La felicidad
Por Jorge Guzmán
()
Información de este libro electrónico
Lee más de Jorge Guzmán
Con ojos de niño Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa ley del gallinero Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Relacionado con La felicidad
Libros electrónicos relacionados
Durante la reconquista: novela histórica. Tomo 2 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones63 señoritas condenadas a la desolación Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La luz más oscura Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSucedió en Paso al Monte Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPrueba de fuego Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos escogidos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesClaustro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos colores del acero Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAlgo temporal Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesY pese a todo... Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl peso del silencio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos para Marisol Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Recurso de amparo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El viaducto Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Segunda Venida de Angela Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNavegación de cabotaje Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuando los lobos hablan Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDesde que el mundo existe Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMedusa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Casa de los Artistas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesIncendio en la sabana y otros cuentos: Cuentos para leer sin barbijo 1 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHasta que el amor nos separe: Serie El ronroneo del puma, #1 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Valle de los Elefantes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSaudade Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Terror de Noroda Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAbordaje De Alto Riesgo: Odisea Del Migrante Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuando los espíritus llenaban los espejos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Coloso del Tiempo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa mentira en la sangre Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Ficción literaria para usted
Erótico y sexo - "Me encantan las historias eróticas": Historias eróticas Novela erótica Romance erótico sin censura español Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Don Quijote de la Mancha Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Viejo y El Mar (Spanish Edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La casa encantada y otros cuentos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Libro del desasosiego Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Anxious People \ Gente ansiosa (Spanish edition) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El otro nombre . Septología I: Septología I Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El hundimiento del Titán: Futilidad o el hundimiento del Titán Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Noches Blancas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La máquina de follar Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Deseando por ti - Erotismo novela: Cuentos eróticos español sin censura historias eróticas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Todo el mundo sabe que tu madre es una bruja Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La caída de la Casa Usher Calificación: 4 de 5 estrellas4/5To Kill a Mockingbird \ Matar a un ruiseñor (Spanish edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Tenemos que hablar de Kevin Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La familia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Desayuno en Tiffany's Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Trilogía Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Novela de ajedrez Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las gratitudes Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Lolita Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Escritos de un viejo indecente Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa conjura de los necios Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El viejo y el mar Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un mundo feliz de Aldous Huxley (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El señor de las moscas de William Golding (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las vírgenes suicidas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Se busca una mujer Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Manual de escritura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La hija única Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Comentarios para La felicidad
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
La felicidad - Jorge Guzmán
lom@lom.cl
La felicidad
–Juana, está la comida medio cruda, Juana –llamó Mateo hacia adentro de la choza, con suavidad, como si no le importara. No hubo respuesta, aunque desde el lado del fogón se escuchaba el trajín apagado de la mujer afanándose entre sus cosas.
–Juana, –repitió– la comida está medio cruda, hija.
Mateo advirtió, mirando montaña abajo, que la tormenta eléctrica seguía creciendo a la distancia. Sobre su cabeza y sobre las crestas de los cerros, sin embargo, brillaban unas estrellas grandes como guijarros. Señal de muy mal tiempo. Dentro de la choza empezó a llorar Andresito, con desesperación cansada, muy débil. Andresito, pobre niño de mierda, otra vez con pesadillas o enfermo. Siguió comiendo empecinadamente, vagando la vista por el valle, los cerros, las migas de la mesa, apenas discernibles ya. Soplaba un viento tibio, a ráfagas débiles, pero crecientes. La comida estaba de verdad mal cocida. Una ráfaga violenta limpió de migas las tablas desiguales de la mesa. Adentro, la voz de Juana empezó a tranquilizar al niño. Le hablaba sin dulzura, en un chorro grueso y apacible de palabras monótonas. En quechua, le contaba que el padre comía afuera, al raso, como era su gusto siempre, y que ella le estaba haciendo al niño una lagüita, para calentarle la guatita, para que mañana tuviera mucha fuerza y le ayudara otra vez a ella a mover cosas pesadas, a entrar la piedra de moler, que ella no se iba a poder sola y había que entrarla temprano, porque ahora estaba soplando el Plego, que anunciaba mal tiempo largo, así es que había que tener todas las cosas de cocina dentro de la casa y después esperar a que amainara para ir a buscar la carne hasta el aprisco de los Cámac, por el camino del alto, que era tan peligroso y que ella no se iba a atrever a caminar sola, si Andresito no la acompañaba. La voz de ella manaba en un flujo continuo mientras se movía por los alrededores del fogón, entraba en la pieza donde tenía el niño su cama, se alejaba hacia el dormitorio de ellos dos, volvía a salir hacia el lugar del fogón. Se oyó el ruido de vidrio contra metal de la lámpara a parafina y el chasquido del fósforo. Los pasos de Juana sobre el suelo de tierra y la luz de la lámpara, salieron juntos de la choza, a espaldas de Mateo. Su propia sombra, enorme, cubrió casi todo el corral donde Juana mantenía sus dos llamas y gran parte del patiecito ante la choza, pero se redujo velozmente hasta quedar tendida frente a él, sobre la mesa, oscilando suavemente al compás del chirrido de la lámpara en su clavo. Tapaba y destapaba el vaso con chicha, medio lleno. Levantó la vista y la paseó otra vez por la gran soledad del valle y los cerros. No se veía ninguna luz, porque la casa de la administración, las de los obreros y la oficina quedaban al otro lado de la loma.
La turbulencia del valle se había extendido, y un camino de nubes espesas se hacía visible, tiritando, a la luz de los rayos. No se oía tronar, sin embargo, y hacia el otro lado la explanada vacía, las montañas rugosas y el viento en la paja brava se veían apenas, alumbrados por la luna nueva. La voz de Juana seguía derramándose, ahora, sobre el silencio del niño. Había conseguido devolverle el mundo diurno ausente. La oscuridad lo aterraba. Con razón. ¿Cómo no iba a ser natural que en medio de estas montañas, a un pequeño idiota como Andresito la noche se le apareciera como un cambio espantoso y permanente de las cosas? Cuando se ponía el sol y la tiniebla misma silbaba entre las grietas de barro de la choza solo la voz de la madre conseguía devolverle la paz, convencerlo de que todavía estaba todo en su lugar de siempre, esperándolo para que volviera a jugar con su caja de cartón y su buey de madera y a caminar el día entero pegado a su madre, ayuyándola
. Magia de las palabras de Juana. Se le metió en el pensamiento, por sí misma, una frase perturbadora: Dominique no tuvo nunca ese poder con su hijo, con el hijo de nosotros
. Juana le daba palabras para el miedo tal como le daba agua para la sed. Mateo pensó que si el niño no se moría y un milagro le quitaba la estupidez no mejorarían mucho las cosas. Descubriría que el mediodía también es embrujado y espantoso. Y entonces, ¿qué voz sería capaz de devolverle el contorno y el