Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Luna de Sangre: Tadeo de Venecia, #2
Luna de Sangre: Tadeo de Venecia, #2
Luna de Sangre: Tadeo de Venecia, #2
Libro electrónico246 páginas5 horas

Luna de Sangre: Tadeo de Venecia, #2

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Una pareja desterrada busca la verdad detrás de una plaga que asola el campo.

Cuidado con la Luna de Sangre.

Exiliado, Tadeo solo quiere regresar a su amada Venecia.

Su cuerpo se revela contra él, la comida y el sueño permanecen fuera se su alcance.

Las montañas a las afueras de Trieste no son un lugar para que viaje un hombre cuerdo, especialmente en invierno.

Criaturas extrañas acechan estos valles y ricos solitarios, listos para apagar la llama de un hombre.

¿Qué extraños poderes están siendo convocados para hacer el mal?

¿Podrá el inquisidor evitar estrangular a su compañero de viaje antes de que resuelvan este acertijo?

Lea el segundo libro de la serie Tadeo de Venecia, Luna de Sangre. Es la única forma de conocer la verdad.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento19 dic 2020
ISBN9781071580509
Luna de Sangre: Tadeo de Venecia, #2

Lee más de Greg Alldredge

Relacionado con Luna de Sangre

Títulos en esta serie (1)

Ver más

Libros electrónicos relacionados

Ficción histórica para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para Luna de Sangre

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Luna de Sangre - Greg Alldredge

    CAPÍTULO 01:

    "Geovanni... ¿Por qué estas escalando el árbol? Tadeo cubrió sus ojos con su mano derecha, mirando la brasa de la fogata casi muerta y negó con su cabeza.

    El delgado escriba había logrado llevar su manta hasta su entrepierna en el roble desojado. Duerme donde quieras. No me convertiré en comida de una manada de lobos errantes. Creo que mi seguridad está en este árbol, no en el suelo.

    No soy experto en esta parte del país, pero en términos generales, creo que los lobos preferirían a una mejor presa que tu cuerpo huesudo. Iré tan lejos como para hablar por la comunidad de lobos que tienen mejores cosas que hacer que atormentar tu sueño. Ahora baja del árbol. Me estás avergonzando... ¿y si alguien te encuentra ahí arriba?.

    No es necesario que sean lobos, todo tipo de criatura habita en el interior de la tierra salvaje. Es solo cuestión de tiempo antes de que nos encontremos con ellos. La lucha del escriba con la manta habría sido no solo cómica sino patética.

    Tadeo observaba mientras el escriba peleaba con su manta y la gravedad para lograr permanecer en el árbol. Por favor dime, ¿cuáles son estas criaturas que dices por las que debemos preocuparnos?.

    ¿No viste la luna? esta noche podría estar rojo sangre. Toda clase de demonios u hombres lobos aparecerán, acechando, buscando almas que robar.

    Por todos los santos... no es luna llena y ni siquiera rosada. No dejes que tus emociones se apoderen de tus pensamientos.

    Los ojos de Geovanni se movieron de un lado a otro, buscando las criaturas invisibles de la noche. He estudiado estas cosas... extensamente... No importa. Ellos pueden atacar en cualquier momento.

    Hay muchos hombres lobos corriendo por las calles de Padua, ¿no crees?. Tadeo quería una bebida, pero no habían podido reabastecer ese artículo tan esencial.

    Pensé que eras mi amigo... ¿Tienes que burlarte de mí constantemente? ¿Por qué ni siquiera tratas de comprender mis pensamientos?. Fue una lucha, pero el compañero de viaje de Tadeo se arropó por completo con su manta antes de encajarse firmemente en una curvatura del árbol. Si no son los monstruos que viajan por el bosque de noche, siempre hay bandidos de los que preocuparse.

    ¿No crees que nuestros caballos y animales de carga, sin mencionar el fuego, podrían revelar nuestra ubicación?. Tadeo usó la brasa humeante de un palo para indicar el obvio error en el pensamiento del escriba. El inquisidor negó con su cabeza incrédulo de la cobardía del escriba. Muy bien, no dormiré de bajo de tu árbol por miedo a que las nueces se caigan y caigan en mi cabeza. Tadeo lo dejó así. Él estaba lo suficientemente lejos del lugar donde el escriba pudiese caer por desgracia. Estaba más preocupado porque el sonido de los huesos rotos asustara a sus caballos.

    El primer día fuera de Údine y la pareja no se había tomado el tiempo para hacer inventario de sus cargas adquiridas. Mejor moverse y fuera esa tierra impía. Además, Trieste llamó al inquisidor.

    En las mejores condiciones, las amistades eran difíciles de mantener, pero cuando la pareja se unió en contra de su voluntad, la vida se volvió doblemente difícil. Más difícil aun cuando uno de los miembros de la pareja sufrió una especie de locura más allá de la esperanza de la medicina moderna.

    Una pequeña rama hecha un buen atizador para expulsar la llama de la madera húmeda. Cualquier cosa para mantenerlo ocupado. Cansado de viajar pero demasiado agitado para dormir después de las experiencias en Údine, Tadeo dudaba que pudiera encontrar nuevamente una noche de sueño completo. Con una mente atribulada nunca descansó bien, y el inquisidor de Venecia tenía muchas cosas en las que reflexionar profundamente toda la noche.

    La pareja se obligó a viajar rápidamente desde el ahora desolado convento ubicado en el centro de Údine. El castillo entre las montañas y los extraños encuentros yacían allí en la distancia. Era de esperar un poco de excentricidad del hombre de Padua. Tadeo sospechaba que su mente nunca fue la más estrecha. Durante el viaje tranquilo, hubo momentos en los que Tadeo cuestionó sus propios recuerdos y cordura.

    Tras de su exilio de Venecia, ambos sufrieron una crisis de fe. La iglesia y el estado trabajaron en estrecha colaboración en Venecia. Fue difícil, ya que ninguno de los dos líderes se preocupaba por los mejores intereses de la población. Ambos hombres casi perdieron la esperanza de volver alguna vez a la hermosa ciudad de Venecia. El razonamiento detrás de su exilio eludió a Tadeo.

    Los hombres de Dios y la ley, trabajaban técnicamente con los mismos objetivos, pero ambos demostraron maneras extremadamente diferentes de alcanzar los resultados deseados. Si estaba involucrado lo sobrenatural es posible que los dos amigos nunca lleguen a un acuerdo sobre el mejor camino a seguir. Si ambos buscamos destruir el mal, ¿importaría el camino que recorramos?

    La investigación de una plaga mortal había arañado la superficie de algo mucho más profundo... incluso, siniestro. Tadeo esperaba que ellos tuvieran el coraje de encontrar la respuesta necesaria para poner fin a su destierro de Venecia... su hogar.

    Vadoma, el nombre que ahora perseguía los pensamientos de Tadeo. Fragmentos dispersos más de un sueño que de la realidad. Una poderosa mujer luchadora que busca destruir un antiguo mal bajo las ruinas del Castello della Morte... De alguna manera Tadeo guardaba recuerdos de defensa bajo el castillo y una maldición que Vadoma llevaba... recuerdos imposibles persistían en los sueños despiertos de Tad. ¿Fue todo una pesadilla?

    Nunca fue un creyente, los cuentos de hadas sobrenaturales sobre los monstruos que albergaba la oscuridad estaban más en sintonía  con la creencia de Geo acerca del mundo. Tadeo creyó que debía haber una explicación razonable para los hechos. Solo necesitaba buscar lo suficiente para encontrarla.

    Él necesitaba hablar sobre el encuentro con Geovanni, pero en su estado actual, sería de poco provecho. Tad entendió que cualquier discusión seria sobre los últimos días se convertiría en una pelea de gritos o posiblemente llegaría a los golpes.

    Sin embargo, el reciente pasado fue lo que lo condujo a Trieste y más al este, el deseo de aprender más acerca de Vadoma y su maldición. Si todo fue un sueño, entonces Tad haría el ridículo por perseguirlo... pero si algunos de esos eventos sucedieran tal vez encontraría evidencia de brujas y por extensión, del Dios mismo. El viaje a Trieste se había convertido de alguna manera en una búsqueda sagrada... una peregrinación.

    Después de dejar las ruinas del Castello della Morte, Geovanni se mordió la lengua al respecto, pero en su corto tiempo juntos, Tadeo había aprendido a identificar cuando el hombre estaba preocupado. Después de todo, era su llamado descubrir la información oculta que otros tenían en sus corazones. Todo en el nombre de la iglesia y de la ley, para limpiar el mundo de las brujas y otros que hagan mal por mal. 

    En Údine... Tadeo aún no estaba seguro de lo que habían encontrado. La mayor parte de la experiencia se reproducía en su mente como un sueño. Nada de esto tenía sentido. El tiempo perdido, la destrucción del Castillo y los guerreros que ciertamente murieron allí. La entrada de las cavernas ahora estaba bloqueada pero las ruinas tenían una sensación de muerte y extrañamente de esperanza al mismo tiempo. La fortaleza se había derrumbado, sin dejar ninguna posibilidad para investigarlas más a fondo.

    Demasiados sucesos extraños en un solo lugar para llamarlos trucos. En su experiencia, Tad había visto pocas pruebas de brujería real o demonios que tentaban a la humanidad. En su opinión, los siete pecados capitales eran más responsables de la caída del hombre que cualquier fuerza malévola externa. La humanidad fue más que capaz de causar su propia caída en desgracia. No necesitaba ningún empujón demoniaco.

    En la mente de Tad, el rastro del mal conducía de regreso a Trieste y apuntaba al este. Probablemente algún complot de trucos para romper la voluntad del campo antes de una invasión total. Esa respuesta parecía más convincente que las fuerzas del mal trabajando para derrocar el reino de Dios y la iglesia católica. Los campesinos parecían más crédulos que los más educados de las grandes ciudades de la península. Venecia, Florencia, Nápoles, todos estaban en alerta preparados para el inminente asalto del mundo musulmán. Aunque actualmente en paz, Tadeo sabía que era solo cuestión de tiempo hasta que las preocupaciones religiosas superaran las preocupaciones mercantiles. Como en el pasado, cuando la guerra era una cuestión de cuándo se hacía y no de si se hacía o no.

    El sonido claro de una rama rompiéndose en la oscuridad del bosque llamó la atención de Tad. Sus pensamientos sobre una invasión otomana hicieron que su corazón se acelerara... sin otra razón más que la imaginación. Los humanos aún temían a la oscuridad por buenas razones. La muerte llegaba muy a menudo envuelta en tinieblas.

    Un olor corporal flotaba en la brisa. Esta noche no estaban solos en el bosque. Había hombres que los acechaban.

    Un vistazo rápido hacia el roble y ahí estaba la mirada de miedo Geo, con los ojos muy abiertos, reflejando la luz de la fogata. Con un leve movimiento de cabeza, Tad saltó y el escriba entendió la señal de quedarse quieto y en silencio.

    El inquisidor respiró hondo, buscando más olor que pudiera estar oculto en la oscuridad. No se sorprendió cuando no olió nada. Después de todo no era un perro de caza.

    El estoque y la daga a su lado le proporcionaron una sensación de comodidad. Sospechaba que un animal no se aventuraría a salir a la luz. Desafortunadamente, un animal no rompió esa rama. Fue el sonido de un hombre descuidado caminando pesadamente por el bosque en la oscuridad con botas de suela gruesa.

    Tadeo aclaró su garganta. Si te acercas hacia la luz del fuego, podemos discutir esto como personas y no como bestias.

    Un hombre uniformado salió de las sombras y se paró justamente debajo de Geo Buenas noches. La mano del extraño descansaba sobre la empuñadura de su espada. Magistrado... La luna llena está cerca, no es prudente viajar solo por estas tierras.

    Tad levantó su mirada hacia el cielo nocturno. Las nubes se habían movido, oscureciendo la luna y la mayoría de las estrellas a la vista. No serviría de nada atacar a los hombres de la corte local. Algún señor de guerra probablemente se había instalado y usado a sus hombres para forzar la moneda de cualquier viajero, cobrando peajes a los ingenuos. Podría decirte lo mismo... aunque dudo que estés solo. Ya sabes, no soy un magistrado. Tengo el título de inquisidor... nada más. ¿Qué te trae por acá esta noche?.

    Estos bosques... están llenos de todo tipo de criaturas. El pueblo romaní frecuenta este camino. Los espías turcos merodean por todas partes estos bosques. La muerte acecha a los imprudentes. El hombre parecía nervioso. Flexionó su mano en la empuñadura de su arma, pero la dejó enfundada. Los bandidos acechan a los desprevenidos.

    Sin mirar a Geo en el roble, Tad solo pudo adivinar cómo se vería un soldado durmiendo en un árbol.  Afortunadamente, el escriba había mantenido la boca cerrada. Gracias por la advertencia. Te puedo garantizar que no soy un ladrón, espía o un gitano... La muerte no tiene nada que ver conmigo... a menos que venga en busca de problemas.

    Y aun así viaja solo, vestido como un magistrado, con dos caballos y dos animales de carga... ¿Qué se supone que un funcionario de la corte deba inferir de eso? Parece peculiar si me lo pregunta.

    Las preguntas afectaron el respeto de Tadeo por la ley. Parecía que este hombre no aceptaría una cortesía por respuesta. Es hora de probar una táctica diferente. Tadeo se puso de pie. Nunca fue un hombre de guerra demasiado impresionante, pero era hábil con la espada si se trataba de eso, era mejor estar dispuesto a defenderse. Yo soy Tadeo de Venecia, Inquisidor del Dux. Si quieres negociar conmigo, dilo claramente. Si no, déjame. Estoy cansado de tu insolencia y arrogancia. Había una ligera esperanza de que la bravuconería del hombre armado se pareciera más al personaje de El Capitalino, el cobarde soldado español, toda la rabia en escena. Si  tan solo la vida imitara al arte más a manudo. Las personas serían más fáciles de entender si fueran meras caricaturas de sí mismas.

    El guardia se cruzó brazos delante de él. Un movimiento extraño para alguien a punto de atacar. Agregaría momentos preciosos a cualquier movimiento de agresión. Él demostró no ser un cobarde asustado por un título y una sobreabundancia de palabras impresionantes. Yo soy el Capitán Flavio de Gorizia... Encantado de conocerlo, señor... Sin embargo, tu título significa poco aquí. No estamos en Venecia. Te pido que te unas a mí y expliques tu presencia aquí, en estos bosques, a mi señor. Estoy seguro que él estaría más interesado en tu emocionante historia.

    Normalmente es un hombre de paz, pero esta intrusión le hizo hervir la sangre. No deseo unirme a ti. No fui puesto en esta tierra para entretener a tu señor ni a cualquier otro mortal. Tengo asuntos que atender y tu estas obstaculizando mi progreso. Tadeo se obligó a sí mismo a mantener la calma, pero falló. Su atención se mantuvo firme en el hombre que estaba frente a él. Él era la amenaza inmediata. La falta de sueño afectaba sus pensamientos. Se volvía más irritable a cada segundo. Había algo en el tono y las acciones de Flavio que confrontaban a Tad de la manera incorrecta.

    Un número incalculable de combatientes podrían estar escondidos. Armados con ballestas, matarían al inquisidor antes de que hiciera cualquier movimiento para defenderse. Eso es lo que haría Tad. Nunca dar propina a todas las ventajas que tenía. Atacar con una fuerza abrumadora para disuadir el conflicto. Lo más probable era que se enfrentara a una fuerza abrumadora.

    Lo más fácil sería acompañar al guardia, lo que le daría a Geo la oportunidad de escapar. Tad nunca fue conocido por su habilidad para hacer las cosas más fáciles. Para empezar eso fue lo que lo exilió de Venecia. El inquisidor negó con su cabeza, esperando que Geo pudiera captar el mensaje. No creo que quiera ir contigo.

    Me temo que no tienes otra opción al respecto. Flavio asintió y dos hombres  se le acercaron por ambos lados. El líder se mantuvo de pie debajo del árbol. Captúrenlo vivo, no hay necesidad de matarlo.

    Ninguno tenía sus armas desenvainadas. Ellos lo querían vivo, pero Tadeo no estaba de humor para ceder y dejarse llevar sin pelear.

    Dio un paso atrás, y el primer hombre que atacó falló con su golpe de entrada y brazo ancho, cayendo de cara en la tierra seca del campamento al borde del camino. Al menos el atacante fue lo suficientemente inteligente como para apartarse del fuego.

    El segundo hombre no fue tan impulsivo. En lugar de intentar una entrada con su cuerpo, detuvo su carga y se enfrentó a una pelea a puñetazos.

    Flavio dijo. Deberías solo venir... No hay necesidad de esto....

    No quiero. Tad levantó sus manos, listo para defenderse. Estoy cómodo aquí. Ahora solo estaba siendo terco. Superado en número, era solo cuestión de tiempo antes de que perdiera. Iba asegurarse de que su punto quedara claro antes de unirse a los rufianes.

    El ataque del segundo hombre se produjo como una rápida combinación de un-dos, primero un golpe en las costillas de Tad con la izquierda y luego un gancho de derecha a un costado de su cabeza.

    Listo para el primer ataque, Tad lo bloqueó con su codo. El segundo golpe pasó por el rostro de Tad cuando se inclinó hacia un lado.

    El inquisidor retrocedió fuera del alcance para el siguiente cuerpo a cuerpo. Su respiración se volvió pesada. Él estaba fuera de forma para una pelea. Tres contra uno no es algo muy deportivo.

    No me importa. Flavio se puso de pie con los brazos todavía cruzados, fuera de su alcance. Además, planeo dejar que mis hombres hagan el trabajo mientas yo observo.

    Los dos luchadores intercambiaron sus posiciones. Tad se obsesionó con el hombre que seguía lanzándole puñetazos en la cabeza, haciendo su mejor esfuerzo para mantener a raya al atacante con golpes rápidos en la nariz. El primer golpe en dar en el blanco llegó con el sonido de huesos crujiendo cuando se rompió la nariz. El atacante principal no ralentizó, luchando contra el dolor y la sangre que cubría su rostro. Tad se retiró ante los siguientes cambios salvajes.

    Pasmado en el hombre directamente frente a él, Tadeo falló el pie atacante que venía detrás. La bota montañera marcó directamente su entrepierna, golpeando ambos testículos a la vez.

    El viento salió por los pulmones de Tadeo en un rugido enfermizo cuando el dolor se disparó por su columna vertebral y bajó por sus piernas. Tendría suerte si su equipo volviera a funcionar correctamente, estaba muy adolorido. Todos los pensamientos de pelear abandonaron su mente. Cayó al suelo en un montón, ambas manos acunando su hombría mallugada y sus bolas. Ellas dolían mucho más de lo que su orgullo alguna vez lo haría.

    Te lo dije, deberías haber venido en paz. Flavio estaba de pie junto a él, con una sonrisa torcida en el rostro.

    Tadeo respondió vomitando en las botas del capitán.

    Flavio madijo mientras saltaba hacia atrás, palabras perdidas para Tadeo mientras se retorcía de dolor. Levántenlo y átenlo a su caballo.

    Los dos hombres le quitaron sus armas mientras más hombres salían a la luz del fuego. Como se sospechaba, tres más llevaban ballestas, si hubiera sacado armas, ciertamente estaría muerto ahora.

    Tadeo se centró en su agonía y en su respiración, tratando de mantener el dolor manejable. Su estación ofrecía cierta protección contra los estúpidos, pero no era absoluta. Todo hubiera sido

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1