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Guardianes: Diferencias
Guardianes: Diferencias
Guardianes: Diferencias
Libro electrónico707 páginas11 horas

Guardianes: Diferencias

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Información de este libro electrónico

Para nuestra raza el tiempo no es un asunto de primera importancia Nicole, lo que realmente importa son las enseanzas de las experiencias vividas en el pasado. Esas experiencias son las que nos ensean nuestros errores y es nuestra responsabilidad no volverlos a cometer.
REY KANDRO

La vida es ms complicada que solamente decidir hacer o no lo correcto, la verdadera complicacin es saber si eres o no capaz de hacer lo correcto, si tienes el coraje suficiente para guiar tus acciones totalmente conforme a tu mentalidad; dejando sin efecto alguno la poderosa decisin del corazn.
REINA MAGDALENA

Deja de mentirme y de mentirte padre, sabes a la perfeccin que nuestra raza en incapaz de enamorarse de dos personas diferentes aun cuando sea en tiempos diferentes. Cuando alguien de nuestra raza llega a sentir algo tan poderoso como lo que yo siento por Connor es para siempre.
NICOLE

Estaremos juntos, tarde o temprano. Llegar el da en que ni nuestros padres, ni los prejuicios y mucho menos esa estpida ley, podrn impedirnos el unir nuestras vidas. Volver por lo que es mo, Nicole, te lo prometo.
CONNOR

Bienvenidos a Londres.
JORDAN

El enfrentamiento es inminente. El Rey Kandro no aguant ms la presin de no saber si la Reina Magdalena estaba an con vida y le declar la guerra al lder de la rebelin, contando con el respaldo del Rey Braco, el Rey Ra y el Rey Kanato por supuesto.
MARCUS
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento23 ago 2014
ISBN9781463390310
Guardianes: Diferencias
Autor

Karolyn Corzo Ornelas

Karolyn Corzo Ornelas, nació el 6 de julio de 1977 y creció en un rancho a las afueras de Arriaga, un pequeño pueblo de la costa de Chiapas, México. Su vida ha estado firmemente ligada a la ganadería, ocupación familiar desde generaciones atrás, sin embargo al no tener a la mano las herramientas necesarias para estudiar algo relacionado con esto, escogió la licenciatura en derecho como profesión, pero lo que jamás imaginó, es que descubriría en la literatura su verdadera pasión.

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    Vista previa del libro

    Guardianes - Karolyn Corzo Ornelas

    Copyright © 2014 por Karolyn Corzo Ornelas.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2014914072

    ISBN:   Tapa Dura               978-1-4633-9030-3

                 Tapa Blanda             978-1-4633-9032-7

                 Libro Electrónico    978-1-4633-9031-0

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Fecha de revisión: 18/08/2014

    Palibrio LLC

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Gratis desde EE. UU. al 877.407.5847

    Gratis desde México al 01.800.288.2243

    Gratis desde España al 900.866.949

    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    656958

    Contenidos

    Prologo

    Negación

    La Promesa

    Regreso A Caribay

    Pequeñas Sorpresas

    Visitas Inesperada

    Revelaciones

    Doble Ceremonia

    Soledad

    La Llegada De Jordán

    Reina Del Pasado

    Carlos Y Mardé

    Inglaterra

    Phill

    El Rescate

    El Consejo

    Madre E Hija

    Solos En Sorsand

    Malos Entendidos

    La Esencia De Mi Madre

    Lucio Y Rouz

    Zeus

    Reintegración

    Malas Noticias

    Fuera De Tiempo

    La Revelión

    El Capullo

    Los Álfar

    El Templo Sagrado

    Biografía

    Este libro se lo

    dedico a una mujer que cuenta con todo mi amor y admiración.

    Por tu sabiduría y buenos consejos, por tu cariño y dedicación, por tu fortaleza y buena fe, pero sobre todo…por haberte convertido en un firme pilar en mi vida, gracias por todo esto y más

    Te Amo Abuelita Estelita.

    PROLOGO

    ¿Cómo había llegado mi vida a tal grado de complicación? Supongo que la suerte no está de mi lado por el momento, pero estoy segura que esta mala racha no puede durar demasiado… ¿O si?

    ¿Porque no puedo mantener por más de dos segundos el optimismo? Siempre he creido que el tener a mis hermanos conmigo me da la fuerza suficiente para enfrentar casi cualquier cosa, solo casi, esta vez no creo que sea suficiente para enfrentar a mi padre, estoy segura que eso simplemente eso no bastará.

    Sentí aparecer una sonrisa en mi rostro ante un inesperado pensamiento: Connor viene en camino y entonces podremos pelear juntos por nuestro derecho de decidir nuestros propios destinos

    NEGACIÓN

    Aterrizamos en el jardín del palacio, con Jordán nos dirigimos inmediatamente a la biblioteca, les pedí a mis hermanos que nos alcanzaran allá. Saiko en ese momento estaba con Leonardo y me preguntó si podía traerlo consigo, le respondí que sí, ahora era ya formalmente parte de nosotros. Leonardo tenía además de mi gran cariño, toda mi confianza. Cuando entraron a la biblioteca se sorprendieron al ver que Jordán estaba aún conmigo. Él noto la reacción precavida de mis hermanos y sonrió.

    -¿Qué sucede Nicole? –Me preguntó Diego—

    -Antes que nada, quiero decirles que Jordán es tan importante para Connor, como ustedes lo son para mí. Partiendo de ahí, quiero informarles que él estuvo en las tierras del clan del norte el día mismo en que nosotros partimos hacia acá. Se dio cuanta de que Connor la está pasando mal, asi que despues de descubrir lo que lo agobiaba, Jordán lo convenció de venir a hablar con mis padres de lo nuestro –sus hermanos intercambiaron miradas indecisas-. Connor llega mañana a Sorsand –En ese momento, todos y cada uno de ellos se quedaron sin habla, hasta que después de un rato Diego terminó de digerir la información-.

    -Nicole, no lo sé… ¿estás segura de querer hacerlo? –Me preguntó y yo no dudé en responder-

    -Si Diego, estoy segura de que no podré vivir sin intentarlo, si no funciona…bueno, tendré que resignarme y aprender a vivir con el dolor que se ha clavado en mi pecho, pero no me voy a rendir sin siquiera hacer el esfuerzo de ser feliz –Madja y Saiko se acercaron a mí y me abrazaron-.

    -Sabes que cuentas con nosotras… -volteó Saiko a ver a Diego y a Leonardo y corrigió-, cuentas con los cuatro para apoyarte a la hora que lo necesites –Diego cambió su expresión preocupada y me dedicó una pequeña sonrisa-.

    -Sabes que estamos de tu lado, nada nos daría más gusto que verte realizada y feliz Nicole. Cuenta con nosotros -Me dijo tendiéndole un brazo encima del hombro a Leonardo, éste solamente asintió-.

    -Lo sé, gracias.

    -Bueno, entonces… ¿cuál es el plan? –Me preguntó Leonardo y yo busqué la mirada de Jordán, hasta este momento no sabía lo que íbamos a hacer. Jordán me sonrió y después comenzó a hablar-

    -Para empezar, tenemos que pedir una audiencia al Rey Kandro, pero tenemos que dejar la hora abierta, no sé con exactitud a qué hora arribará Connor. También tenemos que poner a la gente indicada ahí dentro para hacer presión. ¿Ustedes creen que la Reina Magdalena este a favor o en contra de ésta relación? –Mis hermanas y yo intercambiamos miradas—

    -No lo sé, pero estoy segura de que si le explicamos a mi Nana, ella si se pondrá de nuestro lado –Inquirió Madja y supe que era cierto, mi Nana siempre había estado ahí para apoyarnos en todo y estaba segura que esta vez no sería la excepción-.

    -Aquí lo importante es no advertir del tema al Rey, es mejor si lo agarramos por sorpresa para no darle tiempo de analizar demasiado el asunto. Por otro lado, Connor y yo nos haremos cargo de mi padre, estoy seguro que nos apoyará y tu padre lo tiene en buena estima –asentí—.

    -Entonces no perdamos más tiempo -comenzó a decir Saiko-, nosotras tres iremos a hablar con mi Nana y ojala corramos con suerte -Diego asintió—. Ustedes vayan a pedirle la audiencia a mi padre, nos reuniremos aquí mismo en cuanto terminemos –Saiko nos tomó de la mano a Madja y a mí y salimos de la biblioteca—.

    -¿Dónde creen que esté mi Nana? –Pregunte, Saiko y Madja voltearon a verse—

    -En la cocina –contestaron al unísono—. Sabes que le encanta la gastronomía, te apuesto lo que quieras a que está preparando sus deliciosas albóndigas con hierba buena, ayer me lo prometió —terminó de decir Madja—.

    Entramos a la cocina y ciertamente mi Nana estaba ahí, cocinando sus famosas albóndigas, al principio se extrañó de vernos a las tres allí, pero después su expresión se relajó y Madja se acercó a ella.

    -Nana, ¿podrías darnos unos momentos para hablar contigo?

    -Claro, díganme de que se trata –respondió sin dejar de mover el contenido de la olla de barro que descansaba sobre leña al rojo vivo. Madja recorrió la mirada por toda la cocina y ésta estaba llena de gente. Mi Nana sonrió—. ¿Necesitan hablar conmigo…a solas? –Preguntó en voz baja y Saiko asintió— Suban a la alcoba de Nicole, enseguida las alcanzo —Saiko le dio un beso en la mejilla y las tres nos dirigimos a mi alcoba, estaba empezando a ponerme nerviosa-.

    -¿Cómo creen que reaccione? –Pregunté bastante nerviosa para mi sorpresa—

    -No estoy segura, aunque nunca antes nos ha fallado –inquirió Madja—.

    -Pero esta no es cualquiera de nuestras travesuras, vamos a proponerle que nos apoye para dejar sin efecto una antigua ley e ir en contra de mi propio padre –respondí—.

    -Tranquilízate Nicole –me pidió Saiko al ver que no paraba de caminar en círculos—. Ya verás que todo saldrá bien –me paré en la puerta que da al balcón y visualice el horizonte preguntándome si Connor ya estaba en camino—.

    Mi Nana entro en la alcoba y su mirada se plantó directamente en mí.

    -Sospecho que se trata de algo relacionado contigo –su comentario me extrañó y mi Nana al ver mi expresión sonrió—. ¿Es algo referente a ese muchacho del clan del norte? ¿Como se llama? ¡Ah sí! el príncipe Connor ¿Verdad?

    -¿Pero que acaso todos saben ya de él? ¿Cómo es posible Nana que estés enterada? –Preguntó Madja sorprendida, las tres sabíamos que era rara la novedad que se le iba de las manos a mi Nana, por lo regular estaba enterada de todo lo que sucedía en el reino y mucho más lo que sucedía dentro del mismo palacio—

    -Los años no pasan en vano Madja, desde el primer momento en que regresaron del viaje, noté en Nicole un aire diferente, de ilusión y a la vez de tristeza. Supe de inmediato que algo había sucedido. Fue entonces que decidí preguntarle a Marcus que era lo que había pasado en las tierras del clan del norte. Como ustedes saben, él tiene órdenes directas de tu padre de informarle todo lo que sucede en ese tipo de viajes –mi mirada se levantó de golpe—. No te preocupes, le pedí a Marcus como un favor personal que no le comentara a tu padre nada con referente a ti.

    -Gracias, Nana –la abrace y ella me empezó a acariciar el cabello-.

    -Desde el día de tu regreso Nicole, has tenido en tus ojos algo diferente, algo que sólo puede ser provocada por la desilusión de un amor no correspondido o…un amor prohibido mi niña. Es la misma mirada que tuvo Madja desde el día que Diego partió, y solamente cuando éste regresó la expresión de tu hermana volvió a ser la misma de antes. Ahora díganme ¿qué es lo que sucede?

    -No es lo que sucede, si no lo que está por suceder –mi Nana puso toda su atención a nuestras palabras-. Mañana vendrá Connor a hablar con mis padres –le informó Saiko y mi Nana me veía con la frente arrugada—, así que queremos ver la posibilidad de que te pongas de nuestro lado para ayudar a mi hermana. Ya sabes…hacer un poco de presión, ¿qué dices? –Mi Nana exhaló con fuerza y se dejó caer sobre la orilla de la cama-

    -Creo que no entienden la magnitud de lo que piensan hacer. Me ha embargado una inmensa tristeza al enterarme de lo que pasó en el clan del norte –comenzó a decir—, sobre todo porque lo último que quería para ustedes era que sintieran el mismo dolor que yo he sentido durante toda mi vida. Por eso le pedí a tu padre que hiciera lo posible porque nada más fuera Diego a ese dichoso viaje. Él se dio cuenta del porqué de mi miedo, pero dijo que era difícil que alguna de ustedes dos se enamorara de alguien en tan pocos días, y que Nicole estaba decidida a ir de cualquier manera. Cuando bajaste del lomo de Markab el día que regresaron, supe de inmediato que era demasiado tarde para ti, que mis peores temores se habían realizado. No creo que estén enteradas del porque tu padre siempre ha tenido la idea de no darles demasiada información sobre ciertos acontecimientos pasados, cosa en la que no he estado totalmente de acuerdo, pero tengo que respetar la educación que quiere implantarles. Pero dadas las circunstancias, tengo que decirles que la unión entre seres del mar y de tierra está totalmente prohibida desde tiempos ancestrales, es una ley que le inculcaron fuertemente a tu padre y ese es el motivo de que haya decidido aislarlas del mundo fuera del nuestro.

    -Ya estamos enteradas de esa ley, de hecho conocemos la historia que la provocó –mi Nana estaba impresionada con mis palabras—. Pero lo que pasó entre Connor y yo estaba destinado a que ocurriera, aún cuando no hubiera ido al reino del clan del norte, ya que yo conocía a Connor mucho antes de eso –mi Nana clavó su mirada en la mía-.

    -Eso no es posible…–su voz sonaba entrecortada y cargada de sorpresa-

    -Si lo es, supongo que mi padre ya les debe de haber comentado sobre el don de las visiones que en los últimos meses desarrollamos -mi Nana asintió, pero tenía los ojos entrecerrados-. Connor fue la primer visión que tuve y supe desde el primer momento que él tenía que formar parte de mi vida.

    Ella se levantó de la cama y empezó a recorrer la alcoba, del mismo modo en que lo había hecho yo, momentos antes.

    -Pero esto no puede ser, ¿estás segura que era él al que veías en tus visiones? Talvez se parece pero…

    -Es él -la interrumpí-, de eso no tengo duda alguna. Lo amo Nana, tanto como él me ama a mí. Estaba decidida a vivir sin él y no hablar esto con nadie para no decepcionar a mis padres, pero mis sentimientos son más fuertes que yo. Si te he contado todo esto es porque necesito de tu ayuda, tu eres un eslabón fuerte en esta familia y de mente mucho más abierta que mi padre. Mañana vendrá Connor a hablar con ellos para pedir mi mano y te necesito de mi lado, te suplico que estés de mi lado Nana. ¿Me ayudarás?

    Mi Nana, estaba con los ojos muy abiertos ante la sorpresa.

    -¿El príncipe Connor vendrá? ¿Mañana? –Mi Nana no había tomado en cuenta con anterioridad la noticia del próximo arribo de Connor a Sorsand-

    -Sí, y nosotras apoyamos a mi hermana –dijo Madja con voz firme y decidida—

    -Bueno, eso no me sorprende, siempre se han apoyado entre sí. La unión que hay entre ustedes es algo que nunca vi en toda mi vida. Pero tienen que entender que lo que me están pidiendo no es cualquier cosa, no me estas pidiendo que me ponga de tu lado, sino que me enfrente a tus padres, porque estoy segura que él no dará su consentimiento y que tu madre se pondrá de su lado. Kandro siempre ha sido muy consecuente en cuanto a sus hijas se refiere, pero esto es diferente. Él fue testigo del desastre que acarreó la unión entre dos de mundos diferentes, no estará dispuesto a arriesgarse de ese modo contigo. No lo hará.

    -¿Y piensas que mi madre no será capaz de comprender? -Preguntó Saiko-

    -El problema no es comprender, sino ir en contra de los propios acontecimientos que acarrearon grandes desgracias en el pasado. No creo que ni siquiera tu madre pueda llegar a aceptarlo.

    Mi Nana analizó mis ojos y en ellos vio mi alma desgarrada por el dolor que me habían provocado sus palabras, entonces me abrazó.

    -Lo siento Nicole, pero es mejor que estés preparada y no te formes falsas esperanzas –un par de lágrimas rodaron por mis mejillas y mi Nana las limpió con la yema de sus dedos-.

    -Sé a qué te refieres Nana, pero tengo que intentarlo –musité en voz tan baja que apenas pude oírme a mí misma-. Mi corazón me dice que tengo que pelear por este sentimiento. ¿Me comprendes, verdad?

    -Sí, yo también pasé por lo mismo y sufrí mucho al no lograrlo –confesó, después suspiró-. Aunque no lo creas, yo también fui joven, y también me enamoré de un hombre prohibido. Mis padres cuando era niña, me comprometieron con un hombre al que ni siquiera conocían –mis hermanas y yo no dábamos crédito a sus palabras, nunca habías oído de un caso semejante—. Cuando crecí conocí a Menes y nos enamoramos intensamente, él fue a hablar con mis padres para pedir mi mano y éstos se la negaron. Menes era huérfano y entonces era solamente un hombre que se dedicaba a la forja de espadas, un herrero, el mejor sin duda, pero para mis padres eso no era suficiente –la mirada de mi Nana se quedó perdida unos instantes y después continuó su relato-. Pero como tú ya lo comprobaste, en el corazón no se manda. Yo traté de defender mi amor por él y al ver que no iba a poder convencer a mis padres de aceptar mi unión con el hombre que amaba, decidí huir con él, pero mis padres nos encontraron y me amenazaron con quitarle la vida si no me alejaba voluntariamente de Menes. Fui obligada a romperle el corazón, diciéndole que me había dado cuenta de que me había confundido en cuanto a mis sentimientos se refería y que había decidido casarme con otro. El ver la expresión de sufrimiento que le había provocado con mis palabras a Menes en ese momento -los ojos de mi Nana estaban perdidos en el infinito-, sin duda ha sido lo más difícil que he hecho a lo largo de toda mi vida. Menes decepcionado se fue al reino del clan del antiguo Egipto y logró llegar a ser un hombre importante. Yo conocía a tu madre desde que éramos niñas y desde entonces era mi mejor amiga, le dije a mi padre que había dejado a Menes, pero que nunca me uniría a nadie más. Magdalena me llevó a vivir con ella y tus abuelos me acogieron en su casa como otra hija más, después conoció a tu padre, se enamoraron y decidieron unir sus vidas. Kandro me dijo que yo me vendría con ellos porque él me quería ya como la hermana que nunca tuvo. Yo acepté para poner tierra de por medio entre todo lo que me recordaba el amor de mi vida, porque si era cierto que no estábamos juntos, vivía lo suficientemente cerca para oír de él y sus logros a cada rato. A tu padre le conté mi historia una vez que me vio llorar en el jardín de Sorsand. Poco tiempo después fue invitado por el Rey Ra a visitar el reino del clan de tierra del antiguo Egipto y yo me negué a acompañarlos. En esa visita tu padre conoció a Menes y se hicieron muy buenos amigos. Kandro le dijo a Menes que yo lo seguía amando, pero este no le creyó, le dijo que la vez que le dije que no lo amaba logró ver la sinceridad marcada en mi rostro, pero estaba equivocado. Le cumplí la promesa a mis padres de nunca volver a ver a Menes. Y ahora es demasiado tarde para los dos. Él está muerto y siento como si mi alma hubiera muerto con él.

    -Lo siento Nana, no sabíamos –dijo Madja con los ojos humedecidos—.

    -No tendrían por qué.

    -Tienes razón, no tendríamos por qué saber nada, nos han mantenido en una esfera de cristal que está a punto de reventar –reclamé decidida-.

    -La única intención de tus padres siempre ha sido verlas seguras y felices. Si les han provocado algún tipo de sufrimiento, créanme que no ha sido con intención –Intentó dejar claro ese punto, pero no era necesario-.

    -De eso estamos totalmente seguras, pero creo que ha llegado la hora de que nos dejen crecer y tomar nuestras propias decisiones –se quejó Saiko-.

    -Y lo han hecho Saiko, es un poco injusto de tu parte referirte a tus padres de ese modo. ¿Acaso no comprendieron el amor que se dio entre Diego y Madja? Hoy mismo te ha demostrado tu padre que les deja tomar sus propias decisiones, le dio la bienvenida a Leonardo sin saber casi nada de él, está confiando en la capacidad de sus hijas para escoger a hombres cabales y dignos de ustedes –tomó del hombro a Saiko y nos dijo—. No confundan las situaciones niñas. Lo de Connor y Nicole, va a ir mucho más allá de una simple negación de parte de tus padres, lo que ustedes intentan pedirles es que vayan en contra de sus propias convicciones, que tu padre viole una ley que no nada más fue creada por los reyes David y Estela, sino que fue propuesta y aceptada por el consejo de los reinos de tierra y de mar –las hermanas intercambiaron una mirada interrogativa- ¿No lo comprenden? No tendrán nada más que enfrentarse a la decisión de tus padres, sino de algunos otros líderes de nuestro mundo.

    -Pues por lo pronto tenemos de nuestro lado al clan del antiguo Egipto –comentó Madja con voz airosa y presumida. Mi Nana volteo a verla con los ojos muy abiertos por la sorpresa-.

    -¿Me estas tratando de decir que el Rey Ra está enterado y de acuerdo con todo este asunto?

    -Aún no, pero lo estará –inquirió Madja—. Por el momento lo que nos interesa saber es si podemos contar contigo –Nana se quedó pensativo un par de segundos-.

    -Pueden contar con que me quedaré callada hasta que ustedes hablen con sus padres, pero no les prometo nada más –levantó su rostro hacia mí—. Perdóname Nicole, pero esto va más allá de mis posibilidades, yo no puedo pagarles a tus padres con un desafío de esta naturaleza –aunque me dolían las palabras de mi Nana, comprendía a la perfección su punto de vista y sus razones para mantenerse al margen de la situación-.

    -No te preocupes, me las arreglaré sola con mis hermanos. Gracias de todas maneras –di media vuelta y vi por el espejo que colgaba al otro lado de la alcoba cómo mi Nana estiró su mano para tocarme el cabello, pero se detuvo a pocos centímetros de lograrlo, las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas y sin decir nada más salió de la alcoba. Saiko y Madja se acercaron a mi entonces—.

    -No te molestes con ella Nicole, debe de tener fuertes motivos para no apoyarnos –me pidió Saiko. Suspiré—

    -Nunca podría molestarme con ella, me molesta que muy en el fondo de mi ser, veo que tiene razón. ¡Esto es una estupidez! –Me dejé caer en la cama con las manos cubriendo mi rostro—

    -Ya está arreglada la audiencia –informó Diego que en ese preciso momento entró con Leonardo y Jordán a la alcoba, éste último se acercó a mí, me quitó las manos del rostro y empezó a limpiarme las lágrimas de las mejillas. Noté como a mis hermanos les sorprendió el claro acercamiento de Jordán, como si él y yo nos conociéramos de toda la vida y él estuviera acostumbrado a consolarme-.

    -Ya te había dicho que no iba a ser fácil -me dijo con un susurro y después me ofreció una sonrisa-, ahora levántate, no permitiré que te rindas, al menos no todavía, tenemos que intentarlo Nicole –no podía acobardarme ahora, Connor estaba en camino y no iba a dejar que se enfrentara solo a mis padres. Además, las historias no se repiten, mi destino puede ser diferente al de mi Nana. Me levanté y traté de sonreír-.

    -Bueno descartemos la ayuda de Rouz entonces, ¿qué nos queda? –Preguntó Diego y Jordán se puso de pie—

    -Falta que hable con mi padre, pero eso será mañana a primera hora. No quiero darle tiempo de que analice a fondo la situación o cometa una indiscreción estando frente al Rey. Por ahora no hay nada más que hacer, tenemos que esperar el arribo de Connor –Diego asintió-.

    -Bajemos al comedor entonces, ya nos deben estar esperando a cenar –opinó Saiko que le tomó una mano a Leonardo y lo jaló hacia la salida, Diego y Madja los seguían-. Adelántense, Nicole necesita controlar su estado de ánimo para no levantar sospechas y evitar preguntas, enseguida los alcanzaremos –Madja asintió, en cambio pude ver a Diego dudar por un instante el dejarme a solas con Jordán, pero después de ver que a mí no me incomodaba, salió de la alcoba sin decir palabra alguna-.

    -Trata de mantenerte lo más serena posible Nicole, la mejor arma que tenemos es la sorpresa –me guiño un ojo-.

    -¡Ja! Bonita sorpresa les estallará en la cara –contesté-.

    -Sabes a lo que me refiero, si se enteraran desde ahora, para mañana habrán encontrado miles de motivos para oponerse –Nicole suspiró-.

    -Esos mismos motivos los encontró mi Nana en menos de un minuto Jordán –éste puso los ojos en blanco-.

    -¡Quieres ser un poco más positiva! -se sentó a mi lado en la cama- No sé qué decisión tomarán tus padres, pero estaremos ahí para ustedes, para apoyarlos Nicole, no van a estar solos.

    -Lo sé, solamente estoy un poco nerviosa.

    -Y no es para menos, ahora vamos al comedor –se levantó de la cama-. Al parecer Diego no me tiene mucha confianza todavía —inquirió-.

    -Siempre ha sido un poco sobre protector con nosotras, no te lo tomes personal.

    -No lo haré, ¿vamos? –Me extendió su mano y yo la tomé sin dudarlo, inmediatamente después salimos de mi alcoba para dirigirnos al comedor—

    Entramos al comedor y el Rey Ra nos saludó con una sonrisa en los labios, después cada uno tomó sus respectivos lugares en la mesa. Al principio la plática de la noche se basó en el reciente compromiso de Leonardo con Saiko. Mi padre le pidió al Rey Ra asistir esta vez a la ceremonia, entonces nos dimos cuenta de que también había sido invitado a la ceremonia de Madja y no había asistido. El Rey Ra se disculpó por haber faltado, pero tenía asuntos que resolver del asunto de Menes, mi Nana tenía un semblante de clara tristeza y mi madre la tenía discretamente tomada de la mano dándole su apoyo. Supuse que en el clan del antiguo Egipto nadie estaba enterado de la historia de amor que hubo entre estos. Poco después el Rey Ra empezó a hacerle preguntas a Lucio sobre las cosas que sucedieron en Caribay antes de mi llegada. Lucio respondía con cortesía pero sin exponer demasiados detalles, le dolía recordar lo que la gente de Caribay había sufrido en todo el tiempo en que Apus estuvo allí. Leonardo platicaba con Saiko y Madja, mientras que Diego, Jordán y yo afinábamos detalles para el día siguiente. Mis padres finalmente se despidieron junto con mi Nana, el Rey Ra y Lucio. Nosotros pusimos al tanto a Leonardo, Madja y Saiko de lo que habíamos armado hasta entonces. Después de un rato nos despedimos y cada quien se dirigió a sus respectivas alcobas. Al dia siguiente me desperté muy temprano, a decir verdad, no creo que haya dormido nada. La emoción de volver a ver a Connor era infinita y la ansiedad que me embargaba era casi insoportable. Markab voló hasta mi balcón y me dijo que iba a ir a esperar a Adrina y Connor en los límites del reino, él me comunicaría cuando estuvieran aquí. Bajé al comedor después de un rato y allí me encontré con mis hermanos y Jordán. Mis padres aun no estaban presentes, así como tampoco el Rey Ra y Lucio. Jordán me tomo las manos con fuerza.

    -Deja de temblar Nicole –hasta ese momento no me había dado cuenta de que mis manos tenían un leve temblor que él con su agarre controló-. Él llegará en cualquier momento, pero hasta entonces, tienes que guardar la compostura y tratar de que no se den cuenta de lo que estamos tramando.

    -Ya debería estar aquí, ¿no crees? -Él se rió entre dientes-

    -Tus nervios no tienen nada que ver con la audiencia ¿verdad?, es el hecho de volver a verlo lo que te tiene así –asentí pero no pude evitar ruborizarme, su risa se hizo más amplia-.

    Mis padres entraron al comedor junto con mi Nana, el Rey Ra venía platicando con Lucio. Mi Nana no volteó a verme. Tomamos asiento y mi padre se dirigió a Jordán.

    -¿Ya llegó tu amigo, hijo? –Le preguntó. Jordán ni siquiera le había aclarado a mi padre quien era el que iba a presentarse en la audiencia—

    -Aún no majestad, pero estará aquí en cualquier momento –respondió—

    -Después de desayunar iremos con tu padre y Lucio a dar una vuelta por las caballerizas, a la hora que llegue me avisas para que demos principio a la audiencia –supe entonces que Jordán tampoco había hablado sinceramente con su padre-.

    -Si majestad, gracias.

    Todos estábamos demasiado nerviosos para entablar platica alguna, sin embargo, los tres hombres mayores no paraban de hablar entre sí. Mi madre no le quitaba los ojos de encima a mi Nana tratando de adivinar qué era lo que le angustiaba. Debí adivinar que se daría cuenta de que algo sucedía, mi madre conocía perfectamente las reacciones de mi Nana, pero ésta había cumplido su palabra de no decirles nada a mis padres. Todos terminaron de desayunar, yo no pude probar bocado, mis sentidos estaban entorpecidos, así que decidí esperar a que se retiraran los mayores para levantarme, mis hermanos se dieron cuenta y también se quedaron sentados. En cuanto salieron empezamos a hablar con absoluta libertad.

    -Markab fue a esperar a Connor y Adrina, me avisará cuando lleguen –les informé para romper el hielo-.

    -Ahora, solamente es cuestión de tiempo –comentó Diego—. Tenemos que esperar a que Connor aparezca para que estalle la situacion—Madja le dio un codazo y yo le dediqué una mirada de enojo a mi hermano—, lo siento, también estoy un poco nervioso —confesó, Jordán, Leonardo y Saiko se rieron entre dientes, me levanté con la intención de salir del comedor-.

    -Se puede saber a dónde vas…prima –me detuve en seco, era la primera vez que se refería a mí con ese apelativo señalando un parentesco familiar, voltee a verlo extrañada-.

    -¿Qué? ¿Me llamaste…prima? –Jordan se acercó a mí y clavó su mirada en mis ojos-

    -Ya te lo dije ayer, pase lo que pase hoy, tú siempre serás la única mujer que amará Connor y por lo tanto siempre serás mi prima. Te guste o no –me guiño un ojo. Me di cuenta de lo que estaba haciendo, quería ponerme de mejor humor para que me relajara un poco y funcionó. Le sonreí—.

    -Anda, vamos un rato al jardín –le dije y llamé a mis hermanos con un ademán, éstos se levantaron y se dispusieron a seguirnos. Llegamos al jardín y me agaché para admirar los rosales y orquídeas que cultivaba mi madre, nunca les había puesto tanta atención, hasta este momento. Eran realmente hermosas y el olor que desprendían era tranquilizador-.

    -Nicole, ya están aquí –me comunicó Markab y en ese momento mi corazón dio un vuelco, me puse de pie al instante y di dos pasos hacia la voz de Markab-.

    -¿Dónde? –Le pregunté olvidándome totalmente de la telepatía y todos me voltearon a ver cuándo me detuve de golpe—

    -Aquí arriba –respondió. Levanté la mirada, Markab y Adrina venían descendiendo. De pronto Connor saltó del lomo de Adrina y aterrizó a mi lado, su rostro se planto muy cerca del mío, una fuerza incontrolable recorrió cada parte de mi ser, el amor que sentia por él me embargaba el alma—

    -¿Me extrañaste? –Preguntó en un susurro, su aliento me hizo estremecer, mientras sus manos sostuvieron mi rostro esperando la respuesta—

    -A tal grado que faltó poco para que perdiera la cordura –respondí y sus labios se enmarcaron en una leve sonrisa para después posarse sobre los míos, en ese momento nada me importaba, sus labios unidos a los míos provocaban que perdiera la razón completamente y la preocupación se disipara, mi cuerpo hervía en un afán casi febril y el suyo me respondía de igual manera. No fue sino hasta que Jordán nos interrumpió que nuestros labios se separaron pero sus ojos seguían sumidos en los míos.

    -¡Que descortés! ¿Y a mí no me piensas saludar? Sin besarme claro —le reclamó con tono irónico. Connor puso los ojos en blanco-.

    -Discúlpame un momento –me dijo y después se dirigió hacia su primo—.

    -Hermano, gracias por tu ayuda –le agradeció con un abrazo a Jordán y después se dirigió a mis hermanos-. Buenos días majestades —hizo una reverencia—.

    -¡Bah! –Bufó Diego y se acercó para abrazarlo sorprendiendo a Connor— Sería bueno que empezaras a tutearnos, Jordán tiene razón, pase lo que pase allá adentro, ya somos hermanos —le dijo y Connor le correspondió el abrazó con una gran sonrisa en el rostro y mis hermanas también se acercaron a saludarlo, al igual que Leonardo. Después regresó a mi lado y me tomó de la mano—.

    -Bueno, llegó la hora, iré a llamar al Rey Kandro para dar inicio a la audiencia -intervino Jordán-.

    -Nosotros los estaremos esperando en el salón real -le respondió Diego y Jordán asintió, se acercó a nosotros y nos abrazó-.

    -Suerte.

    -Gracias, la vamos a necesitar –le respondí, dio media vuelta y se fue en busca de mi padre. Mis hermanos se empezaron a dirigir al salón y Connor y yo los seguimos—.

    Entramos al palacio y nos topamos de frente con mi Nana, Connor se frenó repentinamente y volteó a verme para examinar mi expresión.

    -Connor, te presento a mi Nana –le dije esperando que ella se portara un poco cortés con él—.

    Connor dio un paso adelante y le hizo una marcada reverencia, mi Nana con un leve movimiento asintiendo con la cabeza, y después lo empezó a examinarlo con la mirada.

    -Así que eres tú el chico que le ha robado el corazón a la mayor de mis niñas –comenzó a decir—. No puedo negar que eres un chico realmente apuesto.

    -Gracias –respondió éste con una sonrisa y mi Nana se la devolvió. Dio media vuelta y se dirigió al salón real, todos la seguimos-.

    Poco después apareció mi padre, junto con el Rey Ra quien se sorprendió al ver a su sobrino allí.

    -¡Connor! ¿Qué haces tú aquí muchacho? –Le preguntó emocionado pero sorprendido—

    -He pedido una audiencia al Rey Kandro, necesito hablar con él –le respondió y el Rey Ra arrugó la frente sin comprender lo que sucedía—.

    -Pensé que ibas a poner sobre aviso a tu padre –le reclamó disimuladamente Diego a Jordán, éste sonrió—

    -No te preocupes, estoy seguro que estará de nuestro lado, conozco perfectamente a mi padre –le respondió en voz tan baja que apenas pude alcanzar a escucharlo—.

    -Eso espero.

    -¿Conoces a este chico, Ra?—Preguntó mi padre—

    -¿Qué si lo conozco? Es mi sobrino, el hijo menor de Brendan y mi hermana Isis –le respondió—Déjame presentártelo formalmente. Connor, te presento al Rey Kandro de Sorsand.

    -Mucho gusto majestad –dijo Connor con una marcada reverencia—.

    -Kandro, él es el príncipe Connor de las tierras del clan del norte.

    -El gusto es mío príncipe Connor, me alegra que nos visites -mi Nana hizo un mohín al oír esto, pero al parecer nadie le tomó importancia—. ¿Has pedido tú esta audiencia?

    -Si majestad, necesito hablar con ustedes –recorrió la mirada hacia mi madre—

    -¡Qué barbaridad! disculpa la descortesía -mi padre tomó de la mano a mi madre y con un ligero jalón la puso en frente de Connor-, ella es la Reina Magdalena de Sorsand.

    -Mucho gusto majestad -comenzó a decir echando hacia atrás la imponente capa que cubría sus vestimentas. Connor se había presentado en el reino con atuendos formales como la ocasión lo merecía—. Si me permite decirlo, es usted muy hermosa –mi madre le sonrió y mi padre también lo hizo-.

    -Muy amable de su parte príncipe Connor –le respondió mi madre—. Me imagino que ya conoce a todos mis hijos –mi madre nos recorrió con la mirada a todos nosotros-.

    -Si majestad –le respondió—. Ya tuve el honor en las tierras de mi padre.

    -Bueno, entonces no perdamos más tiempo y comencemos con la audiencia –dijo mi padre a la vez que se dio media vuelta, el Rey Ra, mi madre y mi Nana lo imitaron y tomaron sus respectivos lugares. Connor se quitó la capa y entonces dejó libre a la vista el uniforme real del reino del clan del norte. Muy parecido al que había utilizado en la audiencia que nos proporcionó su padre cuando se suscitó el reencuentro con Apus-.

    -El asunto que te trae hasta aquí debe de ser importante, para haber hecho un viaje tan largo. Dime… ¿de qué se trata? –Le preguntó mi padre. Connor sin previo aviso me tomó de la mano y fue cuando mi padre entrecerró los ojos y mi madre le puso una mano encima de la mano de mi padre—

    -Para mí, el asunto que me ha traído hasta Sorsand es de vital importancia, de esta audiencia depende la definición de mi vida entera, majestad —mi madre levantó la mirada de golpe y mi padre arrugó el entrecejo-. He venido a pedirles la autorización de ambos para formalizar mi compromiso con la Reina Nicole del reino de Caribay –mi padre empuño repentinamente sus manos y mi madre lo sostuvo para que no se levantara y dejara terminar a Connor. La mirada del Rey Ra estaba postrada sobre el rostro encolerizado de mi padre-. Amo a Nicole desde el primer momento en que la vi y ella me ha honrado al corresponder ese amor.

    -¿Cómo te atreves? –Mi madre intentó detener la reacción de mi padre, pero le fue imposible, mi padre se puso de pie, Saiko y Madja dieron un paso al frente y mi padre se frenó de inmediato al ver la reacción decidida de mis hermanas. Muy a su pesar volvió a sentarse, pero su rostro dejaba ver muy claramente el enfado del momento- No sabes lo que dices, no saben lo que hacen –nos empezó a decir mi padre con los dientes apretados, después alzo un octavo la voz—. La unión entre gente del mar y de tierra esta determinantemente prohibida –Connor asintió con firmeza-.

    -Ambos tenemos conocimiento de la Ley que ampara sus palabras, majestad -refutó Connor—. Sin embargo, esto no es algo que hayamos premeditado, simplemente sucedió, fue…un sentimiento instantáneo y demasiado fuerte para pasarlo por alto. Ahora es demasiado tarde, ninguno de los dos podemos vivir sin el otro, al menos no sin enfrentarnos a un gran sufrimiento –la mano de Connor apretó ligeramente la mía, como un presagio de verdad-.

    Mi padre clavó sus ojos en los míos y por primera vez en toda mi vida, vi decepción en ellos y una profunda tristeza.

    -Pues tendrán que hacerlo –refutó tajantemente-, esta ley es absoluta, no tengo la facultad para derogarla –mi Nana estaba con los ojos fuertemente cerrados y sus manos temblaban, mi madre en cambio, seguía tratando de controlar a mi padre, aunque sin mucho éxito-.

    -Si la tienes -el Rey Ra hablaba por primera vez desde el inicio de la audiencia y como Jordán había presagiado, estaba de nuestro lado-. Vamos Kandro, piénsalo un poco –mi padre clavó la mirada en su amigo sin dar crédito a sus palabras. Se sorprendió tanto como el resto del apoyo inmediato del Rey Ra. Jordán me sonrió disimuladamente—.

    -Sabes también como yo que el consejo no…

    -Nosotros somos parte del consejo –lo interrumpió el Rey Ra. La conversación se había limitado entre ellos dos—. Estoy seguro que si les explicamos, podríamos llegar a solucionar esta situación de manera favorable para los chicos –pero yo veía en los ojos de mi padre la renuencia ante las palabras del Rey Ra, sabía que nada estaba funcionando-.

    -Me extraña tu postura Ra -el tono irónico que utilizó mi padre era por demás descortés al dirigirse a su amigo-, sabes bien las desgracias que ha provocado en el pasado la unión entre gente de diferentes clanes ¿acaso el tiempo te ha hecho olvidar? –Le preguntó mi padre con voz acerada—

    -No lo he olvidado, pero a mi forma de ver, no tiene por qué ser una regla general. Las circunstancias son…diferentes ahora –le refutó—. Analízalo y recapacita, por favor –Jordán dio un paso a delante-.

    -Majestad, Connor es un excelente hombre y está dispuesto a dejar todo por Nicole –Jordán tomó la decisión de interferir—. La historia no tiene por qué repetirse –mi padre se sorprendió al darse cuenta de que Jordán estaba al tanto de la historia que provocó la creación de esa ley que ahora impedía mi felicidad. Entonces vi como Madja soltó la mano de Diego y se plantó al lado de Jordán-.

    -Nosotros hemos sido testigos del amor que inconscientemente nació entre Nicole y Connor padre -Madja comenzó a apoyar a Jordán-, también hemos sido testigos del dolor que ha padecido mi hermana desde que supo que la unión entre ellos estaba prohibida. Aun así, ella calló para ahorrarles a ustedes la pena de verla sufrir, pero esto no puede seguir así, ellos nacieron para estar juntos y tienen el derecho de pelear por su felicidad –mi padre cerró los ojos pero movía la cabeza de un lado para el otro, se levantó y abrió sus ojos dirigiendo la mirada hacia Connor. Supe entonces que todo estaba perdido-.

    -Le agradezco que haya venido hasta acá príncipe Connor, pero muy a mi pesar, le tengo que negar su petición. Aceptar la unión entre ustedes va en contra de todo lo que soy, de mis propias creencias y por lo que he vivido todos estos siglos –dirigió la mirada hacia mí y mis manos empezaron a temblar de impotencia-. Lo siento por qué si Madja tiene razón y el de ustedes es un amor verdadero, sé el sufrimiento que les provocará la separación, pero con el tiempo ya verán que…

    -¡Ya basta! -Mi Nana se había levantado del asiento e iba hacia mi padre, se plantó delante de él—El tiempo no va a borrar el dolor que ahora les estas provocando a tu hija y a este muchacho –mi padre abrió los ojos desmedidamente sorprendido-. ¿Pero qué diablos te estás creyendo? –Mi padre volteó a verla de golpe- Tú no eres quien para sentenciar a Nicole a una vida llena de sufrimiento como la mía –mi Nana temblaba de pies a cabeza—. Mírala -le dijo-, se testigo del destino imponiéndose en estos dos chicos, un destino que ni siquiera tu eres capaz de impedir.

    -¿De qué rayos estás hablando? –Le grito mi padre, totalmente fuera de sí—

    -¿Sabes dónde conoció Nicole al príncipe Connor? –Le preguntó mi Nana a mi padre-

    -Eso está claro, en el maldito viaje que hicieron a las tierras del clan del norte –le respondió, nunca había oído maldecir a mi padre. Mis esperanzas se derrumbaban con cada palabra que se decía-. Yo debí de haberles negado el permiso de ir, debí… –esta última parte lo dijo como para sí mismo. Mi Nana sonrió pero su expresión estaba cargada de tristeza y desolación-

    -Eso no hubiera servido de nada, Kandro, estas equivocado, Nicole ya conocía a Connor mucho antes de ir a ese viaje –Connor volteó a verme, realmente no tenía idea a lo que mi Nana se refería, pero yo sabía a donde quería llegar—.

    Mi padre entrecerró los ojos llenos de rabia.

    -¿Me estás diciendo que Nicole frecuentaba al príncipe Connor antes del viaje al clan del norte? …¿Me estas queriendo insinuar que tu sabías de esto y estabas en complicidad con ellos para ocultármelo? –Preguntó a griyos, mi Nana puso los ojos en blanco—

    -Tienes una imaginación algo delirante y una idea bastante errónea de las cosas –le contestó mi Nana con el mismo tono en que mi padre le preguntó-. Sabes que Nicole heredó la habilidad que poseía tu madre, ya te lo ha dicho.

    -Eso no tiene nada que ver con lo que está pasando aquí –le dijo mi padre con exasperación-.

    -Te vuelves a equivocar, esa habilidad que se ha desarrollado en ella, ha sido la responsable de todo esto –mi padre tenía la mirada perdida y supe que aun no podía comprender el punto de mi Nana-. ¿No lo comprendes? Connor fue la primera visión que tuvo Nicole y desde ese preciso momento ella lo amó –mi padre volteó a verme nuevamente y después bajó la mirada para analizar mejor la información que mi Nana le acababa de dar—.

    -¡El chico de tus visiones! –Musitó mi padre entre dientes y finalmente unió los cabos sueltos-

    -Padre -empecé a decir y me adelanté dos pasos hacia él—, me dirijo a ti desde lo mas profundo de mi alma. Tú me conoces bien y sabes que si estuviera en mis manos enmendar la situación no dudaría en hacerlo. No les dije nada a mi regreso del viaje, porque no me importaba lo grande que fuera mi sufrimiento, no quería alterar sus vidas porque sabía lo que esto significaba. En serio lo intenté, pero este sentimiento es más fuerte que yo. Connor es mi vida ahora, y si tú decides negar tu autorización, sabes de sobra que aunque se me seque el alma acataré tus órdenes sin volver a mencionar jamás el tema -mi padre bajó la cabeza, tenía los ojos sutilmente cerrados-, solamente te pido que analices bien la situación y no me respondas por influencia de simples prejuicios ancestrales. Ahora, si mi petición te llega al generoso corazón que sé que posees y autorizas mi unión con el único hombre que podré amar en lo que me resta de vida, ten la seguridad que no habrá mujer más feliz y agradecida que yo –mi padre levantó la mirada y vi que sus ojos estaban cubiertos de lágrimas—.

    -Perdóname hija –me pidió y yo entendí de inmediato—, no puedo.

    LA PROMESA

    Las lágrimas se desbordaron sobre mis mejillas. Le hice una gran reverencia a mi padre aceptando con resignación su decisión como había prometido, di media vuelta y me dirigí a la salida. Connor me tomó de la mano para detenerme, pero yo me deshice de su agarre con un movimiento de mi brazo sin voltear hacia él, salí del salón real y me dirigí al jardín. Madja y Saiko me alcanzaron y les pedí que por esta vez me dejaran a solas. Saiko quiso refutarme la petición, pero Madja la tomó del brazo deteniéndola, el dolor estaba plasmado en el rostro de mis hermanas, pero asintieron sin decir palabra. Yo les agradecí con un movimiento de cabeza e intenté ofrecerles una pequeña sonrisa sin conseguirlo. Llamé a Markab y éste llegó al instante. Subí a su lomo y emprendimos el vuelo.

    -Llévame a la playa–no tenía ánimos para explicar nada, pero Markab me conocía muy bien, tanto que adivinaba mis estados de ánimos-.

    En todo el camino no dijo palabra alguna. Aterrizamos en la playa, desmonté y abrace por el cuello a mi amigo de toda la vida.

    -Regresa al palacio, por favor –le pedí—

    -No te voy a dejar sola –me respondió—

    -Necesito estarlo, quiero estar sola —él dudó-. Vamos, me conoces, no voy a hacer ninguna tontería, solamente…quiero pensar un poco mejor las cosas –empecé a tranquilizarlo—. Por favor amigo, vete ya.

    -Pero…

    -Por favor –le supliqué con toda la devoción que me fue posible, él se rindió y asintió—. Gracias.

    -Llámame cuando quieras volver, yo vendré por ti –asentí y Markab levanto el vuelo de inmediato, en poco tiempo había desaparecido del firmamento—.

    Sin poder evitarlo, desde el fondo de mi ser salió un grito arrollador, me dejé caer por completo sobre la blanca arena. Entonces di rienda suelta a mis sentimientos y al dolor que había estado escondiendo comenzó a salir. El llanto se apoderó de mí y no hice nada para detenerlo, ahora estaba sola y no tenia motivo para reprimirme. Él tiempo transcurrió y el sol se empezó a ocultar, la marea subió llegando el agua a rozar mis piernas, la noche llegó y la luna apareció. Oí un golpe seco en la playa, pero no me molesté en averiguar de qué se trataba. Solamente podía pensar en él, ¿se habrá ido ya? No podía sacármelo de la mente. Con los ojos cerrados, traté con todas mis fuerzas de poner mi mente en blanco. De pronto sus labios rozaron los míos, pensé que a lo mejor mi mente me estaba haciendo una mala jugada, no quería abrir los ojos para no despertar de este maravilloso sueño. No fue hasta que Connor susurró mi nombre cuando abrí los ojos de golpe y me di cuenta de que en realidad estaba aquí, conmigo.

    -Nicole… lo siento -se disculpó-, pero no podía irme así, necesitaba volver a verte –mi sorpresa fue infinita-.

    -¿Cómo supiste donde encontrarme? —Le pregunté—Acaso Markab…

    -No. Jordán me dijo que Diego le había enseñado este lugar, en un paseo que dieron juntos, también me dijo que había venido una vez contigo. Tu hermano mencionó que ustedes lo usan cuando quieren estar solos. Me imaginé que estarías aquí, ya que tus hermanas me informaron que habías salido del palacio.

    -Connor, le prometí a mi padre…

    -Le prometiste no volver a mencionar el tema, pero no dijiste nada sobre no volver a verme –sonrió con amargura, sus ojos estaban hinchados y supuse que también él había estado llorando—.

    -¿Qué voy a hacer Connor? –Tome su rostro entre mis manos- ¿Cómo voy a seguir viviendo, así…sin ti?

    -Tendrás que hacerlo, al menos por un tiempo. Para mí tampoco será sencillo, pero tenemos que ser fuertes. Yo te prometo que no me voy a dar por vencido, hablaré con mis padres y…

    -¿Es que no lo has entendido? –Le dije apartándolo de mi lado. Me senté y el hizo lo mismo, pero sus ojos no dejaron de verme ni un solo instante- Nunca permitirán nuestra unión y lo sabes bien.

    -Estaremos juntos, tarde o temprano –me aseguró—. Llegará el día en que ni nuestros padres, ni los prejuicios y mucho menos esa estupida ley, podrán impedirnos el unir nuestras vidas.

    -Eres demasiado optimista –le susurré bajando mi rostro-.

    -¿Confías en mí? –Me preguntó y yo no respondí—…contéstame- me tomó de la barbilla obligándome a mirarlo-. ¿Confías en mí? –repitió-

    -Con los ojos cerrados y desde el fondo de mi alma –le dije entonces, no podía mentirle viéndolo a los ojos porque no tendría caso, él se daría cuenta—.

    -Te amo Nicole. Eres…mi vida entera –rodeó mi cuerpo con sus brazos-.

    -Yo también te amo.

    Comenzó a besarme con ternura, sus dedos empezaron a recorrer mi rostro, hasta que finalmente se enredaron en mis cabellos y poco a poco empezaron a deslizarse hasta por debajo de su camisa desnudando mis hombros. Sus labios se deslizaron hacia mi barbilla, siguió descendiendo, poco a poco desabotonó mi blusa sin dejar de besarme. Lo que él me provocaba era mucho más que pasión pura, era el encuentro de todas las emociones juntas de un sólo golpe. Me desnudó por completo y después se detuvo, ambos nos pusimos de pie, me tomó entre sus brazos y comenzó a caminar adentrándose cada vez más al mar. Se detuvo hasta que su cuerpo estaba sumergido hasta la cintura, pero el mío no. Él me mantenía fuera del agua.

    -Quiero conocerte tal y como eres –me dijo al oído, después dejó caer mis piernas pero sin dejar de abrazarme, yo sabía lo que me estaba pidiendo-.

    Le sonreí, me solté de sus brazos y comencé a adentrarme en el mar sin quitar la mirada de sus ojos, él quiso seguirme pero yo le levanté la mano para que se detuviera, el agua le llegaba ya al pecho. Él se quedó paralizado esperando mi transformación, me sumergí y mis piernas se unieron para dar paso a mi gran cola, nadé por debajo del agua y salí a la superficie a escasos centímetros frente a él. Me abrazó e inspeccionó con satisfacción y sorpresa la mitad del cuerpo que había cambiado. Sus manos se deslizaron por debajo de mi cintura, la cola que ahora adornaba mi cuerpo era de diferentes tonalidades azuladas y brillaba bajo la influencia de la luz lunar. Por unos instantes sentí miedo de decepcionarlo. Tenía su atención completamente en la parte baja de mi cuerpo.

    -Fascinante –dijo entonces para sí mismo. Busqué con la mirada sus ojos para poder examinarlos y tratar de adivinar que significado podría tener esa palabra en ese momento, entonces me di cuenta que sus ojos brillaban de emoción, volvió su rostro y pegó su mejilla a la mía-. No creí posible que pudieras volverte más hermosa de lo que ya eres, mi preciosa reina del mar —me susurró al oído y un gran suspiro de alivio salió de lo más profundo de mi alma-.

    Sus labios besaron mis ojos que también habían cambiado, una membrana delicada los cubría, provocando que se intensificara su color. Poco después descubrió con las yemas de sus dedos las pequeñas branquias que habían aparecido en lo alto de mi cuello. Lo tomé de las manos y le repetí lo que antes él en su mundo me había advertido.

    -No te sueltes –le dije jalándolo hacia lo profundo y él adornó su rostro con una gran sonrisa—.

    -No lo haré –me respondió y yo le devolví la sonrisa-.

    Coloqué sus brazos alrededor de mi cuello y lo sumergí para mostrarle la increíble belleza que tan celosamente guarda el fondo del mar, algunas veces pegaba mis labios a los suyos proporcionándole un poco de oxígeno, otras veces tenía que sacarlo a la superficie para que sus pulmones volvieran a llenarse con aire puro. Lo saqué del fondo del mar y comencé a arrastrarlo hacia una roca que sobresalía del mar a poco menos de un kilómetro de distancia. Nada nos podía interrumpir allí. Solo estábamos él y yo, ante la inmensidad del océano, la playa a un costado y la brillante luna sobre nosotros. Platicamos de muchas cosas que no sabíamos uno del otro. Me contó que sus habilidades habían estado con él desde su nacimiento, me dijo de las múltiples caídas que tuvo cuando empezó a querer volar siendo solamente un niño pequeño. En cambio yo le confesé que mis habilidades habían aparecido a cierta edad madura y los detalles de la prueba a la que mi padre nos sometió a las tres para poder desarrollarlas. Las horas pasaron y el amanecer estaba cada vez más cerca, fue entonces que emprendimos el camino de regreso. Llegamos a la playa todavía con oscuridad. Cuando Connor pudo estar de pie y alcanzar el fondo estando todavía ambos sumergidos hasta el cuello, frenó y con un suave jalón me hizo voltear hacia él, en ese momento me aprisionó entre sus brazos, comenzó a besarme y nuestros cuerpos se entregaron a la pasión que se había estado preparando para por fin poder estallar. En ese momento nuestros cuerpos se volvieron uno solo, al igual que nuestras almas.

    -Me esperaras ¿verdad? —Los primeros rayos del sol se empezaban a asomar, mientras mi cabello comenzaba a secarse con la suave brisa de aire proveniente del sur – Prométemelo –insistió-.

    -Sabes que lo haré, no tienes por qué dudarlo, ni siquiera tenías que pedírmelo –voltee a verlo a los ojos—. Aunque existe la posibilidad de que nunca vuelvas a mí, yo siempre te esperaré –entre cerró los ojos—.

    -Volveré por lo que es mío, Nicole, te lo prometo. Por ahora creo que debo marcharme, no pasará demasiado tiempo en que empiecen a buscarte –un dolor se instaló en mi pecho, pero estaba consciente de que Connor tenía razón. No podíamos permitirnos el que nuestro encuentro fuese descubierto, sobre todo para no incrementar la ira de mi padre-.

    Ambos volvimos a vestirnos y después estando entre sus brazos llamé a Markab y Connor hizo lo mismo con Adrina, al cabo de dos segundos ambos aterrizaron en la playa que había sido testigo de nuestro idilio.

    -Nunca olvides mi promesa, ni tampoco cuanto te amo –me susurro Connor al oído—.

    -Yo tambien te amo, esperaré por lo que es mío –le respondí y devolviéndole sus propias palabras, él sonrió y después me besó por unos instantes, finalmente dio media vuelta y subió al lomo de Adrina. Ésta alzó el vuelo y al poco tiempo se habían perdido en el horizonte—.

    -Lista para volver al palacio, Nicole –me preguntó Markab—.

    -Lista no, pero si resignada, auguro que mis hermanos deben estar preocupados ¿no es así?

    -No son los únicos –me informó, pero no tenía ánimos para preguntar por los demás, estaba demasiada dolida—.

    Markab alzo el vuelo, le pregunté si ya había pensado mi propuesta de dejarme y él por fin me respondió. Adrina le había dicho que estaba convencida en que Connor lograría el permiso para nuestra unión, me dijo que mi príncipe tenía un plan desarrollándose y de lograrlo no tendría que dejarme nunca. Le pregunté qué era lo que había planeado Connor, pero dijo que Adrina no había querido contarle sus planes para evitarme preocupaciones. Adrina le dijo que tenía la seguridad de que Markab tarde o temprano me contaría los detalles del plan si llegaba a saberlo. El palacio se asomó por el horizonte y Rocka, Pardus, Bisha e Indra venían hacia mí.

    -¿Qué pasa? –Les pregunté a mis hermanos—

    -¿Qué, qué pasa? Nos has tenido con el alma en un hilo…, ahora mismo íbamos a buscarte –me respondió Diego a manera de reproche—.

    -Lo siento, estoy bien, vamos al palacio –les dije—.

    -Sí, el Rey Ra y el príncipe Jordán partirán dentro de poco tiempo –me informó Madja—, supuse que querrías despedirte de ellos.

    -¿Se van ya? ¿Por qué?

    -Te perdiste la mejor parte hermana -comenzó a decirme Madja-, el alboroto que se armó después de que abandonaste el salón real fue…realmente grande. Nuestra madre se puso en contra de mi padre delante de todos y el rey Ra le brindó su apoyo, así como Jordán y mi Nana –supe que mis hermanos podían ver la sorpresa en mi rostro, nunca imaginé que mi madre se pusiera de mi lado en esta situación-. Mi madre estuvo fenomenal, nunca había visto enfrentar de ese modo a mi padre, todos trataron de hacerlo cambiar de opinión –clavé la mirada sobre Madja, pero cuando ésta la sintió la ocultó de mí-, pero nuestro padre no dobló las manos, se mantuvo firme en su decisión de no permitir tu unión con Connor –eso ya lo sabia-.

    -El Rey Ra le dijo a nuestro padre que no quería quedarse en Sorsand para ver el error que estaba cometiendo –intervino Saiko-. Le dijo… no, más bien le gritó que siempre le había hablado de su devoción por nosotras y que no perdía oportunidad de dejarle en claro que lo único que siempre había soñado era nuestra felicidad. Una felicidad que ahora, él mismo te estaba negando –quería que mis hermanos me siguieran informando, pero ya habíamos llegado al palacio-.

    Aterrizamos en los jardines del palacio, Jordán estaba allí esperándome.

    -Tenía la esperanza de despedirme de ti –me dijo y yo lo abrace-, ¿te encontró? –Me pregunto al oído lo suficientemente bajo para que nadie más pusiera oírlo—

    -Sí, gracias –le respondí sonrojándome, y él me respondió con una sonrisa—.

    -No te preocupes, la noche intensifica su obscuridad cuando el amanecer esta por aparecer –no pude evitar torcer los ojos ante su intención filosófica de levantarme el ánimo-.

    -¿En dónde habré escuchado eso antes? –Le dije en tono irónico y él me sonrió—

    -Nicole –el Rey Ra venia hacia mí, me abrazó-, tu padre es más testarudo de lo que pensaba, pero no te preocupes demasiado, tarde o temprano tendrá que cambiar de opinión –no sabía a qué se debía tanta confianza—. Ten un poco de paciencia.

    -Yo no tengo tanta confianza en ello, pero de todas maneras, gracias por todo -le respondí—.

    -No tienes nada que agradecer y tienes que ser un poco más positiva, haremos lo posible por ayudarlos –me dijo con ternura en la voz—.

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