El voto de Eustaquio
Por G.G Melies
()
Información de este libro electrónico
¿A cuál de las tres clases sociales votará Eustaquio?
Ficción política que nos muestra la auto-regulación de ciertas comunidades libertarias pequeñas, acéfalas de gobierno, y nos sumerge en la vida de Eustaquio Garcilazo, un personaje de pueblo típico y eterno, de los que pululan humillados y ninguneados en cientos de comunidades a nivel mundial, a pesar de haber construido la historia de su pueblo con sus manos, concediendo desde el humilde anonimato sin hambre de poder los beneficios que todos gozan. Un Don Nadie que ha sufrido por los golpes y pocas oportunidades de la vida, que ante la llegada de la primera elección de jefe comunal en el pequeño pueblo se convierte de pronto en presa ponderada de los tres partidos reinantes en Los Manzanos, un pueblo de tan solo cuatro manzanas, divididas en tres clases sociales por cada manzana y una cuarta manzana... la de la plaza. ¿Cómo y a quién votará Eustaquio? Es todo un tema de análisis. Tal vez visto desde su mirada, la de nuestro querido Eustaquio, la de pueblerino que entiende mejor que nadie qué le conviene a su comunidad, encontremos juntos una respuesta para aplicar a nuestras propias comunidades.
Lee más de G.G Melies
La chica que sexteó con tubos en el Flatiron. Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Paraíso de Guacho. Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDe Walden a Gale en 39 días. Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Autores relacionados
Relacionado con El voto de Eustaquio
Libros electrónicos relacionados
La cuenta atrás Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones7 mejores cuentos de Javier de Viana Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesInsolación y Morriña (Dos historias amorosas) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl juez Aurelio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones15 Años de Ausencia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones… Y salió del armario Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVersos perversos en la cubierta azul del Mato Grosso Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesInsolación (Historia Amorosa) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesInsolación Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Aficiones y fricciones en el planeta del arte Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa casa del placer: Premio Jaén de Novela Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa chaqueta con botones de marfil vegetal Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos cuentos de Anselmo 2 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa familia Unzúazu Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDulce Bahía Y Otros Cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos mejores cuentos de Misterio: Poe, Defoe, Chéjov, Quiroga, Maupassant, Dickens… Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl tiempo debe detenerse Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Juicio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDel sol y las gallinas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMicrocosmos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Una semana con la muerte Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAsja: Amor de dirección única Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El fondo de los charcos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAmnesia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCostumbres de campo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSubway Placebo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMe piden una receta de cocina y otros cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos siete locos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Un enano español se suicida en Las Vegas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSin monedas para el barquero Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Ficción política para usted
Palabras mayores Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El tulipán negro Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Rebelión en la granja Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La víspera del trueno Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Sumisión Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Efecto grug Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl rostro del sueño Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las 120 Jornadas de Sodoma: Clásicos de la literatura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5REBELIÓN EN LA GRANJA: George Orwell Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRetrato hablado Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La nieta Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAniquilación Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Tesla, Lincoln, Trump y la maquina del tiempo: Tesla y la maquina del tiempo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Recado confidencial a los chilenos (2a. Edición) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Libre: El desafío de crecer en el fin de la historia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Formas de volver a casa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Locos, Estúpidos, Turistas Blancos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl verbo J Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Islam en Cuba: ¿Un hecho aislado o un fenómeno social? Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos miserables (texto completo, con índice activo) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Lectura fácil Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El gran solitario de Palacio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRemember Me \ Recuérdame (Spanish edition): El barco que salvó a quinientos niños republicanos de la Guerra Civil Española Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Crimen y castigo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El tungsteno Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Tesla, Edwards, Biden y la maquina del tiempo: Tesla y la maquina del tiempo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Niña de Oro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPunto de Equilibrio (Point of Balance Spanish Edition): Una novela Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGalíndez Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La maestra y la Bestia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Categorías relacionadas
Comentarios para El voto de Eustaquio
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
El voto de Eustaquio - G.G Melies
Capítulos.
1) La decisión.
2) Partido popular Los Manzanos
3) Club Cooperativo Sportivo Atlético La Taba
4) El casco de estancia.
5) Viejos valores.
6) Domingo electoral.
7) El recuento.
1) La decisión.
Eustaquio Garcilazo no era un trabajador sin igual. Su grupo social era de manera muy particular de los que toman vino en vaso... pero no en cualquier vaso. El suyo, entre el guacherío recién lavado al costado de la pileta de la larga mesada del barcito, sobresalía mostrando su culo limpio, altanero y orgulloso. Al finalizar su jornada solía descansar sus manos sobre una solitaria y pequeña mesa, que lastimadas y agarrotadas apenas sostenían y levantaban lo que fuere que le pidiesen. Ante semejante atroz impedimento, Eustaquio, las limitaba por cariño y compasión, solo a un movimiento ascendente. Él creía, durante las horas que allí pasaba, que al mirarlas el dolor se desvanecería, por lo tanto, mientras más se fijara en ellas, estático y persistente, como sosteniéndole la mirada a un perro para dominarlo, más conquistaría y calmaría ese extraño y doloroso mal que producía que las pobres temblaran, sobre todo al final de una jornada de doce horas. Eustaquio, entendía mejor que nadie el tratamiento homeopático natural que su cuerpo exigía, y su mente, de manera recurrente soltaba en solitario palabra revanchistas... –¡Médicos... psss!
Eustaquio tenía extraños problemas, en su solitario y repetitivo mundo laboral, jamás había oído que alguien pudiera tener problemas con su esposa. Él solo veía matrimonios ajenos idílicos; aunque seguro él no entendía esta palabra, pero experimentaba la angustia y el anhelo, por sentir en las prácticas cotidianas con su esposa, precisamente... la parte práctica del término. Él soñaba, se veía llegando al cobijo de la huidiza y extinta sonrisa de Clorinda, imaginaba sus abrazos y aprobaciones, consuelos y cuidados, lástima y reconciliación, reconciliación y sexo. Aunque Eustaquio, desconocía que Clorinda, a diferencia suya, si había terminado la escuela con un ocho en matemáticas, lo suficiente como para llegar a entender de propiedades conmutativas.
Para él, como la persona honesta, decente e intachable que se entendía, el día terminaba con un fondo de transparencia... algo que lo amargaba profundamente hasta desear cerrar los ojos para no ver. Sabía también, que la vida le tendía un largo camino por delante, y como hombre que no arruga, lo transitaría con la frente en alto, marcada por los golpes dados por esta mismísima bipolar; y con una mano de suerte... como guía continua al ras de la pared.
Lo único a lo que temía de la existencia, era el sufrir hambre
. Por eso trabajaba duro y parejo, aunque su jefe se encaprichara, seguro para no reconocerle créditos, de que solo trabaja duro. Él conocía la maldad que ejerce el estómago vacío, ese dolor insoportable, allí detrás en su costado derecho, obligándolo a recostarse y dormir hasta que se pase. Pero esta peste sobre otras personas, era peor. Había visto en muchos ojos el miedo, la muerte, como también cólera, odio. Recordaba con temor la manera en que las manos inquietas de esas pobres víctimas, por ese estertor interno, se afanaban inútilmente en pos de soluciones inexistentes a derechos inalcanzables... y desgraciadamente las había observado con un dolor miedoso, innumerables veces en la dura realidad de su amada Clorinda; desesperada, afanosa, tratando confundida de complacerlo con la vacía y dura sartén de hierro en mano.
Por eso Eustaquio, esa noche, a diferencia de otras, rescató fuerzas de su interior y con determinación y premura no logró levantarse de la mesita, decidiendo por lo tanto cambiar de cualidades, como paciencia y agallas.
Tiempo después, ya en pie, frente a la lejana barra del bar, a tan solo un par de metros de distancia, tomó el escaso dinero de su bolsillo, pagó la cuenta mensual, como lo hacía fielmente todas las semanas, y se encaminó a su nuevo destino de grandeza con la firme y férrea convicción de que conseguiría dinero para alimentar a su Clorinda, y no sufriría más escasez, ni ella, ni él.
–Debería beber menos –le dijo la dueña mientras le cobraba con remordimiento acumulado.
–El que no fuma ni bebe vino, se lo lleva el diablo por otro camino –A Eustaquio se le solían adherir los refranes.
Meditó mucho por las calles de su pueblo natal, dio vueltas y vueltas sobre las mismas ideas... y