Angulotario: Una Saga Fascinante
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Estos relatos, escritos muchos en amena forma novelada, vienen a formar una historia dinmica que a veces es graciosa y otras triste o conmovedora, pero siempre fascinante.
La historia se desarrolla desde el siglo XVIII con la llegada del primer Angulo de esta familia a Amrica y termina en eventos contemporneos.
En resumen, aqu se puede encontrar parte de la historia de Mxico en eventos significativos, algunos poco conocidos que sucedieron en distintos rincones de este bello pas y que fueron protagonizados por los Angulo. Tambin hay historias urbanas y campiranas as como tambin episodios de aquel Mxico que se nos ha escapado de las manos como si fuera agua.
Se refuerza este relato con interesantes y autnticas fotografas que ilustran cada personaje o sitio del evento descrito.
Jorge Ignacio Angulo Parra
Jorge nació en Chihuahua el 28 de junio de 1942. Sus padres fueron Ignacio Angulo y Araico y Hermila Parra Cázares, de Santiago Ixcuintla, Nayarit y Casas Grandes, Chihuahua, respectivamente. De profesión ingeniero civil recibido de la Universidad de Texas en El Paso (entonces Texas Western College) y con estudios superiores en ingeniería y valuación de la Universidad Autónoma de México y la Universidad Autónoma de Zacatecas. Es presidente de la empresa de consultores en ingeniería “Angulo y Asociados, S.C.” desde 1980. Jorge se casó con Rosemary Gereda con quien procreó dos hijos, Roxana Cotzij y Rodrigo Ignacio. Roxana le ha dado ya cinco nietos, Giuiliana Andrea, Carmen Alicia, Jorge Luis, Roberto y Eduardo. Durante su carrera, Jorge ha presentado varias ponencias en congresos de ingeniería y valuación y ha publicado varios artículos en revistas técnicas en materia de ingeniería. Jorge recibió de manos del Regente Sentíes la placa al mérito por su carrera en beneficio de la nación de México. Su carrera profesional incluye haber sido jefe de supervisión de obras de la contraloría del D.F.; creador del departamento de auditoría de obras en la SCT y V.P. en Latinoamérica de SLI Energy Solutions.
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Angulotario - Jorge Ignacio Angulo Parra
Copyright © 2015 por Jorge Ignacio Angulo Parra.
Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.: 2015915920
ISBN: Tapa Dura 978-1-5065-0645-6
Tapa Blanda 978-1-5065-0646-3
Libro Electrónico 978-1-5065-0647-0
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
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Fecha de revisión: 20/11/2015
Palibrio
1663 Liberty Drive
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Bloomington, IN 47403
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Fax: 01.812.355.1576
710990
ÍNDICE
Agradecimientos y dedicatoria
Preámbulo
Invertir Apellidos
América
La inocencia
¿A qué fuiste a Guadalajara?
El Burro de Oro
Los Papaninos
Leonardo Angulo
Jú
La Estación
La Revolución
Columbus
Santiago Ixcuintla
Capturé al Diablo
Blasfemia
Garcia Vs. Zuñiga
Chispas Quémenme
Carlos Jimeno
No veo
Bill Fink
Nunca Un Soltero
La Mora
Varias de Mi Tito
Carlos Villarreal
Él nunca me tocó
Cayita y Daniel
¿Desde allá me cuidas?
Burruñate
Ignacio y Jorge
La bomba V2
Don Salvador Ateca
Los Angelitos
Rey o paje
Antonio González Guevara
Dichos de Ignacio
Yo soy Don Candelario Peña
Jorge Negrete
La generación 40-50
Mi gentil soberana
Se cayó el ángel
Gilberto Puente
Cuaresma
El Moco
De qué color
Los Mineros de Juárez
El Pronaf
Fiesta extravagante
Yá creció Rosita
Bravero
Canfieldeadas
Mi vieja
Fíjate detrás de quién te pones
La volteada del Perico
Los celos de Emanuel
Cambio de poderes
Los Ejes Viales
Pedro Infante
Té de canela
Barquillo de Papel
China tu male
Échesela
Huevos a la Angulo
Linda Ronstadt
Guadalupe Paredes
Viajes de trabajo
Hale-Bopp
Cortos curiosos
El Bélletabol
Epílogo
Agradecimientos y dedicatoria
Mi agradecimiento a:
Yolanda, mi hermana, que con tanto entusiasmo y cariño editó este libro haciéndome importantes observaciones;
Ignacio Angulo Araico y Hermila Parra Cázares, mi papá y mi mamá, por poner en mí la conciencia de que las personalidades de todos mis antepasados fueron partícipes en la formación de lo que soy;
Todos y cada uno de los parientes y amigos que menciono aquí porque nunca los he olvidado y su influjo en mi vida ha sido, en gran parte, la fuente de inspiración de este libro.
Dedico este libro con todo mi cariño:
a mis hijos, Roxana y Rodrigo, esperando que les sirva de referencia para transmitir algo de los antecedentes familiares a las subsecuentes generaciones: Giuliana Andrea, Carmen Alicia, Jorge Luis, Roberto y Eduardo, mis nietos.
a mis hermanos, Yolanda y Carlos, esperando que consideren este esfuerzo, si no perfecto, si suficientemente digno de hacerse.
a mis primos y sobrinos tanto Angulo como Parra, esperando que este sea, cuando menos parcialmente, el logro del anhelo de dejar testimonio de las vivencias de nuestros antepasados.
Pero sobre todo a Rosa, mi esposa, mi apoyo, impulso e inspiración, que cuando terminé este libro, estábamos a punto de cumplir 44 años de casados. Te quiero mucho mi Rosa.
A todos les dejo aquí toda la dignidad y amor que siento por mi familia y por aquellos que nos antecedieron en la vida.
JIAP
Preámbulo
El baúl de los recuerdos está repleto de papeles contaminados por el polvo del tiempo; cuando uno extrae de él algún recuerdo, conviene quitarle el polvo acumulado y luego interpretar de él aquellas palabras discernibles para con ellas y la propia imaginación formar una historia congruente y así poder disfrutarlo.
¿Será este proceso falsear el recuerdo? Yo pienso que no; considero, por lo contrario, que este proceso le da un pulimento para que, en el mejor de los casos, el recuerdo sirva. El recuerdo que sirve tiene varias funciones entre las cuales se encuentran las de divertir, enseñar, ilustrar, conmover y promover. Esta compilación de anécdotas tiene su origen en las historias contadas por mis padres y abuelos.
La familia Angulo a la que me referiré es la de los apellidos Angulo Parra
así que aquí se encontrarán historias de los Angulo pero también de los Parra y también de sus egregios parientes de otros apellidos y de uno que otro amigo que influyó en nuestras vidas.
Los nombres de miembros de las familias Angulo y Parra de estas anécdotas son reales, basados en un estudio hecho por mí pero corroborado en muchos de sus detalles por la historiadora y genealogista Guadalupe Paredes, de Cd. Guzmán, Jal., en las investigaciones de archivo, como el archivo parroquial de Casas Grandes, Chih., el archivo del arzobispado de Guadalajara, Jal., el archivo parroquial de San Antonio en Casas Grandes, Chih., el archivo genealógico electrónico de los Santos de los Últimos Días, Los Archivos de Indias en España y algunas otras fuentes verbales muy largas de enunciar en las que se encuentran, por supuesto mis padres, mis hermanos, mis primos hermanos, mis tíos y amigos de la familia, así como también algunas referencias bibliográficas que no tiene caso enunciarlas debido a la informalidad de estos relatos. A todos doy crédito y agradecimiento.
Los nombres de algunos personajes secundarios salieron de mi imaginación por no haber podido confirmarlos.
Casi todas las anécdotas son reales pero no tienen el rigor científico que debe aplicarse a un tratado histórico; más bien ha sido sacado de relatos familiares y de amigos cercanos a la familia que por su peculiaridad he estimado dignos de ser incluidos en Angulotario.
A mi familia ofrezco una disculpa por las anécdotas que no aplican directamente a personajes de su interés (Angulo vs. Parra) pero espero que, donde este sea el caso, encuentren que las que no apliquen sean lo suficientemente amenas para ameritar su lectura.
…y por ser más apreciado un preámbulo corto, aquí lo termino.
El Paso, Texas, EEUU a 19 de enero de 2013
Jorge Ignacio Angulo Parra (JIAP)
Invertir Apellidos
Da la casualidad que Angulo rima en forma muy natural con una parte corporal que resulta ser motivo de que personas, con poca imaginación, se deleiten en usar esa cualidad para jugarnos bromas de mal gusto a nosotros que consideramos ese linaje motivo de orgullo. Me refiero, por supuesto, al CULO; y digo con poca imaginación porque seguramente se puede encontrar palabras cómicas o vergonzosas que rimen con prácticamente todos los apellidos del mundo.
Pero, bueno, los Angulo tenemos que tomar esta coincidencia con ligereza de espíritu.
Lo que es verdaderamente curioso en mis antepasados, en este mismo tenor, es que debido a esos complejos
de los Angulo casi caímos en otro problema semejante.
La mamá de mi tatarabuelo, Joaquín Angulo González, de nombre María Rosa, era hija de José Manuel González Calzada y de Micaela Josefa Pico González Palacio y Salcedo. Ustedes disculpen la retahíla de apellidos pero es que así se estilaba. Por lo tanto, le correspondía el nombre de María Rosa González Pico. Seguramente la abuela de mi tatarabuelo era algo presumida y no le venía bien un apellido tan común como el de González
. Ruego a los González que me disculpen pero eso es lo que deduzco por lo siguiente. Debido a esa presunción, María (es posible que hayan sido sus padres mismos) se volteo los apellidos y se hizo llamar María Rosa Pico González.
María Rosa se casó, por cierto en segundas nupcias de él, con Don Joaquín de Angulo y Norzagaray; sus hijos fueron Joaquín y Leonardo, mis tatarabuelos quienes hicieron casar al hijo del primero con la hija del segundo; es decir, a mis bisabuelos.
Pero lo interesante del cuento es que ellos voluntariamente volvieron a voltear los apellidos, ya que de lo contrario se hubieran llamado:
Joaquín Angulo Pico y Leonardo Angulo Pico …
…. agravando la broma de la rima.
De hecho son, Joaquín y Leonardo Angulo González.
Moraleja, ¡cuidado con invertir los apellidos!
JIAP
América
Alejandro Garza Angulo, hijo de Yolanda es un americano crítico. Nació en El Paso, Texas pero su educación fue principalmente mexicana y como muchos educados en México desarrolló una conciencia crítica en torno a ciertas prácticas y políticas internacionales de Estados Unidos. Un ejemplo de dichas prácticas es el que se remonta al inicio de las dos naciones cuando los norteamericanos habían tomado gran ventaja de sus capacidades castrenses arrebatando alevosamente más de la mitad del territorio a un México débil y dividido.
Todo lo anterior, aunado a muchas otras historias de abusos de Estados Unidos en América Latina y pocos aciertos, ha provocado que sus acciones internacionales se perciban con gran sospecha.
El caso es que Alejandro, aún siendo americano por nacimiento, es un gran crítico de la política y principios de Estados Unidos de América. Alejandro vivía en Cd. Juárez en 2007, cuando el crimen se recrudeció, con tan desastrosos resultados que provocó que cientos de juarenses huyeran al extranjero en un auto-destierro.
Ha sido tan terrible esa situación que a la fecha, en 2013, muchos juarenses aún no han regresado a sus casas y querencias y otros tantos ya se han desterrado para siempre.
El caso es que de habitar una hermosa casa en uno de los mejores fraccionamientos residenciales de Cd. Juárez, Alejandro tuvo que emigrar a El Paso, Texas a un pequeño e improvisado departamento, consiguiendo así poner a salvo a su familia y sus negocios.
En ocasiones, los eventos familiares son muy semejantes, aunque los separen siglos de distancia. Tomemos como ejemplo el siguiente caso.
________________
La mar estaba turbulenta, se aproximaba una tormenta que ya se percibía en el horizonte y amenazaba con ser algo fuerte, pues la borrasca que la precedía estremecía violentamente la embarcación.
Se trataba de una fragata española en la que habían embarcado Don Joaquín Josef de Angulo y Norzagaray con su esposa Doña Josefa de Coloma y Laredo. Don Joaquín se acompañaba de su hermano Miguel, ambos armados con sendos nombramientos reales los cuales habían merecido por su reciente hidalguía lograda después de ser aprobado un proceso complicado de demostración de antepasados católicos y distinguidos cuya alcurnia y continuidad fuera ampliamente demostrada.
El nombramiento de Don Joaquín lo hacía Factor Administrador General de Renta del Tabaco, Pólvora, Naipes y Papel Sellado de la Audiencia de Guadalajara, y la corona se lo había otorgado a sus maduros pero aún vigorosos 41 años de edad por su hidalguía y relación con su hermano Laureano Josef, que ya ocupaba el cargo de Administrador de Rentas de Temascaltepec, Nueva España desde 1794 y cuyo cargo había desempeñado brillantemente en favor de la corona.
Acababan de hacer la escala preferida para navegar hacia América en las Islas Canarias y ya le esperaban muchas aventuras en esas tierras tan exóticas y prometedoras del Nuevo Mundo.
Doña Josefa se encontraba en el camarote que habían acondicionado para que los pasajeros fueran un tanto más cómodamente que los rudos marinos, pues la embarcación no estaba hecha para llevar pasajeros, ya que aún no era rentable ese servicio. Para ella el viaje había sido un martirio debido a que su delicada constitución había empeorado con los mareos que apenas soportaba. Solo lo lograba, por lo tanto, ir semidormida, ayudada por algunas pociones semi-narcóticas que se había hecho recetar en las Canarias.
Solitario, Don Joaquín, que contemplaba algo nervioso el nubarrón que se aproximaba en el horizonte, sintió una inmensa nostalgia al recordar los principios tranquilos de su cuna.
En la provincial Álava, al norte de España su niñez había sido tranquila y, si no opulenta, sí acomodada y, sobre todo, feliz. Allí se había formado su carácter audaz y duro por su educación impartida por monjes y monjas, un padre autoritario y exigente, Don Miguel de Angulo y Valle, y una madre de alcurnia, Doña Josefa Manuela Norzagaray y Reygadas.
Su padre había fallecido hacía más de diez años y su madre acababa de fallecer. Su hermano Laureano ya estaba en la Nueva España, pero extrañaría siempre la camaradería que llevaba con sus hermanos Ramón, Agustín, Casimiro, Manuel y José Antonio. Tal vez pudiera, desde su nuevo puesto, conseguir traerse al Nuevo Mundo a alguno de ellos.
El contramaestre lo saludó respetuosamente al ir pasando, Don Joaquín, ¿como está vuestra esposa?
Me temo que mal. ¿Hay esperanza que logremos ganarle el paso a la tormenta?
El Capitán piensa que sí; sin embargo no esperéis no tener sacudidas importantes, ya que los vientos son inevitables.
En eso apareció en cubierta Miguel, que siendo solo dos años menor que Joaquín, siempre habían hecho mancuerna en sus aventuras. Joaquín bendecía al cielo por haberle provisto su nombramiento simultáneamente a él y a su hermano Miguel.
Joaquín,
dijo Miguel parado junto a su hermano y contemplando también el horizonte hacia el poniente, no habíamos tenido ocasión de conversar; todo ha sido tan inesperado y rápido que no hemos reflexionado sobre lo que nos depara el destino.
Ya lo sé Miguel,
contestó Joaquín.
El comentario había sido como un corolario de sus propias inquietudes. Su rostro mostraba la pena de la ausencia que ya sentía por su adorada España, sobre la cual no se atrevía a especular si algún día volvería a ver. ¿Cómo iba a imaginar que después de seis generaciones, unos descendientes suyos, Jorge Ignacio, Yolanda Hermila y Carlos Fernando, regresarían a la madre patria y que él sería solo una entrada en el árbol genealógico de la familia, recién resucitado por Jorge?
Creo que aún con todas las implicaciones de lo que nos espera, la iniciativa que tuvimos ha sido la mejor. España se encuentra en una situación difícil con un aliado alevoso como lo es Francia, cuyo interés es únicamente fortalecerse para luchar contra Inglaterra, podremos esperar que estemos en estado de guerra inmediato.
En efecto.
contestó Joaquín, Además ya no tenemos el apoyo del ministro Godoy que está en grandes problemas que seguramente provocarán su caída.
Al ser aprobada por el Rey la hidalguía, era aplicable a todos los hermanos del solicitante ya que, siendo de la misma familia, se sobreentendía, asimismo, su alcurnia y cuna.
La hidalguía era importante ya que con ella venían los derechos de ocupar buenos puestos, sobre todo aquellos que no requerían que el solicitante perteneciera directamente a las familias reales o las que en su oportunidad estuvieran en buenos favores políticos. Los hidalgos dignos, ocupaban cargos científicos y de recaudación, para los cuales se requerían personas cultas, inteligentes y astutas y, en el caso de los que aceptaban los puestos americanos, resueltos y audaces. Justamente, así eran los Angulo. Como muchos de los españoles norteños, eran atrevidos, pero confiables.
De hecho fue María Luisa de Parma, la reina, esposa de Carlos IV (el del Caballito
, esa famosa escultura de la Ciudad de México) la que finalmente consiguió la firma de su marido para otorgarles la hidalguía. María Luisa era la que gobernaba de hecho porque el Rey Carlos dedicaba todos sus esfuerzos a su vocación, afición y pasión: la cacería.
Aprovechando la borrasca y el hecho de que la cubierta de la fragata solo estaba ocupada por atareados marinos, los hermanos Angulo reflexionaban.
En cuanto desembarquemos en Veracruz,
prosiguió Laureano, nos tomaremos el coche a la Ciudad de México para presentar nuestras credenciales al Virrey Miguel de la Grúa Talamanca.
Lo mejor será tratar lo menos con ese bribón."
Joaquín, que debía ocuparse más por el bienestar de su querida Josefa, sugirió, Quedémonos unos dos días en Veracruz para reponernos del viaje.
Así se acordó y pronto pasó la conversación a la vida familiar. De pequeños los Angulo estaban acostumbrados a los viajes. Aunque los negocios de sus padres estaban en el Valle de Mena, eran frecuentes los traslados a Bilbao y a Burgos y el viaje más largo hasta Madrid donde se concentraban los verdaderamente buenos negocios. De hecho Joaquín fue bautizado en uno de esos viajes en lo que ahora es la Basílica de San Miguel Arcángel, una pequeña pero bellísima iglesia en el centro de Madrid.
Los hermanos hicieron remembranzas íntimas y juntos lamentaron la separación de la familia, pero pronto se tornó la conversación más animada al voltear la atención a la gran aventura que les esperaba.
La Colonia, en México fue un período próspero para los españoles y aún para los criollos y mestizos, aunque no así para los indios, los negros ni para todas aquellas mezclas derivadas de estos últimos, los cuales padecieron múltiples agravios. ¿Como serían los Angulo en la Nueva España? Todo estaba por escribirse.
El arribo a Veracruz no tuvo ningún suceso importante. Llegaron a una pensión agradable y confortable donde, a pesar de los cuidados que le brindaron a Doña Josefa, no lograron aliviarla. En ese estado, ella no quiso detener las perspectivas de su marido e insistió que prosiguiera este su viaje a la Ciudad de México con la promesa de que en un par de días ella le seguiría, ya recuperada, acompañada de sus fieles criados españoles.
¡Qué impresionante y agradable resultó esa travesía! No porque fuera muy confortable, ya que los caminos no estaban bien arreglados y con las recientes lluvias hubo que detenerse para cruzar los arroyos que muchas veces bloqueaban el camino.
De lo más espectacular fue la vista casi permanente del Pico de Orizaba, llamado Citlaltépetl por los cocheros, un volcán que con sus 5,636 metros sobre el nivel del mar constituye el tercer punto más alto de Norteamérica y que con su cumbre nevada es uno de los monumentos naturales más hermosos de México.
En Orizaba se detuvieron a almorzar.
Mira Joaquín,
decía Miguel, Qué buen y raro alimento confeccionan estas indias. Yo no quería probarlo pero en Veracruz me convenció una indita que tenía unos ojotes negros a los que no me pude resistir. Yo ya me acostumbré a estas especias tan fuertes.
Pues yo todavía no.
contestó frunciendo ceño y labios el más conservador Joaquín. Con la diarrea que me pegó en Veracruz tuve para convencerme que no he de gustar de este mentado chile.
Vámonos ya patroncitos,
dijo con humildad el cochero, hay que cruzar las cumbres de día porque son peligrosas.
La Sierra Madre Oriental funciona como un gran muro de contención que divide la costa de la Mesa central de México y el cruzarla fue un factor importante en la división del México joven.
Por fin la cruzaron y después viajaron plácidamente por los valles extensos de lo que ahora es el estado de Puebla, solo para toparse con otra enorme cordillera que aloja el Popocatépetl y el Ixtaccíhuatl, otros dos volcanes desde cuyo lado poniente se puede apreciar todo el Valle de México en una forma espectacular. Este fue el panorama que vio Hernán Cortés cuando le causó tanta impresión la Gran Tenochtitlan por su tamaño y belleza inesperada.
Una vez en México pudieron encontrar con alguna dificultad el casón de Laureano.
Hermano!
Exclamaron simultáneamente lo dos recién llegados al abrazar con entusiasmo a su hermano mayor.
Laureano era el mayor pero solamente dos años mayor que Joaquín y cuatro que Miguel; había emigrado antes que sus hermanos y ya estaba bien establecido en la Ciudad de México desde donde administraba las rentas de Temascaltepec.
El abrazo fue largo, durante el cual los tres hermanos lloraron conmovidos por el reencuentro del que en muchas ocasiones dudaron. Finalmente se separaron y se contemplaron con atención como queriendo detectar las diferencias que sus hermanos habían sufrido y que naturalmente no eran muchas.
Miguel,
dijo Laureano, estas más gordo, pero te asienta. Tú estas igual Joaquín.
Ya sabes, yo no cambio.
¿Como les fue en el viaje? ¿En dónde está Juanita? Cuéntenme como murió mamá.
Por fin se actualizaron.
Al día siguiente entregaron sus cartas al Virrey, mismo que ratificó de inmediato sus mandatos y ordenó que procedieran a ocupar sus cargos, desde luego.
A los dos días llegó la terrible noticia. El viaje había sido demasiado para Doña Juana y había fallecido el día siguiente de la partida de los hermanos. La noticia la trajo el criado que habían dejado en Veracruz para hacerse cargo de Doña Juana. El cuerpo embalsamado había sido transportado hasta México y se le dio cristiana sepultura con todas las honras y rituales religiosos ampliamente disponibles por las influencias de Laureano.
A la semana de haber llegado a México se despidieron los hermanos prometiéndose visitarse con frecuencia. Nunca más se volvieron a ver.
________________
Años después Joaquín se encontraba en Tepic haciendo sus recorridos recaudatorios cuando llegó la misiva.
"Estimado Don Joaquín:
Solicitamos la intervención de su merced para suplicarle que intervenga con sus sabios criterios e importantes influencias en lograr que sean perdonados un grupo de cinco nativos de Santiago que fueron sorprendidos en el acto de hurto de tabaco. Como es de su conocimiento este delito es castigado con la pena de muerte. Los que firmamos esta carta somos vecinos del lugar de los hechos y atestiguamos que, fuera de las circunstancias de este delito, los implicados en tan penoso caso son gente de bien. Es por esto que apelamos a su bondadosa persona que tenga a bien abogar por ellos para que les sea perdonado su delito y así se puedan integrar nuevamente a la mejor y más productiva comunidad.
Respetuosamente, (varias firmas)."
Don Joaquín había tenido mucha dificultad en controlar tanto robo que se daba en estas regiones que era producto de las reducidas oportunidades de trabajo excepto en las labores más ingratas de los campos tabacaleros y las minas. Esto había provocado que toda la región sufriera de enfermedades, hambrunas y una terrible mortalidad infantil.
Don Joaquín, siendo únicamente responsable del tabaco y sin ser responsable ni tener injerencia en todos los demás problemas, tomó la única decisión consistente con su deber y contestó,
En virtud de los estragos que siente la industria tabacalera por los repetidos e incontrolables robos del producto, y en justo derecho a la buena y efectiva intervención del cuerpo de vigilantes del tabaco, es mi decisión que el caso es idóneo para aplicar una lección por lo más necesaria. No se otorga, por lo tanto, el perdón solicitado. Que se cumpla y ejecute la pena correspondiente.
Esto ocurrió en fechas muy cercanas al inicio de la Guerra de Independencia y fue, seguramente, uno de miles de casos en que por la aplicación de disposiciones que a la luz de los conceptos modernos de derechos humanos pudieran considerarse violatorios, fueron, no obstante, de las razones más importantes para que se diera la guerra. Qué difícil posición de los servidores públicos
cuando deben decidir si cumplir con sus ordenamientos o aplicar, en contraste, sus principios morales, éticos o religiosos.
________________
En aquella época, Don Joaquín estaba asentado en Cocula y se había desposado con una linda y dócil mujer, de familias de alta estima de Guadalajara, María Rosa Pico González de Palacio.
Sus hijos Leonardo y Joaquín ya habían nacido.
¡Leonardo, Joaquín!
gritó la nodriza a los muchachos que jugaban en el huerto interior de la casa. Pronto, vengan que debemos irnos a la sierra.
Don Joaquín había llegado con la noticia de que la turba de Miguel Hidalgo y Costilla, ese cura de Guanajuato, había tomado Guadalajara y que estaba ejecutando españoles y otros miembros de sus familias. Esto ocurrió en Noviembre de 1810.
En el camino a un refugio de la sierra, Joaquín le platicó a María el porqué de la intempestiva huida.
Esa gente que trae Hidalgo está incontrolable. Ya os había platicado que las autoridades de Guadalajara tenían la intención de ofrecerle a Hidalgo la plaza para evitar que se volvieran a repetir atrocidades como las de Guanajuato pero, a pesar de que Hidalgo aceptó, las acciones durante su paso hacia Guadalajara demostraron que no tiene control sobre su gente. Desde el primer día en Guadalajara empezó a disponer degollar españoles.
Afortunadamente Joaquín tenía una pequeña cabaña donde se refugiaba cuando iba de cacería en un rincón apartado de la Sierra Madre Occidental, el otro muro de contención de México pero ubicado en el poniente.
Su cabaña estaba bien equipada y pudieron vivir en ella un par de meses mientras se aplacaron los eventos de esa sangrienta guerra que se había transformado de independencia a una de castas y odios.
Después del 17 de enero de 1811, ese día fatídico para Hidalgo, mismo que los españoles vieron con alivio, en que Félix María Calleja, al frente de un bien equipado y disciplinado ejército, derrotó a la turba desorganizada de Hidalgo en el Puente de Calderón, los Angulo pudieron volver a su casa.
Pero La Nueva España no tenía ya padre ni madre, se encontró al garete. Las instituciones Virreinales se mantuvieron durante algún tiempo pero, la indefinición de la madre patria y la falta de interés de Napoleón hicieron que la independencia fuera inevitable. Por fin los realistas e insurgentes se pusieron de acuerdo y en las personas de Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero se unieron los ejércitos para empezar a definir la independencia.
Pronto los Angulo aprendieron a amar y defender a México con todos sus defectos y aciertos. Seguramente los Angulo emigrados a los Estados Unidos de América logremos amarla de igual forma.
JIAP
La inocencia
En la capilla de la Hacienda Santa Rosa cercana a Cocula, Jal. eran frecuentes las celebraciones religiosas atendidas por curas de Cocula; estos estimaban más deseable trasladarse a atender a su numerosa feligresía del entorno de la hacienda y no así el atenerse a que ellos viajaran hasta Cocula. La capilla, a pesar de ser privada, se había construido en el exterior de la hacienda y frente a la plaza para que los peones y sus familias pudieran cumplir con sus obligaciones religiosas por ser estas tan importantes según criterio de los amos, los Angulo.
Los sacerdotes aceptaban ofrecer estos servicios ya que eran tratados con la debida deferencia y además gozaban de la excelente hospitalidad y esplendidez de Don Joaquín. En la hacienda, después de los servicios religiosos, se les ofrecían los platillos predilectos con alguna que otra novedad de entre la especialidad de la cocina, luego se les animaba con excelentes vinos; se les obsequiaba algún producto de la hacienda como frutas, verduras, carnes y todo tipo de conservas que eran subidos a sus carruajes con el debido esmero en su empaque; y de despedida se les obsequiaba una improvisada cartera de cuero engordada con los billetes de la colecta más una importante aportación personal de los hermanos Angulo.
Allí, en la capilla, se celebraría la boda de José María con María Ausencia Angulo.
La boda se decidió desde sus infancias. Esta práctica era común entre las personas de origen español. Como era menester conservar la nobleza de la sangre, y habiendo tan pocos de esa alcurnia en México, qué mejor manera de lograrlo casando al hijo de uno con la hija del otro de dos hermanos que mucho se querían. ¿Incestuoso? ¡Pamplinas! todo lo que se necesita es obtener un permiso especial del señor obispo, el cual, por supuesto, no tendría ningún inconveniente en otorgarlo.
Algo así ha de haber sido el razonamiento que se usó para que Don Joaquín y Don Leonardo Angulo, hermanos entre sí, y sus respectivas esposas Dolores Díaz y María del Refugio Suárez Magallanes decidieran la boda, ahora que los muchachos habían llegado a una edad apropiada, José María a los dieciocho y María Ausencia a los dieciséis, pero ya muy desarrolladita.
Hubo que sacar a uno del seminario y a la otra del convento donde ambos habían obtenido su educación cristiana básica, incluyendo además las materias de gramática, aritmética, geografía, historia, filosofía y teología.
José María era un apuesto joven y María una hermosa y obediente señorita; ambos de alto linaje y crianza por lo que habían de hacer una excelente pareja.
La Casa Grande
de la hacienda se localizaba aproximadamente en el centro del rancho cerca de Cocula, Jalisco; esto resultaba conveniente ya que allí estaba el ojo de agua donde nacía el arrollo, fuente principal de abastecimiento de agua. Con esta abundancia, la Casa Grande se enmarcaba dentro de un área pletórica de árboles y plantas de ornato que requerían