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Arrastrados por la venganza
Arrastrados por la venganza
Arrastrados por la venganza
Libro electrónico141 páginas2 horas

Arrastrados por la venganza

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El padre de Julio había perdido su fortuna y su reputación, y este hacía responsables de ello a la familia de Taz Laker. Decidido a vengarse, Julio había planeado casarse con Belinda, la madrastra de Taz.
Taz y Julio habían sido amantes, y la feroz atracción sexual que había existido entre ellos no había desaparecido. La joven estaba decidida a impedir ese matrimonio. Si Julio se casaba con alguien, tenía que ser con ella... y por amor.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento10 jun 2021
ISBN9788413755786
Arrastrados por la venganza
Autor

Sara Wood

Sara has wonderful memories of her childhood. Her parents were desperately poor but their devotion to family life gave her a feeling of great security. Sara's father was one of four fostered children and never knew his parents, hence his joy with his own family. Birthday parties were sensational - her father would perform brilliantly as a Chinese magician or a clown or invent hilarious games and treasure hunts. From him she learned that working hard brought many rewards, especially self-respect. Sara won a rare scholarship to a public school, but university would have stretched the budget too far, so she left school at 16 and took a secretarial course. Married at 21, she had a son by the age of 22 and another three years later. She ran an all-day playgroup and was a seaside landlady at the same time, catering for up to 11 people - bed, breakfast, and evening meal. Finally she realised that she and her husband were incompatible! Divorce lifted a weight from her shoulders. A new life opened up with an offer of a teacher training place. From being rendered nervous, uncertain, and cabbagelike by her dominating ex-husband, she soon became confident and outgoing again. During her degree course she met her present husband, a kind, thoughtful, attentive man who is her friend and soul mate. She loved teaching in Sussex but after 12 years she became frustrated and dissatisfied with new rules and regulations, which she felt turned her into a drudge. Her switch into writing came about in a peculiar way. Richie, her elder son, had always been nuts about natural history and had a huge collection of animal skulls. At the age of 15 he decided he'd write an information book about collecting. Heinemann and Pan, prestigious publishers, eagerly fell on the book and when it was published it won the famous Times Information Book Award. Interviews, television spots, and magazine articles followed. Encouraged by his success, she thought she could write, too, and had several information books for children published. Then she saw Charlotte Lamb being wined and dined by Mills & Boon on a television program and decided she could do Charlotte's job! But she'd rarely read fiction before, so she bought 20 books, analysed them carefully, then wrote one of her own. Amazingly, it was accepted and she began writing full time. Sara and her husband moved to a small country estate in Cornwall, which was a paradise. Her sons visited often - Richie brought his wife, Heidi, and their two daughters; Simon was always rushing in after some danger-filled action in Alaska or Hawaii, protecting the environment with Greenpeace. Sara qualified as a homeopath, and cared for the health of her family and friends. But paradise is always fleeting. Sara's husband became seriously ill and it was clear that they had to move somewhere less demanding on their time and effort. After a nightmare year of worrying about him, nursing, and watching him like a hawk, she was relieved when they'd sold the estate and moved back to Sussex. Their current house is large and thatched and sits in the pretty rolling downs with wonderful walks and views all around. They live closer to the boys (men!) and see them often. Richie and Heidi's family is growing. Simon has a son and a new, dangerous, passion - flinging himself off mountains (paragliding). The three hills nearby frequently entice him down. She adores seeing her family (her mother, and her mother-in-law, too) around the table at Christmas. Sara feels fortunate that although she's had tough times and has sometimes been desperately unhappy, she is now surrounded by love and feels she can weather any storm to come.

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    Arrastrados por la venganza - Sara Wood

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO si necesita reproducir algún fragmento de esta obra. www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47

    Editado por Harlequin Ibérica.

    Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

    Núñez de Balboa, 56

    28001 Madrid

    © 2000 Sara Wood

    © 2021 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

    Arrastrados por la venganza, n.º 1170- junio 2021

    Título original: A Spanish Revenge

    Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.

    Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial. Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.

    Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.

    ® Harlequin, Julia y logotipo Harlequin son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited.

    ® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia. Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.

    Imagen de cubierta utilizada con permiso de Harlequin Enterprises

    Limited. Todos los derechos están reservados.

    I.S.B.N.: 978-84-1375-578-6

    Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.

    Índice

    Créditos

    Prólogo

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Si te ha gustado este libro…

    Prólogo

    JULIO caminaba amargamente por el patio interior de La Quinta, sin hacer caso de las lujuriosas plantas y el refrescante ruido de la fuente.

    Era un hombre con un propósito, que solo pretendía una cosa: justicia.

    Llevaba todo un mes sin hacer nada más que preocuparse, comiendo y durmiendo al lado de la cama de su padre, primero en el hospital general de Marbella y luego allí en su casa, en la finca de sus antepasados más allá de la Sierra.

    Todas sus emociones se habían visto centradas por necesidad en su padre, quien lo había amado y cuidado devotamente durante los últimos doce años, desde que su madre muriera cuando él tenía apenas catorce años. Su furia hacia David Laker, el hombre que había causado la apoplejía de su padre, había sido puesta a un lado temporalmente, lo mismo que la sorpresa que le había producido que su hija, Taz, se hubiera introducido en su corazón y en su cama, siguiendo las instrucciones de su padre.

    Por un momento, sintió una especie de dolor físico que lo pilló por sorpresa.

    Se frotó los ojos para tratar sin éxito de eliminar su imagen, la de una mujer alta, esbelta y desnuda, con una piel suave y unos ojos oscuros que lo tentaban a abrazarla con la promesa de la más erótica forma de hacer el amor que hubiera experimentado en toda su vida.

    Pero ella no era buena. Era la marioneta de su padre. No tenía nada de moral. Debería alegrarse de no tener ya nada más que ver con ella, aunque su cuerpo cobrara vida propia cuando la recordaba. La lujuria era algo natural, ella era una mujer muy atractiva y él llevaba célibe desde hacía tres meses.

    Sintiéndose avergonzado de haber apartado los pensamientos de su propósito, siguió adelante. Fuera de la puerta de la suite de Mateo, se detuvo y se preparó para lo que iba a ver. Luego llamó y entró. El corazón se le encogía cada vez que veía a su padre.

    Antes, Mateo estaba lleno de vida y alegría, iluminando las vidas de los demás. Pero ya no. La pálida figura que había sobre la cama estaba muy quieta.

    Julio tragó saliva. Ese hombre había sido engañado y Laker y su hija debían pagar por ello.

    Se acercó a él con cuidado y sonriendo.

    El problema había empezado tres meses antes, cuando Laker negó que su padre había sido el principal inversionista en el hospital privado Laker. Dándose cuenta de que había algo raro, Mateo Cordero había pedido inmediatamente una investigación privada de los asuntos económicos del hospital.

    Lo que ocurrió después fue completamente inesperado. Solo dos meses después, la investigación había confirmado que no había nada registrado de dicha inversión. Laker fue encontrado inocente y el padre de Julio había sido llamado mentiroso y estafador.

    Julio había estado con él cuando su padre recibió la noticia y había sufrido el ataque. Fue un momento que no olvidaría en toda su vida. Y ahora estaba decidido a descubrir cómo Laker había engañado tan completamente a los investigadores.

    —¡Padre!

    Mateo lo miró. Fue lo único que pudo hacer y ese pequeño gesto le rompió el corazón a Julio. Su padre estaba pasando por un infierno, con su mente inteligente y activa atrapada en una terrible prisión.

    Julio lo abrazó con cuidado. Esos hombros habían sido poderosos hacía no mucho tiempo, ese pecho ancho y musculoso. La ira se apoderó de él.

    —Voy a encontrar a Laker —le dijo—. Voy a descubrir cómo te engañó y por qué. Te doy mi palabra.

    Su padre parpadeó, incapaz de hablar. Julio le tomó la mano y deseó poder leer el mensaje de sus ojos.

    —Te llamaré más tarde. Carmen ha venido a leerte algo.

    Julio logró sonreír, le dio un beso en la mejilla a su padre y lo dejó con la anciana doncella.

    Tomó la carretera a Marbella y se dirigió a Puerto Banús.

    —¡Laker! —le gritó imperiosamente a la doncella que le abrió la puerta del apartamento.

    —No está —respondió ella alarmada.

    Y entonces, la vio a ella. Taz estaba en lo alto de las escaleras, con el cabello revuelto y los ojos rojos e hinchados. Julio se quedó helado, mirándola.

    Habían pasado tres meses y dos días desde la última vez que la vio. En ese tiempo ella había cambiado mucho. La mujer esbelta y hermosa que había conquistado su corazón estaba ahora muy pálida, con la cara hinchada y llevaba unas ropas desagradables y sin forma.

    Taz se encogió sin querer. Sabía que tenía un aspecto espantoso, pero él le había hecho eso. Desde que él le había anunciado fríamente que lo suyo se había acabado, se había pasado los días comiendo y llorando y ahora se odiaba a sí misma por haber permitido que él le arruinara la vida. Pero lo había amado mucho. ¡Muchísimo!

    Fue bajando las escaleras despacio, agarrándose a la barandilla para no caerse. Luego, se dirigió al salón y Julio la siguió. Se volvió y lo miró. Sus ojos oscuros brillaban con tanta fiereza que se quedó helada.

    —¡Fuera de aquí! —le dijo con voz agitada—. Vete antes de que llame a la policía.

    —¿Dónde está? —siseó él.

    —¡Fuera! ¡Fuera del país!

    Julio maldijo en voz baja y apretó los puños, frustrado.

    —Entonces es un cobarde. Debió imaginar que iba a venir a por él.

    —Te has tomado tu tiempo. Ha pasado un mes desde la investigación. No iba a quedarse esperando aquí a que tú aparecieras para airear tus quejas.

    —¿Quejas? —rugió Julio—. ¿Tienes idea de lo que le ha pasado a mi padre?

    —¡No lo sé y no me importa!

    —No, me imagino que no.

    Por supuesto que a ella le importaba. Le había tenido cariño a Mateo. Pero había tratado de manchar el nombre de su padre y nunca lo podría perdonar por eso.

    —Si tu padre ha sido culpado, lo siento, pero nunca debió decir que había financiado el hospital de mi padre. ¡Fue algo muy deshonesto!

    —¡Te equivocas! ¡Ya hemos pasado por esto!

    Taz pensó que ambos confiaban en sus padres. Ella sabía que el suyo había dicho la verdad cuando afirmó que no sabía nada de la supuesta inversión de Mateo Cordero. Y los hechos habían confirmado esa creencia.

    Lo que decía Julio era ridículo. ¿Por qué insistía en defender lo indefendible?

    Insistir en creer a su padre contra toda evidencia lo había llevado a ese estado. Tenía un aspecto horrible, delgado y agotado. Parecía como si llevara mucho tiempo sin dormir bien.

    El corazón le dolió por él y supo que aún lo amaba. Pero el que él la hubiera cortejado no había sido más que una farsa, un medio de conocer cosas acerca del hospital para que su padre pudiera hacer que su historia pareciera cierta. ¿Por qué no podía él admitir eso?

    —Julio —dijo—, ya sé que el honor de la familia es importante para ti y admiro tu apoyo a tu padre, pero…

    —David Laker ha estafado y mentido y ahora la vida de mi padre es una ruina —insistió él—. Tal vez se me haya escapado de momento, pero no descansaré hasta que lo haya hecho pagar por lo que habéis hecho los dos.

    —¿Yo? ¡Yo no tengo nada que ver con todo esto!

    Julio explotó entonces.

    —¡De eso nada! No puedes negar que tú fuiste la trampa que sirvió para animar a mi padre para que invirtiera. ¡Dios! ¿Cómo pudo él hacer eso con su propia hija? ¡Tu padre prácticamente te desnudó y te puso delante mía!

    Taz se quedó boquiabierta por la sorpresa y la ira.

    —¿Qué? ¿Yo una trampa?

    —Ahórrame las protestas. Tú no hablabas de casi nada más que del hospital. Me lo vendiste y yo, como un idiota, le contagié tu entusiasmo a mi padre, que puso la mayor parte de su fortuna en ello, porque le pareció que merecía la pena. ¡Que merecía la pena! ¡Algo que lo iba a llevar un charlatán y ladrón! ¡Os merecéis arder en el infierno! ¡Voy a limpiar el nombre de mi padre aunque me vaya la vida en ello!

    —¡Esto es estúpido! No hay ninguna evidencia…

    —Tengo la palabra de mi padre y esa

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