Historias Subliminales y Carcajadas a Raudal: Andando mis primeros pasos
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Historias Subliminales y Carcajadas a Raudal - Franklin Irizarry Lugo
Copyright © 2023 por Franklin Irizarry Lugo.
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
Tercera reproducción: Esta reproducción ha sido totalmente reescrita. ¡En el idioma español universal! De modo, que pueda ser leída e interpretada totalmente. ¡Por todos los hispanoparlantes alrededor del Mundo! Y aún por aquellos. ¡Qué están incursionando en él!
Prohibida la reproducción total o parcial de las historias plasmadas en este libro, sin la debida autorización de su autor.
Dibujos a mano libre: Franklin Irizarry Lugo
Críticos de la obra: Mirna Lluch, escritora y artista caborrojeña. Cabo Rojo, Puerto Rico.
Dra. Naysa Rodríguez Deynes. Historiadora en la Universidad Católica de Ponce. Ponce, Puerto Rico.
Fecha de revisión: 14/07/2023
Palibrio
1663 Liberty Drive
Suite 200
Bloomington, IN 47403
853698
Historias Subliminales y Carcajadas a Raudal
Mis Primeros Pasos
Sinopsis: Tengo en mis manos, la obra primeriza del novel autor guayanillense, Sr. Franklin Irizarry Lugo. Historias Subliminales y Carcajadas a raudal
. ¡Su temática de extensión y género literario! Corresponden a la narrativa de cuentos o historias reales. Con forma y estilo representativo. Del lenguaje claro, transparente y sencillo. ¡Para el lector apasionado!
En primera instancia, el propio autor se convierte en el protagonista estrella de toda la obra, desde su historia inicial hasta la última de este libro. Por lo tanto, sus emotivos y excitantes relatos al leerlos cobran vida, color, forma y movimiento. Lógicamente, porque son historias realmente acontecidas en su vida. Desde los tempranos años de su niñez y posteriormente, en su adolescencia y aún en su adultez.
El genio de su creatividad literaria es por demás, de corte llano, preclaro y sencillamente humorístico. ¡A todo lo ancho y largo de su narrativa viviente! Donde cautiva la atención, el estilo muy particular de la relevancia literaria del lenguaje jíbaro, de corte costumbrista, su pronunciación fonética en determinados vocablos. Que otorgan gran colorido y realismo de época a su narrativa histórica.
Cada cuento o historia aquí publicada, conlleva una sazón muy especial. Particular y exclusivamente en su trasfondo humorístico. Por lo tanto, no me compete señalar ninguna por selección. Pues, será el verdadero lector quién juzgue las mismas con su mejor entendimiento y criterio personal. Lo que sí, realmente puedo anticipar, es que todos aquellos fieles lectores de cuentos excitantes disfrutarán con máximo deleite la degustación de cada una de estas.
Es mi deseo sincero, felicitar alma adentro a nuestro autor guayanillense, el Sr. Franklin Irizarry Lugo. Por este, su primer parto literario publicado y lanzado en alas del Universo Cósmico en vías de que enhorabuena, sea bien acogido como parte importante en nuestra gran literatura de cuentos puertorriqueños.
Myrna Lluch. Artista y escritora caborojeña
PREFACIO
La vida humana es la verdadera historia. No obstante en los sistemas de enseñanza tradicionales, la tendencia ha sido, definir la historia de los pueblos o naciones, como la conquista de unos sobre los otros. De esa forma, la historia como disciplina académica resulta poco atractiva.
Con el pasar de los años, ya en la vida adulta se comienza a ver el pasado de otra manera. Cada cual identifica sus propias actuaciones particulares. ¡Las valora como su propia realidad! Y las enmarca en los hechos históricos que les tocó vivir. Así se crea una nueva historia. ¡Qué es la vida propia de las personas!
Historias Subliminales y Carcajadas a Raudal
, escrito en lenguaje pueblerino forma parte de esa historiografía. Es el recuento de las vivencias personales. Del Sr. Franklin Irizarry Lugo, atemperadas al entorno. ¡En qué le tocó vivir!
En este libro se aprecia la vida, en un pequeño pueblo de Puerto Rico. ¡Guayanilla! Que muestra las relaciones familiares de la época: Educación, costumbres, oportunidades, anhelos y desencantos. Es una narrativa sencilla, donde se utiliza la expresión del habla cotidiano. ¡Qué incluye una que otra mala palabra
! El autor alude a que este uso verbal del lenguaje, muestra la idiosincrasia de los pueblos. Que muchas veces sustituye o provoca la violencia física. Libros como este indudablemente reflejan buena parte de la historia puertorriqueña. ¡Mis felicitaciones a su autor!
Dra. Naysa Rodríguez Deynes. Historiadora
Amigos lectores:
Este libro es presentado con toda la crudeza de los hechos. ¡Tal cómo sucedieron! Y representa muy emocionantes espacios culturales, sociales, históricos, políticos, religiosos. ¡Y muchas otras circunstancias, de la vida puertorriqueña! Espero que les guste su lectura. ¡Y que se diviertan con los acontecimientos narrados! Tanto como me divierto, cuando figurando que es otro el protagonista.! A cada rato lo releo y me divierto. ¡Y hasta me río solo! A riesgo de que me llamen … ¡loco! Ja ja ja.
Cuando leas algún cuento o historia de este libro. ¡Si deseas hacer algún comentario! Lo puedes hacer a mi Gmail: kiro100guayanilla@gmail.com ¡Tus comentarios serán muy bien agradecidos! Muchas gracias. ¡Y qué disfrutes mucho de su lectura!
PRESENTACIÓN: HISTORIAS SUBLIMINALES Y CARCAJADAS A RAUDAL
Mis Primeros Pasos
Apreciado lector: Este libro ha sido escrito con toda la crudeza de los acontecimientos, durante el transcurso de cada historia. ¡Tal cómo sucedieron! No ha sido editado propiamente, para evitar que sea mutilado. ¡Y pierda la esencia de su contenido! Espero que les guste su lectura. ¡Y qué se diviertan tanto como yo. Cuando figurando que es otro el protagonista, a cada rato lo releo. ¡Y me asaltan los recuerdos! Luego me río tanto … ¡qué hasta se me saltan las lágrimas! Es que fueron actos tan reales y tan divertidos. ¡Qué no se pueden olvidar!
Toma nota para que al leer recuerdes. ¡No está escrito en forma común y corriente! Como se escribe la mayor parte de los libros qué se publican. Si no, en forma narrativa. ¡Casi cómo en verso y prosa! Y muchas veces, como si tú y yo estuviésemos platicando. ¡En forma poética! Son por eso los puntos suspensivos, los signos de puntuación, la sintaxis. ¡Y las muchas preguntas y comentarios! Dirigidos a ti como lector. ¡Sabiendo que al leer tan emocionantes episodios! Te sentirás como parte integrante junto a mí. ¡En las acciones de cada aventura! Vas a ver. ¡Vas a ver qué vacilón! Con tan emocionantes aventuras. ¡Vas a ver …! Buen viaje pues. ¡Y qué te diviertas!
Ah, y si por curiosidad quisieras conocer. ¡La veracidad de algunas de estas historias! Las sucedidas aquí, en el barrio. ¡Puedes visitar esos lugares! Y preguntar a los muchos vecinos. ¡Qué todavía sobreviven! Sí, porque los de Nueva Jersey, los de Nueva York, Carolina del Sur, Colorado y California. Mmmj. Ya de esos muchos se murieron y los que no. ¡Se fueron para otro lado! Ay bendito. Ja ja ja.
Nota muy importante: En las distintas historias aquí presentadas notarás, que hay varias palabras disonantes. Y que algunas se repiten. Son lo que aquí en Puerto Rico normalmente llamamos. ¡Malas palabras
! Tengamos presente, que ésta es la verdadera forma de hablar de nuestro campesino. ¡Y aún, de casi toda la población de la Isla! Aunque muchos pretendan esconderla, como se esconde una alfombra vieja. ¡Debajo de la cama!
Ah, pero a causa de la delicadeza emocional de muchos lectores, les ofrezco de antemano. ¡Mis más expresivas disculpas! Pues en él, solo deseo presentar los hechos. ¡Con la crudeza tal cómo sucedieron! Por tanto, una vez más les pido. ¡Mis más expresivas disculpas!
DEDICATORIA
Con mucho amor y cariño, les quiero dedicar este libro a las personas. ¡Qué más cerca de mí! En mis momentos de alegría o de aflicción. ¡Han estado! Son ellos y ellas: Mami, Sra. Elvira Lugo Rodríguez (Vidita). A mis hijos: Franklin Jr. (Frankie), Kayleen (Keyla) y Karyleen (Kelly). A mis nietos: Franklin III, Wilson V, Ariana, Adalberto III (Third), Antonio M. (Tony), Alexander (Alex) y a Abel. Y a mis biznietos, Damián M. y Adalberto IV. ¡Y por supuesto! A mi esposa Loida Rivera Quiñones.
A mis hermanos y hermanas: Efraín Jr. (Yunyo), Ángel Luis (Chacaty): Hermano, amigo e inseparable compañero. ¡De incontables aventuras!
Albert: Hermano e inseparable amigo y compañero. ¡En tiempos de ejercicios físicos! Levantamiento de pesas, boxeo, lucha libre y otros deportes. ¡Además, de muchas otras locuras! Y ahora, en el ocaso de nuestras vidas. ¡Qué nos pasamos por distintos lugares de karaokeros
! Para no olvidar nuestras habilidades. ¡Ni el recuerdo de nuestras aventuras!
Noé (Noque), Julio (Yuly), Francisca (Panchita), Carmen Oneida (Ony), Elvira (Kuky) y a Papi. ¡Sr. Efraín Irizarry Vélez! Ah, y una dedicación especial. ¡A mi sobrina Lohry!
También lo dedico. ¡A todos mis futuros ascendientes! Sean estos: Nietos, biznietos, tataranietos, etc. ¡De generación en generación! Hasta la consumación del Mundo.
Todos, a quienes les quiero dar las gracias. ¡Por los buenos y por los malos días! De nuestra niñez y juventud compartida. Aún a aquellos, que tuvieron la dicha de no haber nacido. ¡Ni encontrase con aquél triste principio! Y por consiguiente, no estarían tan viejos como yo. Ja ja ja.
No, ni de aquella niñez y juventud. ¡Que directa o indirectamente nos tocó vivir! Ni compartir el dolor y los sufrimientos. ¡Qué injustamente vivimos! Las lágrimas, que por pura crueldad derramamos. ¡Ni las privaciones ni tristezas que sufrimos, aún en nuestra vejez!
¡Por la alegría y la risa! Que de algún modo aliviaron esa tristeza, esa angustia. ¡Esa agonía! El dolor y el sufrimiento, que en todo momento compartimos. ¡Especialmente, en el caso de Mami! Y en el mío propio, aún en nuestra vejez.
Ya sin otro remedio solo nos queda. ¡Tratar de olvidar! Cosa que es casi imposible. Sí, porque muchas heridas fueron tan profundas. ¡Qué son imposibles de cicatrizar! Hay cosas que uno perdona. ¡Y las quiere olvidar! Pero en agonía, a veces las pesadillas … ¡nos hacen despertar!
PRÓLOGO
Apreciados lectores que se aprestan a disfrutar. ¡De uno de los más pueblerinos y emocionantes libros! Que aunque se ve grande, es de pequeñas y medianas. ¡Aunque algunas un poco más largas! Pero siempre muy emocionantes historias y aventuras. ¡De la vida real!
Por muchos años he pospuesto su publicación. ¡Limitación de recursos por un lado! Y los temas tratados, por el otro. ¡Quizás no era el tiempo preciso! Pero ya a mis setenta y nueve años. ¡Es ahora o nunca será! Pienso que ha llegado el momento. ¡De exponer mis experiencias! Experiencias buenas, no tan buenas. ¡Divertidas! Y en ocasiones son tan críticas. ¡Qué hasta paran los pelos!
Creo que ustedes amables lectores, vivirán muy emocionantes momentos. De seguro muy diferentes, a tus propias experiencias. ¡Ya vividas! Aunque algunas quizás, algo parecidas. ¡Tan solo les recomiendo! Busquen un buen asiento. Coman, beban, usen el baño. Y despójense de todo aquello que les pueda importunar. ¡Durante el tiempo de lectura! Pues, una vez comiencen. ¡Ya no desearán soltar el libro! Hasta que hayan leído. ¡La última página!
¿Han leído alguna vez? ¡El libro Las mil y una noches
! Pues, esa misma sensación les abrumará al leer éste. ¡Disfrútenlo! Y si en su diario vivir les puede ser provechoso. ¡Practiquen las enseñanzas positivas! Que de su lectura aprendan. De seguro vivirán la vida. ¡Más feliz y placentera!
¡Pues, qué se diviertan! Y ríanse. ¡Ríanse con ganas! Eso sí, tengan mucho, mucho cuidado. ¡No sea qué vayan a reventar! Como le pasó a la chicharra. ¡Qué de tanto reír! Nin dar tiempo a nada. ¡Explotó cómo un petardo! Y sus pedacitos los fueron a recoger. ¡Por todito el barrio! Ja ja ja.
Que tengan un feliz, gracioso, histórico … ¡e imaginario viaje! Y recuerden. ¡Qué esta es una recopilación fidedigna y veraz! De mis pasos por éste, nuestro único y querido planeta … ¡Tierra!
Nota muy importante: Este libro fue revisado por dos críticas muy profesionales. ¡Cómo autor! Queriendo mantener la total integridad de su contenido. Y sabiendo que de ser editado propiamente, hubiera perdido la esencia de mi pensamiento. Decidí pues, publicarlo tal cómo lo escribí.
Por tal razón, exonero de toda responsabilidad. ¡Por cualquier error u omisión! A aquellas personas involucradas, asumiendo personalmente. ¡Esta responsabilidad! Ah, y si descubren algunos errores. ¡Sigan leyendo! Y piensen. ¡Qué fue un error de imprenta! Y nada más. Pero siempre recuerden. ¡Qué el contenido! Es mucho más importante. ¡Qué el continente! Claro que sí … Ja ja ja.
ÍNDICE
Chapter I: La Pobreza
Chapter II: La mala gata
Chapter III: El Coyuntero
Chapter IV: Bola de candela
Chapter V: Palangana
Chapter VI: La pistolita de Tunko
Chapter VII: El pescador de careyes
Chapter VIII: El misterio de la casa de piedras
Chapter IX: El fantasma de Media Quijada
Chapter X: Eterna Gratitud
Chapter XI: La casa de Doña Otilia
Chapter XII: El milagro de un enema
Chapter XIII: Piedras y escudos
Chapter XIV: El chispazo de mi polla
Chapter XV: El Cruel Carnicero
Chapter XVI: El Eñangotao
y su verdugo
Chapter XVII: El Bisturí del Maestro
Chapter XVIII: Un Amigo Inesperado
Chapter XIX: Hilo Invisible
Chapter XX: Hasta los Perros Tiemblan
Chapter XXI: Si Hubieran Existido los Ambientalistas
Chapter XXII: Mi Primer Viaje
Chapter XXIII: Voluntario Obligado
Chapter XXIV: Los primeros terrícolas
CAPÍTULO I
LA POBREZA
Acto 1: Cultivo de la pobreza
¿Qué es la pobreza? ¿Será no tener chavos (dinero)? ¡Para comprar lo necesario! ¿Y poder vivir una vida normal? O es tener y malgastar. ¡En cosas triviales! Como son el ron, las cervezas y otros tantos. ¡Y tantos vicios! Las parrandas, los amigos. ¿Y las borracheras? Sabiendo que en la casa falta. ¿El pan de cada día?
Para mí, no hay pobreza mayor. ¡Qué aquella sembrada y cultivada con los vicios! Acompañada de los malos amigos. ¡Y con ellos! El despilfarro de los pocos chavos (dinero) que se tiene. ¡Y qué muy pronto se evaporan!
Imagínate este caso: ¡Si una gran herencia mal usada se acaba! Y el heredero, que quizás en toda su vida. ¡Nunca trabajó! En muy poco tiempo se arruina! ¿Qué le podrá pasar a uno? Que tras de ganar muy poco. ¿Los despilfarra?
Cuando nací, mis padres vivían en la más cruel y abyecta pobreza. ¡Pero todos los vecinos también eran pobres! Trabajaban igual que Papi. Ganaban igual o menos que él. ¡Tenían un familión qué mantener! Muchos de ellos, más grande que en mi casa.
¿Entonces? ¡Por qué ellos podían vivir en buenas casas! ¡Comer bien! ¿Y su vida era feliz y tranquila? ¡Por qué en mi casa éramos tan pobres! ¿Y siempre rodeados de violencia?
Siempre pensaba: En el barrio todas las casas son de madera y sines (metal corrugado)! Muchas pintadas de bonitos colores. Pero la nuestra estaba hecha. ¡Con palos (ramas) del monte! Pedazos de lata, tapas de dron. Y drones rajados por la mitad. ¡Enderezados a marronazos! Y hasta pedazos de madera recogidos del río. Cuando éste crecía y arrastraba la basura. ¡Con todo lo que en ella había!
El techo era de cartón tratado. ¡Y cuando llovía! Uno tenía que salir corriendo. ¡A buscar latas vacías y ponerlas! Debajo de cada gotera. ¡Para que el piso no se mojara! Ni tampoco el fogón, la mesa. ¡Ni las camas!
Para después buscar un rinconcito. ¡Dónde no goteara! Para poder escapar. ¡De tan terrible mojada! Y evitar que las gotas frías. ¡Nos cayeran en la espalda! Ay Dios mío … ¡qué tortura! Si cada vez que lo recuerdo. ¡Me dan escalofríos! Mientras Papi con sus amigos fiestaba. ¡Bebía y se emborrachaba!
¿Por qué? ¡Cuándo íbamos a la casa de los vecinos! Ellos tenían buena comida. Sí, pero en mi casa siempre era. ¡La misma pila de Cheo! Como él mismo le llamaba. ¡Día tras día! Semana tras semana, mes tras mes. ¡Durante todo el santo año! ¿Por qué tanta diferencia?
Caramba, si en lugar de comida. ¡Casi todos los chavos, él se los bebía! Un día en la escuela, mientras contemplaba a casi todos los niños. ¡Comprando un límber (algún refresco convertido en cubitos de hielo) o dulces! A la hora del recreo pensaba:
─ ¿Por qué, teniendo tanta hambre? ¡No puedo, o no me atrevo comprar uno! Si sólo cuesta un triste chavo (centavo) prieto. ¿Por qué no? ─ No, no sabía la causa. ¡De tal pobreza! Hasta que un mediodía a la hora del almuerzo. ¡En el comedor de la escuela! Le dije a la cocinera: ─ Écheme un poquito más. ¡Qué tengo mucha hambre!
Ella me miró muy seria y me dijo: ─ ¿Es nene? Dile a tu papá. ¡Qué deje de beber tanto ron! Y que les compre comida. ¡Qué este no es el mantengo! ─ Me quedé mudo. ¡No supe qué contestar! Claro, si apenas comprendí sus palabras. ¡Pero siempre pensé en ellas! Y me preguntaba a mí mismo: ─ ¿Qué podré hacer? ¡Para salir de tanta miseria!
Poco a poco fui comprendiendo. ¡Qué Papi trabajaba todos los días! Aún en el tiempo muerto. ¡Cuándo la Central paraba de moler caña! Ah, pero cuando salía del trabajo, se iba derechito pal cafetín (barra). Y ahí junto a sus compinches. ¡Se emborrachaba!
A veces se daba el lujo. ¡De él mismo emborracharlos! Sí, cuando ellos estaban. ¡O se cantaban pelaos (sin dinero) Pero él tenía chavos (dinero). Lo triste era. ¡Cuándo llegaba a la casa borracho! Y con la mitad de los chavos malgastados.
¡Tantos eran las maldiciones y los golpes! Que de tantos. ¡Se sobraban! Pero de ellos nadie se escapaba. ¡Empezando por Mami! Y terminando con el más pequeño. ¡De la casa! Aunque fuera un recién nacido. Pero eso a él no le importaba.
Ah, y si a algún animal. ¡Fuera un lechón! Un cabro, el perro. ¡O fuera el gato! Se le ocurría pasar por su lado. De seguro también se llevaría. ¡Su buen fuetazo! Por eso, cuando lo veían llegar borracho. ¡No lo güelían (olían)! No, no. ¡Qué va! Mejor abrían patas a correr. ¡Y en el monte se perdían! Hasta por la madrugada. ¡O hasta el otro día!
Acto 2: Condenados a la oscuridad
Cuando ya tenía cuatro o cinco años, apareció por el barrio un camión. ¡Cargado de postes! Y los fueron poniendo cerca unos de los otros. ¡En toda la vecindad! Después aparecieron hombres con barras y palas. ¡Picos, picotas! Y hasta figas bien largas!
Enseguida empezaron a cavar hoyos. Y en los hoyos, a sembrar postes. ¡Era la compañía de electricidad! Que venía a poner la luz. ¡Ah, qué chévere (bueno)! Por fin ya no tendríamos más tinieblas. ¡Había llegado la luz! Y ya con ella, Papi compraría un radio.
Mmmj. ¡Eso pensábamos nosotros! Pero ay bendito. ¡Qué lejos estábamos de la realidad! A todas las casas le pusieron los cables. ¡Ya listos para poner la luz! Sí, pero cuando los fueron a poner en mi casa, Papi les salió al paso! Y ahí mismo les gritó:
─ ¡Aquí no! Aquí yo no voy a poner. ¡Esa pendejada! ─ ¿Por qué no? ─ ¡Porque esas son cabronadas! ─ Pues señor. ¡Sean lo que sean! Tenemos órdenes de poner los cables. ¡En todas las casas! Si mañana o después, usted cambia de opinión. ¡Solo habrá qué conectar los cables!
─ ¡Pues, hagan lo qué les dé la gana! Pero aquí yo no quiero. ¡Esa cabronada! (Así fue mi papá. Hasta que como a los ochenta, entre la cama y los años. ¡Lo amansaron! Varias semanas después, todas las casas de la vecindad tenían. ¡Luz eléctrica! ¡Todas! Hasta los supuestos más pobres la pusieron. ¡Menos en la nuestra!
¿Sabes por qué? ¡Claro! Si serían tres o cuatro pesos menos al mes. ¡Para beber y fiestar con sus amigos! Así … ¡así cualquiera! Y la luz no llegó, porque Papi la mandó. ¡Pal carayo!
Ay bendito. ¿Cómo podía llegar? Si se reducirían las borracheras, para compartir con sus amigos. ¡Los borrachones del barrio! Aunque para nosotros solo hubiera hambre. ¡Miseria, oscuridad y golpes!
Siempre recuerdo. ¡Qué como Tunko era un estofón (estudioso)! Tenía que poner el quinqué a su lado. ¡Para poder estudiar! Y hacer sus tareas de la escuela. Pues, un día aprendió a usar espejos. ¡Para multiplicar la luz!
Como casi no podía leer, quiso poner en práctica. ¡La multiplicación! De la luz del quinqué. Y le puso varios espejos al lado. ¡Pero por más qué tratamos! No logró su empeño. ¡Claro qué no! Porque tenían que ser espejos. ¡De aumento!
Pues, no pudo. Pero sí logró granjearse muchos regaños. ¡Muchas peleas y golpes! Por la ausencia de la luz. ¡El uso del quinqué! Y sus dichosos inventos. Ay bendito, todavía hoy … ¡lo recuerdo!
Acto 3: Nuevas esperanzas
Ya cansada de vivir. ¡En aquella triste pocilga (casucha)! A Mami se le ocurrió. ¡Pedirle trescientos veinticinco pesos (dólares) prestados! Y un solar a La Central, para hacer una nueva casita.
Como ésta poseía un terreno baldío. ¡Qué no lo usaba para nada! Ella consiguió ambas cosas. ¡Los chavos (el dinero) y el terreno. ¡Sin más firma que la promesa verbal! De pagar lo prestado.
Fue entonces que dedicamos alma y cuerpo. ¡En la construcción de la nueva casa! Y por lo mucho que en ella trabajamos la adoraba. ¡Cómo si hubiera sido! Una casa sagrada. Son la casa y el terreno donde aún viven Papi. ¡Y dos de mis tres hermanas!
Aunque ya la casa ha sido condenada. ¡A demolición! De hecho. ¡Ya la demolieron! El día aquel en que la vi. ¡En el suelo ya tirada, hecha pedazos! Ese día sentí, como que mi corazón se desplomó. ¡Y también se hizo pedazos!
Aunque ya hacía más de veinticinco años. ¡Qué Papi sin compasión ni piedad! De ella me había echado, desheredado. ¡Y mandado pal carayo! ¿Ah, pero sabes cuál fue mi gran tristeza?
Pues, una vez terminada. ¡Y ya viviendo en ella! Creí que la suerte cambiaría. ¡Qué la nueva casa! En el nuevo barrio. ¡Y los nuevos vecinos! Producirían un milagro. ¡Sí, pero fue como dice el dicho! ─ ¡Moro viejo, mal cristiano!
Ese mismo día se dio. ¡La primer jumeta (borrachera)! Y esa misma semana montó. ¡Su primer alambique (sistema para destilar pitorro)! ¿Por casualidad se te ocurre una idea …? ¡De quiénes eran sus ayudantes!
Pues … ¡nosotros! No nos quedaba de otra. ─ ¡A las buenas o mira a ver! ─ Mmmj. ¿Así? ¡Así cualquiera! Sí, pero aún con todo y eso. ¡Gracias a la educación qué Mami nos dio! Ninguno de nosotros. ¡Ni hombres ni mujeres! Somos amigos del ron. ¡Ni amigos de las cervezas! Y mucho menos. ¡Amigos de los vicios!
Mejor frecuentamos la iglesia. ¡O estamos muy cerca de ella! Y frecuentemente, algunos de nosotros nos vamos de karaoke a cantar. ¡Para distraer las penas! Y así pasaban los días, las semanas ... ¡Los meses y los años!
Hasta que a los diez y siete. ¡Salí de mi casa! Aquella casa … ¡qué tanto quería! Para ya nunca más, en paz y tranquilidad. ¡Poder regresar a ella!
Todas las historias que en este libro leerás. ¡Tienen relación directa! Y en ocasiones. ¡Indirectas! Con esa niñez y esa juventud. ¡Y aún con la vida adulta! Que marcó mi camino. Hasta que llegue el último día de mis pasos por ésta. ¡Mi terrenal existencia!
Ese día en que me aleje. ¡De esta tierra qué venero! Espero, o más bien estoy seguro. ¡Qué bajaré al frío panteón! Que ya me espera. ¡Mucho, muchísimo más dichoso y feliz! Que aquel triste día, en que en aquella … ¡tan triste y cruel casita! Por desdicha nací. Y la otra … ¡en qué me crie! Sí, hasta qué como un paria. ¡Desterrado salí! Para ya nunca más. ¡Tranquilo y feliz! Poder regresar a ella. Todavía hoy a mis setenta y nueve años me pregunto:
─ ¿Cuál fue mi gran delito? ¡Qué mal! ¿O qué daño hice? ¡Para qué Papi me tratara tan mal! ¿En aquel hogar? Hogar que debió ser mi hogar. ¡Mi dulce hogar! Pero que tan solo fue un hogar. ¡De tristes! Por no decir. ¡Tan feos recuerdos! Que a mis hermanos y a mí ... ¡nos tocó vivir!
A veces pregunto. Pero nadie me puede dar. ¡Una razón! Salvo mi hermana Panchín. ¡De las tres la mayor! Que un día me dijo: ─ Moncho le dijo a Papi. ¡Qué tú no lo respetabas! Porque si él es popular. ¡Nosotros también! Teníamos qué ser populares. ¡Y no andar luciendo una bandera independentista! En su guagua. ¡Qué si él fuera Papi! Hoy mismo te entraba a palos.
¡Eso fue verdad! Sí, porque esa tarde él me dijo una frase. ¡Qué jamás he podido olvidar! Eran ya como las seis de la tarde. ¡De ese día! Cuando me dijo: ─ ¡Y