uatro años, dos meses y seis días después de morir, Truman Capote asistió a la que sería su penúltima fiesta y su última aventura. Fue una de esas fastuosas juergas privadas que tanto le gustaba organizar a Joanne Carson en su mansión de Bel Air y con las que tanto disfrutaba Truman, esas fiestas tan de la costa oeste: risas con demasiados decibelios, rostros ocultos por máscaras de una ‘comedia del arte’ de papel cuché más de los 50 y 60 que de los 80 (nostalgia garantizada), mansiones imposibles, paredes inusitadamente blancas, grandes ventanales abiertos a todo tipo de posibilidades... Era una fiesta de Halloween como mandan los cánones, con disfraces increíbles. Nada de baratillo, nada de última hora, todo concienzudamente preparado para epatar burgueses, mucho espantapájaros, tú ya me entiendes, y ponche,
LA ÚLTIMA FIESTA DE TRUMAN CAPOTE
Sep 21, 2023
5 minutos
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos