-book. Me apasiona la lectura, la literatura infantil, el horror, lo extraño, lo insólito, la ciencia ficción, el cine, el fútbol y los gatos (tengo dos, por cierto). Estudié Derecho y una maestría en Política Pública Comparada. Y, por supuesto, escritura creativa y guion cinematográfico. He escrito y publicado obras literarias, especialmente cuentos, que han sido publicados en revistas y por la Secretaría de Educación Pública de México. Presenté mi libro de cuentos de terror Hay un hombre en mi ventana en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 2019. En fin, espero que me leas y que, muy pronto, me convierta en uno de tus autores favoritos.

Vista previa del libro

I. En casa de la Señorita Kitty

Dibujo animado de una persona Descripción generada automáticamente con confianza baja

«Cuando cierro los ojos veo la sonrisa siniestra del Hombre con Pies de Pez».

—¿Y entonces, Mati? —me preguntó la Señorita Kitty.

«Escucho el silbidito que escapa de la boca de los peces que tiene en el lugar en donde debería de tener sus pies».

—¿Mati?

«Huelo su olor a carne podrida».

—Maaaati.

«Veo cómo alarga su brazo delgado, como si fuera una manguera, para atraparme entre sus dedos cadavéricos».

—Tierra llamando a Mati...

«Veo cómo abre la boca, más de lo que se abren las bocas, para devorarme entre sus dientes diminutos, afilados y amarillos».

—¡Yuju! —Movió su mano frente a mis ojos que miraban hacia el vacío.

«Escucho el grito de furia de Mellow al lanzarse en contra de él para protegerme».

—Mati, ¿me escuchaste? —insistió.

«¡Regresa, Mellow!». «¡Noooooo!».

—¡Mateo!

«Veo una la luz brillante que crece, crece y crece hasta cegarme».

—¡Oye! —Chocó las palmas de sus manos.

«Escucho un fuerte zumbido en mis oídos, hasta que la oscuridad me devora como en un bostezo».

—¡Mateo! —Me sacudió por el hombro.

—¿Eh? —respondí como si despertara de un largo sueño.

—Te hice una pregunta. ¿Puedes responder, por favor?

—Ah, sí. Pues... —subí los hombros.

La señorita escribió algo en su libreta de Hello Kitty para mostrarlo a mis papás después.

—¿Podrás contarme qué sucedió en el Bosque de las Truchas? —Me miró esperanzada.

—¿Eh?

—¿Qué pasó ese día?

El verdadero nombre de la Señorita Kitty es Sofía. Mi mamá me la presentó para que conversara con ella sobre mi encuentro con el Hombre con Pies de Pez.

Guardé silencio y bajé la mirada.

—Mati, no quiero presionarte de más. Solo recuerda: el Hombre con Pies de Pez no existe. Es producto de tu imaginación. Tú, solo tú, tienes control sobre él y no él sobre ti, ¿ok?

—Ajá.

—Y si es producto de tu imaginación... —Levantó las cejas esperando a que yo terminara la frase.

A ella le gustan los cupcakes, el refresco rojo y las papas; usa el cabello suelto, tiene pecas y huele a fresa. Pero lo más importante es que es Kittyowner, o sea, fan, qué digo fan, mega fan de Kitty. Por eso la llamo Señorita Kitty.

—No puede hacerme daño —respondí con un susurro casi inaudible.

Mentí y ella lo sabía.

—Recuerda que tú inventaste a ese ser y solo tú puedes hacer que desaparezca. Si lo logras dirás: adiós, miedo; hola, tranquilidad.

—Ajá.

—¡Mati!

—Está bien: no pue-de ha-cer-me da-ño. Ya. Lo dije, ¿contenta?

Me miró seria.

—No puede hacerme daño —repetí.

—Bueno. Hemos mejorado, aunque ya deberíamos haber superado tu temor a esa cosa.

Tiene razón: no logro superar el horror que le tengo. ¿Cómo olvidar a quien quiso devorarme? ¡Imposible!

—Solo déjalo ir, ¿de acuerdo? —me dijo.

Para ella es fácil decir «déjalo ir» porque no estuvo con Mellow ni conmigo en el Bosque de las Truchas, a mitad de la noche, luchando en contra del Hombre con Pies de Pez.

—No puedo. —Miré el piso blanco de la casa de la Señorita Kitty.

Apretó la boca preocupada y nos quedamos sin decir palabra alguna durante un buen rato.

—Mati —rompió el silencio—. Vamos a comenzar de nuevo.

—Ajá.

—¿Podrías contarme cómo comenzó todo eso del Hombre con Pies de Pez? —Le dio la vuelta a la página de su libreta.

—Pues... como le dije la otra vez —comencé a susurrar—. Mi papá...

—Tú