Cuando nació Alfonso XIII, en 1886, Miguel Primo de Rivera y Orbaneja era un adolescente que había dejado Jerez para formarse en la Academia Militar de Toledo. Faltaban tres décadas para que sus vidas se entrecruzasen en un camino sin retorno, iniciado con el golpe de Estado de 1923. Pero la relación de la familia con la dinastía venía de lejos. En esta saga de militares habría que destacar a Fernando Primo de Rivera y Sobremonte (1831-1921), tío paterno del futuro dictador, que había contribuido a la restauración de los Borbones en el trono tras la Primera República, al no oponerse al pronunciamiento de Martínez Campos cuando era capitán general de Madrid. Alfonso XII le concedió el título de marqués de Estella después de que tomase la ciudad homónima en la última guerra carlista.
Fernando Primo de Rivera mantuvo una relación muy paternal con su sobrino, al que sirvió de guía y protector mientras iba desarrollando su carrera. Fue su ayudante de campo en varias ocasiones, pero los lazos se estrecharon más en 1908, al quedar viudo Miguel Primo de Rivera. Su tío era en aquel momento ministro de la Guerra en el gobierno del conservador Antonio Maura, lo que debió de ensancharle el círculo de sus relaciones sociales, también en el ámbito político. El joven