El Encuentro del Viejo con el Niño

Por Humberto Mendez Vega

Este libro fue escrito para ensenar una vida real, para que detectes a los malos, que por el mundo van. Deseo que encuentres la felicidad al dar lo mejor de ti. Gracias por escucharme al leer mi libro.

Que tu mente y tu corazon se llenen de alegria, mucho mas en estos dias. Y cuando veas los tiempos dificiles recuerda que pronto pasaran. Y el resto es siempre tuyo.

• Idioma: Español
• Editorial: Page Publishing, Inc.
• Fecha de lanzamiento: 11 may 2023
• ISBN: 9781662494727

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El Encuentro del Viejo con el Nino

Humberto Mendez Vega

Derechos de autor © 2023 Humberto Mendez Vega

Todos los derechos reservados

Primera Edición

PAGE PUBLISHING

Conneaut Lake, PA

Primera publicación original de Page Publishing 2023

ISBN 978-1-6624-9468-0 (Versión Impresa)

ISBN 978-1-6624-9472-7 (Versión Electrónica)

Libro impreso en Los Estados Unidos de América

Tabla de contenido

Tecomán Colima 1966

El corral de la abuela

Agradecimientos

Sobre el Autor

Tecomán Colima 1966

Aquí empiezo mi historia. Era en Tecomán, Colima, donde el calor abrazador no dejaba en paz y la necesidad crecía, porque había hambre y más. En esta historia de mi libro voy a usar palabras de mis pensamientos con poesía para no aburrirlos con mi vida que fue difícil.

Para empezar, era un niño como de 7 años, tartamudo, difícil de expresar mi sentir, hubo muchos que se burlaron de mí, cuando yo quería pedir algo otros tomaban el primer lugar, por mi forma de hablar, hasta la fecha de hoy.

Era como mayo o junio de 1967 cuando mi papá abandonó a mamá. Yo aquí no voy a justificar a nadie, voy a hablar en crudo, porque nunca se coció mi vida como yo esperaba, tuve que cortar quelite para comer y venderlo a los vecinos para sus cerdos, yo lo quería vender por 25 centavos y me daban lo que querían. La necesidad crecía y lo miraba injusto. Y empecé a robar en la vida.

Que no se piense mal, porque solo robaba para comer al día algunos mangos o una sandía. Que me perdonen aquellos que hayan mirado mi huella descalza que yo tenía, porque muchos no miraron que ni hablar podía. Recuerdo los sábados por la tarde, cuando gente mayor se reunía afuera de la tienda de don Alejo esos días, eran como 5 señores de 65 a 70 años. Se reunían a platicar de los días de trabajo y las cosas mal habidas. Creo que ellos conocían mi vida porque yo era el que tomaba de sus botellas de Coca Cola, o Pepsi, de un trago les bajaba para ellos mandarle a poner un decilitro de alcohol que le llamaban chango. Esa tarde era bonita porque al ponerse el sol yo me venía a casa tarde, de tanto tomar refresco, lo que no podría tener durante la semana, y como ya no tenía a mi padre en casa. De lo que caía agarraba, tal vez pocos entiendan mi pensar porque no pasaron hambre como yo al caminar.

Recuerdo con tristeza un día que mi madre se fue dizque a trabajar, todavía no salía el sol; ella empezó a caminar, iba para Colima a lavar y planchar, eso es lo que ella dijo. Pero a mí se me abrieron los ojos desde muy chico y el sol no se tapa ni con la mano empuñada, Creo que lo