Soy de Campillo
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Versión íntegra, propia y sin mas pretensión que entretenerse durante el confinamiento de un campesino hijo de campesinos, que luego fue un emigrante interior mas. Reflejo de unas gentes buenas, e inocentes de esas penurias, ocupados y preocupados principalmente en el sobrevivir del día a día.
Rindámosles homenaje, leyendolo y dándolo a leer.
Jesus Beleña Saiz
(el pequeño de la Alfonsa). Nacido en Campillo de Altobuey CUENCA, un 8 de Agosto de 1938
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Soy de Campillo - Jesus Beleña Saiz
* Nota del Transcriptor: Se ha respetado (salvo alguna coma y el uso de los porque o por qué para su mejor lectura) la literalidad al máximo de la escritura original, incluidas las contrastables faltas de ortografía y variados acentos, al libre y humilde albedrío del propio protagonista, en quien no haremos escarnio por esto, mas bien al contrario, mucho más vistas las carencias y con muchas menos excusas en las escrituras de las muchachadas actuales.
Hoy 17-04-2020, que estamos en unas condiciones que no podemos hacer nada con la epidemia que tenemos del virus del coronavirus, pues boy a empezar a contar lo que me recuerde de mi existencia:
Primero que desciendo de una familia muy humilde. Que mi padre se llamaba Enrique, y mi madre Alfonsa q.e.d. Heramos siete hermanos vivos, y que en el tiempo de la guerra y la prosguerra pues ahora me recuerdo mas que nunca de mis pobres padres las penurias que tuvieron que pasar para sacar adelante a sus siete hijos, con tan pocos medios que tenían.
Segundo, que como he dicho antes heramos siete hermanos, que habrá hermanos que se hayan llevado bien, pero dudo que se hayan llevado tan bien como nosotros, pero no mejor que nosotros desde un principio hasta el final.
Tambien tengo que decir que, a pesar de llevarnos todos bien, pues tengo que decir que con los cuatro mayores Antonio, María, Jose María y Amparo debido a la diferencia de hedad que nos llevavamos pues no hera lo mismo. Porque fijaros si nos llevamos diferencia de años, que cuando yo naci mi hermano mayor estaba en la guerra civil, que entre la guerra y el servicio militar pues estuvo por lo menos cinco años. Y como entonces no habia ni tanta correspondencia ni tantos móviles, pues no me conocía. Y cuando vino, y bió corretear un chiquillo por la casa, pues preguntó que quien era ese chiquillo y claro pues mi madre le dijo que era su hermano pequeño.
Y de los tres hermanos que quedamos, pues que os boy a contar, pues que cada vez que nos juntamos pues recordando nuestros tiempos pasados pues lo pasamos pipa, como dicen ahora los jovenes. Mis hermanos restantes son Enrique y Manuel.
Lo que tambien os puedo contar es que no necesitaba despertador para ir a la escuela, pues como mi madre todas las mañanas, como pan habia poco les solía guisar lo que podía, o lo que había, para que por lo menos llevaran algo caliente cuando se iban al campo. Pero vengo a decirlo porque cuando les solía guisar pues heran unos gazpachos o unas gachas, pero por qué digo que no necesitava despertador, porque sabeis que cuando se guisan gachas al finalizar se dan unos golpes contra el vorde de la sarten para que se caigan lo poco que se queda agarrao al cucharón, lo que me servia a mi para levantarme para almorzar con ellos, y eso a mis hermanos no les benia bien, porque así les tocaba menos a ellos.
Y de mi niñez pues vuelvo a decir lo mismo, que a pesar de los pocos juguetes que teníamos, como vivía en un barrio que se llama el Liso y era un barrio que siempre había chiquillos, siempre nos ingeniabamos algo alguno para jugar, que podria enumerar, pero como había tantos juegos con cualquiera nos lo pasabamos bien. Tanto a mis hermanos como a mi no se nos daba mal, y nos servía para que no nos faltara alguna perrica para comprarnos algo, y algun tebeo, que luego me dedicaba a cambiarlos por otros. Luego como digo con lo que ganabamos a los juegos teniamos alguna perrica, pues me dedicaba a comprar los tebeos en la tienda de Galletas, que era el que los vendia, y luego despues de leerlos me dedicaba a que los leyeran los demas niños que quisieran leerlos por diez centimos, y con lo que sacaba porque