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ENSEÑANZAS DE CHAITANYA MAHAPRABHU
ENSEÑANZAS DE CHAITANYA MAHAPRABHU
ENSEÑANZAS DE CHAITANYA MAHAPRABHU
Libro electrónico502 páginas7 horas

ENSEÑANZAS DE CHAITANYA MAHAPRABHU

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Las enseñanzas de Caitanya Mahaprabhu
Caitanya Mahaprabhu nació en Bengala, India, en 1486, y vivió solo 48 años;
sin embargo, en ese corto período dio inicio a una revolución en la conciencia
espiritual que ha afectado profundamente las vidas de millones de personas
hasta nuestros días.
Aunque Él eligió el camino de la mística y la renuncia comple
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento3 jul 2020
ISBN9789871386802
ENSEÑANZAS DE CHAITANYA MAHAPRABHU
Autor

A.C. BHAKTIVEDANTA SWAMI PRABHUPADA

SU DIVINA GRACIA A.C. BHAKTIVEDANTA SWAMI PRABHUPADA representa una cadena ininterrumpida de maestros espirituales completamente autorrealizados que se inicia con el propio Sri Krishna y es el maestro escolástico más destacado del mundo de la sabiduría védica.

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    ENSEÑANZAS DE CHAITANYA MAHAPRABHU - A.C. BHAKTIVEDANTA SWAMI PRABHUPADA

    documento.

    Su Divina Gracia

    A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda

    Fundador-Ācārya de la Asociación

    Internacional para la Conciencia de Krishna

    Las obras de Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda

    •  Bhagavad-gītā tal como es

    •  Śrīmad-Bhāgavatam, cantos 1–10 (13 tomos)

    •  Śrī-Caitanya-caritāmṛta (4 tomos)

    •  Las enseñanzas de Caitanya Mahāprabhu

    •  El néctar de la devoción

    •  Upadeśāmṛta (El néctar de la instrucción)

    •  Viaje fácil a otros planetas

    •  Meditación y superconciencia

    •  Śrī Īśopaniṣad

    •  Kṛṣṇa, la fuente del placer (2 tomos)

    •  Las enseñanzas de la reina Kuntī

    •  Las enseñanzas de Kapiladeva, el hijo de Devahūti

    •  Vida y enseñanzas de Caitanya Mahāprabhu

    •  La ciencia de la autorrealización

    •  Más allá del nacimiento y de la muerte

    •  En el camino a Kṛṣṇa

    •  Rāja-vidyā: el rey del conocimiento

    •  Elevándose a la conciencia de Kṛṣṇa

    •  La vida proviene de la vida

    •  La conciencia de Kṛṣṇa: el regalo inigualable

    •  Las enseñanzas trascendentales de Prahlāda Mahārāja

    •  Preguntas perfectas, respuestas perfectas

    •  Saṁsāra, la rueda del destino

    Para mas información visite nuestra página web:

    www.bbtlatino.org

    Título del original: Teachings of Lord Caitanya

    © 2020 The Bhaktivedanta Book Trust International, Inc.

    Para mayor información sobre The Bhaktivedanta Book Trust, visite www.bbtlatino.org o envíe un email a info@bbtlatino.org

    www.krishna.com - www.bbt.info

    Queda hecho el depósito que marca la ley 11 723

    Reservados todos los derechos

    ISBN: 978-987-1386-80-2

    Primera edición e-book: Julio 2020

    Prefacio

    Entre las enseñanzas del Señor Caitanya que se presentan aquí y las que el Señor Kṛṣṇa da en el Bhagavad-gītā, no hay ninguna diferencia. Las enseñanzas del Señor Caitanya son demostraciones prácticas de las enseñanzas del Señor Kṛṣṇa. La instrucción final que el Señor Kṛṣṇa da en el Bhagavad-gītā es que todo el mundo debe entregarse a Él, Śrī Kṛṣṇa. Kṛṣṇa promete hacerse cargo de inmediato del alma que así se le entregue. El Señor, la Suprema Personalidad de Dios, ya está a cargo del mantenimiento de esta creación mediante Su expansión plenaria, Kṣīrodakaśāyī Viṣṇu, pero ese mantenimiento no es directo. Sin embargo, cuando el Señor dice que se hace cargo de Su devoto puro, lo hace en verdad de un modo directo. Un devoto puro es un alma que siempre está entregada al Señor, tal como un niño está entregado a sus padres o un animal a su amo. En el proceso de entrega uno debe: (1) aceptar todo lo que sea favorable para el desempeño del servicio devocional, (2) rechazar todo lo que sea desfavorable para ello, (3) creer firmemente en la protección el Señor, (4) sentir que depende exclusivamente de la misericordia del Señor, (5) no tener ningún interés aparte del interés del Señor, y (6) ser siempre manso y humilde.

    El Señor exige que uno se entregue a Él siguiendo esos seis principios, pero los supuestos eruditos del mundo, que son poco inteligentes, malinterpretan esas exigencias y exhortan a la generalidad de la gente a rechazarlas. En la conclusión del noveno capítulo del Bhagavad-gītā (9.34), el Señor Kṛṣṇa dice de manera directa: «Siempre ocupa tu mente en pensar en Mí, vuélvete devoto Mío, ofréceme reverencias y adórame a Mí. Estando completamente absorto en Mí, es seguro que vendrás a Mí». Sin embargo, los demonios eruditos desencaminan a las masas dirigiéndolas hacia la verdad impersonal, no manifiesta, eterna e innaciente, en lugar de dirigirlas hacia la Suprema Personalidad de Dios. Los filósofos impersonalistas māyāvādīs no aceptan que la Suprema Personalidad de Dios es el aspecto máximo de la Verdad Absoluta. Si uno desea entender al Sol tal como es, debe acercarse primero a la luz del Sol, luego al globo solar, y después de entrar en el globo, ir a ver cara a cara a la deidad regente del Sol. Debido a un escaso conocimiento, los filósofos māyāvādīs no pueden ir más allá de la refulgencia Brahman, que se dice que es como la luz del Sol. Los Upaniṣads confirman que uno tiene que atravesar la deslumbrante refulgencia del Brahman antes de poder ver la verdadera cara de la Personalidad de Dios.

    El Señor Caitanya enseña, por consiguiente, la adoración directa del Señor Kṛṣṇa, quien apareció como hijo adoptivo del rey de Vraja. Él también señala que el lugar conocido como Vṛndāvana es igual que el Señor Kṛṣṇa, porque no hay diferencia entre el propio Señor Kṛṣṇa y el nombre, la naturaleza, la forma, los pasatiempos, el séquito y los enseres del Señor Kṛṣṇa. Ésa es la naturaleza absoluta de la Verdad Absoluta.

    El Señor Caitanya recomendó, además, el método de adoración practicado por las doncellas de Vraja, diciendo que era la forma más elevada de adorar en la máxima etapa de la perfección. Esas doncellas (las gopīs, o pastorcillas de vacas) simplemente amaban a Kṛṣṇa sin que las motivara una ganancia material o espiritual. Caitanya también recomendó el Śrīmad-Bhāgavatam como la exposición inmaculada del conocimiento trascendental, y señaló que la máxima meta de la vida humana es la de llegar a manifestar amor puro por Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios.

    Las enseñanzas del Señor Caitanya son idénticas a las que impartió el Señor Kapila, el expositor original del sāṅkhya-yoga, el sistema sāṅkhya de filosofía. Este sistema autorizado de yoga recomienda meditar en la forma trascendental del Señor. No hay ninguna posibilidad de meditar en algo vacío o impersonal. Uno puede meditar en la forma trascendental del Señor Viṣṇu incluso sin tener que practicar complicadas posturas del cuerpo. Esa clase de meditación se denomina samādhi perfecto. Este samādhi perfecto se confirma al final del sexto capítulo del Bhagavad-gītā (6.47), en donde el Señor Kṛṣṇa dice: «Y de todos los yogīs, aquel que tiene una gran fe y que siempre se refugia en Mí, piensa en Mí y me presta un amoroso servicio trascendental, es el que está más íntimamente unido a Mí por medio del yoga, y es el más elevado de todos. Ésa es Mi opinión».

    El Señor Caitanya instruyó a las masas en la filosofía sāṅkhya de acintya-bhedābheda-tattva, que sostiene que el Señor Supremo es idéntico a Su creación y simultáneamente diferente de ella. El Señor Caitanya enseñó esta filosofía a través del canto del santo nombre del Señor. Él enseñó que el santo nombre del Señor es la encarnación sonora del Señor, y que, como el Señor es el todo absoluto, no hay diferencia entre Su santo nombre y Su forma trascendental. Así pues, mediante el canto del santo nombre del Señor, uno puede relacionarse directamente con el Señor Supremo por medio del sonido. A medida que uno practica ese canto, pasa por tres etapas de desarrollo: la etapa ofensiva, la etapa de aclaración y la etapa trascendental. En la etapa ofensiva, puede que uno desee toda clase de felicidad material, pero en la segunda etapa uno se limpia de toda contaminación material. Cuando uno se sitúa en la etapa trascendental, alcanza la posición más elevada de todas: la etapa en la que se ama a Dios. El Señor Caitanya enseñó que ésa es la máxima etapa de la perfección para los seres humanos.

    La práctica del yoga tiene esencialmente por objeto el controlar los sentidos. El principal factor controlador de todos los sentidos lo constituye la mente; por lo tanto, en primer lugar uno tiene que practicar el controlar la mente ocupándola en el proceso de conciencia de Kṛṣṇa. Las actividades burdas de la mente se expresan a través de los sentidos externos, ya sea para la adquisición de conocimiento, o para que los sentidos funcionen de conformidad con la voluntad. Las actividades sutiles de la mente son pensar, sentir y desear. Según el estado de conciencia que tenga el individuo, o bien se encuentra contaminado, o bien está limpio. Si la mente está fija en Kṛṣṇa (en Su nombre, naturaleza, forma, pasatiempos, séquito y enseres), todas las actividades de uno —tanto las sutiles como las burdas— se vuelven favorables. El proceso del Bhagavad-gītā para purificar la conciencia consiste en fijar la mente en Kṛṣṇa de la siguiente manera: hablando de Sus actividades trascendentales, limpiando Su templo, yendo a Su templo, viendo Su hermosa y trascendental forma bellamente adornada, escuchando hablar de Sus glorias trascendentales, saboreando la comida que se le ha ofrecido, relacionándose con sus devotos, oliendo las flores y las hojas de tulasī que se le han ofrecido, ocupándose en actividades que vayan en provecho de Él, etc. Nadie puede detener las actividades de la mente y de los sentidos, pero uno las puede purificar por medio de un cambio de conciencia. Ese cambio se indica en el Bhagavad-gītā (2.39), cuando Kṛṣṇa le habla a Arjuna acerca del conocimiento del yoga mediante el cual uno puede trabajar sin resultados fruitivos. «¡Oh, hijo de Pṛthā!, cuando actúes con esa clase de conocimiento, podrás liberarte del cautiverio de las obras». Al ser humano se le restringe a veces la complacencia de los sentidos debido a ciertas circunstancias, tales como enfermedades, etc., pero eso no es lo que se prescribe. Como los hombres poco inteligentes no conocen el verdadero proceso mediante el cual la mente y los sentidos pueden llegar a controlarse, o bien tratan a la fuerza de detener la mente y los sentidos, o bien ceden a ellos y se dejan llevar por las olas de la complacencia sensual.

    Los principios regulativos, las reglas del yoga, las diversas posturas del cuerpo y los diversos ejercicios respiratorios que se realizan en un intento de apartar los sentidos de sus objetos, son métodos dirigidos a aquellos que están demasiado sumidos en el concepto corporal de la vida. El hombre inteligente que tiene conciencia de Kṛṣṇa no trata de impedir a la fuerza que sus sentidos actúen, sino que más bien los ocupa en el servicio de Kṛṣṇa. Con dejar inactivo a un niño, nadie puede hacer que no juegue; se puede lograr que el niño deje de hacer tonterías si se lo ocupa en actividades superiores. La restricción forzada de las actividades de los sentidos mediante los ocho principios del yoga, es algo que se recomienda para hombres inferiores. Cuando los hombres inferiores se dedican a las actividades superiores del proceso de conciencia de Kṛṣṇa, se apartan naturalmente de las actividades inferiores de la existencia material.

    El Señor Caitanya enseña de esa manera la ciencia de conciencia de Kṛṣṇa. Esa ciencia es absoluta. Los áridos especuladores mentales tratan de no caer en el apego material, pero por lo general se observa que la mente es demasiado fuerte como para ser controlada, y los arrastra hacia las actividades sensuales. La persona que tiene conciencia de Kṛṣṇa no corre ese riesgo. Uno tiene que ocupar la mente y los sentidos en actividades en conciencia de Kṛṣṇa, y el Señor Caitanya nos enseña la manera de hacer eso en la práctica.

    Antes de que el Señor Caitanya adoptara sannyāsa (la orden de renuncia), se lo conocía como Viśvambhara. La palabra viśvambhara se refiere a aquel que mantiene el universo entero y que dirige a todas las entidades vivientes. Ese sustentador y líder apareció como el Señor Śrī Kṛṣṇa Caitanya para darle a la humanidad estas sublimes enseñanzas. El Señor Caitanya es el maestro ideal de las necesidades primordiales de la vida. Él es el más munífico en otorgar el amor de Kṛṣṇa, y es el depósito completo de toda misericordia y buena fortuna. Como se confirma en el Śrīmad-Bhāgavatam y en los Upaniṣads, Él es la Suprema Personalidad de Dios, el propio Kṛṣṇa, y es digno de la adoración de todos en esta era de desavenencia. Todo el mundo puede unirse a Su movimiento de saṅkīrtana. No se requiere de ninguna capacitación previa. Por el solo hecho de seguir Sus enseñanzas, cualquiera puede convertirse en un ser humano perfecto. Si uno tiene la gran fortuna de verse atraído por Sus cualidades, es seguro que tendrá éxito en la misión de la vida. En otras palabras, aquellos que están interesados en alcanzar la existencia espiritual, pueden liberarse fácilmente de las garras de māyā por la gracia de Señor Caitanya. Las enseñanzas que se presentan en este libro no son diferentes del Señor.

    Como el alma condicionada está absorta en el cuerpo material, aumenta las páginas de la historia con toda clase de actividades materiales. Las enseñanzas del Señor Caitanya pueden ayudar a la sociedad humana a detener todas esas actividades innecesarias y temporales. Mediante estas enseñanzas, la humanidad puede ser elevada al plano más alto de la actividad espiritual. Esas actividades espirituales comienzan de hecho después de uno liberarse del cautiverio material. Esa clase de actividades liberadas que se realizan con conciencia de Kṛṣṇa, constituyen la meta de la perfección humana. El prestigio falso que uno adquiere al intentar dominar la naturaleza material es ilusorio. Con las enseñanzas del Señor Caitanya se puede adquirir un conocimiento iluminador y, mediante ese conocimiento, uno puede adelantar en la existencia espiritual.

    Todo el mundo tiene que sufrir o gozar con los frutos de su actividad; nadie puede detener las leyes de la naturaleza material que gobiernan esas cosas. Mientras uno se dedique a la actividad fruitiva, es seguro que verá frustrado su intento de alcanzar la máxima meta de la vida. Espero sinceramente que con el estudio de las enseñanzas del Señor Caitanya, la sociedad humana perciba una nueva luz de vida espiritual que le abra el campo de la actividad al alma pura.

    oṁ tat sat

    A.C. Bhaktivedanta Swami

    14 de Marzo de 1968

    Aniversario de la aparición del Señor Caitanya

    Templo de Śrī-Śrī Rādhā-Kṛṣṇa

    Nueva York — E.U.A.

    Prólogo

    de Bhaktivinoda Ṭhākura

    [Este relato apareció inicialmente en una obra breve de Śrīla Bhaktivinoda Ṭhākura titulada: «Śrī Caitanya Mahāprabhu: Su vida y preceptos» (20 de agosto de 1896)].

    Caitanya Mahāprabhu nació en la ciudad de Nadia, Māyāpur, durante el atardecer (una vez puesto el Sol) del día 23 del mes Phālguna, el año 1407 de la era Śakābda, fecha correspondiente al 18 de febrero de 1486 de la era cristiana. Su nacimiento coincidió con un eclipse de Luna; los habitantes de Nadia, como solía hacerse en tales ocasiones, estaban bañándose en el río Bhāgīrathī mientras proferían exclamaciones de ¡Haribol! en voz alta. Su padre, Jagannātha Miśra, un brāhmaṇa modesto de la orden védica, y Su madre, Śacī-devī, una mujer buena y ejemplar, descendían ambos de una familia brāhmaṇa procedente de Sylhet. Mahāprabhu fue un hermoso niño y las damas de la ciudad iban a verle y a llevarle regalos. El padre de Su madre, el Paṇḍita Nīlāmbara Cakravartī, un famoso astrólogo, predijo que el niño sería una gran personalidad con el paso del tiempo y, consecuentemente, Le llamó Viśvambhara. Las damas del vecindario Le pusieron el nombre de Gaurahari debido a Su piel dorada, y Su madre Le llamó Nimāi en recuerdo de un nimba (un tipo de árbol) cercano al lugar de Su nacimiento. Como era un niño muy hermoso, a todos les encantaba ir a verlo cada día. Según fue creciendo, Se convirtió en un niño antojadizo y travieso; al cumplir los cinco años de edad, fue admitido al pāṭhaśālā, donde en poco tiempo aprendió bengalí.

    La mayoría de Sus biógrafos contemporáneos mencionan ciertas anécdotas referentes a Caitanya que no son más que sencillos relatos de Sus primeros milagros. Se dice que cuando era un bebé lloraba incesantemente en brazos de Su madre y, cuando las damas del vecindario gritaban Haribol, solía parar. En consecuencia, en la casa siempre se cantaba Haribol, presagiando la futura misión del héroe. También se relata que, en una ocasión, cuando Su madre Le dio unos dulces para que Se los comiera, Él Se puso a comer barro en vez de los alimentos. Cuando Su madre Le preguntó la razón de este comportamiento, respondió que como los dulces no era otra cosa que barro transformado, por qué no comer barro directamente. Su madre, como esposa de paṇḍita que era, Le explicó que cada cosa, en su particular estado, servía para un uso particular. Cuando el barro adoptaba el estado de jarrón podía utilizarse como recipiente para el agua, pero en su estado de ladrillo era imposible utilizarlo para lo mismo. Por lo tanto, el barro en su forma de dulce podía utilizarse como alimento, no así el barro en cualquier otro estado. El niño quedó convencido y admitió la estupidez de comer barro, mostrándose de acuerdo en no cometer otra vez el mismo error. También se relata otro acto milagroso. Se dice que un brāhmaṇa que iba de peregrinaje fue invitado a Su casa; allí cocinó y oró dando gracias y meditando en Kṛṣṇa. Mientras el brāhmaṇa meditaba, el niño Se acercó y Se comió el arroz cocido. El brāhmaṇa, aunque sorprendido por el acto del niño, volvió a cocinar exhortado por Jagannātha Miśra. El niño volvió a comerse el arroz cocido mientras el brāhmaṇa se lo estaba ofreciendo a Kṛṣṇa en su meditación. Convencieron al brāhmaṇa de que volviera a cocinar por tercera vez. Esta vez todos los moradores de la casa estaban dormidos y el niño Se le apareció al viajero en la forma de Kṛṣṇa y lo bendijo. El brāhmaṇa se sumió en éxtasis al contemplar la aparición del objeto de su adoración. También se ha dicho que dos ladrones raptaron al niño, mientras estaba a la puerta de casa de Su padre, con la idea de robarle las joyas y Le dieron dulces durante el camino. El niño hizo uso de Su energía ilusoria y confundió a los ladrones de modo que regresaron a Su propia casa. Los ladrones, temerosos de ser descubiertos, abandonaron al niño y huyeron. Otro hecho milagroso que se ha descrito explica que el niño pidió y obtuvo de Hiraṇya y Jagadīśa todas las ofrendas que éstos habían reunido para adorar a Kṛṣṇa el día de ekādaśī. A los cuatro años de edad Se sentaba en medio de los restos de utensilios de cocina desechados que su madre consideraba profanos. Él le explicó a Su madre que no se podía hablar del carácter sagrado o profano de unos cacharros de arcilla desechados como inservibles. Esas anécdotas se refieren a Su temprana edad, hasta los cinco años.

    Al cumplir ocho años, fue admitido en la ṭola de Gaṅgādāsa Paṇḍita, en Gaṅgānagara, cerca de la aldea de Māyāpur. En tan sólo dos años aprendió a la perfección la gramática sánscrita y la retórica. Sus siguientes lecturas las realizó por Su cuenta, en Su propia casa, donde había encontrado importantes libros que pertenecían a Su padre, que también era un paṇḍita. Parece ser que leyó el smṛti por Su cuenta, así como también la nyāya, compitiendo con Sus amigos, que por aquel entonces estaban estudiando a las órdenes del famoso paṇḍita Raghunātha Śiromaṇi.

    Una vez cumplido el décimo aniversario, Caitanya Se convirtió en un aceptable erudito en gramática, retórica, el smṛti y nyāya. Fue después de esto que Su hermano mayor Viśvarūpa dejó la casa y se ordenó en el āśrama (estado) de sannyāsī (asceta). Caitanya, aunque todavía era muy joven, consoló a Sus padres, diciendo que Él les serviría con el ánimo de complacer a Dios. Poco tiempo después, Su padre partió de este mundo. Su madre se apenó muchísimo, y Mahāprabhu, con Su habitual talante optimista, consoló a Su madre viuda.

    A los 14 o 15 años Mahāprabhu Se casó con Lakṣmīdevī, hija de Vallabhācārya, también de Nadia. A tan temprana edad era considerado uno de los mejores eruditos de Nadia, la famosa sede de la filosofía nyāya y del aprendizaje del sánscrito. Los naiyāyikas, y por supuesto los smārta paṇditas, temían enfrentarse a Él en los debates literarios. Como casado que era fue a Bengala oriental, a orillas del Padma, en busca de riquezas. Allí hizo gala de Su conocimiento y obtuvo una buena suma de dinero. Ya por esta época empezó a predicar el vaiṣṇavismo a intervalos. Tras enseñarle los principios del vaiṣṇavismo, le ordenó a Tapana Miśra que fuera a vivir a Benares. Durante Su estancia en Bengala oriental, su esposa Lakṣmīdevī partió de este mundo, debido a la mordedura de una serpiente. Al regresar a casa, halló a Su madre sumida en el luto; la consoló hablándole sobre la incertidumbre de los asuntos humanos. Atendiendo la solicitud de Su madre se caso con Viṣṇupriyā, hija de Rāja Paṇḍita Sanātana Miśra. Sus camaradas se reunieron con Él al regreso de Su pravāsa o estancia en otro lugar. Por aquel entonces era tan famoso que Se Le consideraba el mejor paṇḍita de Nadia. Keśava Miśra de Cachemira, que se titulaba a sí mismo el Magno Digvijayī, llegó a Nadia con la intención de debatir con los paṇḍitas de la región. Los profesores ṭola de Nadia, temerosos de la fama de conquistador del paṇḍita, huyeron de la ciudad simulando haber recibido una invitación. Keśava se reunió con Mahāprabhu en Barokona-ghāṭā, en Māyāpur, y tras un breve debate fue derrotado por el muchacho; la humillación le obligó a salir a toda prisa. Nimāi Paṇḍita fue a partir de entonces el paṇḍita más importante de su época.

    A los 16 o 17 años viajó a Gayā con un grupo para cantar el santo nombre de Hari por las calles y los mercados. Este acto produjo gran sensación y despertó diferentes sentimientos en varios lugares. Los bhaktas estaban muy satisfechos, pero los smārta brāhmaṇas sintieron celos del éxito de Nimāi Paṇḍita y fueron a quejarse a Chand Kazi, acusando a Caitanya de no ser un hindú ortodoxo. El Kazi fue a casa de Śrīvāsa Paṇḍita y rompió una mṛdaṅga (un tambor khola) y declaró que, a menos que Nimāi paṇḍita dejara de armar alboroto con Su extraña religión, se vería obligado a convertirles a la fe musulmana, a Él y a Sus seguidores. Las noticias llegaron a Mahāprabhu, quien ordenó a la gente de la ciudad que se reuniera por la noche, cada uno de ellos portando una antorcha. Así lo hicieron, y Nimai salió con su saṅkīrtana formando 14 grupos; a Su llegada a la residencia del Kazi, mantuvo una larga conversación con él y, al final, introdujo en su corazón la influencia vaiṣṇava tocándole el cuerpo. El Kazi se echó a llorar y admitió haber sentido una poderosa influencia espiritual que había esclarecido todas sus dudas y le había provocado un sentimiento religioso que le procuró el éxtasis más elevado. A continuación, el Kazi se unió al grupo de saṅkīrtana. El mundo mostró su asombro ante el poder espiritual del Magno Señor, y, tras este incidente, cientos y cientos de herejes se convirtieron y se agruparon bajo la bandera de Viśvambhara.

    Tras este acontecimiento algunos de los celosos y mezquinos brāhmaṇas de Kulia buscaron polémica con Mahāprabhu y reunieron un grupo para oponérsele. Nimāi Paṇḍita, naturalmente, era una persona tolerante, aunque firme en sus principios. Declaró que los sentimientos de grupo y sectarios eran los dos grandes enemigos del progreso y que, mientras continuara siendo un habitante de Nadia perteneciente a una familia en particular, Su misión nunca obtendría el éxito completo. Por ello, a los 24 años de edad, decidió convertirse en ciudadano del mundo cortando las relaciones con su familia, casta y credo particulares y, con esta decisión, abrazó la orden de sannyāsī en Katwa, bajo la dirección de Keśava Bhāratī que vivía en dicha ciudad. Su madre y esposa lloraron amargamente al estar separadas de Él, pero nuestro héroe, aunque de corazón dócil, era de firmes principios. Abandonó el reducido mundo de Su casa por el ilimitado mundo espiritual de Kṛṣṇa, abierto a todos los hombres en general.

    Tras Su sannyāsa, Le persuadieron de que visitara la casa de Advaita Prabhu en Śāntipura. Advaita dio los pasos necesarios para invitar a todos los amigos y admiradores de Nadia y trajo a Śacīdevī para que viera a su hijo. El placer y el dolor invadieron su corazón al ver a su hijo con el atuendo de sannyāsī. Como sannyāsī, Kṛṣṇa Caitanya sólo llevaba un kaupīna y un bahirvāsa (atuendo externo). Su cabeza carecía de pelo y en las manos llevaba una daṇḍa (bastón) y un kamaṇḍalu (recipiente para el agua que llevan los ascetas). El santo hijo cayó a los pies de su amada madre y dijo: «¡Madre! Este cuerpo te pertenece, y he de obedecer tus órdenes. Permíteme partir a Vṛndāvana para Mis logros espirituales». La madre, tras consultar con Advaita y los demás, le pidió a su hijo que residiera en Purī (la ciudad de Jagannātha) de modo que ella pudiera obtener información acerca de Él, de vez en cuando. Mahāprabhu Se mostró de acuerdo con la propuesta y, pasados unos días, dejó Śāntipura camino de Orissa. Sus biógrafos han descrito al detalle el viaje de Kṛṣṇa Caitanya (que era el nombre que obtuvo tras Su sannyāsa) desde Śāntipura a Purī. Viajó siguiendo las orillas del Bhāgīrathī hasta Chatrabhoga, situada en la actualidad en Thānā Mathurāpura, muelle del Diamante, 24 Parganas. Allí tomó un barco y llegó hasta Prayāga-ghāṭa en el distrito de Midnapura. Desde allí caminó atravesando Balasore y Cuttack, hasta Purī, contemplando mientras caminaba el templo de Bhuvaneśvara. A su llegada a Purī vio a Jagannātha en el templo y residió con Sārvabhauma a pedido de éste. Sārvabhauma era un colosal paṇḍita de la época. Su conocimiento no tenía límites. Era el mejor naiyāyika de la época y el más famoso erudito en filosofía vedānta de la escuela de Śaṅkarācārya. Nació en Nadia (Vidyānagara) y enseñó la filosofía nyāya a innumerables alumnos en su ṭola. Antes del nacimiento de Nimāi Paṇḍita se había trasladado a Purī. Su cuñado Gopīnātha Miśra le presentó a nuestro nuevo sannyāsī. Sārvabhauma, se quedó asombrado ante Su belleza personal, temiendo que le fuera difícil a un hombre tan joven mantener el sannyāsa-dharma durante toda su vida. Gopīnātha, que conoció a Mahāprabhu en Nadia, sentía por Él una gran reverencia y declaró que el sannyāsī no era un ser humano corriente. Al respecto, Gopīnātha y Sārvabhauma tuvieron una airada disputa. Sārvabhauma le pidió entonces a Mahāprabhu que escuchara su lectura de los Vedānta-sūtras, y el Señor accedió tácitamente. Caitanya escuchó en silencio lo que el gran Sārvabhauma pronunciaba con gravedad durante siete días, transcurridos los cuales Sārvabhauma le dijo: «¡Kṛṣṇa Caitanya! Creo que no comprendes el Vedānta, pues no has dicho nada después de oír mi lectura y mis explicaciones». La respuesta de Caitanya fue que sí comprendía muy bien los sūtras, pero que no entendía lo que Śaṅkarācārya quería decir con sus comentarios. Asombrado por esta respuesta, Sārvabhauma dijo: «¿Cómo es que entiendes los significados de los sūtras y no entiendes los comentarios que los explican? ¡Pues bien!, si entiendes los sūtras, permíteme escuchar Tus interpretaciones». Inmediatamente, Mahāprabhu explicó todos los sūtras a Su manera sin mencionar el comentario panteísta de Śaṅkara. La aguda inteligencia de Sārvabhauma vio la verdad, belleza y armonía de argumentos de la explicación dada por Caitanya, y se vio obligado a reconocer que era la primera vez que encontraba a alguien que pudiera explicar los Brahma-sūtras de forma tan sencilla. Admitió también que los comentarios de Śaṅkara nunca ofrecían una explicación tan natural de los Vedānta-sūtras como la que había escuchado de Mahāprabhu. Después se ofreció como partidario y seguidor. En unos días Sārvabhauma se convirtió en uno de los mejores vaiṣṇavas de la época. Cuando se conocieron estos hechos, toda Orissa cantó la gloria de Kṛṣṇa Caitanya, y cientos y cientos se acercaron a Él y se convirtieron en Sus seguidores. Mientras tanto, Mahāprabhu pensó en visitar el sur de la India, e inició el viaje con Kṛṣṇadāsa Brāhmaṇa.

    Sus biógrafos dan cuenta detallada de este viaje. Primero se dirigió a Kūrmakṣetra, donde hizo un milagro al curar a un leproso llamado Vāsudeva. Se reunió con Rāmānanda Rāya, gobernador de Vidyānagara, a orillas del Godāvarī y tuvo con él una conversación filosófica que versó sobre prema-bhakti. Realizó otro milagro al tocar (consiguiendo que desaparecieran de inmediato) los siete tāla (árboles) a través de los cuales Rāmacandra, hijo de Daśaratha, disparó su flecha y mató al gran Bali Rāja. Predicó vaiṣṇavismo y nāma-saṅkīrtana durante el viaje. En Raṅgakṣetra se quedó cuatro meses en casa de Veṅkata Bhaṭṭa, mientras duró la estación lluviosa. Allí convirtió a toda la familia de Veṅkata, que seguían el vaiṣṇavismo de Rāmānuja, al kṛṣṇa-bhakti, junto con el hijo de Veṅkata, un niño de diez años llamado Gopāla, que más tarde iría a Vṛndāvana y se convertiría en uno de los seis Gosvāmīs o profetas que servían bajo la guía de su dirigente Śrī Kṛṣṇa Caitanya. Gopāla, cuyo tío Prabodhānanda Sarasvatī le enseñó sánscrito, escribió varios libros sobre el vaiṣṇavismo.

    Caitanya visitó numerosos lugares del sur de la India, hasta el cabo Comorín y regresó a Purī al cabo de dos años por Pandharpur, en el Bhīma. En este lugar espiritualizó a Tukārāma, que se convertiría desde aquella fecha en un predicador religioso. Este hecho ha sido admitido en sus ābhāṅgas, que han sido reunidos en un volumen por Satyendra Nāth Tagore del servicio civil de Bombay. Durante su viaje debatió con los budistas, los jainistas y los māyāvādīs en varios lugares y convirtió a sus oponentes al vaiṣṇavismo.

    A su regreso a Purī, el Rāja Pratāparudra-deva y varios paṇḍita brāhmaṇas se unieron a la bandera de Caitanya Mahāprabhu. En ese entonces contaba con veintisiete años de edad. Cuando cumplió los veintiocho fue a Bengala, donde llegó a Gauḍa, en Malda. Allí encontró a dos grandes personajes llamados Rūpa y Sanātana. Aunque ambos eran descendientes de los brāhmaṇas karṇāticos, estos dos hermanos se habían vuelto medio musulmanes debido a su contacto continuo con Hussain Shah, que era entonces emperador de Gauḍa. El emperador les había cambiado los nombres y ahora se llamaban Dabira Khāsa y Sākara Mallika, y su señor los estimaba cordialmente pues ambos dominaban el persa, el árabe y el sánscrito y eran unos leales siervos del estado. Los dos caballeros no veían el modo de regresar a sus creencias originales hinduistas y le habían escrito a Mahāprabhu, mientras éste se encontraba en Purī, solicitando ayuda espiritual. Mahāprabhu les había contestado que Él iría a donde estaban y les libraría de sus dificultades espirituales. Ahora que había venido a Gauḍa, ambos hermanos se presentaron ante Él con su antigua súplica. Mahāprabhu les ordenó que fueran a Vṛndāvana y se reunieran con Él allí.

    Caitanya regresó a Purī pasando por Śāntipura, donde Se volvió a reunir con Su amada madre. Tras una corta estancia en Purī, Se dirigió a Vṛndāvana. Esta vez iba acompañado por Balabhadra Bhaṭṭācārya. Visitó Vṛndāvana y bajó hasta Prayāga (Allahabad), convirtiendo a grandes multitudes de musulmanes al vaiṣṇavismo, basando sus argumentos en el Corán. Los descendientes de estos conversos todavía se conocen con el nombre de Pāṭhāna vaiṣṇavas. Rūpa Gosvāmī se reunió con Él en Allahabad. Caitanya le instruyó en la espiritualidad a lo largo de diez días y le ordenó que se dirigiera a Vṛndāvana para cumplir sus misiones. Su primera misión consistió en escribir libros teológicos que explicaran de manera científica el bhakti y el premā puros. La segunda misión consistió en restablecer los lugares donde Kṛṣṇacandra mostró, al final de Dvāpara-yuga, Sus līlās (pasatiempos) espirituales para el beneficio del mundo religioso. Rūpa Gosvāmī abandonó Allahabad en dirección a Vṛndāvana, y Mahāprabhu Se dirigió a Benares. Allí residió en casa de Candraśekhara y aceptó su bhikṣā (comida) diaria en casa de Tapana Miśra. Aquí fue donde Sanātana Gosvāmī se reunió con Él y estuvo recibiendo Sus instrucciones sobre las materias espirituales durante dos meses. Los biógrafos, especialmente Kṛṣṇadāsa Kavirāja, nos ofrecen detalles de las enseñanzas de Caitanya a Rūpa y Sanātana. Kṛṣṇadāsa no era un escritor contemporáneo, pero reunió su información a partir de los Gosvāmīs en persona, los discípulos directos de Mahāprabhu. Jīva Gosvāmī, que era sobrino de Sanātana y Rūpa, y que nos ha dejado su valiosa obra Ṣaṭ-sandarbha, filosofó sobre los preceptos de su gran dirigente. Nosotros hemos reunido y resumido los preceptos de Caitanya que aparecen en los libros de estos grandes escritores.

    Mientras se encontraba en Benares, Caitanya tuvo una entrevista con un docto sannyāsī de aquella ciudad en casa del brāhmaṇa Maratha, que había invitado a todos los sannyāsīs para que se divirtieran. Durante la entrevista, Caitanya realizó un milagro que hizo que todos los sannyāsīs se sintieran atraídos hacia Él. Después siguieron charlas recíprocas. Los sannyāsīs estaban capitaneados por su más docto dirigente, Prakāśānanda Sarasvatī. Tras una breve controversia, se sometieron a Mahāprabhu y admitieron que habían llegado a conclusiones erróneas por culpa de los comentarios de Śaṅkarācārya. Incluso a los más doctos eruditos les resultaba imposible oponerse a Caitanya durante mucho tiempo, pues en Él había cierto encanto que llegaba a sus corazones y los hacía llorar por su perfeccionamiento espiritual. Los sannyāsīs de Benares pronto cayeron a los pies de Caitanya y solicitaron Su gracia (kṛpā). Caitanya predicó entonces bhakti puro e inculcó en sus corazones el amor espiritual por Kṛṣṇa que les obligó a abandonar los sentimientos sectarios. Todos los habitantes de Benares, tras esta maravillosa conversión de los sannyāsīs, se volvieron vaiṣṇavas, y realizaron un saṅkīrtana magistral con su nuevo Señor. Tras enviar a Sanātana a Vṛndāvana, Mahāprabhu fue a Purī de nuevo atravesando las selvas con Su camarada Balabhadra. Balabhadra informó que Mahāprabhu había realizado muchos milagros a lo largo del camino, de regreso a Purī, como el lograr que los tigres y los elefantes bailaran al oír el nombre de Kṛṣṇa.

    Desde esta fecha, es decir, desde que tenía 31 años, Mahāprabhu vivió continuamente en Purī en casa de Kāśī Miśra, hasta Su desaparición durante un saṅkīrtana celebrado en el templo de Ṭoṭā-gopīnātha, al cumplir los cuarenta y ocho años. Durante estos 18 años, su vida fue una vida de amor y piedad consolidados. Se encontraba rodeado por numerosos seguidores, todos los cuales eran vaiṣṇavas de la más alta calidad, que destacaban de entre la gente corriente por la pureza de su carácter y su formación, sus firmes principios religiosos y su amor espiritual hacia Rādhā-Kṛṣṇa. Svarūpa Dāmodara, que recibió el nombre de Puruṣottamācārya mientras Mahāprabhu estaba en Nadia, se unió a Él al llegar de Benares y aceptó servirle como secretario. No era posible presentar ante Mahāprabhu las obras de ningún poeta o filósofo, a menos que Svarūpa las hubiera catalogado de puras y útiles. Rāya Rāmānanda fue Su segundo compañero. Ambos, él y Svarūpa, solían cantar mientras Mahāprabhu expresaba Sus sentimientos sobre cierto aspecto significativo de la adoración. Paramānanda Purī era Su ministro en materias religiosas. Hay cientos de anécdotas descritas por Sus biógrafos que no creemos necesario reproducir aquí. Mahāprabhu dormía poco, Sus sentimientos Le arrastraban a lo largo y ancho del firmamento de la espiritualidad cada día y cada noche, y todos Sus admiradores y seguidores lo contemplaban durante todo el tiempo. Él adoraba, Se comunicaba con sus misioneros en Vṛndāvana, y conversaba con aquellas personas religiosas que recién llegaban a visitarle. Cantaba y bailaba, no Se ocupaba de Si mismo y a veces se perdía en medio de una bienaventuranza religiosa. Todos los que se acercaban a Él creían en Él, aceptándolo por el hermoso Dios que aparecía en el mundo inferior para beneficio de la humanidad. Él amó a Su madre durante todo este tiempo y solía enviarle Su mahāprasāda de vez en cuando con aquellos que iban de viaje a Nadia. Era muy amoroso por naturaleza. La personificación de la humildad. Su dulce aspecto alegraba a todos los que se ponían en contacto con Él. Nombró a Prabhu Nityānanda como el misionero a cargo de Bengala. Envió seis discípulos (los Gosvāmīs) a Vṛndāvana a predicar en el interior. Castigó a todos Sus discípulos que se desviaron de una vida santa. Lo cual fue especialmente verdad en el caso de Haridāsa el menor. Nunca dejó de dar las instrucciones adecuadas a aquellos que lo solicitaron. Esto se verá en las enseñanzas a Raghunātha dāsa Gosvāmī. El trato que le dio a Haridāsa (mayor) demostrará como amaba a las personas espirituales y como, gracias a la hermandad espiritual, Se opuso a las distinciones basadas en las castas.

    Misión del Señor Caitanya

    El Señor Caitanya Mahāprabhu instruyó a Sus discípulos que escribieran libros sobre la ciencia de Kṛṣṇa; una tarea que Sus seguidores continúan llevando a cabo hasta

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