Los Perros
Por Ríos Alcocer
()
Información de este libro electrónico
Lee más de Ríos Alcocer
El Curandero Y Otros Cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Convento Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos a La Luz De Mi Lámpara Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Fuente Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Relacionado con Los Perros
Libros electrónicos relacionados
Niebla en Wharran Percy Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa memoria donde ardía Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Encuentros Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesOjos color del tiempo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMujeres pensantes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNoches en vela Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Reencarnado 2: Reencarnados, #2 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl río de Malene Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Rápicuentos para rápilectores Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesOdiosa esclavitud Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNiebla en el valle Calificación: 3 de 5 estrellas3/5301 Chistes Cortos y Muy Buenos + Se me va + El Misterio de los Creadores de Sombras. De 3 en 3 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTriste amanecer Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Nada menos que todo un hombre Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSe me va + El Misterio de los Creadores de Sombras + El Cruce Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesChantaje o seducción Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAtrae el dinero con la ley de la atracción + Se me va + El Misterio de los Creadores de Sombras. De 3 en 3 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSe me va + El Misterio de los Creadores de Sombras + Colección Completa Cuentos. De 3 en 3 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSe me va & El Misterio de los Creadores de Sombras. De 2 en 2 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTritón y Minos: Detectives de lo extraño Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSe me va + El Misterio de los Creadores de Sombras + El Inspirador Mejorado. De 3 en 3 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa cabeza decapitada Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSe me va + El Misterio de los Creadores de Sombras + Metavida. De 3 en 3 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSe me va + El Misterio de los Creadores de Sombras + Un Comienzo para un Final. De 3 en 3 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSe me va + El Misterio de los Creadores de Sombras + Las Reglas del Juego Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSecuelas De Ángel Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl regreso de la novia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Soy la mujer de Chuck Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl ángel de Domingo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa muerte viene estilando Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Ficción general para usted
La riqueza de las naciones Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El libro de los espiritus Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Divina Comedia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Meditaciones Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Ilíada Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La milla verde (The Green Mile) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Crimen y castigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5EL PARAÍSO PERDIDO - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Iliada: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Arsène Lupin. Caballero y ladrón Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El mercader de Venecia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5100 cartas suicidas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las 95 tesis Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¿Cómo habla un líder?: Manual de oratoria para persuadir audiencias Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Poemas de amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las siete muertes de Evelyn Hardcastle Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mitología Inca: El pilar del mundo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Rebelión en la Granja (Traducido) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mañana y tarde Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La casa encantada y otros cuentos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Crítica de la razón pura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Alicia en el País de las Maravillas & A través del espejo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La llamada de Cthulhu Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos para pensar Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cartas Filosoficas de Séneca Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Esposa por contrato Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Fortuna Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Ilíada y La Odisea Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Civilizaciones Perdidas: 10 Civilizaciones Que Desaparecieron Sin Rastro. Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Categorías relacionadas
Comentarios para Los Perros
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Los Perros - Ríos Alcocer
ÍNDICE
Los Perros
La Tormenta
Los Hermanos
El Rollo De Cobre
El Vídeo
El Llamado
Al Final
Sueños
Desaparecido
Un Enjambre De Abejas
El Palacio
Servicio Nocturno
La Limosnera
Zac
La Medicina
La Detención
El Rayo
Antiques
La Otra Casa
La Pianola
La Última Escena
La ola perfecta
El Símbolo
El corazón
El Talismán
El Paciente
La Piedra
El Número Diez y Seis
Una Mentira
La Ceremonia
Toto
La Solución
La Otra Familia
El Grillo Del Emperador
Por Teléfono
El Vuelo
La Sábana
El Teléfono
Una Voz
La Máscara De Hielo
Juan
El Señuelo
El Perro Negro
Sara y Bruno
En El Elevador
El Puente
La Beca
LOS PERROS
-¡Ya no soporto tanto ladrido!
Exclamó Jacobo.
-Voy a asomarme a casa del vecino, parece que está matando a sus perros, tú quédate aquí, ordenó a su novia Amelia.
Amelia protestó:
-Yo también quiero enterarme, diciendo esto, salió en pos de Jacobo.
Como es costumbre en estas tierras, la puerta estaba abierta y el vecino los invitó a entrar;
-¿Quieren un refresco? Pasen.
-No, gracias, dijo Jacobo, hace dos días que los perros de la casa de junto ladran y aúllan casi sin descanso.
-Es que hace dos días que no comen, el dueño de los perros está preso, es cosa de esperar, en unos días se habrán muerto de hambre.
-Eso no, murmuró Amelia.
Se despidieron y Jacobo, sorprendido, vio que su novia, habitualmente tranquila, caminaba indignada, en dirección contraria a la casa.
-¿A dónde vas?
-Ya verás.
-Tú te quedas conmigo.
Ella, habitualmente sumisa, ella, quien lo obedecía de inmediato y abandonaba la mejor de las fiestas al menor gesto de él, ahora se detuvo y viéndolo a los ojos le preguntó:
-¿Estás conmigo?
Nunca se le había enfrentado, aquello lo sobrepasaba. La quería realmente, aunque, en secreto pensaba que ella era una simple mujer, y no muy lista, por cierto.
Respondió:
-Estoy contigo y la siguió.
A un par de calles llegaron al taller del cerrajero.
-Don Nazario, necesito que abra una chapa.
-Sí niña, deje llevar mi herramienta y encargarle el taller a mi hijo.
Casi de inmediato se encaminaron a casa de Amelia.
-Niña ¿se dejó las llaves adentro?
-No, no es en mi casa, es en la de junto, y le explicó el caso.
-Yo también quiero a los perros, no los podemos abandonar.
-Esto es el colmo, rumió Jacobo, pero quiero ver en que acaba todo esto, pensó.
Fueron de paso a la carnicería.
-Jacobo, dijo ella, ¿traes dinero?
Él, sin rechistar, pagó por la carne que ella ordenó.
Una vez frente a la puerta, Don Nazario introdujo una ganzúa en la cerradura y la destrabó limpiamente.
Se oyeron los ladridos más cerca, ya no en el patio, sino en la entrada. Al abrir la puerta, Jacobo, quien se había adelantado, se vio frente a los perros, los ojos encendidos, el lomo erizado. Cerró de inmediato.
-No podemos ni abrir la puerta, están pegados a ella, dijo.
Amelia intervino:
-Déjame a mí.
-Te van a morder.
Ella, persuasivamente, lo hizo a un lado y abrió la puerta.
-A ver, dijo a los perros, les traemos de comer, no les vamos a hacer daño.
Los animales estaban frenéticos, parecían a punto de atacar.
-No me miren así, aquí hay comida. Por los ojos coruscantes de ambos perros corrió una lucecita de comprensión.
Amelia les arrojó la carne.
-Tontitos, cuánta hambre tenían.
-Ya cierra la puerta, vendremos mañana, dijo Jacobo.
Ella recuperó su aire dulce:
-Nunca he tenido perro, y ahora, aquí hay dos abandonados y mira, que lindos.
Él echó una larga mirada a los fieros doberman que ya habían terminado su pitanza.
Sin esperar respuesta, Amelia llamó a los perros:
-Quisi, quisi, aquí conmigo, vámonos.
Los enormes perros la siguieron.
El cerrajero volvió a cerrar la puerta, recibió su paga y se despidió comentando:
-La verdad, los perros están bonitos.
Jacobo acompañó a su novia a la casa de ésta. Al escuchar el barullo, el padre de la joven había salido a la puerta.
-¿Y ahora? Preguntó al ver a los muchachos con dos grandes perros.
-Ya tenemos perros, papá, mira.
-Veo.
-Señor, intervino Jacobo ¿no va usted a hacer nada al respecto?
-¡Ay! Hijo, todavía no conoces a Amelia… cuando se le mete una idea en la cabeza… lo que voy a hacer es una casa para perros, ahí tengo algo de madera en el patio, ¿tú sabes algo de carpintería?
Jacobo, al fin soltó la risa, tendría que revisar su concepto sobre: una simple mujer
.
***
LA TORMENTA
Saúl se hizo a la mar al pardear la tarde, presintiendo buena pesca, pero una alta ola inesperada se le vino por encima, negra, sin espuma y volcó su barca lanzándolo por el aire en medio de un extraño remolino que lo atrapó.
Pese a que era un buen nadador, aquella agua vertiginosa lo aturdió y pensó que era su fin. De pronto, otra ola lo levantó y lo dejó en la superficie, en una relativa calma. No sabía hacia donde nadar, no pudo ver su barca, así que sólo trató de mantenerse a flote.
La tormenta estalló con ramales de rayos y relámpagos, en medio de una lluvia cerrada y fría. Justo cuando dejó de luchar, sintió que lo sostenían, halaban, que lo ponían sobre el maderamen de una cubierta… y perdió la conciencia. Cuando volvió en sí, se encontraba en una litera y sentía el balanceo suave de un barco grande. Se incorporó y vio frente a él una escudilla con sopa caliente que devoró por entero, para de inmediato caer en un pesado sueño.
Cuando abrió los ojos pudo advertir por la claraboya, que el cielo era perfectamente azul y brillaba el sol. Se levantó para ir a agradecer a sus rescatadores. Subió la escalerilla que llevaba a la cubierta, ésta se encontraba desierta, recorrió todo el barco sin hallar a alguien. Vio la línea de la costa al alcance, y que su barca intacta flotaba junto a una escala al costado de la nave.
Antes de bajar, gritó:
-¡Gracias! Por si alguien lo escuchaba. Descendió y montó en su lancha, que pese a la tormenta no había sufrido daño y en ella se encaminó a casa. Volteó a ver que lo había prácticamente dejado frente a la playa de donde había zarpado y, palideció por la sorpresa al ver que la imponente nave de la que acababa de descender, era ahora una vaga silueta semitransparente color entre humo y neblina que se esfumaba rápidamente hasta disolverse frente a sus ojos.
Desde entonces, algunas veces, Saúl, cuando sale a pescar, ve a lo lejos en el horizonte la silueta color humo de un barco que navega hacia el norte. El pescador agita sus brazos en señal de saludo, pero nunca ha recibido una respuesta.
***
LOS HERMANOS
Juan Tolome era apuesto, alegre, de trato agradable, no así su hermana Avelina, reservada, seria. Ambos eran los únicos que quedaban de la familia y eso los hacía muy cercanos y bien avenidos. Juan a los diez y ocho años se casó con la hija de un vecino y un par de años después lo hizo Avelina con el abarrotero del pueblo.
Juan trabajaba el rancho que les habían dejado sus padres y cada día pasaba a la tienda a platicar con su hermana. Así que cuando transcurrió el día sin que Juan apareciera, Avelina dejó solo a su esposo en el establecimiento y fue al rancho a buscar a su hermano.
-Estás exagerando, mujer, dijo Armando, el esposo de la muchacha.
Sin responder, ella se marchó preocupada. Martha, la esposa de Juan, aclaró:
-Lo invitaron unos amigos a la inauguración de la nueva cantina, ya lo conoces, yo ni me preocupo, ya sabes que muchas noches no llega a la casa, por eso mejor me regresé con mis padres.
Avelina, añadió:
-Es que siempre pasa a verme, no transcurre el día sin que venga aunque sea sólo por un rato.
-Tengo menos suerte que tú, comentó Martha.
Avelina retornó a su casa con la angustia instalada en el