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Libro electrónico136 páginas1 hora

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En esta distopía un grupo de jóvenes doctores rebeldes están secretamente alterando sus microchips y empezando a experimentar con la intimidad.

La contaminación medioambiental ha hecho que sea imposible vivir en este mundo. Los enfermos superan a los sanos. Los hospitales están saturados. Las economñias se desmoronan. Los gobiernos se combinan para formar un gran poder llamado el “Orden de Autoridad”.

Para salvar a los humanos la Orden de Autoridad ha construido las Biosferas —grandes burbujas que encierran ciudades autónomas. Sólo a los sanos se les permitía entrar. Todos los demás se abandonan a la muerte... Para controlar la población, a cada humano se le es insertado un microchip, el cual suprime la necesidad de aparearse. El arte de hacer el amor desaparece...

Cientos de años más tarde...

Un grupo de jóvenes doctores rebeldes están secretamente alterando sus microchips y empiezan a experimentar con la intimidad. Ahora buscan a aliados que puedan ayudarlos en su causa— eventualmente, liberar a la raza humana.

Los doctores reclutados Zack y Noah seducen a la experta jardinera Anica Maine hacia un mundo secreto de placer prohibido y sugerentes experimentos sensuales... sabiendo que el descubrimiento de ellos significaría la Eliminación.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 dic 2019
ISBN9781071515310
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    Perfecto - Jan Springer

    Capítulo Uno

    Año Terrestre 2304, Biosfera A1Z9

    Miedo y terror inundaron a Anica Maine, de 22 años, a medida que subía a la red su correo electrónico del día en su ordenador de sobremesa y detectaba el mensaje de alerta de la Orden de Autoridad.

    Maldijo en voz baja, cerró los ojos e hizo un esfuerzo por intentar apaciguar los frenéticos latidos de su corazón.

    Recibir un correo de red de la Orden de Autoridad sólo podía significar una cosa.

    Era su turno de ser impregnada.

    El porqué se sorprendía tanto la superaba. Todas sus amigas de su edad ya habían ido al Centro de Impregnación, se habían embarazado, habían tenido a sus bebés perfectos y habían seguido adelante con sus vidas.

    Anica no quería traer al mundo a un niño. No ahora. No cuando su carrera iba viento en popa y no podía permitirse tener tiempo libre en el trabajo.

    Además, había oído historias sobre cómo de aburridas e impersonales eran esas máquinas de impregnación. Algunas mujeres tenían que ir cada día durante meses para conseguir impregnarse.

    Ahora le tocaba a ella.

    Anica suspiró gravemente y marcó la dirección del Centro más cercano. No le tomó mucho tiempo descubrir que había una lista de espera. Una larga lista de espera que se extendía más allá de su fecha límite.

    ¡Mierda!

    Un escaneo rápido de todos los Centros de las otras Biosferas mostraron que, esos también, estaban llenos.

    Si no podía conseguir una cita, entonces tendría que tomar la ruta alternativa hacia un médico de la vieja escuela.

    Las Autoridades estaban retirando, rápida pero gradualmente, a dichos doctores, ahora que las máquinas garantizaban al cien por cien bebés perfectos.

    Pero no le quedaban más opciones.

    La lay era la ley y con tan poco tiempo de margen, estaba atrapada.

    Tendrá que ser un médico, balbuceó con enfado y empezó a buscar alguno a través de su ordenador.

    ¿Cuánto cobras por el servicio de producción de niños?

    La voz, suave y seductora, hizo que la cabeza del Doctor Zack Daly se girase bruscamente de la pantalla computacional, donde había estado mirando la última película porno ilegal que había descargado de un servidor prohibido. Con la garganta hecha un nudo, tragó saliva el instante que reconoció a la principal jardinera de la Biosfera, Anica Maine.

    Maldita mujer preciosa. Un diez de diez. Metro ochenta de altura. Cabello castaño claro cayendo por sus hombros. Una figura de reloj de arena. Centelleantes ojos marrones.

    Sus pechos, generosos y perfectamente delineados, se alzaban encerrados en el apretado vestido púrpura que lucía.

    Su polla sufrió un espasmo cuando su mirada se clavó en esos voluptuosos labios con forma de arco.

    ¡Mierda! Había escogido un mal día para deshabilitar su Inhibidor Sexual.

    Ella arqueó una ceja bien depilada. No había nadie en la mesa de la recepción. ¿Le he interrumpido?

    ¡No! Para nada. Sólo estaba investigando. Más bien estaba manteniéndose ilegalmente excitado, ya que el negocio cada vez iba más lento.

    Se agitó incómodamente en la silla, maniobrando para acercarse a la mesa de manera que ella no notara el bulto duro apretado contra sus pantalones. Si ella se hacía una idea de lo que había estado haciendo, podría fácilmente denunciarlo por estar sexualmente excitado. Debería tener más cuidado sobre dónde y cuándo deshabilitaba su Inhibidor Sexual. Con los cambios recientes involucrando la rápida degradación de su especialidad a favor de esas máquinas en los Centros de Impregnación, no había esperado que ninguna mujer apareciera hoy para precisar de sus servicios.

    Últimamente, sólo mujeres desesperadas con la fecha límite que se les echaba encima venían pidiendo sus servicios, y por el modo en que las manos de Anica estaban entrelazadas podía ver que estaba desesperada.

    Mis honorarios para la elaboración de bebés son de veintidos mil super megadólares por hora, lo cual incluye mi traslado a su casa hasta que se quede embarazada. O si lo prefiere, podemos concertar un horario de visitas a su despacho a su conveniencia.

    Anica frunció el ceño, disgustada por los altos precios.

    Los Centros sólo cobran diecinueve mil, y un bebé perfecto está garantizado, discutió.

    Es cierto, pero por esa vía tiene un mayor riesgo de sufrir infecciones por instrumentos no esterilizados correctamente, sin mencionar que el aparato penetrador suele ser demasiado corto, a diferencia del mío. Conmigo tendrá una penetración más profunda y mayor probabilidad de quedarse embarazada. Incluso en el caso de que el bebé sea imperfecto y tenga que ser eliminado, habrá cumplido técnicamente con su deber y podrá acudir a los juzgados para rechazar otra orden de impregnación. He oído que las mujeres ganan dichos casos contínuamente.

    Podía adivinar por cómo se le doblaba la comisura de los labios que era algo que podía interesarla. En esos tiempos algunas mujeres preferían centrarse más en sus carreras que en el deber de quedarse impregnadas con el hijo único. Era un vacío legal que la Autoridad se encargaría de eliminar, sin duda.

    Algunas mujeres también creen que a veces las máquinas de los Centros pueden perder el control y provocarles daños internos, haciéndolo más caro que los servicios de un médico. Sin mencionar que las listas de espera entre cada intento de impregnación son bastante largas. Hay rumores que dicen que esos Centros usan todo tipo de tácticas para impedir que una mujer se embarace demasiado rápido, de manera que puedan seguir ganando dinero. Por eso la lista de espera es tan larga. Por cierto, ¿cuándo es su fecha límite?

    Un mes a partir de mañana.

    Zack dejó escapar un lento y dramático silbido para darle efecto. Un mes. Le gusta vivir peligrosamente, ¿verdad?

    ¿Y a usted no?

    Ojeó su ordenador cautelosamente.

    ¡Demonios! ¿Se había dado cuenta de que estaba viendo una película porno ilegal?

    No debería fumar eso.

    ¿Qué?

    El anuncio de cannabis en su ordenador. Ni siquiera debería estar mirándolo. Se dice que planean ilegalizarlo de nuevo. Algunas personas que lo fuman demasiado no están superando los Escáneres Perfectos y están siendo eliminadas.

    ¿Es eso cierto? Era novedad para él. Quizá debería dejar de hacerlo también.

    He hecho comprobaciones en todos los Centros, continuó de manera pausada. Tienen listas de espera de más de un mes. Si lo hago con usted, ¿cuándo podrá empezar?

    ¡Ahora mismo, dulzura! Estoy a punto y listo para tener sexo contigo, perfecta mujer de mis sueños.

    ¿Cuál es su penalización por no ser impregnada a tiempo? preguntó Zack.

    La emoción y la incredulidad se dispararon a través de él. Anica Maine de cliente. La vida no podía ir a

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