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Al Rojo Vino: Mujeres extraordinarias que revolucionaron la cultura del vino en la Argentina
Al Rojo Vino: Mujeres extraordinarias que revolucionaron la cultura del vino en la Argentina
Al Rojo Vino: Mujeres extraordinarias que revolucionaron la cultura del vino en la Argentina
Libro electrónico90 páginas1 hora

Al Rojo Vino: Mujeres extraordinarias que revolucionaron la cultura del vino en la Argentina

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Amor, pasión, valentía, coraje, fuerza, trabajo, decisión son los denominadores comunes de las extraordinarias mujeres mencionadas en este libro. Cada una tiene una historia única pero a todas las une desde sus raíces el romanticismo del vino. Porque tal describen ellas mismas, cuando hablamos de vino, hablamos de las costumbres y la cultura de la gente, hablamos del arte de la bebida nacional, hablamos de parte de nuestra identidad.  Laura Catena, Susana Balbo, Ana Amitrano, Margareth Henriquez, Marina Beltrame, Elsabeth Checa, Paz Levinson, Agustina de Alba y Ana Viola, entre otras grandes mujeres, trazan en esta obra la evolución de la industria vitivinícola de la Argentina y la revolución de género que ésta ha experimentado en los últimos 40 años. Pioneras cada una en lo suyo, sus relatos inspiran y transforman.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento19 sept 2019
ISBN9789873427459
Al Rojo Vino: Mujeres extraordinarias que revolucionaron la cultura del vino en la Argentina

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    Al Rojo Vino - Tamara Herraiz

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    Al rojo vino

    Mujeres extraordinarias que revolucionaron la cultura del vino en la Argentina

    Tamara Herraiz

    Índice de contenido

    Portadilla

    Legales

    Las casualidades no existen

    Ana Amitrano

    Susana Balbo

    Marina Beltrame

    Laura Catena

    Lis Clément

    Elisabeth Checa La Checa

    Margareth Maggie Henríquez

    Paz Levinson

    Patricia Ortiz

    Flavia Rizzuto

    Ana Viola

    Una historia lleva a la otra

    Cuando todo era nada y nada era el principio

    Agradecimientos

    Textos y edición: Tamara Herraiz

    Diseño de tapa e interiores: Jimena Guida

    Primera edición en formato digital: octubre de 2018

    Digitalización: Proyecto451

    Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático.

    Inscripción ley 11.723 en trámite

    ISBN edición digital (ePub): 978-987-34-2745-9

    Las casualidades no existen

    Cuando entrevisté a la primera mujer de este libro, que fue Lis Clément, ella me preguntó por qué había elegido este tema, cómo me había surgido la idea. Y ciertamente no lo sabía de modo consciente, solo abrí mi boca y salieron las palabras que le dieron identidad a mis instintos y emociones. Le conté que mi abuelo había tenido una bodega en Palmira, Mendoza y que cuando mi padre tenía 16 años, mi abuelo murió. Mi abuela estaba en cama porque había perdido una pierna tras una gangrena en un embarazo. No solo perdió la pierna sino también a la niña que llevaba en su vientre.

    La fatalidad atravesó a mi familia, mi abuela entró en una gran depresión, mi papá era hijo único y un chico. Así que vendieron la bodega y se mudaron a Buenos Aires.

    Veinte años después nacía yo en la casa de mi abuela y mi padre, escuchando a lo largo de mi vida la triste historia familiar de cómo las circunstancias los llevaron de haber tenido todo a perderlo todo, hasta la felicidad.

    En 1983, llegaron mis 15 años, edad en la que toda chica quiere una fiesta pero yo, en cambio, le pedí a mi papá que quería de regalo viajar a Mendoza a conocer la que fuera la bodega de mi abuelo. Me subí a un micro, sola, con una prima lejana que ni conocía y me fui a las montañas. Ella se fue a esquiar y yo a conocer el lugar donde todo cambió para mi familia.

    Llegué al pueblo y mientras caminaba por las calles, me fueron contando que mi bisabuelo, Emigdio Herraiz, había sido una gran persona, que había ayudado mucho a la gente del lugar, hay una calle con su nombre y fundó una escuela. Me dijeron que su hijo Enrique, mi abuelo, había seguido esa tradición con mucho amor. En las historias de los pobladores mi familia seguía viva. Todo lo que mi papá y mi abuela me contaban estaba en el aire de ese lugar.

    Me volví de Mendoza con mi caja de vinos Trapiche y con el recuerdo de haber recorrido los viñedos soleados, el aire seco en mi piel y una sensación de libertad indescriptible. Fue un viaje inolvidable. Pero volví a Buenos Aires, donde me esperaba una adolescencia dura, con mis padres separados y sin saber qué hacer conmigo misma. Tres años después fui madre de mi primera hija, Celeste. Y desde ese momento todo mi esfuerzo fue para salir adelante, estudiar, trabajar, criar a mi hija. Lo hice, pasó el tiempo, crecí, crecimos, nació Laureano en 2005 y conocí a Alfredo Alonso. Hace de esto último ya diez años ¿Y a qué viene? A que fue Alfredo, mi marido, quién me contó de una mujer excepcional a la que admiraba y que quería que yo conociera, porque él al verme a mí, de alguna manera, la veía a ella. Esa mujer era Margareth Maggie Henríquez, quien fuera presidenta de Chandon en la Argentina desde 2002 a 2008. Menuda comparación, le dije. Te agradezco, pero no creo que yo le llegue ni a los talones. Sucedió que un día se casó Alejandro, el hijo de Maggie, y ella -a quien yo aún no conocía personalmente- nos invitó al casamiento en México. Allí nos fuimos y cuando llegamos y la saludé lo entendí todo. Hay gente que tiene luz propia y que no solo brilla, sino que es generosa con los demás, que viene a este mundo para ayudarnos. Así la vi a ella, una mujer extraordinaria que quise desde el primer momento con un cariño especial. Pasaron los años y seguimos conectadas, ella y su familia son gente muy querida para nosotros.

    Maggie es una de las mujeres que más sabe de vinos, hoy es Presidenta y CEO de la Maison Krug, vive en París. Y es un ejemplo a seguir.

    Pasó el tiempo, seguí mi vida. Como periodista, el mundo digital me atrapó y vivía una vorágine infernal. El destino me ubicó en las publicaciones digitales de libros y en consecuencia con la esencia de mi profesión: contar historias.

    Una cosa lleva a la otra dicen… En busca de mi identidad empecé a pensar qué me gustaría contar. Fue en ese momento que la vi a Susana Balbo en una charla del W20 ¿Quién era esa mujer extraordinaria? Causalmente, era la primera mujer enóloga con título universitario de la Argentina, dueña de una exitosa bodega. Así fue como comencé a investigar sobre cuántas mujeres como yo, estaban unidas al mundo del vino desde

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