El llamado desastre de Annual ha pasado a la historia como una de las mayores derrotas sufridas por el colonialismo europeo en suelo africano. En apenas tres semanas, del 22 de julio al 9 de agosto de 1921, se perdieron en la Comandancia General de Melilla todas las posiciones logradas en doce años. El general al mando en esa zona oriental del Protectorado, Manuel Fernández Silvestre, tampoco sobrevivió, y la idea de Marruecos como un atroz matadero quedó fijada en el imaginario colectivo.
Gracias a los estudios de María Rosa de Madariaga, Sebastian Balfour, Julio Albi o Daniel Macías, entre otros, hoy conocemos mejor los entresijos de aquella guerra. Pero nunca podrá saberse el número exacto de víctimas que provocó la huida desordenada que culminó en la matanza de Monte Arruit. Según las estimaciones más contenidas, rondarían las diez mil. Y una de las consecuencias del descalabro fue lo que Fernández Almagro llamó “la fiebre responsabilista”. La opinión pública clamará por el final de la guerra y por la búsqueda de culpables. Cuando sobrevino la desgracia, presidía el gobierno el conservador Manuel Allendesalazar, llegado