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La concesión de cosas frívolas y malditas
La concesión de cosas frívolas y malditas
La concesión de cosas frívolas y malditas
Libro electrónico26 páginas24 minutos

La concesión de cosas frívolas y malditas

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La concesión de cosas frívolas y malditas es una escalofriante historia del escritor de terror aclamado por la crítica Terry M. West. Baker Johnson es un dañado parapsicólogo del año 1925. Después de la muerte de Richard Johnson, Baker hereda la propiedad de su tío y se muda a la casa del legendario investigador psíquico. Pero pronto descubre que el Cuarto Oscuro del inmueble donde se contienen de forma segura los objetos poseídos, ha sido vaciado. Este es un relato corto nuevo e inédito.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento20 jul 2019
ISBN9781547597918
La concesión de cosas frívolas y malditas

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    La concesión de cosas frívolas y malditas - Terry M. West

    El cuarto oscuro estaba vacío.

    Baker Johnson claramente podía verlo desde su posición en la puerta del apartamento. Entró en la morada y se movió con rapidez. Viró para esquivar muchas de sus maletas y cajas que se encontraban bruscamente apiladas entre los muebles anticuados de la casa de su difunto tío. Las pertenencias de Baker habían llegado una semana antes que las de su familiar, porque sin ninguna orientación para ir dentro los repartidores insensibles habían congestionado la antesala con ellas.

    El temor se apoderó de él cuando se acercó al cuarto oscuro y vio el contorno despintado de un cerrojo en una puerta abierta. La habitación siempre había estado protegida con un candado. Antigüedades y otros artículos costosos permanecían intactos en la sala de estar. El valor de los objetos fuera del cuarto oscuro superó por mucho los recuerdos más bien vulgares que el maldito espacio generalmente albergaba. Todos los demás sitios parecían repletos y convenientes; ocupados a propósito. Pero el cuarto oscuro estaba limpio. Los contornos pálidos hacían que las estanterías expositoras parecieran inexistentes en las paredes mugrientas y marrones. Y el cuarto frío resplandecía con una luz amarilla baja aunque estuviera situado en el centro del edificio sin ventanas o paredes exteriores que lo rodearan.

    Baker Johnson miró a Sherman Drummond, el administrador del edificio, sosteniendo un juego de llaves maestras y haciendo girar el llavero de metal despreocupado mientras silbaba animadamente

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