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El Suicidio Del Siglo: La Extraña Muerte De Una Bella Modelo
El Suicidio Del Siglo: La Extraña Muerte De Una Bella Modelo
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Libro electrónico335 páginas4 horas

El Suicidio Del Siglo: La Extraña Muerte De Una Bella Modelo

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El Autor dando un salto al genero de la novela policial se inicia con El Suicidio del Siglo, siendo esta la tercera edicin donde su contenido expresa inquietudes y temores propias de un profesional de polica, obsesionado por encontrar la verdadera respuesta a la incgnita surgida a raz de la muerte de una bella modelo, casada con un hombre rico, dspota y poderoso, donde todo parece esconder la verdad, dejando una profunda duda SUICIDO u HOMICIDIO.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento4 abr 2011
ISBN9781617645129
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    El Suicidio Del Siglo - Victor Amram

    El Suicidio del Siglo

    La Extraña Muerte de una Bella Modelo

    Victor Amram

    Copyright © 2011 por Victor Amram.

    1ª Edición Febrero  1997 Grupo Editorial Carnero Venezuela

    2ª Edición Mayo     1997 Grupo Editorial Carnero Venezuela

    3ª Edición Febrero   2011 Palibrio USA

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso:   2011921232

    ISBN: Tapa Blanda          978-1-6176-4511-2

    ISBN: Libro Electrónico  978-1-6176-4512-9

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta obra es producto de la imaginación del autor. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son totalmente ficticios y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, acontecimientos o lugares es pura coincidencia.

    Este Libro fue impreso en los Estados Unidos de América.

    Para ordenar copias adicionales de este libro, contactar:

    Palibrio

    1-877-407-5847

    www.Palibrio.com

    ordenes@palibrio.com

    318949

    ÍNDICE

    Preámbulo a la primera edición

    Preámbulo a la segunda edición

    Preámbulo a la tercera edición

    Presentación

    Capítulo I:    Adiós, salomón, adiós

    Capítulo II:    Las piedras hablan

    Capítulo III:    El diablo anda suelto

    Capítulo IV:    Mi pequeña lusitana

    Capítulo V:    Cara de niño

    Capítulo VI:    Para qué, si ya está muerta

    Capítulo VII:    Escucha hoy, mañana puede ser muy tarde

    Capítulo VIII:    La emboscada

    Capítulo IX:    Las piedras hablan

    Capítulo X:    La amenaza

    Capítulo XI:    La cartera de aguasanta

    Capítulo XII:    Como guayabera

    Capítulo XIII:    Un corte de navaja

    Capítulo XIV:    El editor

    Capítulo XV:    Dora

    Capítulo XVI:    La historia de michel

    Capítulo XVII:    El don

    Capítulo XVIII:    Un aliado sorpresivo

    Capítulo XIX:    Gioconda

    Capítulo XX:    La investigación del diputado israel

    Capítulo XXI:    Celestino, el investigador que resolvió su propio homicidio

    Capítulo XXII:    Atacan a mi amada

    Capítulo XXIII:    Alberto, cirujano de piedras

    Capítulo XXIV:    La carta suicida

    Capítulo XXV:    La casa del comisario

    Capítulo XXVI:    La investigación de salomón

    Capítulo XXVII:    Las hipótesis de salomón

    Capítulo XXVIII:    El enigma

    Capítulo XXIX:    La entrevista

    Capítulo XXX:    No llores por mí aguasanta

    Dedicatoria

    A todos los gobernantes y policías honestos

    Agradecimiento

    A todos mis compañeros y amigos, que aún sin esperarlo sirvieron de inspiración para la conformación de los personajes.

    A mi esposa Dora, compañera, amiga y amante.

    A Bayardo Ramírez Monagas, guía y tutor en el difícil arte

    de las letras.

    Y por último, al primero, al Gran Arquitecto del Universo.

    Y un recordatorio póstumo a

    Lorena Márquez

    La hermosa modelo que cegó su vida

    por amor.

    Duerme en paz.

    Preámbulo

    a la primera edición

    Febrero 1997

    El Suicidio del Siglo, fue escrito en su totalidad entre noviembre de 1991 y mayo de 1992, cuando una vez revisado y corregido fue presentado para su publicación ante una importante editorial venezolana, cuyos acuerdos estaban por firmarse cuando sorpresivamente su autor fue designado por el Ministerio de Educación de Venezuela como Director Presidente del Instituto Universitario de Policía Científica.

    A conciencia de lo controversial que podía resultar su contenido, frente a las autoridades y compañeros de la Policía Técnica Judicial, opto por sacrificar el deseo de ver publicada su primera novela y posponerla para una ocasión más oportuna.

    Es solo en 1996 cuando Víctor Amram se siente consolidado en el cargo y apoyado por su ductor Bayardo Ramírez Monagas, toma la decisión de publicar definitivamente su obra, pero ya la editorial comprometida originalmente no siente confianza en que esta vez ya seria un hecho y prefiere no firmar el acuerdo previsto años anteriores.

    Pero un comentario oportuno a su siempre amigo y proveedor de los mas variados libros, Benito Carnero, le abre la oportunidad de ofrecérsela a la Editorial Carnero, propiedad del hermano de Benito.

    Es así como en febrero de 1997 sale a la luz El Suicidio del Siglo en un ambiente de expectativas, temores y dudas sobre el éxito de la novela policial, escrita por un profesional de policía pero poco conocido como amante de la literatura.

    Las respuestas no se hicieron esperar, el abogado Morris Benhayon compro y distribuyo cientos de ejemplares entre colegas y jueces de la capital venezolana, los medios de información conocieron de la obra, siendo el periódico vespertino de circulación nacional 2001 quien rompe el silencio con un dramático titular Si Aguasanta es Lorena, no cabe duda que la mato Bogavante.

    El articulista, Pedro R. Romero desarrolla un comentario profundo en una pagina completa, al final del primer cuerpo, con la fotografía en tamaño natural de la portada del libro, donde destaca una frase significativa Si usted no se ha leído el libro hágalo, si ya se lo leyó recomiéndelo, después de haber interpretado el contenido y la relación de los personajes con posibles hechos reales.

    Dos tirajes más del mismo periódico comprometen páginas completas del primer cuerpo, dándole al final a Víctor Amram la oportunidad de que exprese sus propias opiniones y motivaciones para escribir este libro.

    Otros representantes de la prensa venezolana se involucran en la divulgación de la obra siendo así que, Alberto Federico Ravell, Director General del Canal 33 Globo visión invita al autor a presentar su libro, durante 30 minutos y en horario especial del medio día.

    Por su parte el diario de circulación nacional El Universal entrevista personalmente al autor, para Estampas el suplemento dominical del rotativo, quien le dedica la portada denominándolo El Comisario de las Letras.

    Preámbulo

    a la segunda edición

    Mayo 1997

    En mayo de ese mismo año de 1997, la Editorial Carnero promueve una nueva edición, convencidos de que el éxito de la primera los llevaría a vender todos los ejemplares en tiempo record, lo cual en efecto fue así.

    La feria Internacional del Libro en Caracas, fue testigo de que El Suicidio del Siglo seria el segundo libro mas vendido durante el desarrollo del evento. Por otra parte, distribuidores masivos como Librería las Novedades del Bloque de Armas se encargaría de llevarlo nuevamente a todos los rincones de Venezuela, especialmente a la ciudad de Maracay, en el Estado Aragua donde día tras días se agotaban las existencias y debían ser llenados las estanterías en forma recurrente.

    Presentaciones, foros y discusiones movieron al autor de un lugar a otro tratando de exprimir de este la relación entre su libro y un sonado caso cuya similitud parecía ineludible desde un primer momento.

    Sin embargo, como lo dice el prologuista Bayardo Ramírez, "Esta obra es una novela de género policial, en la cual, producto de la imaginación del autor se crea una trama principal a partir de dos hipótesis con relación a una joven encontrada muerta en un apartamento: suicidio u homicidio" y nada tiene que ver con realidad alguna.

    Pero a pesar de ello la Dra. Norma Cabrera, Juez de Re-envió para aquellos tiempos, cita al Comisario Víctor Amram para que desmarañe el caso que reposa sobre su escritorio, remitido a ella por La Corte Suprema de Justicia después de casi por seis años de revisiones interminables el Altísimo Tribunal determina que se debe modificar la sentencia de suicidio por homicidio en el caso de la muerte de una joven modelo llamada Lorena Márquez

    El veterano policía explica detalladamente a la Juez las razones objetivas que no permiten vincular tan conocido caso con su naciente novela, proponiéndole establecer contacto inmediato con el Maestro de la Criminalística en Venezuela, Dr. Dimas Oliveros Sifontes, quien había tenido la oportunidad de investigar y estudiar la insólita muerte de la joven modelo. La Dra. Norma Cabrera se dio por satisfecha con tan profesional ayuda y así concluyo expediente con la decisión irrevocable de Homicidio.

    Preámbulo

    a la tercera edición

    2011

    Han pasado trece años desde que fue publicado por primera vez esta novela policial, muchos fueron los intríngulis que ocurrieron en esta ya mas de una década, pero que no serán referidos en este breve comentario para darle la bienvenida a la tercera edición.

    Al re-encontrarse el autor con su obra, movieron el deseo de dejarla plasmada una vez mas y ahora al alcance de todos aquellos que así lo deseen, esta su primera novela, como una forma de estimular la edición de muchos de sus escritos que aun permanecen en el tintero, que comprenden otros relatos, cuentos de diferentes géneros y poemas dedicados a sus mas íntimos sentimientos.

    Pero una razón mas salta a la palestra; todos estos años de injusticia social y jurídica que han prevalecido en América Latina han marcado el oscurantismo político donde lideres inescrupulosos han tendido sus garras de poder para hacerse servir por los elementos fundamentales del concepto de verdadera Democracia, por lo que no debemos perder la noción de que un pasado tan oscuro, fue el caldo de cultivo donde se gesto este proceso de destrucción y caos, que nada lo hubiese podido detener, ya que desde mucho antes las cartas estaban echadas.

    Una tercera edición permitiría recordar que esa historia no es tan lejana, que las Tiranías Seudo-democráticas que afectan nuestras naciones no son producto de la casualidad, que los altos niveles de inseguridad publica tienen un origen común, que los Gobiernos sordos, ciegos y hasta inclusive mudos han contribuido significativamente a esta situación hoy prácticamente común a todos nosotros.

    Reflexionemos un poco, quien sabe, tal vez pronto se de el Milagro y en esta ocasión la lección haya sido aprendida para que no se repita jamás. De ahí que se mantenga vigente la dedicatoria original de la Primera Edición.

    A todos los gobernantes honestos

    El autor / Enero 2011 / Florida. USA

    Presentación

    Esta obra es una novela de género policial, en la cual, producto de la imaginación del autor se crea una trama principal a partir de dos hipótesis con relación a una joven encontrada muerta en un apartamento: suicidio u homicidio, ello sirve al novelista para desmadejar alrededor de este caso el tema muy actual de la corrupción que se ha estructurado en el Poder Político y toda la secuela de complicidades e impunidades, los cuales son dos de las principales causas del aumento de la corrupción como estructura dominante de la clase política y la élite económica.

    La novela se desarrolla en un clima de suspenso entre dos actores principales, un periodista que aún conserva sus ideales y un investigador criminal incorruptible, íntegro con vocación social, Salomón Ztvaitser, quienes van a procurar desentrañar la madeja de corrupción que les impide poder solucionar un caso aparentemente sencillo desde el punto de vista policial, pero que se convierte en un infierno para estos dos protagonistas que representan al fundirlos en uno, la personalidad del escritor quien es psicólogo, investigador criminal y poeta, el Comisario General Víctor Amram Cazes, y quien en la novela va a desahogar todo lo que guarda contra un sistema corrupto que lo ahoga. Así presenta una gama de violencias, amenazas, complicidades y obstáculos que sufren el periodista y su mujer, como también el Comisario Salomón Ztvaitser, su esposa y sus hombres a lo largo de sus episodios.

    La novela se realiza con un lenguaje sencillo que uno puede leer con gusto. Sin embargo, se ve obligado para mayor autenticidad de los personajes a utilizar vocabulario del argot policial y el de los delincuentes.

    Éste género policial en Venezuela es cultivado por muy pocos autores y es conveniente que cuando surge uno nuevo se le edite, se le estimule y se le celebre.

    El autor emplea su experiencia policial para hacer creíble la sustentación de su hipótesis, que viene a ser lo que le permite la creación de esta obra y poner en evidencia el aparato corrupto que impera en nuestro país. Pensamos que en este género el autor es innovador, porque sin dejar de ser una novela policial, la impregna de denuncia social sin perder su interés como drama policial.

    A pesar de que el periodista juega un papel fundamental en la novela, es anónimo, en ninguna parte se identifica, es el narrador en primera persona, que resalta la obra de Salomón Ztvaitser. Representa el papel de Coro Griego y por esto es anónimo, en él están todos los Comunicadores Sociales honestos, persiguiendo la verdad, en lo cual coinciden con Salomón que busca la verdad. Con ello también aspira a un desiderátum que investigadores criminales y comunicadores sociales trabajen en armonía para servir a su pueblo.

    La novela es reivindicadora de los valores morales y éticos que se han perdido. Resalta las virtudes del hombre, en contra de los contravalores que se han impuesto en nuestra sociedad. Por ello, aparecen como un símbolo de integridad el personaje de Sérpico y el Salmo de David Bienaventurado el varón que no se sentase en Consejo de malos; así como el nombre de Salomón escogido para el investigador criminal como emblema de sabiduría. Establece con ellos las bases de su conducta como un hombre probo que actúa en beneficio de la comunidad.

    Víctor Amram, construye una obra basada en la novelística policial que se convierte en denuncia clamorosa del sistema de corrupción, que ha minado nuestras instituciones democráticas, por lo cual no cabe decir que cualquier parecido con la realidad es una mera coincidencia porque serán muchos los que se verán retratados en los personajes negativos creados en esta obra.

    También constituye un estímulo y un ejemplo para policías íntegros, para aquellos que tienen mística, vocación de servicio y aman su profesión, a pesar de todos los obstáculos, vicisitudes, privaciones y frustraciones que tienen que soportar.

    Caracas, 16 de septiembre de 1996

    Bayardo Ramírez Monagas

    Capítulo I

    Adiós, salomón, adiós

    Cuando decidí ser periodista, tenía como meta ser un verdadero articulista de denuncias, convertir las páginas de opinión de un diario, en la palestra de enfrentamiento entre el ser y el deber ser, manejar el campo político y económico desde un punto de vista de la verdad absoluta, negando todo palangrismo y esgrimiendo la espada de los cruzados, en la búsqueda de una sociedad más pura; era querer encontrar a la verdadera razón de existencia de un cuarto poder; en mi vocación informativa enfrentando lo injusto del que abusaba porque más tiene o más puede y defendiendo los más débiles o aquellos que en todo caso tuviesen la verdad.

    Por supuesto, en ese entonces caminaba por los pasillos de la Universidad, en una escuela de periodismo romántica e izquierdizante, a veces un tanto lejos de la realidad vivida fuera del Alma Máter. Pero al graduarme las cosas fueron un poco diferentes; me dediqué por obligación al periodismo de sucesos, poco nutriente en el sentido que pensaba darle a mi carrera y como dijo el primer jefe de redacción con quien tuve que compartir, a su manera, algunas ideas, lo importante en la fuente de sucesos son los hechos . . . y si no están hechos . . . los haces.

    Por eso que cuando esa tarde lo escuché hablando, con una posición frontal y decidida, sin aparente temor al futuro, me revolvió parte de ese pasado romántico que todo hombre lleva por dentro en su tiempo de juventud, en aquel entonces cuando éramos inmortales, tiempo de la revolución de París, de Herbert Marcase, la renovación académica y los últimos de la subversión mental de muchos de mis compañeros que pensaron que el poder por la vía de las armas estaba a la vuelta de la esquina.

    Me di cuenta de lo lejos que estaba del periodismo quijotesco al que me hubiese gustado dedicarme; tuve que reconocer en mí al hombre pasado de cuarenta años, distante de si mismo y absorbido por el sistema.

    Pero esa tarde, él parado ahí, frente a sus compañeros, incólume y estoico parecía más un torero en tarde de luces; que un policía.

    Yo conocía a Salomón desde hace muchos años, nunca fuimos amigos, pero es imposible cubrir la fuente de sucesos sin saber quien es Salomón Ztvaitser.

    Policía hace más de veinte años, Salomón había dedicado su vida a la investigación criminal, olvidando por completo su profesión de Sociólogo. Su apellido, inconfundiblemente extranjero y por demás difícil de pronunciar, contrastaba con el manejo del idioma castellano y su indiscutible e irrefutable origen nacional.

    Pero ahí estaba, el muchacho pequeño burgués, convertido en policía, esperando que el maestro del ceremonial lo invitara a pronunciar su discurso.

    Él no había notado mi presencia, nos citamos porque habíamos quedado de acuerdo en conversar sobre el caso, donde yo particularmente tenía la impresión de que Salomón era un pieza importante, aún cuando el mismo dejó entrever siempre que su participación era fortuita y poco significativa. Muchas veces me pregunté si era una táctica distractora para evitar ser atacado más de lo que realmente fue o simplemente cumplió el papel de un actor de segunda y los verdaderos protagonistas eran otros. Lo que si estaba seguro, era que el testigo más importante, el que podía despejar todas las dudas y explicar la verdad de lo sucedido, a esta altura del juego ya estaba muerto; mejor dicho, prácticamente desde el principio del caso, ya estaba muerta.

    Todos los sucesos tienen su historia, una parte verídica, otra jurídica y por lógica una verdad periodística. Generalmente y es lo que se espera, las tres versiones se solapan de tal manera que resulta el final una sola. Pero en este caso pareciese que la verdad real estaba en perfecta oposición a la verdad procesal y la prensa por su parte había logrado que la opinión pública diese su veredicto, inclusive antes que el propio juez de la causa. Esta podía ser mi oportunidad profesional, en un caso de tal magnitud, lleno de contradicciones, donde la misma policía parecía confusa y donde los grandes poderes económicos se debatían por lograr una victoria a toda costa y todo precio, tendría que ser un best seller y yo, simplemente recopilando información y ordenándola cronológicamente habría escrito mi libro. De ahí, que esta conversación con Salomón fuese tan importante, lo que yo menos podía imaginar es que su discurso, una simple despedida, tendría tal contenido para los conocedores de la situación que el mismo lo podría utilizar como prólogo de un buen libro sobre su biografía. La soledad que denotaba en su rostro iba a conectarse con sus palabras.

    Pensé que tal vez Salomón estuvo cerca de la verdad, porque generalmente la verdad estaba acompañada de soledad y este policía lucía desde todo punto de vista como un vulgar apátrida.

    Dentro de un profundo e inquietante silencio, el Jefe de Protocolo de la Gobernación esperaba que le diesen la orden para que de una vez por todas, el Comisario iniciase sus palabras. La sala de conferencias de la Gobernación no era el lugar más idóneo para sustituir en el mando al veterano policía; este tipo de actos se realizan, generalmente, dentro de sus comandos. Pero esta vez las cosas habían sido diferentes, era el propio Gobernador quien había exigido que así fuese, en el mismo Palacio donde meses antes Salomón Ztvaitser fue llamado par ocupar la Jefatura Estatal de la Policía Nacional de Investigación Criminal, a solicitud expresa del propio Magistrado, quien le exigió al Director del Cuerpo Detectivesco que fuese Salomón Ztvaitser quien gerenciara la política de seguridad, dada no sólo la posible experiencia que pudiese poseer Salomón, sino que era público y notorio que entre ambos existía una amistad, desde mucho tiempo antes, cuando el actual Gobernador militaba en el Partido Socialista y por su mente no pasaba que un nuevo federalismo permitiría que llegase a presidir los destinos de un Estado y fuese electo por votación popular como administrador absoluto y regente de uno de las entidades federales más ricas e importantes del país.

    Pero así fue la historia, el joven Diputado Socialista logró una mayoría impresionante en las primeras elecciones directas para gobernadores y el destino le preparó un encuentro con el futuro. Sin perdida de tiempo organizó su gabinete y nombró su primer equipo gubernamental a personas propias del Estado, con poca o ninguna vinculación con el Partido Socialista, a quienes ofreció sólo una Dirección General y las restantes las repartió entre los miembros activos y simpatizantes de los grandes partidos, incluyendo la del Vicegobernador, que a pesar de todos los pronósticos de que estaría en mano de un miembro de su propio partido, se lo entregó a una de las familias más poderosas, desde el punto de vista económico y más controversiales de los últimos años, quienes jugaban al poder político, manejándolo desde grandes oficinas empresariales; donde además, de tener la ascendencia sobre los colegios partidistas, desarrollaron un emporio capaz de controlar desde la venta de un tornillo hasta equipos militares, llegando a ser dueños absolutos de uno de los diarios de mayor circulación del Estado, y desde donde dieron el apoyo incondicional de ese joven Diputado, hoy convertido en Gobernador.

    Ahora, el Gobernador amigo miraba desde lejos al policía amigo; sabía que en su condición de Magistrado podía impedir que hablara y en el fondo sus ojos parecían desear que no lo hiciese. Un cruce de miradas se dio entre en Gobernador y el Director de Protocolo, hasta que por fin un tanto resignado autorizó que se le diese la palabra al Jefe Policial.

    El Director General de Información y Protocolo, se secó el sudor que corría por su frente, tosió y aún con voz quebrada anunció:

    —  Y ahora dejo con ustedes al Comisario Salomón Ztvaitser, mi amigo personal y quien como ya dijo el ciudadano Gobernador del Estado, todos lamentamos tenga que abandonarnos definitivamente para dedicarse a otras actividades profesionales dentro del campo policial, cargo que sin duda debe honrarlo, como hoy nos llena de orgullo a cada uno de nosotros; Salomón puede tener la

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