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La tierra de los gatos
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La tierra de los gatos
Libro electrónico24 páginas18 minutos

La tierra de los gatos

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¿Puede haber esperanza cuando la inocencia, la paz, el bien y la belleza están siendo destruidas por el egoísmo, la crueldad y la codicia por el beneficio y el poder? El cuidado de los que han cuidado refleja el amor natural de los que han sido cuidados, y solo la educación, el ejemplo y la acción de cada uno de nosotros puede cultivarla y mantenerla. No olvidemos, sin embargo, que para sobrevivir a los problemas que tenemos y a las consecuencias de nuestras propias acciones, a veces, y sin exagerar, es necesario llevar en nuestros bolsillos ese mundo que cada uno tiene como único, donde, guiados por la imaginación, aprendemos a no tomarnos las cosas demasiado en serio, puede constituir una buena forma de sobrevivir.

IdiomaEspañol
EditorialAna Folhadela
Fecha de lanzamiento4 jun 2019
ISBN9781547586875
La tierra de los gatos

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    La tierra de los gatos - Ana Folhadela

    LA TIERRA DE LOS GATOS

    Traducción: Erick Carballo

    Ana Folhadela

    TABLA DE CONTENIDO

    ––––––––

    La tierra de los gatos

    El ángel guardián

    La hora del descanso

    Cómo se disculpó Rui

    LA TIERRA DE LOS GATOS

    ––––––––

    Érase una vez, una tierra de gatos. La tierra de los gatos. Pensada por gatos, edificada y habitada por gatos. Tenía calles amplias y grandes jardines para tomar el sol. Tenía edificios acogedores y acolchados, cómodos para el invierno. Había fuentes que brotaban agua limpia y fresca, rociando y humedeciendo el aire de verano.  Había pelotas y plumas, y bobinas de hilo con las que los pequeños gatos rodaban y saltaban en alegre estampida. Había colinas y montes altos y bajos; escaleras y rampas para subir y bajar. Había comida y sueño, pero había que despertar. Había diversión y calma. También había paz. Y así pasaban los días, en que los gatos felices vivían y se regocijaban como los padres y los abuelos de ellos habían vivido y se habían alegrado, y como esperaban que viviesen y se regocijasen las futuras generaciones.

    Hasta que un día llegó un barco. Podía verse a lo lejos, en el

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