DURANTE LOS SIGLOS XVI Y XVII LA MONARQUÍA DE LOS AUS-TRIAS SE RODEÓ DE UNA CORTE DE PERSONAJES, CUYA FUNCIÓN ERA MÁS COMPLEJA DE LO QUE A PRIORI PODAMOS PENSAR. HA-BLAMOS DE LOS BUFONES, LOS LOCOS Y LOS ENANOS, “HOM-BRES DE PLACER” O “SABANDIJAS DE PALACIO”. Este elenco de personajes estaba formado por algunas personas con discapacidades, diferencias o enfermedades mentales, que contribuían al entretenimiento y la risa de los soberanos, pero no hay que olvidar que también eran hombres y mujeres de confianza, auténticos asesores en algunos casos y, sobre todo, servían para agrandar aún más la figura regia, tal vez necesitada de complacerse con la constatación material de su diferencia y superioridad.
LOS SERES MONSTRUOSOS
, uno de los más importantes coleccionistas del siglo XVI, mostró un vivo interés por las curiosidades científicas de la naturaleza. A El Escorial llegaban frecuentemente animales vivos o restos de los mismos, que se custodiaban en el batán del monasterio. Rinocerontes, elefantes o avestruces, incluso las mandíbulas de un cachalote que había sido herido de un cañonazo cerca del estrecho de Gibraltar, o el retrato a tamaño real de una enorme tortuga marina. Pero esta curiosidad no era exclusiva del monarca. En general, podemos decir que durante el siglo XVI el hecho de contemplar lo que se denominaba “monstruos” o “portentos humanos” promovió un tipo de retrato que era admirado por el público; es más, esos fenómenos de la naturaleza se dejaban retratar con gusto y solían vivir de ello, a veces, holgadamente. Sin embargo, esta costumbre no era exclusiva de España, sino que también en el resto de Europa existía