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Agoge: el ascenso de un renegado
Agoge: el ascenso de un renegado
Agoge: el ascenso de un renegado
Libro electrónico51 páginas36 minutos

Agoge: el ascenso de un renegado

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En la Grecia antigua, los espartanos, quienes pertenecían a la ciudad-estado de Esparta, vivían de forma distinta al resto de las ciudades que conformaban el estado de Grecia. Los espartanos eran extremos: su lema era libertad o muerte, y estaban dispuestos a lo que sea, literalmente, lo que sea, para vivir libres.

 

Robin, un bebé abandonado a su suerte en medio de un bosque el mismo día de su nacimiento, habiendo sido descartado cruelmente por los espartanos por presentar una catarata en su ojo derecho, es rescatado y criado por unos campesinos de la ciudad vecina de Helo.

 

Sus padres, no queriendo mentirle al niño, a temprana edad le cuentan toda la verdad acerca de la forma en que lo consiguieron en el bosque. Y entonces el pequeño Robin, sintiéndose profundamente rechazado, se jura a sí mismo no descansar hasta compensar ese defecto innato de su catarata y convertirse en el mejor guerrero de toda Grecia.

 

Con esto en mente, dedica todas sus energías a entrenarse a sí mismo para ser más fuerte que todos los espartanos. Y así crea su propio entrenamiento personalizado que, según él, sería más estricto y duro que el agoge, el entrenamiento espartano.

 

Los años pasarán y Robin tendrá múltiples encuentros con espartanos en sus muchas expediciones de caza bosque adentro. Pero pronto sus servicios serán requeridos para un fin distinto: la guerra. Una invasión persa se avecina y Esparta convoca a todas las ciudades cercanas a un proceso de reclutamiento para reforzar su ejército y evitar la caída de Laconia.

 

Robin tendrá entonces su oportunidad de demostrar su fiereza y su habilidad en el campo de batalla, la oportunidad para la que se había preparado toda su vida.

 

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 jun 2020
ISBN9781393657422
Agoge: el ascenso de un renegado
Autor

Alejandro León

Alejandro León es un escritor venezolano que ve en la escritura no sólo un arte, sino un negocio, de modo que su relación con la literatura es una bastante pragmática. Habiendo sido galardonado en diversos concursos internacionales desde un temprana edad, Alejandro ha logrado la libertad financiera, gracias a la escritura, a los 25 años.  Dicho esto, Alejandro no cree demasiado en esteticismos ni perfecccionismos académicos; su visión es más pragmática: mientras más escribe, más produce, y mientras más produce, más dinero gana. 

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    Agoge - Alejandro León

    ALEJANDRO LEÓN

    Agoge: el ascenso de un renegado ©

    Alejandro León © 2020

    Ediciones Meyo

    Todos los derechos reservados

    Los hechos narrados en esta obra son en su totalidad producto de la imaginación del autor, y de ninguna manera representan parodias o versiones alteradas de hechos de la vida real. Asimismo, los personajes descritos aquí son cien por ciento ficcionales. Cualquier parecido o paralelismo con la realidad que pudiera encontrarse en este manuscrito no es sino pura coincidencia.

    ––––––––

    Puede contactarnos a la siguiente dirección de correo electrónico: meyoediciones@gmail.com.

    ÍNDICE

    CAPÍTULO I

    CAPÍTULO II

    CAPÍTULO III

    CAPÍTULO IV

    CAPÍTULO V

    CAPÍTULO VI

    CAPÍTULO VII

    CAPÍTULO VIII

    CAPÍTULO IX

    CAPÍTULO X

    CAPÍTULO XI

    CAPÍTULO XII

    CAPÍTULO XIII

    CAPÍTULO XIV

    CAPÍTULO I

    ––––––––

    EN LA GRECIA ANTIGUA, los espartanos, quienes pertenecían a la ciudad-estado de Esparta, vivían de forma distinta al resto de las ciudades que conformaban el estado de Grecia. Los espartanos eran extremos: su lema era libertad o muerte, y estaban dispuestos a lo que sea, literalmente, lo que sea, para vivir libres.

    Eran la única ciudad de la república griega que no tenía murallas. Una vez, cuando un ateniense que estaba de visita en Esparta, preguntó al rey por qué Esparta, a diferencia de todas las demás ciudades, no contaba con murallas a su alrededor, el rey simplemente miró al visitante con desprecio y después miró a sus hombres, quienes se hallaban luchando en un patio; señalándolos, le dijo al visitante ateniense:

    —Ellos son nuestras murallas.

    Esparta era una ciudad cien por ciento enfocada en el poderío militar, cuyo entrenamiento, llamado agoge, era el más brutal y famoso de todos cuantos existían en ese tiempo.

    Al nacer, todos los niños, hembras y varones, eran sometidos a una examinación minuciosa por parte de los médicos de la ciudad, quienes buscaban, con una minuciosidad terrible, la más mínima deficiencia y el más insignificante defecto en los bebés. Los bebés de buen tamaño, buen peso y sanos en general, eran entregados a sus madres. Los que no pasaban la prueba, y tenían algún defecto como desnutrición, alguna malformación o un miembro de más o de menos, eran apartados de sus padres y posteriormente abandonados en la selva o lanzados de un risco. Las madres espartanas, mujeres de un carácter muy fuerte, no solían inmutarse ante tales situaciones, porque sabían que el estado funcionaba como un todo, y un hijo débil, incapaz de ser un militar exitoso, sólo representaba una desventaja para Esparta, y un peligro para la libertad de sus habitantes.

    De modo que era una práctica común entre las madres espartanas no inmutarse en lo más mínimo después de recibir la noticia de que sus hijos no habían pasado el examen médico. No los lloraban, no los comentaban, simplemente volvían con sus esposos y tenían sexo esa noche para procurar darle un hijo saludable y útil al estado en los próximos nueve meses. Así era Esparta.

    CAPÍTULO II

    ––––––––

    CARLOS II, EL REY de Esparta, se hallaba en la sala de

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