El reo, el pueblo y el verdugo (Anotado): La ejecución pública de la pena de muerte
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El reo, el pueblo y el verdugo (Anotado) - Concepción Arenal Ponte
El reo, el pueblo, y el verdugo ó La ejecución pública de la pena de muerte
Concepción Arenal
Dedicatoria
Al Excmo. E Ilmo. Señor Don Florencio Rodríguez Vaamonde
Recordará V. que siendo Ministro de la Gobernación, y queriendo tal vez reformar las prisiones de mujeres nombró V. para ellas una Visitadora, y el nombramiento recayó en mí. Al firmarle se apartó V. mucho de los caminos de la rutina española; si con razón o sin ella, no me toca decirlo; lo único que puedo afirmar es que me dispensó V. un alto honor, no solicitado por mí, ni por ninguno de mis amigos, y que no lo he olvidado. La plaza no tardó en suprimirse, y de aquella tentativa de reforma no ha quedado más que un libro que nadie lee, un manuscrito que nadie habrá leído y mi gratitud. Para manifestarla quisiera poner su nombre de V. al frente de un gran libro y no de un insignificante folleto; pero si hay quien, apreciándola con la vanidad, la mide por el volumen de la obra dedicada, yo creo que V. la juzgará con el corazón y por el sentimiento que dicta la dedicatoria.
Concepción Arenal
Madrid 15 de Junio de 1867.
Prólogo
Los argumentos que se hacen contra la pena de muerte son de dos clases: con unos se combate la necesidad, la utilidad, la justicia, el derecho, en fin, de imponerla; con otros se ponen de manifiesto los inconvenientes de su ejecución; estos últimos nos han parecido siempre de fácil remedio.
No entraremos en la cuestión de derecho, en si la pena de muerte debe abolirse o no; la consideramos como un hecho porque existe en casi todos los pueblos, y de este hecho vamos a partir para investigar si podrían evitarse algunos de los males que consigo lleva. Nuestras ideas parece que deberían ser aceptables, lo mismo a los que la defienden que a los que la combaten. A los primeros, porque, realizando las innovaciones que proponemos, caían por tierra algunos argumentos de sus adversarios; a éstos, porque serían menos los males que han señalado.
Los males que resultan de la manera actual de aplicar la pena de muerte pueden clasificarse así:
1.º Para el reo.
2.º Para la sociedad.
3.º Para el ejecutor.
- I -
Males que resultan para el reo del modo actual de aplicar la pena de muerte
El reo de muerte ama la vida; por regla general, la ama más que ninguna otra cosa; siente, al perderla, el mayor de los dolores; está abatido, consternado. Esa serenidad,