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Al Filo Del Machete
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Libro electrónico190 páginas2 horas

Al Filo Del Machete

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Al filo del machete encarna la bsqueda y el viaje. En el mbito de la tradicin literaria, el viaje ha fungido no slo como alteracin espacio-temporal en las aspiraciones del personaje, tambin posee una carga simblica susceptible de ser interpretada por el lector avezado. Es el entrecruzamiento de la pasin casi obsesiva de Scott, el afamado corredor de arte, con la incansable actividad acadmica de Alberto lo que determinar el fortuito conocimiento del primero sobre la existencia del cuadro indito de un pintor britnico, el cual fue asesinado misteriosamente junto con su esposa embarazada mediante un arma larga y punzante. Semejante hecho haba permanecido cubierto por el velo del tiempo, hasta ahora.
La bsqueda cobra especial preponderancia, en tanto que quienes conforman el argumento de la novela se hallan inscritos en alguna variante de sta, sobre todo los que persiguen la concrecin de un anhelo. Es Scott, incesante viajero, quien, como sus antecesores britnicos (Egerton, Lowry, Nissen), cumplir, sin siquiera sospecharlo, parte de su destino en este mgico y turbulento pas. Inusitadamente, el cuadro parece estar prendido por cierto halo mstico, por una forma secreta del tiempo: nunca nadie ha podido hacerse con l. En palabras del autor, la vida es un laberinto, del cual quedarse afuera, por miedo a no encontrar la salida, equivale a vivir vegetando en la seguridad; pero mantenerse adentro, para tropezar con la razn de ser, es vivir. En medio de una visin limpia y sin prejuicios, la novela muestra cabalmente el panorama del hombre universal.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento26 feb 2015
ISBN9781506500591
Al Filo Del Machete
Autor

Mario Raúl Mijares Sánchez

Mario Raúl Mijares Sánchez, nació en la Ciudad de México, en 1943, recibió el título de licenciatura, y grados de Maestría y Doctorado por la Facultad de Ciencia Política y Sociales FCPyS de la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM, la mayoría de su obra la escribió en Jalapa, Veracruz. De su ya extenso trabajo están: La edición en español e inglés de The génesis of Its political descomposition (Miguel Alemán Valdés; 1936 to 1952) Formas de Gobierno (Lecciones de teoría política); Gobiernos generadores de riqueza (La administración pública del futuro) Política y Administración Pública; Modelo gerencial en el sector público. En el terreno de la literatura, las novelas: Mezclilla (trenzado en un pantalón) y Al filo del machete.

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    Al Filo Del Machete - Mario Raúl Mijares Sánchez

    Al filo del machete

    Novela

    Mario Raúl Mijares Sánchez

    Copyright © 2015 por Mario Raúl Mijares Sánchez.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Fecha de revisión: 02/24/2015

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    ÍNDICE

    CAPÍTULO PRIMERO

    1

    2

    3

    4

    5

    6

    7

    8

    9

    10

    11

    12

    CAPÍTULO II

    1

    2

    3

    4

    A mí hija.

    Karina Mijares

    Por su gran sensibilidad artística y desarrollo intelectual.

    Al filo del machete.

    La literatura se escribe mediante ausencias. Detrás de cada gran libro hay una gigantesca construcción de vacío que tan sólo es posible intuir; son los espacios entre líneas que acechan como cuchillas listas para el ataque. Adam Bodor

    Posiblemente para algunos concluir una novela sea solamente cosa de rellenar los espacios en blanco de una computadora, para mí, es como plasmar cada parte del éter íntimo del alma. Mario Mijares

    CAPÍTULO PRIMERO

    1

    Recientemente escribí la novela titulada Mezclilla, en la cual me valí de recursos biográficos de la vida del protagonista, logrando impactar al lector debido a las peripecias del personaje. Tales situaciones pueden suceder en toda metrópoli. En esta ocasión, escribo con cierto recelo, pues mi vocación narrativa trasciende ahora el carácter anecdótico. Los siguientes aconteceres me fueron relatados por Alberto, un hombre a quien frecuenté en los últimos años y con quien intimé por mucho tiempo en la universidad, hasta su muerte irreparable.

    Alberto tenía un porte decididamente varonil, era apuesto, alto, de tez morena, de espeso cabello e innegable postura con finos modales pero con cierta soltura de sencillez y facilidad. Mostraba el arquetipo del arraigado intelectual latino, quien a pesar de no contar con destacada posición económica ni social, en ningún momento dejó de ser de esencia notable. Estas características son escasas en los individuos.

    Es frecuente, en las historias del acontecer urbano, hallar en las relaciones humanas la cotidianidad, donde los desenlaces de la vida son el principio y el fin de las pasiones humanas.

    Mi colega Alberto me relató que en uno de sus tantos viajes a Chicago, conoció a Ridly Scott, un inglés paradigmático quien cambiaría de manera radical la vida de ambos. Scott era un hombre culto, religioso convencional; gozaba de considerables relaciones comerciales con diversas familias adineradas de diferentes países, todas ellas deseosas de adquirir obras de arte.

    Ridly Scott si bien poseía la nacionalidad estadounidense, era originario de Killatrick, población cercana al norte de Inglaterra, ciudad donde residían sus padres de ascendencia escocesa. A Scott, hijo único, sus padres lo llevaron a los Estados Unidos cuando tenía cinco años de edad. Para mudarse a la ciudad de Chicago, Illinois. Cuando lo conoció frisaba los cincuenta y cinco años. No obstante, era de esos hombres quienes aparentan más abriles, quizás por su tez blanca además de su pelo tupido de canas prematuras.

    Scott, debido a circunstancias de la vida, no pudo dejar descendencia aunque disfrutaba de incuestionable patrimonio. Tal vez, cuando muera este hombre, pasará el tiempo sin ser más recordado, ni siquiera por algún ser querido, y mucho menos por la gran sociedad en donde transcurrió su vida. Al margen de su paso por la tierra sólo su existencia será inmortalizada en la novela.

    Estimado lector, es oportuno señalar cómo en este mundo a veces no es pertinente escribir o hablar de la descomposición social, pues de igual manera existen seres humanos disfrutando de la buena vida. Sin embargo, estamos inmersos en irremediables temores y extremas efusiones, tal como es el caso de Alberto.

    Como advertencia, los sucesos aquí descritos son parte de esa intrigante parcela de la realidad en donde vivimos. Así pues, me dispongo a poner en los labios de los personajes el don divino de las palabras, las cuales tal vez nunca pronunciaron, lo cual es válido, pues en toda novela lo decible e indecible es permitido, tal como lo señalan los grandes próceres de las letras.

    La aventura de Alberto se inició en los suburbios de Chicago, concluyendo en la conurbación de la Ciudad de México, donde los linajes tanto occidental como el oriental, son culturas diferentes que se entremezclan sin importar su diferencia. Habrá que reconocer cómo un gran número de su habitantes, desde hace tiempo, viene aceptando y adhiriéndose a la cultura angloamericana. El fenómeno de rendición psicológica de la identidad nacional se ha impregnado en el ambiente sociocultural propio.

    Por otra parte, los ingleses, los alemanes y angloamericanos, han elaborado de manera fecunda estudios históricos y antropológicos; escrito grandiosas novelas acerca de las costumbres e historia del pueblo mexicano por parecerles impactantes. El autor que más me ha impresionado con su narrativa es Traven Croves Torvan, mejor conocido como Bruno Traven. Fue este un gran novelista estadounidense de origen escandinavo, conocedor de los problemas sociales de México, adoptando por amor la nacionalidad mexicana. Su apasionante existencia la terminó recorriendo infatigablemente la mayoría de las regiones del país. Sus restos descansan en la Ciudad de México. Asimismo, Manuel Payno fue un ensayista formidable, narró descollantes tramas llenas de enigmas ambientadas en el siglo XIX. Justo es mencionar a Laura Elizabeth Ingalls Lake, una novelista estadounidense, quien narró las vivencias de los pioneros, describiendo los diferentes parajes de ese gran país, fue una de mis primeras lecturas de infancia.

    2

    Cuando me rencontré con Alberto, después de cierto tiempo de no verlo, ya era un sagas investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México; individuo poseedor de amplia cultura y reconocido académico. Durante esta época -se hallaba por cuarta ocasión-, en menos de tres años, viviendo breves temporadas en Chicago, en sus vacaciones. Tal estancia la hacía en casa de Zofía Hanska, una mujer de ascendencia polaca, en la cual fulguraba su gentil generosidad. Recién a su llegada a esa ciudad, ella había inmigrado por circunstancias políticas, viéndose en la necesidad de abandonar su país, resignándose a dejar su familia y, en particular a su hija Eveline.

    Alberto la conoció casualmente en su primera visita a Chicago, eso fue al siguiente día de asistir a la The Universitiy of Chicago, en donde había sido invitado a impartir una conferencia. Tal evento era organizado por el Departamento de la División de Ciencias Sociales. Su encuentro ocurrió al interior de una pequeña y acogedora librería ubicada en el centro de la ciudad. Ambos llegaron al mismo tiempo a la caja registradora. Alberto le cedió el lugar a Zofía. En ese instante, ella observó que los dos iban a adquirir la obra Historia del Arte Contemporáneo. Emocionado por su sonrisa, la abordó para comentarle sobre lo curioso que, sin conocerse, llevaran el mismo libro. De inmediato le preguntó, si era artista o arquitecto, al tiempo de indagar respecto a su nacionalidad.

    Ese fue el preámbulo de su relación. Al instante, Alberto quedó impresionado de su figura, sin dudarlo la invitó a almorzar. Ella, con cierta sensualidad, aceptó el ofrecimiento. Ahí compartieron ideas, pasaron horas conversando, ajenos al ritmo del tiempo externo. A partir de ese momento iniciaron un gran idilio. En el avión, de retorno a su casa, y posteriormente en las noches, acudía a su memoria con fuerza el encuentro con aquella mujer, a tal grado que le era imposible esquivar, a quien por breves instantes había acariciado sus oídos con su delicado timbre de voz y llenado sus ojos con su imagen, la cual se ondulaba a través de su fino vestido, en donde se revelaba la admirable proporción de su cuerpo de manera discreta. Realmente, seguía pensando, con ésta mujer de trato exquisito con quien podía pasar hermosos ratos hablando de todos los temas. Alberto no advirtió en ella, en ese pequeño encuentro, ningún artificio o coquetería, como sucede muy frecuente cuando se presta la ocasión.

    No había motivo que pudiera separarlos. Los dos al parecer eran libres. Ambos podían disponer de sus vidas sin ataduras, a su entera voluntad. Uno y otro eran intelectuales y conscientes para tomar la decisión correcta sobre su futuro, sin necesidad de pensarlo dos veces. El único inconveniente era la enorme distancia, además, Zofía aún no podía salir de los Estados Unidos.

    Por otra parte, Zofía mostraba cierta repulsión hacia los hombres que se le acercaban, por aprovecharse de su condición de mujer sola; sin embargo, el académico le produjo una impresión cabalmente distinta. Encontraba en él algo parecido al hombre recién había perdido. Su figura varonil, su actitud tranquila y respetuosa la embelesaban. En ocasiones sus diálogos parecían tímidos por tratar de agradarla. Le atrajeron sus ojos negros, los cuales cautivaron su espíritu. A pesar de que aquel hombre era totalmente desconocido, no sabía nada de él ni de su vida, sólo lo poco que le pudo contar en ese breve espacio cuando lo vio y platicó muy de cerca con él, sintió una especie de fuego interno recorriéndole todo su cuerpo. Fue ahí cuando consiguió dominar sus temores y apaciguar sus fantasmas, los cuales la habían acosado desde su arribo a esa ciudad.

    Zofía estaba en una situación realmente difícil, debía enfrentar la nostalgia tras el abandono de su hogar, y adaptarse a su nueva vida agitada e incluso miserable, pues aunque tenía el apoyo de algunos polacos, no gozaba de familiares en esta gran urbe. Zofía aún se hospedaba en un pequeño departamento, propiedad de un matrimonio lituano. Era de admirar su arrojo para lograr sobrevivir en esta ciudad, pues el choque cultural era radical al ser inmigrante y contar con poco apoyo económico; viuda y con la responsabilidad moral de enviar dinero para la manutención de su hija.

    Una vez, Zofía le describió a Alberto esa larga historia de terror, tanto para ella como para el pueblo polaco. Esto sucedió cuando ella fue obligada a salir de su país natal debido a los graves problemas acontecidos en torno a la génesis de la transición política de Polonia. Zofía era una mujer de edad madura, con un historial familiar de lucha social y sufrimientos en pro de su nación; no obstante, destellaba todo el tiempo su innegable brillo intelectual además de su belleza física. Aunque también, en ocasiones, la vencía cierto tipo de melancolía, la cual superaba por poseer una buena preparación académica y cultural.

    Desde pequeña fue testigo de historias de soledad y miedo; familias fragmentadas; con ese fuego de indignación por ver a Polonia violentada una y otra vez. Primero, por la irrupción fascista alemana, después por el estalinismo soviético. En ambas invasiones militares cientos de niños, jóvenes y adultos resultaron muertos. En las dos incursiones externas, (primero sus abuelos, padres y ella después con sus hermanos) su familia siempre se mantuvieron en esas luchas libertarias emprendidas por los polacos. Justamente en diciembre de 1981, el Mariscal Wojciech Jaruzelski, Presidente de ese gobierno, declaró la ley marcial y encarceló a la mayoría de los dirigentes del sindicato clandestino Solidarnosc (Solidaridad). En la acción militar su esposo perdió la vida, quien era de los activistas más vitales de la organización, el cual sería victimado con más de diez balazos que entraron en el pecho, los que lo asistieron dijeron que apenas pudo articular, entre efusiones de brusca sangre, algunas palabras no entendidas. Para Zofía fue como si su mundo se derrumbara en el vacío.

    Zofía, al igual que muchos polacos, se encontraba inmersa en una corriente de inconformidad, desesperanza y terror. Ella participaba por aquellas fechas de manera intelectual en el movimiento de Solidarnosc. Después de la muerte de su esposo, sus amigos y familiares, la convencieron exiliarse a través de alguna embajada o bien abandonar Polonia por un tiempo, pues circulaba ya información sobre de su posible detención, por parte de la policía secreta, los cuales eran expertos en el uso de espionaje para detectar disidentes. De esta forma le ayudaron a huir furtivamente con el auxilio de los camaradas de su consorte, quienes a su vez recibían ayuda de la Iglesia Católica. Finalmente, la salida de Polonia contra su voluntad contribuyó a evitar el acoso del gobierno tirano de ese momento.

    Ella le narró cómo Solidarnosc continuó luchando hasta conseguir una fuerte estructura política para conquistar el poder. Con todo, los orquestadores del movimiento se olvidaron de muchos polacos, quienes combatieron para fundar esa federación de sindicatos. La enorme cultura de Zofía, además del conocimiento de los hechos, le permitía, no sin sufrimiento, descubrir la organización política, la cual resultó imprescindible para arribar al proceso de trasformación en dicho país, y así transitar desde las estructuras del bloque socialista hasta consolidar el esquema capitalista.

    Alberto trataba de entender cómo habían acontecido esas confrontaciones internas del pueblo en contra de sus represores, en donde Zofía se vio sumergida desde pequeña. Si bien existe de manera histórica una gran migración de polacos por el mundo, su familia siempre se quedó a combatir al enemigo en casa.

    En la última etapa de la lucha por la liberación del pueblo, los actores principales que contribuyeron a realizar ese deseo de transformación fueron Karol Josef Wojtyla, mejor conocido como el Papa Juan Pablo II, dirigente máximo de la Iglesia Católica; Lech Walesa, cabecilla de Solidarnosc, y Ronald Reagan presidente de los Estados Unidos a finales de 1982.

    Zofía comentó en esa ocasión:

    - ¡Ah, el socialismo y el capitalismo! Son dos esquemas que debieron dejarse de lado desde hace mucho. La pregunta es si algún día el ser humano se podrá reinstaurar en una sociedad armoniosa sin odios ni miseria.

    Alberto y Zofía, a pesar de los prolongados intervalos sin verse, invariablemente se mantenían en constante contacto, las más de las veces a través de una asidua comunicación telefónica y epistolar. Esta última era para él, muy reconfortante así como cautivadora, pues los dos debían escribir en su lengua no materna. Bien se podría narrar a

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