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Una Razón para Vivir La decisión de Jhonny y Jayden
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Una Razón para Vivir La decisión de Jhonny y Jayden
Libro electrónico124 páginas1 hora

Una Razón para Vivir La decisión de Jhonny y Jayden

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La vida presenta una variedad de opciones, a veces son tantas que son abrumadoras.

Pero, ¿qué pasa cuando las opciones se reducen a una simple decisión? Entre seguir tus sueños en un camino oscuro con una pequeña luz de esperanza u optar por un camino seguro, pero sin una pisca de emoción ni pasión, Jhonny y Jayden se encuentran envueltos en este enigma. ¿Cuál será su decisión? ¿Acaso es posible rectificar tu vida?

IdiomaEspañol
EditorialRICK KENT
Fecha de lanzamiento13 feb 2021
ISBN9781393707899
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    Una Razón para Vivir La decisión de Jhonny y Jayden - RICK KENT

    PRÓLOGO

    Jhonny y Jayden jamás imaginaron lo que les sucedería. Jhonny y Jayden estaban dispuestos a pelear desde antes de conocerse, no pelear entre ellos, pelear con lo que se aproximara a ellos. Con lo que violentara o turbara su paz. Estamos siempre, ante historias que se confrontan con nuestra paz, con la posibilidad de hacernos sentir estables y en conformidad con lo que tanto hemos luchado. No recuerdo yo, algún viaje en el que algo no se me haya confrontado; sea, incluso, el mismo tiempo. El tiempo, tan violento que es. No recuerdo yo, alguna dósis de calma que alguien me haya dado que haya podido eliminar por completo aquello que confrontaba. A Jhonny y a Jayden los conozco muy bien. Tanto que podría hacer mil y un novelas sobre lo que son o aquella que me conecta con ellos.

    Jhonny, para que lo imaginen y si se lo encuentran más adelante, no les extrañe, es un tipo ágil, fuerte, bronceado de cabello negro, con la mirada más dulce que jamás alguien haya podido mirar. Jayden podrá llegar a sus 90 años y continuará teniendo la mirada de un niño. Podrá continuar con esa actitud apacible que tanto lo caracteriza y que hace que siempre vuelva a él por uno y otro motivo. Lo amo, a Jhonny.

    Jayden por su parte, es joven e impetuoso. Flacucho, hermoso, tierno, tímido. Jayden es la música misma. Jayden camina y sus pasos nos invitan a chasquear los dedos. Tiene el encanto de la juventud y una palabra tan madura que a veces siento que fuera mi abuelo, por lo sabio y lo sereno.

    Estoy segura que Jayden conoció, mucho antes que los egipcios o los chinos las formas ancestrales de vivir. Jayden no sabe de Tao, estoy segura que él lo creó, con otro nombre quizás más cercano como abrazo o palabra. Jayden es de esa gente que pone la música a todo volumen y te invita a escuchar, sentir y bailar. Ciertamente, Jhonny y Jaydne son muy distintos en muchas cosas, pero también tan parecidos que a la vida misma le da miedos ser suplantada. Jayden y Jhonny podrían salir a jugar un día y darse cuenta que los caminos de los otros están tan grises que es hora de pintarlos. Jayden y Jhonny podrían salir un día y poner a bailar a un montón de oficinistas perdidos, ponerlos a saltar, ponerlos a mirar el presente con una sonrisa tan grande que les arrope el día. Jhonny Jayden saben pelear de muchas formas. Que te lo digo yo, que los conozco tan bien.

    CAPÍTULO I

    UN BOXEADOR CON VALORES

    1.1  UNA RAZÓN PARA PELEAR

    Pelear es cuestionable. Cabe la pregunta ¿para qué se pelea? ¿Por qué se pelea? Finalmente, podemos reflexionar si al final valió la pena pelear o no haberlo hecho. En este sentido, cabe saber cuándo es necesario.

    El entrenamiento de Jhonny comenzaba a diario con una alimentación regular, nunca fue muy diestro en cambiar su dieta para mantener una forma física perfecta. Al contrario, era inestable -en ocasiones-. Digamos que constantemente cambiaba de alimentos, pero en general lo que comía era saludable. Completaba este estado con ejercicios diarios. Se esforzaba desde muy joven en procurar hábitos rigurosos. Se exigía, a veces, hasta el punto de sentirse insatisfecho y deprimirse.

    Comenzó en una escuela de triatletas que funcionaba en Nueva York, cerca del barrio en el que se crió. Pasaba horas allí, saltando, nadando, corriendo, escalando buscando ser cada vez mejor, buscando siempre superar un número. Jhonny no pretendía demostrar nada a nadie, salvo a sí mismo. Sentía una profunda necesidad en superarse. En el fondo, cuestionaba su autoestima. No sabía hasta qué punto estaba satisfecho con lo que era y esto le hacía ir más allá en la disciplina.

    Encontró a los 18 años un motivo en el boxeo. El lugar donde acudía a entrenar, muy cerca de Central Park, era tan agradable que le hacía sentir feliz. El lugar tenía mucha naturaleza a su alrededor, urbe y naturaleza. Era un equilibrio que desde hacía rato estaba necesitando. Allí, en el Turno Boxeo, así se llamaba, conoció a Joaquín, un expempresario salvadoreño que era tenía ya muchos años dedicado al boxeo y fue quien comenzó a entrenarlo.

    -Tienes potencial, Jhonny. Pero debes confiar en ti. No terminarás de alcanzar grandes números mientras no tomes la determinación de liberarte.

    -Si liberarme implica una determinación, no hay mucha libertad en ella.

    -Crees no poder muchas cosas, pero tienes un poco el fanfarrón subido.

    -¿Qué dices, Joaquín?

    -Lo que veo.

    -¿Qué ves?

    -Un buen muchacho, fuerte, con un fanfarrón subido.

    -Sí, a veces soy un poco fanfarrón.

    Rieron. Mientras tanto Jhonny le contaba a Joaquín que realmente teníá mucho miedo. Debía cumplir con normas muy estrictas en su casa y quería con todas sus fuerzas ser un gran deportista. Creía que en el boxeo había hallado su lugar, pero su padre quería mucho más de él.

    -Mi papá quisiera que gerenciara un banco. ¿Cómo puedo hacer, Joaquín, para ser el mejor gerente y el mejor boxeador? Es un absurdo.

    -Debes hablar con tu padre. Debes tener el valor de hablar con él y decirle que a esto te quieres dedicar. Debes asumirlo como una pelea.

    -¿Me caigo a golpes con él, dices?

    -Sí, si quieres lo hacemos acá y todo.

    -¡Idiota!

    -Tú, tarado

    -Habla con él y me cuentas.

    -Gracias. Hablo muy poco con él. Él es un tipo muy complicado y yo, un poco fanfarrón.

    -Eres un muchacho increíble, Jhonny. Todo va a estar bien.

    -Te cuento.

    Se dieron un abrazo y Jhonny se fue a su casa. Estaba agotado físicamente, pero necesitaba dejarle claro a su papá que las exigencias con el entrenamiento serían cada vez más fuertes. Debía tener el valor de confrontar a su padre. Esta era, apenas, una excusa para hacer algo que tenía mucho tiempo necesitando hacer.

    -Buenas noches, pá.

    -Hola, Jhonattan.

    -¿Cómo te fue hoy?

    -Bien

    -Quería hablar contigo.

    -Dime.

    -Papá, sabes que he estado entrenando fuerte con el boxeo.

    -Sí, deberías empezar a hacer otra cosa. Algo más productivo. Ajá, dime.

    -Sí, bueno...

    -¿Ajá?

    -Me voy a dedicar en un cien por ciento al boxeo, papá y en febrero es mi primer campeonato profesional.

    -Estás loco.

    -Lo digo en serio.

    -No vas a tener cómo vivir y aquí no vivirás arrimado.

    -No viviré más acá en unos meses, papá.

    -El camino del fracasado, ¿no?

    Silencio.

    -Siempre lo supe, Jhonnatan.

    -No seré un fracasado, papá. En el campeonato de febrero me pagarán 3000$.

    -Está bien, para el segundo me compras una casa en Florida.

    -Gracias, siempre imaginé que hablar contigo era cualquier cosa.

    -Mira, Jhonnatan. Yo no crié imbéciles y si tu decisión es vivir de los golpes y ser un fracasado, olvídate que eres mi hijo.

    -Entonces, Adiós, Charles.

    Charles vio cómo Jhonny salió de la casa empujando la puerta. Sintió su ira, pero no le importó demasiado. Estaba convencido de que tenía la razón y le daba vergüenza que Jhonny terminara siendo boxeador en un rin de cualquier suburbio. Por su parte, Jhonny se fue conteniendo las lágrimas. Estaba lleno de ira y tristeza, odiaba todo lo que su padre le había dicho. No toleraría verlo más, o eso pensaba cuando tiró’la puerta y se fue caminando a un bar. Allí se vería con Clarisse, una chica francesa que le encantaba y con la que usualmente tenía encuentros sexuales. La llamó por teléfono y se citaron. Se verían en 20 minutos en Dadá, un bar muy vintage que le encantaba a ambos, allí bebían hasta más no poder.

    Esa noche había todavía más motivos para emborracharse para Jhonny. Le importó poco el entrenamiento de la mañana siguiente y eso ya implicaba bastante. No solía hacerlo días antes de sus entrenamientos. Pero tenía la cabeza muy confundida y estaba lo suficientemente hastiado de su padre que necesitaba borrarse. Así lo hizo. Estuvieron allí hasta las 3 de la mañana, a esa hora ya se habían besado lo suficiente para incomodar a un par del mar. Se me tieron en el baño y follaron como nunca antes. Sabían a cerveza y se tenían muchas ganas. No se encontraban desde hacía mucho tiempo.

    Cogieron como animales. Eso sentían ambos. Se besaron con morbo. Los gemidos de Clarisse alcanzaban los intersticios del bar, nada les importó. Estaban muy ebrios. Al terminar, se fueron a la casa de Clarisse donde continuaron la jornada hasta el día siguiente. Jhonny se despertó aturdido y con una profunda jaqueca. Clarisse estaba perfecta, preparaba el desayuno y la pastilla para el dolor de cabeza de Jhonny. Lo conocía a la perfección. Así estuvieron hasta el mediodía que Jhonny decidió ir al estudio de boxeo, necesitaba hablar con Joquín.

    Al llegar, Joaquín se comía un plato de pasta gigantesco. Comía como un cerdo después de un entranamiento

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