Estamos más acostumbrados a relacionar el sabotaje con espectaculares explosiones en puentes de ferrocarril que provocan el descarrilamiento de un tren o incendios provocados que destruyen instalaciones estratégicas. Sin embargo, durante la guerra civil existió un sabotaje «pacífico » que se produjo en las fábricas de armamento, mucho menos conocido y cuyo objetivo era evitar que las bombas o granadas explotasen. Este sabotaje es muy difícil de dimensionar y valorar qué influencia tuvo en las operaciones militares, más allá del valor simbólico o moral cuando se publicaban noticias o relatos en prensa. El sabotaje pacífico lo ha estudiado Ángel Viñas, uno de los mayores especialistas en la guerra civil, también Domenec Pastor, que llegó a la más que discutible conclusión que este nunca se produjo en las fábricas del bando republicano, y especialmente Alfonso López García, autor de varios artículos y cuya tesis doctoral fue posteriormente publicada bajo el título de Saboteadores y Guerrilleros.
Terminada la guerra civil española el presidente del Gobierno, el doctor Negrín, reconoció que la denominada como «Quinta Columna» tuvo un papel destacado en la derrota republicana, aunque es probable que en realidad sus actividades fueran bastante menos numerosas de lo que la opinión pública pensaba. Bien es cierto que muchos rumores y noticias fueron minando la