Los dos eran unos cachondos mentales. En el pueblo, en Brazatortas, les llamaban los Tonetti, como la legendaria saga de payasos. A mi padre le conocí menos porque murió cuando yo tenía siete años, pero mi madre, que afortunadamente me duró más, siempre fue muy chascarrillosa. Era una monologuista espléndida. La recuerdo siempre rodeada de gente embobada con las cosas que contaba, sus cosas. Ya en Madrid, trabajaba en la portería de la calle General Lacy, 11. Por cierto, agradezco profundamente que pusieran una placa en la que se lee: “En esta portería trabajó la madre de fulanito de tal”.
MILLÁN SALCEDO
Dec 22, 2023
3 minutos
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