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Albert Griffin: Y La Quinta Dimensión Desconocida
Albert Griffin: Y La Quinta Dimensión Desconocida
Albert Griffin: Y La Quinta Dimensión Desconocida
Libro electrónico230 páginas3 horas

Albert Griffin: Y La Quinta Dimensión Desconocida

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Información de este libro electrónico

Emotiva, divertida y llena de aventuras. Una novela de ficcin que habla de lo que seramos capaces por el amor de una persona. Albert es un pintor famoso que pierde a toda su familia, pero no sabe lo que le espera cuando conozca su verdadero origen. Se encontrar con los seres ms extraos y tendr las batallas ms picas en busca de ese lugar ms hermoso del mundo. Tendr como escenario los lugares ms exticos y emocionantes del planeta y fuera de ste. Llena de romance y adrenalina al mximo que te transportar a otro mundo. Albert no parar hasta liberar su lugar de origen de las malvolas garras de un antiguo demonio llamado Sondor y tendr la ayuda de quienes pensaba haba perdido.
IdiomaEspañol
EditorialAuthorHouse
Fecha de lanzamiento29 oct 2015
ISBN9781504952293
Albert Griffin: Y La Quinta Dimensión Desconocida
Autor

Germán A. Vargas

German A. Vargas nació en Lima, Perú en 1984. Creció lleno de libros con el afán de buscar su propio estilo y así poder volverse un renombrado autor. Trabajó como profesor y fotógrafo en su ciudad natal por varios años antes de cumplir sus sueños. Vino a los Estados Unidos en 2013 y se enlistó en la marina en busca de nuevas aventuras. En 2014 se casó con su musa quien le inspiró y animó a escribir infinidad de poemas y este libro que de seguro será inspiración de muchos. Actualmente vive en San Diego, California y trabaja en un hospital de la marina cumpliendo otros de sus ansiados sueños de la infancia.

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    Albert Griffin - Germán A. Vargas

    ALBERT

    GRIFFIN

    Y LA QUINTA DIMENSIÓN DESCONOCIDA

    GERMÁN A. VARGAS

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    AuthorHouse™

    1663 Liberty Drive

    Bloomington, IN 47403

    www.authorhouse.com

    Teléfono: 1 (800) 839-8640

    © 2015 Germán A. Vargas. Todos los derechos reservados.

    Ninguna página de este libro puede ser fotocopiada, reproducida o impresa por otra compañía o persona diferente a la autorizada.

    Publicada por AuthorHouse 10/29/2015

    ISBN: 978-1-5049-5227-9 (tapa blanda)

    ISBN: 978-1-5049-5228-6 (tapa dura)

    ISBN: 978-1-5049-5229-3 (libro electrónico)

    Numero de la Libreria del Congreso: 2015915842

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    Ciertas imágenes de archivo © Thinkstock.

    Debido a la naturaleza dinámica de Internet, cualquier dirección web o enlace contenido en este libro puede haber cambiado desde su publicación y puede que ya no sea válido. Las opiniones expresadas en esta obra son exclusivamente del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor quien, por este medio, renuncia a cualquier responsabilidad sobre ellas.

    CONTENTS

    I EL COMIENZO

    II EL ENCUENTRO CON LA GENTE DEL PUEBLO

    III LA NOTICIA SOBRE EL REINO

    IV EL INICIO DE LA AVENTURA

    V EL ENCUENTRO CON LO MÁS BELLO

    VI EL ABANDONO NECESARIO

    VII PREPARÁNDOSE PARA LA INMINENTE GUERRA

    VIII LOS ALIADOS DE SONDOR

    IX EL CUADRO DEL LUGAR MÁS HERMOSO DEL MUNDO

    X LA GUERRA DE LOS SEIS DÍAS (42 DÍAS TERRESTRES)

    XI REFUERZOS ENEMIGOS

    XII LLEGADAS INESPERADAS

    XIII EL PODER DEL CONVENCIMIENTO

    XIV RESCATE DOBLEMENTE EFECTIVO

    XV REFUERZOS AMIGOS

    XVI LA FURIA DEL PRÍNCIPE ALBERT

    XVII LAS TRES PRINCESAS

    XVIII LAS ÚLTIMAS ESPERANZAS

    XIX LA DERROTA CRUCIAL

    XX TODO VUELVE A LA NORMALIDAD (AL MENOS POR UN TIEMPO)

    PARA MIS PADRES, HERMANOS Y HERMANAS:

    Por ser mi motivación y darme miles de sueños.

    PARA MI ESPOSA:

    Por ser mi inspiración y hacerme creer que los sueños se vuelven realidad.

    I

    EL COMIENZO

    "Corría sin parar ni un sólo segundo a través del espeso bosque tropical, por algún lugar de la selva amazónica. La bestia parecía no mostrar signos de cansancio. Me iba a alcanzar y podría ser mi última aventura por los diferentes paisajes alrededor del mundo. Me confundía entre los gigantes árboles de aquella hermosa selva peruana para despistar a la criatura, sin obtener resultado alguno. Cada vez se me hacía más difícil correr de la bestia. Si era más veloz que yo, ¿por qué no me había ya atrapado? Pensamientos tenebrosos y confusos pasaron por mi mente mientras la criatura seguía con su cometido como guiándome hacia un camino sin sentido. Antes de llegar a un sendero largo y lleno de la luz del mediodía, algo me cogió del pie derecho y mi cabeza cayó sobre un tronco muy duro. Todo me daba vueltas debido al golpe, pero traté de sentarme y averiguar lo que estaba pasando hasta que observé a la criatura. No lo podía creer, un ser híbrido entre un león, un macho cabrío, un dragón, más una serpiente por cola estaba parado frente a mí. Estuve a punto de creer que eran animales diferentes y que los estaba observando unidos debido al golpe en mi cabeza. Finalmente, la criatura me lamió la cara y su aroma hizo que me durmiera poco a poco hasta quedar inconsciente.

    -¿Habré muerto? – Me pregunté mientras me despertaba en medio del camino largo y lleno de la luz del mediodía sin signos de estar herido ni cansado."

    1 DE FEBRERO DE 2010

    Había caminado durante varias semanas antes de encontrar el siguiente lugar donde me iba a establecer por última vez. Vestía unos pantalones frescos de aventura que me protegían del frío, pero a la vez no me provocaban mucho calor cuando el sol ardía, un polo de color verde, una casaca con capucha para protegerme la cabeza cuando hacía más frío, una mochila con provisiones donde colgaba mis lienzos y unos lentes oscuros para proteger mis ojos del ardiente sol de los días de verano. Sin embargo, aquello ya no importaba, pues esta aventura debía de ser la última de mi vida. Estaba agotando todas mis fuerzas, toda mi salud y todo mi dinero por encontrar aquello tan preciado que quería con toda mi alma y espíritu. Había recorrido los parajes más hermosos que ningún ser humano podría conocer en toda su corta vida. Había escalado las montañas más altas en busca de aquel lugar que, estaba convencido, existía en alguna parte del planeta.

    Por fin llegué a un lugar cuyo nombre no me fue difícil de aprender. Estaba lleno de personas que no paraban de trabajar todo el día en las minas del este. Era muy diferente a los pueblos que usualmente visitaba; sin muchos árboles, poca vegetación y pocos animales domésticos. Lo verde se encontraba a los alrededores del pueblo, el cual se ubicaba al lado de un río y antes de un gran lago que pude ver desde una colina al entrar a sus dominios. Las casas eran de madera fina con el techo a dos aguas por la lluvia intensa pero con las ventanas selladas por dentro. La única plaza del lugar estaba siempre vacía y sólo se podían observar unos árboles secos y unas cuantas bancas cada tres metros. No había escuela ni centro médico, dato curioso que me llevó a pensar en construirlos yo mismo. Estos hechos me desanimaron por un momento, pero había caminado durante tanto tiempo que ya no quería hacerlo más, por lo menos no durante unas semanas. Al final no me quedó otra opción que establecerme allí por unos días para poder descansar y observar la vida de aquel lugar que me había causado un interés particular.

    -¿Usted no es de este pueblo, verdad? – me preguntó un anciano que disfrutaba de la pobre vista del pueblo, sentado en una mecedora en el jardín de su casa. Vestía unos trapos viejos y un sombrero que lo cubría del sol ardiente. Tenía la piel bien arrugada y sus blancos cabellos se confundían entre su piel pálida.

    No me animé a responderle de inmediato.

    -Es que te veo como perdido y desorientado muchacho – agregó el curioso anciano mientras cogía su sombrero para darse un poco de aire al rostro. – Si viene de visita, aquí no hay mucho que ver. Todo es aburrido, todo el día la gente trabaja, se divierte muy poco y se acuesta muy temprano. No vale la pena quedarse en este lugar, se lo aseguro.

    Por un momento pensé que el anciano decía aquellas palabras para alejarme del lugar, pero la sinceridad y tristeza en sus ojos me hicieron creer lo que aseguraba con tanta insistencia.

    - La verdad es que vengo en busca de un lugar en donde descansar unas semanas – repuse inmediatamente – Soy un viajero que le gusta la aventura, pero esta vez quisiera reposar porque he caminado mucho para llegar aquí.

    El anciano no creyó mis palabras y me ignoró por un momento.

    -Yo tengo un dormitorio vacío, muchacho – se animó a decir el anciano con más confianza, después de una concentrada reflexión - Si no es problema para ti, te puedes quedar unos días hasta haber descansado completamente.

    -Agradezco mucho su gentileza… - repuse con cierta duda, dando una pausa para que el anciano me dijera su nombre.

    -Luciano Fernández es mi nombre – aseguró el anciano con cierto orgullo en sus ojos.

    Luciano se dispuso a hacerme pasar a su humilde hogar. Yo estaba con cierto temor después de haber aceptado la invitación del anciano, pues no llevaba ni media hora de haber llegado a aquel pueblo y ni cinco minutos de conocer al extraño hombre. El recinto era inmenso por dentro, totalmente diferente por fuera. Se podía observar que las ventanas no estaban selladas como creía y las paredes eran de un material más noble que la madera. El techo era muy alto, tan alto que se confundía con el cielo y las nubes. Como pintor podría decir que todo era una ilusión artística, pero la realidad se confundía dentro de aquella casa. Acomodé mis lienzos y mi maleta y me acosté un momento mirando al techo pensando en la conversación que había tenido con el anciano Luciano. Aún me parecía extraña su manera de ser y la forma de hablar sobre su pueblo, como si ya hubiera perdido todas la esperanzas de verlo renacer.

    Dejando de lado aquel tema para después retomarlo, pensé en lo mucho que había caminado para llegar a ese lugar. Por allí ya había recorrido innumerables ocasiones y nunca me había cruzado con aquel pueblo. ¿Habrá sido cierto lo que me dijo Luciano sobre el lugar? ¿Será que nunca me había dado cuenta porque en realidad no hay mucho que ver? ¡Imposible! Aquel lugar tuvo que aparecer de la nada con toda y su gente y la criatura extraña que estuvo persiguiéndome hace unas semanas debía de tener algo de responsabilidad, estoy seguro.

    Mi mente estaba fantaseando demasiado. Atribuía el delirio a las largas caminatas que solía hacer con el fin de encontrar un lugar adecuado para establecerme a solas y sin ninguna interrupción. Aquellas caminatas que de por sí llevan infinidad de aventuras que algún día escribiré. Quizás toda esa acción me había convertido en alguien más desconfiado y temeroso, casi antisocial, debido a los innumerables momentos observando el paisaje en busca del lugar más hermoso del mundo.

    Me quedé dormido por un par de horas hasta que Luciano me despertó para cenar (en realidad no tenía que hacerlo pues yo tenía provisiones nutritivas para el viaje, aunque ya se estaban agotando). Sin embargo, me había quitado el hambre el hecho de estar pensando en la ciudad, en lo misteriosa que era, como si ocultara algo importante.

    Antes de despertarme, con ayuda de Luciano, soñé algo sumamente intrigante:

    Estaba solo en aquel pueblo. La extrema oscuridad no me dejaba diferenciar las cosas alrededor en su totalidad. Caminaba sin rumbo, tratando de establecerme en un lugar donde me sintiera seguro para así poder definir qué hacer luego. Estuve varios minutos caminando por el pueblo, era extraño que no me tropezara y cayera debido a la ceguera, forzada por la oscuridad triste y sobria de la noche. Cuando ya estaba consciente que todo era un sueño, sentí que estaba siendo guiado por una bella dama de cabellos rojos y con un vestido largo, dorado y de la seda más suave, casi una princesa, un ángel caído del cielo, el ser más hermoso que había visto en mi abrumadora vida. Ella me estaba dirigiendo al otro extremo del pueblo. Yo me explicaba por qué me estaba demorando tanto en llegar, pues en realidad el camino era relativamente corto. Comprendí que el reconocer a aquella mujer hizo que siguiera el camino adecuado. Al llegar al extremo del pueblo, sentí una paz exquisita que de inmediato me hizo pensar que si algún día llegaba al cielo, después de morir, era así como debería de sentirme. La hermosa mujer señaló la cima de una montaña justo en frente de nosotros, después de llegar al otro lado del pueblo.

    Fue en esta parte del sueño donde me interrumpió Luciano. Me quedé con ganas de seguir durmiendo para que mi sueño continúe, pues de alguna manera sentía que la bella mujer me quería decir algo que yo no sabía.

    -¿Te pasa algo muchacho? – preguntó el anciano con algo de sospecha.

    -En realidad nada de importancia, no se preocupe. Sólo estaba pensando en el tiempo que debería permanecer en este lugar. He pensado en cancelar mi travesía por todo el mundo buscando el lugar más hermoso y regresar a mi hogar. Me siento muy cansado y no he conseguido lo que realmente quería. No quiero terminar como un fracasado y prefiero volver a donde pertenezco – esta última frase la dije como si hubiera perdido lo más preciado de mi vida.

    Había aún algo extraño en el anciano Luciano que no podía descifrar, era como si me estuviese ocultando algo; esas sospechas hicieron que me interesara en quedarme más tiempo. Este lugar tenía algo oculto y yo tenía que resolverlo de alguna u otra manera.

    Quizás esto lo hacía para satisfacer mi curiosidad, pero en realidad era porque en el fondo no quería volver a mi país con las manos vacías. Ya había perdido casi toda mi fortuna, mi familia, amigos, hasta mi vida creyendo poder encontrar algo que ni siquiera estaba seguro que existía, para ahora perder lo único que me quedaba, la dignidad.

    Luciano me había preparado un desayuno exquisito, como no había probado en largo tiempo. Los huevos revueltos eran como los preparaba mi madre y el café tenía ese aroma peculiar al café peruano que probé cuando estuve visitando Machu Picchu; fue allí donde casi llego a la conclusión de que había encontrado aquel lugar tan deseado. Sin embargo, tuve que viajar más, pues sentía que no era justo para los demás lugares y países que debía conocer para llegar a una decisión bien pensada.

    Después de disfrutar mi delicioso desayuno, me dispuse a tomar un poco de aire fresco (en realidad iba a explorar el lugar), pero Luciano alegó que tenía que descansar más. Yo insistí hasta que al final pude salir de aquel lugar que me ponía un poco nervioso, ahora más aún por la presencia de Luciano.

    Caminé durante algunos minutos buscando un lugar en donde reposar y estar solo. Encontré el lugar perfecto, el único árbol con sombra en medio de la plaza que en realidad estaba vacía, ya que eran las seis de la mañana. De pronto y después de una larga meditación, caí en un profundo sueño:

    "La misma mujer hermosa me tomaba de la mano y me llevaba hacia un inhóspito lugar. Ella nunca me miraba a los ojos, sólo miraba al lugar a donde me estaba guiando. Caminábamos pero nunca llegábamos al supuesto lugar. Miraba hacia atrás y el camino desaparecía de mi vista. Cuando miraba al frente el camino era largo y frondoso. Luego de largos minutos caminando aparentemente a la deriva, llegamos a un bosque al pie de una montaña. En medio del bosque se habían reunido un grupo de gente jugando naipes, bebiendo licor y lanzando una serie de improperios.

    -En esto se ha convertido mi reino – comentó la mujer.

    -¿De qué reino me hablas? – pregunté al instante.

    -El lugar en donde te has establecido es mi reino que se ha corrompido por un antiguo demonio del lugar – respondió tristemente la doncella - Ha despertado reclamando este territorio como su viejo hogar, alegando que nosotros se lo habíamos arrebatado descaradamente hace cientos de años atrás. No sé mucho de él, pero sólo pude averiguar que mis antepasados lo habían puesto a dormir hace mucho tiempo porque amenazaba constantemente a nuestro reino".

    Tenía más preguntas por hacerle pero, desafortunadamente, me despertó en ese momento un lugareño que había estado observándome durante un buen rato. Vestía unos pantalones sucios bien remendados y una camisa sin botones algo desteñida.

    -¿Siempre duermes así repentinamente en la calle? – preguntó de manera sarcástica.

    Aunque no me gustó tal atrevimiento, tenía mucha razón. Yo no solía dormir así de la nada. Era como si algo me estuviera forzando a hacerlo.

    Después de reflexionar sobre ese tema me lanzó otra pregunta.

    -¿Ya te diste cuenta por qué te está sucediendo esto, verdad? Sin dejarme responder, el lugareño continuó hablando. – Tienes que tomar atención a todo lo que te dicen en los sueños. De eso depende el futuro de este pueblo y quizás tu futuro también está escrito aquí, uno nunca sabe.

    Esta vez sí dejó de hablar y tuve la oportunidad de responder lo que me había preguntado, pero sin despedirse se puso de pie y se esfumó del lugar. No me miró a los ojos ni un segundo como si

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