ÉRASE UNA VEZ EN NETFLIX
EL 4 DE JULIO, Netflix estrenó la muy esperada tercera temporada de la exitosa serie Stranger Things. Desde que debutó en 2016, la trama —una historia de ciencia ficción que se desarrolla en un pueblo de Indiana a principios de los 80, con una preadolescente psicoquinética, experimentos gubernamentales altamente secretos y un portal a otra dimensión— se ha convertido en un fenómeno cultural. Para promover la tercera temporada, el gigante global de streaming se asoció con todos: desde Burger King (que desarrolló una Whopper “Upside Down”) hasta Coca-Cola (que revivió de manera limitada su fallida New Coke de los 80) y Nike (que puso a la venta una línea retro de tenis y vestimenta “Hawkins High”). El escenario estaba listo para un maratón de la serie y Stranger Things cumplió.
Netflix no pudo evitar alardear un poco. El 8 de julio la compañía, generalmente callada, anunció que casi 41 millones de hogares habían visto al menos parte de la tercera temporada, y que más de 18 millones habían terminado de devorar la temporada completa (como comparación, en abril HBO reportó que 17.4 millones de personas habían visto el primer episodio de la muy anticipada última temporada de Game of Thrones).
Esas eran buenas noticias.
Las malas noticias llegaron nueve días después, el 17 de julio, cuando la compañía de Los Gatos, California, anunció sus ganancias del segundo trimestre. Netflix reveló que había perdido suscriptores en EE.UU. por primera vez en ocho años —unos 120,000 estadounidenses abandonaron el servicio—.
Un crecimiento menor al esperado fuera de EE.UU. también le pegó: en total, Netflix agregó 2.7 millones de suscriptores en el trimestre, una cifra mucho menor a su meta de cinco millones. Según Netflix, una oferta de contenido más débil fue parcialmente responsable de los tibios resultados. Traducción: en los tres meses previos no hubo en Netflix suficientes éxitos tipo Stranger Things. Las acciones se derrumbaron más de 10% en un solo día.
Para un gigante, un trimestre anémico no representa una crisis. Con 151 millones de suscriptores en más de 190 países, la compañía es ahora una marca global de entretenimiento. El año pasado sus ganancias aumentaron 35% a 15,800 millones de dólares (mdd), colocándola en el puesto 197 de la lista Fortune 500. Y el crecimiento explosivo de la empresa —ganancias anuales por ventas de al menos 30% desde 2006— la han convertido en una adoración de Wall Street. Las acciones de Netflix han aumentado alrededor de 4,300% a lo largo de la última década contra 280% del índice tecnológico Nasdaq.
Pero como ilustran sus altibajos de julio, para Netflix ya no es suficiente celebrar algúndebe crear una amplia gama de éxitos virales atractivos a nivel mundial. Eso es en particular importante porque Netflix está por enfrentar la mayor batalla en sus 22 años de historia.
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