Trilogía: justicia, utopía y militancia
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Trilogía - Cristian Flores Rebolledo
Trilogía: Justicia, utopía y militancia
Cristian Flores Rebolledo
© Ediciones Oxímoron 2023
ISBN: 978-956-9498-53-4
ISBN DIGITAL: 978-956-9498-56-5
RPI EL PAÍS SIN DUELO:
2023-A-4583
RPI EL HOMBRE QUE DEVORABA A LAS PALOMAS: 2022-A-3919
RPI YO MATÉ A PINOCHET:
A-235310
» Paula Gaete L. | Edición general
» Aporía | Diseño y diagramación
» Ricardo Romero | Fotografías Yo maté a Pinochet
» Cristóbal Cvztanic y Ricardo Romero | Fotografías El país sin duelo
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» Colección | ESCENA / Teatro contemporáneo
Diagramación digital: ebooks Patagonia
www.ebookspatagonia.com
info@ebookspatagonia.com
Este proyecto fue financiado por el Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, convocatoria 2022.
ÍNDICE
Prólogo del autor
YO MATÉ A PINOCHET
Prólogo de Adán Salinas. Manolo: fragmentos de una victoria inalcanzable
Ficha técnica
Obra
EL PAÍS SIN DUELO
Prólogo de Beatriz Bataszew. ¿Estás viva? Sí, soy una sobreviviente: Desprivatizar el daño y transformarlo en acción política
Ficha técnica
Obra
EL HOMBRE QUE DEVORABA A LAS PALOMAS
Prólogo de Daniel Labbé. Entre los muros de la impunidad.
Ficha técnica
Obra
Agradecimientos
P
ARA
M
ATILDE, MI HIJA.
El gran poema humano
sería él que nunca hubiese escrito lo que fue escrito,
porque lo que sucedió nunca sucedió…
El gran sueño, el gran sueño utópico del humano,
es que los poemas no sean necesarios
porque dejaron de existir las causas que hacen a los poemas necesarios
Raúl Zurita
PRÓLOGO DEL AUTOR
¿Por qué Justicia, utopía y militancia? Creo que, en la medida que vayas leyendo cada una de las obras, no será necesario explicar nada en este prólogo. Sin embargo, hay algo que no aparece en las obras y que a continuación leerás. Esto tiene que ver con la necesidad de saber, de aprender sobre algo que puso al límite mis deseos. Cuando me refiero a deseos, estoy intentando decir aquello que me vincula con lo otro
, con aquello que está fuera de mí, con la realidad material, sensible, simbólica e imaginaria que me rodea. En eso que está fuera de mí, hay otras y otros como yo que despertaron las pasiones más intensas en una época de mi vida, desde el amor más profundo hasta el odio parido. Estas tres obras me permitieron transformar ese odio, rabia e impotencia, en potencia, en creatividad, en acción, por eso me permito compartirlas en esta publicación.
Te puedo contar que siento mucha admiración por aquella generación que tuvo como principal característica la determinación, creo que es algo que siempre he perseguido. Me refiero a las y los jóvenes que lo dieron todo por sus proyectos utópicos y que, a pesar de la derrota, olvido, y persecución política (que asumieron sin chistar en todo caso), quisieron seguir viviendo intensamente, así como lo hicieron cuando lo querían todo, pero en el retiro y el anonimato. En estas obras me refiero, específicamente, a aquellas y aquellos que pude ver cuando era un niño en mi entorno pobre. Aquellos que el relato de la memoria de las élites nunca hizo parte y que solo podemos dar testimonio quienes los vimos repartir pollos y zapatos, u organizando algún tipo de actividad para entretener a niñas y niños, como yo, cuando no podíamos salir de vacaciones o mientras nuestros padres trabajaban. Aquellos que avivaban la cueca en las protestas o como ellas y ellos mismos se definieron:
¡Vaya acusación! Sí, fuimos culpables de eso y mucho más, fuimos nosotros los que recuperamos y repartimos zapatos Bata y Hush Puppies; los de los camiones de leche y yogurt, peluches, cuadernos, chalecos, ropa interior, música, zapatos de niño, y otras cosas increíbles para nuestras gentes en La Legua, Cerro Navia, en Renca, en Puente Alto, La Granja, Peñalolén, Hualpencillo, Rahue Alto, Valparaíso, La Serena y Coquimbo, a la Yungay, a La Victoria y Lo Hermida. Fuimos los de los remedios, de la música, la carne, el vino y la cerveza; los de los pollos y las fonolas… fuimos nosotros al Peda y nos instalamos en la historia estudiantil chilena con el BAZAR DE LAS GANAS, con sostenes y calzones, condones, anticonceptivos, cuadernos y música, en medio de una propaganda armada, con una camioneta en llamas, megáfono y panfleto abundante, imborrables rostros, vibrando, compartiendo y gozando. SOMOS LOS DE LA TOMA DE LO COTIDIANO. (Declaración Movimiento Juvenil Lautaro)
En estas obras, aparece una perspectiva popular de la memoria sin la intención de hacer un relato heroico o un elogio a la pobreza y a la violencia, pero sí exponiendo lugares desde los cuales la vida se juega en un lugar al límite y muy contradictorio.
Las historias y personajes que aparecen en las obras son todos de mentira
, son una fantasía personal construida en base a muchas experiencias vitales que existieron realmente de muchas personas con las que pude compartir y que, de alguna forma, me constituyen, porque aún me tienen imaginando lo posible y lo imposible, e invitándome, a pesar de las adversas condiciones del trabajo artístico, a crear.
PRÓLOGO
MANOLO: FRAGMENTOS DE UNA VICTORIA INALCANZABLE
Podemos conocer muchas memorias diferentes. La memoria implica una relación, algo que se traspasa. No se trata sólo de algo individual que se acaricia en un rincón de sí mismo. La memoria que hace visible Manolo no es la de la prisión política o de la tortura, ni tampoco la memoria del desaparecido, o de lxs familiares de lxs detenidxs desaparecidxs. Se trata de la memoria de la lucha insurgente. Memoria que ha sido obliterada, y tal obliteración no es efecto solamente de los procesos de institucionalización de la memoria, proceso por el cual las memorias diversas quedan en cierto sentido cristalizadas en singular: la memoria. El tipo de memoria que nos transmite Manolo es una memoria ingobernable, que no puede ser transcrita a los estándares de las comisiones, que derechamente echaría a perder el trabajo de una comisión de verdad
. Además, pone en tensión la memoria de la lucha política construida bajo la metaimagen de la campaña por el No. Se trata de una memoria de lucha que disputa, precisamente, dicha metaimagen, que muestra que la lucha contra la dictadura ni se fraguó en los partidos de la oposición ni se decantó en el spot televisivo solamente, sino que se realizó de múltiples maneras: a pie de calle, en la barricada, en la acción directa poblacional, en la organización social, en la no violencia activa, en el boicot. Y, en este último caso, especialmente a través de la organización insurgente de un proyecto revolucionario que no es solamente el de la transformación de los medios de producción, sino que apunta a una revolución integral de las estructuras sociales, morales y políticas, además de las económicas. Algo que tiene más de intuición que de programa o de manifiesto.
Por otra parte, esta memoria ha quedado obliterada porque la memoria es parte de las personas de carne y hueso, pero una persona como Manolo difícilmente se presentará a rendir testimonio públicamente, oficialmente. Manolo sigue fondeado. Y, de presentarse su testimonio, será a todas luces inaceptable. Manolo, a lo sumo, luego de un tiempo de solidaridad e intimidad, le confesará a alguien lo que ha vivido y nunca del todo. Porque así como hay cosas que traspasar, hay cosas que no se cuentan. Por esa razón, es un gesto político poner a Manolo en escena, porque hace emerger a alguien que existe y que no es visible, porque ha elegido no ser visible, porque, en definitiva, un camino como el de Manolo no se abandona del todo.
La puesta en escena produce un efecto. Me siento cómodo hablando de Manolo como nunca me sentiría hablando de una persona de carne y hueso y de sus memorias. Al mismo tiempo, siento que construir este personaje o este rol no es una sustitución, una obliteración, en este caso, artística, precisamente por lo que decía antes. Alguien como Manolo sigue eligiendo la invisibilidad, el enmascaramiento, la cautela. Sigue fondeado sin signos visibles de ninguna memoria, sin pañuelo, sin pancartas, sin fotos u otra signatura que lo identifique. Intuyo que Manolo sigue por ahí con la bicicleta y el maletín y también que su puesta en escena es posiblemente su única forma de visibilidad. En ese sentido, es una memoria que no emerge sino en ese plano íntimo entre-dos. Su puesta en escena abre el espacio de entre-dos y hace emerger esta memoria. Es lícito preguntarse ¿debió