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Escrito con Sangre
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Libro electrónico278 páginas4 horas

Escrito con Sangre

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La novela de guerra "Velvetón Nocturno" de Paul B. Crimson se volvió un éxito cuando fue publicada en 1971. Sin embargo, fue con trabajo que su editor logró persuadirlo a escribir una secuela. Muy a su pesar, Crimson eventualmente aceptó invernar en Harbor, un pueblo situado en Nueva Inglaterra, para ahí superar su bloqueo de escritor.
Para satisfacer los intereses comerciales de su editorial, Crimson inició su segunda novela sin tener idea de cómo la iba a terminar. Empezó a asociar sus agudas observaciones sobre los habitantes del tranquilo Harbor con sus experiencias como soldado en la guerra en Viet Nam. El resultado fue "La Nave", una espeluznante historia envuelta por una tormenta de nieve, en la cual Crimson exploró los temas de la supervivencia y de los siete pecados capitales. Sin embargo, su trastorno por estrés postraumático de guerra pronto provocó que los acontecimientos a su alrededor comenzaran a acelerarse y salirse fuera de control – eventos que Crimson aprovechaba para reflejar en su libro.
Tres décadas más tarde, el editor de Crimson entregó a Kim Ekemar todos los documentos inéditos de este caso excepcional. La presente compilación – que oscila entre hielo y fuego, y violencia escalofriante a drama psicológico abrasador – recorre los límites complejos de la realidad y la experiencia humana.
"Escrito con Sangre" relata por primera vez lo que verdaderamente ocurrió durante los asesinatos en Harbor el invierno de 1973. En este intrigante relato de múltiples capas, se publica por primera vez el manuscrito de "La Nave" de Paul B . Crimson. Viene entrelazado con la investigación bien documentada, en la cual el autor muestra lo que impulsó a Crimson escribir su aterradora novela: la manipulación de su editor, los impactos de guerra y su distorsionado proceso creativo.

IdiomaEspañol
EditorialKim Ekemar
Fecha de lanzamiento27 jul 2020
Escrito con Sangre
Autor

Kim Ekemar

I've been fortunate with opportunities to travel the world, counting Mexico, France, Sweden and Spain as my home at one time or other. In the past, a good part of my life was dedicated to business ventures: an art gallery, an advertising agency and commodity trading, among others. My travels have taken me to faraway places and amazing situations. I arrived in Mongolia just as the revolution for independence from the USSR started. I have been taken up the Sepik river by crocodile hunters in Papua Guinea. I've climbed Mount Kilimanjaro in Kenya, gone horseback riding to where the Río Magdalena in Colombia begins, crossed the Australian desert, hiked the Inka trail the wrong direction in Peru, and much more. However, the experience with the most impact that I've lived through was to be arbitrarily jailed in a centre for torture in Paraguay during the Stroessner dictatorship, under the absurd accusation of being a terrorist. (More about this in my illustrated non-fiction book in Spanish about the dictator, "El Reino del Terror".) During the past two decades, I've been focused on artistic expressions – painting, photography, design and architecture, but mainly on writing. The sources for the things I'm interested in writing about are the passions of people; places and customs that I've experienced around the world; and stories or situations from life that intrigue me.

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    Escrito con Sangre - Kim Ekemar

    Nota final de John Partridge

    Durante muchos años trabajé para una empresa editora llamada Bradley & Brougham. Como cualquier editor de literatura tuvimos nuestros altibajos, pero me enorgullece decir que nuestros éxitos opacaron los fracasos que ocasionalmente sufrimos. Éste también era mi caso personal. Es decir, hasta que se revelaron todas las implicaciones de los eventos que precedieron a la muerte de mi joven protegido, el escritor Paul B. Crimson.

    En 1970, entre muchos otros manuscritos, me encontré con la tarea de leer el primer esfuerzo de Paul. En esa época era completamente desconocido en los círculos literarios, y más aún para el público. El manuscrito que comencé a leer se encontraba en condiciones deplorables, como si hubiera sido sujeto de innumerables rechazos antes de llegar hasta mi escritorio. Debo admitir que fue con un suspiro que lo empecé a leer. El estado físico del manuscrito reflejaba la apariencia misma de Paul cuando más tarde tuve la oportunidad de conocerlo. Sin embargo, el texto sometido para mi evaluación muy pronto cautivó mi fascinación.

    Paul estuvo tres años en Viet Nam; dos como reclutado y el último como voluntario. Conforme iba leyendo el manuscrito, me di cuenta lo cerca que el narrador había estudiado la guerra, así como los efectos que ésta había tenido en él, tanto emocional como psicológicamente. Esto era en parte la gran fascinación que el manuscrito contenía. Con toda honestidad debo añadir que no sabía o comprendía la profundidad de las heridas que Paul había sufrido.

    Aunque el manuscrito era una confusión entre esquinas de páginas dobladas y manchas de pulgares, resultó ser unos de los contados pero deliciosos descubrimientos de aquellos a los que uno está sujeto dentro de la profesión editorial. Contenía dramáticos acercamientos a una vergonzosa guerra que en ese momento era el tema principal en los Estados Unidos. Sin embargo también proporcionaba agudas observaciones personales acerca de las vidas de sus compañeros de guerra, los cuales no podían evitar la corazonada de que su poder militar superior no les otorgaba una garantía contra la muerte. Charlie se encontraba en todas partes, y Charlie defendía su territorio contra un ejército de invasores. En su libro Paul logra transmitir la sutil degradación del sentimiento de ser invencible de un ejército conquistador, así como exponer el poder brutal de bestialidad necesario para sobrevivir. La forma en la que podía modular sus palabras a pesar de los años a los que estuvo expuesto al vulgar lenguaje de los soldados, es una muestra de su capacidad como autor. Sobre todo, había cierta tensión en su forma de narrar la historia que hacía que este manuscrito sobresaliera entre miles. Como novela de guerra, confío en que en el futuro estará considerada a la par con La Guerra y la Paz de Tolstoy y Los desnudos y los muertos de Mailer.

    Recomendé la publicación del manuscrito y, gracias al éxito que otros proyectos que había emprendido, mis superiores aceptaron mi sugerencia. No existe la menor duda de que los sucesos que ocurrieron más tarde no hubieran ocurrido si no me hubiera atraído tanto su manuscrito, aunque en retrospectiva – por supuesto – siempre es fácil reprobar.

    Su novela Velvetón Nocturno – ahora ya pulido en una verdadera joya – se publicó en 1971 y resultó un éxito instantáneo. Quizás esto se debió a los crecientes sentimientos en contra de la guerra que existía en esa época, porque sin importar lo excelente que sea un libro, al público generalmente le toma más tiempo descubrir el trabajo de un principiante.

    Velvetón Nocturno significó para Paul su éxito y su ruina. Paul había regresado a los Estados Unidos después de tres años en la que vivió horrores indescriptibles en Viet Nam. Aparentemente estaba estable con sus sentidos de decencia y buen juicio intactos. No fue hasta mucho más tarde que llegue a entender qué tanto éstos estaban deteriorados y empañados. Más tarde me di cuenta que los últimos rastros de dichas cualidades se perdieron completamente a consecuencia de la fama y la fortuna, su abuso de las drogas y sus pesadillas de la guerra, así como una distorsionada percepción de la realidad – si no es que locura. A través de los años he tenido razones para reflexionar acerca del tiempo que el proceso de su destrucción tomó, que fue un año y siete meses. Ese proceso comenzó con un pago por adelantado por las ventas esperadas de su libro, y terminó cuando murió – de manera intencional o accidental – por una sobredosis de drogas.

    Si esto sonara como auto-defensa moral, hasta cierto punto lo es. En ese momento no me era posible comprender la magnitud de la perturbada mente de Paul. Sin embargo, me doy cuenta que debo asumir parte de la culpa de lo que sucedió: fui demasiado superficial en mis relaciones con Paul, al mismo tiempo que lo presionaba para que volviera a escribir otro libro exitoso.

    Un talento tan perceptivo, controlado por una mente tan desordenada. Aquí me siento obligado a comentar sobre mi propia participación, aunque debo poner énfasis en el hecho de que actué en un estado de ignorancia. Después de muchos años de contemplación, he llegado a la convicción de lo que estoy a punto de manifestar. Humildemente presento la siguiente declaración para que el lector de estos documentos sea el que juzgue la verdad en mis afirmaciones.

    Como el lector lo puede apreciar, lo pensé mucho antes de ponerme en contacto con el Sr. Ekemar y pedirle su cooperación para recopilar el material. Para mí existen tres razones principales por estar promoviendo la publicación del destino de Paul en este preciso momento. Una es el estado legal del asunto: han transcurrido más de veinticinco años desde que ocurrió, y esta circunstancia me da el espacio legal necesario para seguir adelante y publicarlo sin tomar en consideración opiniones de terceros. En segundo lugar, la publicación de este material debe ser de interés público considerando las versiones distorsionadas de éste extraño caso presentadas por la prensa para incrementar la tirada de sus periódicos. Por último, y todavía más importante, tengo 82 años sin esperanzas ni deseos de vivir durante mucho más tiempo. Preferiría ser el que edite la gran tragedia de mi vida profesional y personal, en lugar de dejarlo en manos de alguien con una menor sensibilidad hacia sus implicaciones.

    El tiempo inmediato que seguía los atroces crímenes que involucraban a Paul fueron muy difíciles para mí. Finalmente me conformé con retirarme. Mi inconsciente participación en los eventos provocó el fin de lo que pudo haber quedado de mi carrera. El comportamiento burocrático y los intereses financieros enviaron el manuscrito de La Nave, escrito por Paul, a las polvorientas entrañas de los archivos más remotos de Bradley & Brougham. Más tarde tuve las agallas para comprar los derechos de los herederos de Paul. Durante veinticinco años no ha sido del dominio público. Esto es algo que ahora me gustaría cambiar antes de que también mi vida llegue a su fin.

    Aunque ha sido difícil volverlo a leer, todavía encuentro reflejos de la singular genialidad de Paul en el manuscrito. Me gustaría recalcar que, contrario a mis principios, hice una excepción en este caso. Nunca lo obligué a que me enviara una sinopsis completa del libro que planeaba. En aquel momento era mucho más importante para mí que Paul comenzara a trabajar antes de que este talentoso joven se hundiera a causa del abuso de las drogas y la desidia, y perdiera por completo su interés por escribir. De todas formas, resultó así, pero hasta donde pude, hice lo posible para que retomara el buen camino.

    Debido a que no tengo ni el tiempo ni la voluntad de realizar una explicación concluyente del caso, me puse en contacto con el Sr. Ekemar. Además de pasarle el inédito manuscrito La Nave, le entregué todas las cartas que me escribió Paul. Sin embargo, lo más doloroso ha sido el entregar las copias de las notas que le escribí a Paul, notas que sin duda fueron las que desencadenaron los fatídicos acontecimientos de hace veinticinco años. Para completar la documentación, también le entregué al Sr. Ekemar los diarios que Paul me había enviado poco antes de su muerte.

    El segundo intento literario que Paul realizó es distinto al perspicaz manuscrito sobre Viet Nam que le tomó más de tres años terminar. En un principio me desesperaba con los capítulos que me enviaba, pero en ese momento creí que era más importante darle aliento en lugar de un sermón. Cuando la segunda parte del manuscrito llegó a mis manos después de su muerte, el parecido que tenía con los acontecimientos de la vida real me desconcertó. A mis superiores les interesaban explotar la atención que Paul recibía en aquel momento, y me solicitaron que le diera prioridad a la edición de su manuscrito póstumo. De repente sucedieron otros hechos, y se me pidió que suspendiera mi trabajo hasta nuevo aviso.

    Cuando más de veinte años después vuelvo a leer el manuscrito, no veo cómo pueda editarse. ¿Cómo podría beneficiarse? Está razonablemente bien escrito, aunque se pueden encontrar algunas frases toscas y podría mejorarse la gramática. Creo que este manuscrito debería publicarse tal y como fue escrito pues de lo contrario el contexto no sería totalmente cierto.

    Dejaré que los lectores juzguen por ellos mismos la manera en la que el texto de Paul construye el suspenso de forma yuxtapuesta a las fuerzas destructivas. Se trata de un libro de supervivencia, como lo es Velvetón Nocturno de una forma más sutil. La parte que quizá me parece más intrigante es cuando el narrador cambia de la primera persona – como yo lo había sugerido – a la tercera en el prolongado final. Uno puede interpretar mucho en aquello cambio, sin embargo, no podría atreverme a pedirle al lector cómo lo deba percibir.

    Me es muy difícil explayarme en el asunto de Paul B. Crimson y su libro inédito, el cual para mí es una espantosa descripción de su propia introspección. Me dolió y horrorizó el saber a través de sus diarios que Paul se inspiró en mí para dar una mayor dimensión al manipulador nefasto y cínico en su libro. De hecho, implicó qué al enviarle notas de estímulo, fui yo quien lo empujó a escribir y actuar su segunda novela.

    Así que me gustaría terminar esta nota – que será la última que escribiré sobre este asunto – con un comentario personal en cuanto a las notas que algunos pueden considerar como el catalizador para que sucedieran estos desafortunados eventos. Afirmo que cada quien debe ser responsable de sus acciones. En ese momento estaba manejando aproximadamente veinte autores, constantemente leyendo manuscritos para escoger los que tuvieran algún potencial comercial. Las notas que le escribí a Paul fueron precisamente eso: notas, no instrucciones, escritas de forma precipitada debido a una excesiva carga de trabajo. Para muchos, quizás esto no es justificación. Para otros, espero, será una circunstancia atenuante.

    Nueva York, noviembre de 1998

    John Partridge

    Editor de la primera novela de Paul B. Crimson, Velvetón Nocturno

    Introducción para el lector

    John Partridge, conocido para todos en la industria editorial como JP, se puso en contacto conmigo en junio de 1998. Me explicó que había leído algunos de mis esfuerzos literarios y quería averiguar si me interesaba hacer una recopilación de cierto material que él consideraba como verdaderamente sensible a nivel personal. Había conocido a JP en tres previas ocasiones, siempre impresionado por su comportamiento austero y caballeroso, aunque algunas veces me parecía algo condescendiente. Su vacilante propuesta me provocó una gran curiosidad, y acordé con él en reunirnos unos días después.

    Como el lector pronto lo descubrirá, el material seleccionado no es tan extenso como uno pensaría considerando los actos criminales relacionados. Son muchas las razones. Ciertamente tuve que leer a lo largo de miles de páginas. Además de los documentos clave que JP me dio, había artículos de periódicos, informes policíacos y protocolos del juzgado. Finalmente comprendí la forma en la que los acontecimientos y los documentos interactuaban, y me quedé fascinado ante la complejidad del caso. ¿Cómo podía alguien presentar todas sus facetas sin dejar que los asuntos principales se perdieran en los detalles?

    Me topé con el problema de poder acomodar las piezas de forma comprensible sin aburrir al lector con un exceso de información. Esto puede parecer más sencillo de lo que fue. ¿Qué fuente podría presentar el conjunto de acontecimientos? ¿Deberían incluirse las circunstancias secundarias de apoyo como notas de pié de página? ¿Hasta qué grado se podía editar el contenido sin que se distorsionara la verdad? ¿En dónde entraría el manuscrito de Crimson – la consecuencia, o quizá el propósito, de los crímenes que confesó haber cometido?

    Decidí que la forma más eficaz de presentar la información sería citando las partes principales de las fuentes y presentar estos extractos en orden cronológico cuando resultara posible. Se necesitaba de una severa disciplina para excluir las anotaciones de los diarios de Crimson y de Velvetón Nocturno que no estaban directamente relacionadas con los acontecimientos de Harbor, sin importar lo interesantes que éstas fueran. Esta decisión de limitarme la basé en el hecho de que estaba estructurando los hechos que respaldaban la compleja sucesión de eventos que tuvieron lugar durante el invierno de 1973 en Harbor – no una biografía de Paul Crimson.

    Después de las referencias basadas en hechos, coloqué el capítulo que escribió en ese momento. Encontré que éste era el método más eficaz para reflejar las percepciones, influencias, y sobre todo para mostrar el proceso creativo de Crimson. Aparte de la selección de información que debía incluir y la secuencia en la que ésta debía presentarse, consideré necesario una cuidadosa edición de lo que realmente se decía o estaba escrito. Por ejemplo, en la revisión de los protocolos policíacos, excluí ciertas frases repetitivas e interjecciones, y eliminé las pausas largas y piezas irrelevantes de conversación. Estoy sumamente consciente de que este tipo de cirugía literaria requiere de una gran confianza por parte del lector. Lo pensé mucho antes de llegar a esta decisión, convencido que el resultado es la forma más comprensible para entender lo que realmente sucedió en todos los niveles.

    Una última observación: el 7 de diciembre – ni seis meses después de su llamada que tiene como consecuencia este libro – John Partridge murió en una manera que deseo haya sido en paz consigo mismo. Durante sus últimos veinticinco años, sé que estaba muy perturbado por su participación en el caso Crimson, y estaba determinado a ajustar las cuentas antes de que sus días terminaran.

    Sinceramente espero que haya quedado satisfecho con el resultado.

    México, enero de 2000

    Kim Ekemar

    Un breve resumen de la vida de Paul Crimson

    (1947 – 1973)

    Paul B. Crimson nació en Cincinnati, Ohio, el 15 de junio de 1947. Su padre había trabajado para la Ford en Detroit, cuando unos años después de la guerra tuvo una oferta para adquirir una distribuidora en Ohio. Aprovechó la oportunidad, y junto con su joven esposa embarazada se mudó tres meses antes de que su único hijo naciera.

    La madre de Paul era una nerviosa mujer que siempre estaba preocupada. Mimaba a su hijo hasta el punto de no permitirle despegarse de sus faldas hasta que partió para la guerra. El aislamiento que ella tuvo con su hijo fue aún más marcado después de una serie de pleitos por las repetidas infidelidades de su esposo. Cuando su marido de plano se cansó de ella, él tomó lo que pudo para irse a California sin siquiera despedirse de su hijo. Esto impactó a Paul profundamente, quien en ese momento tenía doce años. Nunca volvieron a tener contacto, aunque de acuerdo con el diario de Paul su padre trató de localizarlo después de que se hizo famoso por su libro sobre Viet Nam.

    Antes de ese fatídico acontecimiento, la niñez de Paul – al menos en apariencia – sólo podría describirse como inocente y segura. Su madre lo consintió, y tenía una seguridad económica a través de los ingresos de su padre durante los años de prosperidad cuando adquirir un automóvil era dentro de la posibilidad de cualquiera. Creció con la ascendente afluencia de los Estados Unidos y la música de rock ‘n’ roll que acababa de nacer. Asistió a la educación pública durante doce años sin observaciones buenas o malas, con una maravillosa excepción. Siempre obtuvo las mejores calificaciones en la lengua y literatura inglesa. Parece que era un voraz lector y sabía más de poesía que sus profesores en la preparatoria.

    El más importante acontecimiento que destaca durante su adolescencia fue el llamado para servir en el ejército de los Estados Unidos. Paul terminó la preparatoria en 1966, y el 8 de enero de 1967 recibió la orden de presentarse para el entrenamiento básico en el ejército. Tenía diecinueve años.

    Los Estados Unidos estaban intensificando su guerra en Viet Nam y tenían la urgencia de reclutar más soldados. Muchos evitaban este llamamiento utilizando conexiones familiares, escondiéndose bajo diferentes nombres, o yéndose a Canadá o a otros países mientras la guerra duraba. Paul no hizo nada para escaparse. A juzgar por sus diarios de ese momento, parece que acogió el cambio con agrado.

    Recibió su entrenamiento en una base del Ejército de los Estados Unidos durante tres meses, y luego fue enviado a Saigón como uno de muchas otras tropas. En Viet Nam pasó otros tres meses en entrenamiento local antes de que finalmente se le considerara apto para enfrentarse al enemigo. Viet Nam sin duda cambió su carácter más profundamente que nada en su corta vida. Tomó parte en el combate en la selva, en el incendio de aldeas, la masacre de aldeanos inocentes y bombardeos que ordenaron sus superiores. Un factor decisivo en su comportamiento posterior fue su presencia en la infame matanza en Mei Ngong. Sus diarios revelan que mató a más de ochenta hombres y mujeres durante el tiempo en que estuvo en la guerra – muchos de ellos, civiles.

    En general, sus diarios son sorprendentemente sinceros. Sin embargo, el que llevó en diciembre de 1968, no explica muy bien la razón por la que decidió ofrecerse como voluntario durante un año más de servicio además de los dos reglamentarios. Las principales razones que da son que necesitaba más tiempo para recopilar material para el libro que estaba planeando, y que el dinero adicional no le haría daño. El segundo argumento no suena muy convincente, mientras que el primero probablemente se acerca más a la verdad.

    Los veteranos estaban siendo solicitados para esta guerra que – aunque la Casa Blanca no lo iba admitir hasta años después – los Estados Unidos estaba perdiendo. Salvo unas pequeñas heridas de metralla, Paul había salido ileso de su primer periodo de dos años. Nunca obtuvo ninguna recomendación ni reprimenda por su conducta como soldado. Aparentemente nunca se le consideró para algún ascenso, y tampoco lo buscó. Paul B. Crimson fue simplemente un soldado más que obedecía órdenes de manera satisfactoria mientras no le importaban mucho los esfuerzos heroicos. Sin embargo, con el tiempo fue apreciado por sus superiores por su experiencia comparada con la de los novatos que llegaron a reemplazar a aquellos que habían muerto o regresado a casa.

    Es muy probable que Paul no haya usado drogas hasta que llegó a Viet Nam. La marihuana prosperaba, así como las drogas más fuertes – notablemente los derivados del opio. Nunca se le sorprendió consumiéndolas en el ejército – al menos nunca fue reportado. Debido a que el uso de las drogas era bastante común también entre los oficiales, esto no es tan extraño como pueda parecer. Muchos de los que estaban a cargo hacían caso omiso ya que se pensaba que el abuso de las drogas facilitaba a las tropas el soportar las dificultades y la idea de que de todas formas al día siguiente podrían morir a manos del enemigo.

    Tiempo después, habiendo regresado a los Estados Unidos, Paul fue sorprendido fumando marihuana en Los Ángeles. En sus declaraciones le dijo a la policía que había adquirido el hábito en Viet Nam, al igual que casi todos los veteranos. Lo dejaron ir sin mayor castigo por haber sido su primer delito, y porque no era posible comprobar que la pequeña cantidad de marihuana encontrada no era para su consumo personal.

    De acuerdo con el informe de la autopsia que se realizó después de su sobredosis, había rastros de una larga adicción a la marihuana, cocaína y otras drogas en el organismo de Paul. Esto es consistente con la velocidad asombrosa que gastó el dinero que obtuvo por la venta de su primer libro, la vida que llevó después de su triunfo inmediato, y posteriormente retirándose a Harbor con el intento que realizó para enderezar su vida.

    Paul parecía disfrutar al utilizar un lenguaje variado. Con excepción de unos diálogos textuales de "Velvetón Nocturno", casi no se encuentra un lenguaje obsceno en su trabajo. Su estilo es fluido y generalmente crea imágenes vívidas de lo que describe. Su prosa se absorbe fácilmente hasta que uno de pronto se da cuenta de que existen implicaciones ocultas detrás del cúmulo de palabras engañosas.

    En cuanto a los últimos seis meses que precedieron el final de su vida, dejaré que sus diarios y los acontecimientos comprueben mi declaración.

    11 de diciembre de 1968

    Finalmente tomé la decisión de alistarme durante un año más. Me quedó la duda sobre si hacerlo o no, y ahora todos me gritan que debo de estar loco. Pero, de verdad, para mí no hay muchas cosas de interés que esperan de vuelta. En general me gusta estar aquí y el permanecer otro periodo me otorga un gran respeto. Tampoco me cae mal el dinero y ciertamente sé cómo cuidarme en combate. Sin embargo, si intento explicar honestamente la verdadera razón para quedarme, es que necesito obtener más material para el libro de

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