SU PADRE, JACOBO ZENDAL, PROCEDÍA DE LA PARROQUIA DE SANTA CRUZ DE MONTAOS, Y SU MADRE, MA-RÍA GÓMEZ, DE LA PARROQUIA DE PARADA, AMBAS PERTENECIENTES A LA PROVINCIA GALLEGA DE LA CORUÑA. Los dos se dedicaban a la agricultura y vivían en la pobreza extrema.
Del matrimonio nacieron Bernarda (1770), Isabel (1771), SJuan (1774), María Antonia (1776), Joseph (1778, murió al nacer), Francisca Antonia (1779), Joseph y Catalina (1782, gemelos, ambos murieron durante su primer año de vida), y Joseph (1784). Todos registrados en el municipio coruñés de Santa Marina de Parada (Órdenes, La Coruña).
Durante su infancia, Isabel fue la única niña que asistía a clases particulares con el cura de la parroquia. Posiblemente, aquella formación temprana y poco común para una mujer joven de su clase social, influyó de manera determinante en su trayectoria posterior.
MARCADA POR LA VIRUELA
Cuando Isabel contaba trece años, su madre, María Gómez, falleció de viruela y su pérdida tuvo un fuerte impacto en la vida de la joven.
Desde al menos dos milenios atrás, la viruela atacaba al ser humano, pero Isabel Zendal vivió una época de especial virulencia. Durante el siglo XVIII y principios del XIX, Europa se enfrentaba a un agresivo brote de esta enfermedad, que presentaba una mortalidad especialmente elevada. Se calcula que en aquellos momentos el virus llegó a matar a 400.000 personas al año en