Los sonetos del destino

Por Alejandro Montecinos

Oxígeno impuro en fuego desnudo
sepulta bondad al alma cercada;
mas barro entre la sangre profanada,
que podrido será un pasado viudo,
hará, del cuerpo, su inmolado escudo,
y de la raza humana, violentada
y perforada por sino y espada,
un indescifrable y perdido nudo.
Oh, como vas volando entre las llamas,
verbo nupcial, aurora alta y radiante,
que para tiempo, bueno siempre errante,
entre la vida misma que tú tramas.

• Idioma: Español
• Editorial: MAGO Editores
• Fecha de lanzamiento: 7 nov 2016
• ISBN: 9789563171303

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Alejandro Montecinos García

Los Sonetos del Destino

© Copyright 2011, by Alejandro Montecinos García

Primera edición digital: Marzo 2015

Colección Poeta Carmen Berenguer

Director: Máximo G. Sáez

[e-mail]

www.magoeditores.cl

Registro de Propiedad Intelectual Nº 203.856

ISBN: 978-956-317-130-3

Diseño y diagramación: Freddy Cáceres O.

Lectura y revisión: Juan Jabbaz

Ilustración Portada: Die Normen (1889), Johannes Gehrts

Derechos de reproducción según el Convenio de Berna (1979)

Edición electrónica: Sergio Cruz

Derechos Reservados

CANTO I

Negra Alborada

Primera Parte

La Traición del Presente

I

Del odio te alimentas siempre muerte,

y nos procreas en un rito oscuro;

cual prisionera del tiempo maduro,

sólo tiras los Dados contra suerte.

Esclavo condenado te divierte

y misionando en tu eterno futuro,

con orgullo conservas lo seguro

que goza, en el infierno, un cuerpo inerte.

Nunca sangre violenta te acobarda;

hiel vencida por tu inmensidad brota,

y, en entregarse, la vida no tarda.

A honroso sino tu imperio derrota,

y te consagra, el hombre, una bastarda

por haber sepultado su alma rota.

II

De nunca más vendrían, del Nirvana,

con pálpitos, de muertos candidatas,

saqueando tesoros a piratas,

con los que comprarían el mañana.

Llegó del sepelio una caravana

de lanzas, dagas y cruces beatas;

increpa ruego al miedo: A hombres tú atas:

se desata guerra en Nada pagana.

Hechizos caen desde fiera entraña;

ora, desterrado, el cobarde Feto,

con lenguaje que a simple vida engaña.

Arrebatado cielo fue amuleto

de rezos negros de Santa Ermitaña;

valor sin duelo, queda sin objeto.

III

Vida quiero haciendo un norte oprimido,

en miseria de alba, en cerco divino,

resbalando entre manos del destino,

y ser, para hombres, un desconocido.

En hora esclava, por bien ofendido:

engaño fatal, tiempo clandestino,

de luz cansado, lecho mortecino;

y río impostor mundo consumido.

Puedo nacer desde el barro podrido:

saldrá infamia perdida, alma mendiga,

y me bañaré en fuego amanecido.

Pero esperaré que un dios me maldiga

para quedar, en males, sumergido,

y que reino del odio me bendiga.

IV

El inicio de la vida es errante,

una nada creada, aire despierto,

no caduca mentiras, hombro incierto;

es, en angostura, un buen caminante.

Destruyendo el espacio por delante,

quiere que tiempo arrase su ancho puerto

para enterrar su odioso cuerpo muerto,

y ser, del Universo, un delatante.

Sangre en el