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El Regreso
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Libro electrónico325 páginas4 horas

El Regreso

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En 2126, el Reino Unido asumió un papel de liderazgo en la exploración espacial. Hay una colonia en Marte, las naves construidas en el Reino Unido están explorando el sistema solar, y la Plataforma Espacial Sagan, diseñada por el Reino Unido, se afirma con seguridad que es el objeto hecho por el hombre más grande jamás colocado en órbita terrestre. Ese sentimiento de confianza en el avance humano se ve seriamente puesto a prueba cuando una nave espacial de 5.2 kilómetros de largo emerge repentinamente de una anomalía temporal más allá de Saturno y se estaciona en órbita cerca de la plataforma. Otra sorpresa se produce después de que las computadoras de la nave estelar aprenden a traducir los idiomas de la Tierra y se hace posible comunicarse con su tripulación. El barco se llama Warrior, y lejos de transportar a posibles invasores desde algún lugar en el espacio profundo, su capitán revela que el barco fue construido en órbita terrestre, y acaba de regresar de una misión de exploración de 15 años que, después de realizar un extenso viaje en " Jumpspace ", tomó 86,985 años en tiempo real.

Volviendo a tocar el miedo a lo desconocido, y las distancias a las que algunas personas irán para retener el poder y dominar a otros "por su propio bien", o para superar la disonancia cognitiva cuando el mundo de la realidad de repente no está de acuerdo con sus creencias de largo tiempo. Desde la tripulación de la enorme nave, hasta un ex evangelista que ha sido presidente de los Estados Unidos durante 29 años, a una niña de 15 años de Denver, que encuentra el simple acto de reprender a alguien por usar los canales de radio  Ham incorrectos inicia el curso de la aventura más extraña de su joven vida, esta es una fascinante aventura de ciencia ficción, con una profunda advertencia para hoy.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento14 may 2019
ISBN9781547585663
El Regreso

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    El Regreso - J.T. McDaniel

    Uno

    La Capitana Kimewe Romiwero se inclina hacia adelante, sus manos descansaban sobre la piedra la losa de la barandilla de la terraza de la casa de su familia, mirando hacia la bahía Tufaria. La luz de la luna se reflejaba sobre las aguas que  gentilmente se ondulaban. A la distancia ella pudo ver las luces del gran anclaje naval del puerto Koril. En un tiempo, fue el anclaje principal para la Flota del Mar del Este. Ahora, después de 139 años de paz, era más museo que otra cosa. Los barcos de la capital eran cuidadosamente protegidos, pero raramente dejaban el puerto, solamente que participaran en alguna batalla fingida para alguna película.

    Incluso eso ya era raro. Era más fácil recrear las batallas en computadora.

    Detrás de ella, los sonidos de la fiesta se hicieron más fuertes de pronto mientras alguien abría la puerta de la terraza. Escucho unos suaves pasos aproximándose. Romiwero se enderezó y se dio vuelta. Una atractiva, mujer de mediana edad, usando un vestido de fiesta verde oscuro, caminaba a  través de la terraza.

    pensé que te encontraría aquí, dijo su madre. siempre venias aquí cuando eras pequeña, cada vez que querías huir de las personas.

    Me gusta la vista, respondió Romiwero.

    ¿te estas arrepintiendo, Kim?

    No exactamente. Solo estoy pensando en todas las cosas que estoy dejando atrás, Todas las personas. Sonrió con nostalgia. A ti, a papá, por ejemplo. Por treinta años, tú siempre has estado ahí para mí, y en otro día o dos ya no estarás, nunca más.

    Korasi Romiwero asintió. estamos asombrosamente orgullosos de ti, Kim, dijo. Tú y todos en tu tripulación. Veras cosas que el resto de nosotros solo puede imaginar.

    lo sé.

    Ella pensaba en su nave, Warrior, que estaba en órbita a unos 400 kilómetros arriba de ellas.  La nave líder en una clase de tres, tenía 5.2 kilómetros de largo con un haz de 450 metros. Su rango se creía que era esencialmente ilimitado. Nadie sabía con seguridad.

    La tecnología de control de salto había sido desarrollada hace 40 años, y probada por primera vez en 486, con un  salto relativamente modesto de cinco años luz.

    En 496 descubrieron dos cosas.  Que el control de salto  funciono, y que solo funcionaba si estabas a bordo de la nave usándola. La tripulación reportó entusiasmados que fueron transportados instantáneamente a un punto cinco años luz de Barzak, pasando una semana explorando las cercanías, y cuando fueron transportados instantáneamente de regreso a donde habían salido. Se habían ido por un total de seis días, seis horas.

    Les tomó por sorpresa descubrir que, en lo que respecta a todos en Barzak, se habían ido por diez años. La barrera  de la velocidad de la luz, al parecer, se mantenía intacta excepto por una burbuja temporal alrededor de la nave, donde el tiempo simplemente dejo de existir. En el salto espacial, la nave viajo precisamente a la velocidad de la luz, así que el tiempo se detuvo para todos a bordo, pero continúo para el resto del universo.

    Incluso eso no debió haber sido posible, pensó Romiwero.

    La física Griisniskiriana argumenta que un objeto gana masa mientras se acerca a la velocidad de la luz, y a la velocidad de la luz la masa se vuelve infinita. Eso no debería permitir viajar a la velocidad de la luz.

    Avigor Arkhgaizim, hasta 497 lidero el departamento de física de la Universidad de Balin, encontró la solución al problema.

    El control de salto que el desarrolló podría mover la nave a exactamente la velocidad de la luz, o podría simplemente atraer una locación en el espacio-tiempo a la proximidad de otra locación a años luz,  permitiendo que la nave pase instantáneamente de una a otra. De cualquier forma, la nave atravesaría la distancia, pero la misma cantidad de tiempo pasaría en el ordinario espacio-tiempo.

    Romiwero sabía lo que estaba planeado para Warrior. En dos días, la nave dejaría la órbita, viajaría a una distancia segura del planeta, acoplarían el control de salto, y harían un salto de 200 años luz. Cuando la nave emergiera en el espacio normal, todos los que dejaron en Barzak habrían estado muertos por más de un siglo.

    Podrían regresar al planeta, pero nunca a las personas que conocieron.

    Su madre voltio hacia arriba. ¿esa es la tuya? preguntó, apuntando.

    Romiwero alzó su cabeza y miro. La forma era indistinguible, pero discernible, y la cubierta de metal pulido la hacía relativamente fácil de ver aun a 400 kilómetros. Puede ser, dijo. "no puedo saber a esta distancia, pero de seguro es una de las tres Warriors."

    Las tres naves estelares, Warrior, Aspirant, y Exultant, estaban estacionadas en la misma órbita, dispersas a más o menos la misma distancia alrededor del planeta. Externamente, no había manera en ver la diferencia entre ellas a menos que te acercaras lo suficiente para ver sus nombres. Todas saldrían la semana siguiente, listas para explorar diferentes cuadrantes galácticos, tal vez plantar colonias Barzakianas en adecuados, planetas inhabitados. Una nave estelar clase Warrior  transportaba a una tripulación de 318, con espacio adicional asignado para 800 colonizadores potenciales.

    Eventualmente, esperan volver y reportar todo lo que hayan visto. Romiwero se preguntaba si a alguien le importaría. Miles de años habrán pasado para cuando ellos vuelvan. ¿Alguien hablaría aún su lenguaje? Ya era difícil entender el antiguo Gehunita, y solo han pasado unos pocos siglos de evolución lingüística desde que se hablaba.

    Paso lo suficiente, para que, de "grachzich¹, pasara a grosh, y noravionish², a norish".

    _________________

    ¹Si.

    ²Esto.

    Cuando regresaran, tenían que anunciarse usando las radios, estaba bastante segura de que nadie entendería lo que decían para entonces.

    Oh, bueno dijo, las computadoras pondrán arreglárselas

    Su madre la vio curiosa. ¿encargarse de que?

    Oh, perdón. Estaba pensando en voz alta. Cuando volvamos, bueno, estaremos muy lejos en el futuro así que no me puedo imaginar a nadie hablando de la forma en que lo hacemos.

    Supongo que tienes razón.

    Romiwero miró hacia arriba a la nave, después miró su reloj. Creo que ese es mío, pensó. Si recordaba bien  las órbitas debe ser Warrior  pasando arriba de su cabeza en ese momento.

    Las lunas están lindas esta noche, dijo Korasi. Emthemlu, la más pequeña de las dos lunas de Barzak, apenas estaba ascendiendo. Nakli ya había ascendido hace un rato.

    Romiwero asintió. Encontró a Nakli, con su superficie cicatrizada siempre tan sugerente a una cara humana, más agradable estéticamente. Era mucho más grande, un placentero globo blanco en el cielo nocturno. Emthemlu era de solo 60 kilómetros en su punto más amplio, con la forma de un irregular, y enfermo riñón. No había si quiera empezado a tomar una forma globular.

    Supongo que debo volver adentro, dijo Romiwero.

    La gente quiere verte, dijo su madre. Es por eso que están aquí.

    ***

    La subteniente Marina Fehmadaatin se sentó en la silla del capitán en el puente de la Warrior. Mirando la pantalla, pudo ver el planeta curvándose muy por encima de ella. Siempre se sintió extraño. Si estas orbitando un planeta, esperas que el planeta este debajo de ti, no por encima de ti. Parece más lógico.

    La lógica no tiene nada que ver con la mecánica de las órbitas. Desde que la humanidad se aventuró por primera vez al espacio, las órbitas inversas han sido un estándar. Originalmente, se hacía para reducir el calor solar que daba a las bahías de carga abiertas en los primeros orbitadores. En estos días, es más costumbre que otra cosa. El arriba y abajo de  la Warrior  era determinado internamente por el sistema de gravedad artificial de la nave.

    Costumbre, tradición, eran importantes para la Armada Imperial. Por más de cinco mil años de tradición regulando todo desde las divisiones del día en el mar- o en el espacio- hasta que se serviría en el comedor de la tripulación, la sala de estar, y el comedor de los suboficiales, hasta los uniformes, rangos, y el diseño de las naves. Incluso se había hablado de hacer los puentes de las naves clase Warrior, que se parecieran exteriormente a esos viejos navíos de batalla.

    Prácticamente habían ganado ese frente. Los navíos de batalla solo se tenían que girar en dos direcciones; una nave estelar tenía que maniobrar en cuatro direcciones. También había una cuestión de comodidad. En naves de batalla marinas, solo al capitán  se le proporcionaba un lugar donde sentarse. En el puente de la Warrior, el capitán, o el oficial de cubierta si el capitán no estaba en el puente, se sentaba en la ligeramente elevada silla en el extremo delantero del puente, donde ella tendría una perfecta vista de la pantalla holográfica. Abriendo el reposa brazos de la derecha de la silla del capitán revelaba una pantalla de control y en el de la izquierda escondía controles de emergencia ocultos.

    El control de timón era una consola curvada a babor, y ligeramente a popa de la silla del capitán. El oficial de ingeniería se sentaba en una consola similar a estribor. El resto de la tripulación del puente ocupaba estaciones a lo largo de los mamparos de estribor y babor.

    Había muy poco pasando en el momento. Marina estaba aburrida. Echando un vistazo a su reloj, notó que le quedaban otros 82 minutos para que su relevo llegara al puente. No exactamente una hora.³ La mayoría de la tripulación estaba del lado del planeta, diciendo adiós a sus familias. Esta no era una simple excursión alrededor del sistema solar, donde la nave tal vez se iría por unas semanas, o incluso algunos meses.

    En lo que respecta a todos los que vivían en Barzak. Ellos se irían para siempre. Dependiendo de cuanto durara el viaje, podrían irse unos cientos de años, o algunos miles de años.

    _________

    ³una hora Gehunita consistía en 100 minutos, dividida en 100 segundos. Un día Gehunita consistía en 30 horas, haciendo todos los componentes horológicos Gehunitas, excepto por el día mismo, más corto que su medición equivalente moderna.

    Marina le había dicho adiós a su esposo temprano ese día, antes de tomar un transbordador en Callaahavn. Galnor se lo tomo bien, ella pensó. No es como que tuviera mucha opción en realidad. O ni siquiera le importó que se fuera. Ellos habían estado casados solo por seis meses, después de estar saliendo por dos años en el Colegio Imperial Naval en Salmik.

    Una vez que estuvieron en casa, no les tomo mucho tiempo para darse cuenta de que la atracción principal había sido nada más significativo que estar entre la pequeña contingencia de la guardia marina de Callaaite en la clase de 524. Cuando Marina fue seleccionada a ir con la Warrior, los dos lo tomaron de manera diferente.

    Marina sentía que estaba manteniendo la tradición Callaaita, yendo a la aventura. Galnor simplemente concedió que era más barato, más simple, que divorciarse. No había secreto acerca de la misión de la nave, ni acerca del salto de 200 años luz al principio de la misma. Para propósitos legales, todos en la tripulación se presumirían muertos al momento en que ellos hicieran el salto, pues no podrían volver en el periodo de vida de ninguno de los entonces vivos. Galnor seria libre para volver a casarse.

    También Marina,  aunque sospechaba que las oportunidades de Galnor serían mayores. Su estatus, como ella decidió, sería un poco diferente. Galnor seria viudo, pero solo administrativamente, mientras Marina seguramente seguía viva en algún lugar del espacio. Pero su viudez, por otro lado, sería literal. Pues harían el salto en 525, y al final de él, el universo habría avanzado al 725.

    Marina se dio cuenta que estaba deseando su viudez. Ella extrañaba a Galnor, pero no tanto. Extrañaba más a sus padres. Mahthint⁴, su perro, la acompañaba. Ella  no le importaba su esposo, pero si habría extrañado a su perro.

    ***

    Romiwero se paró a la mitad de su habitación, mirando alrededor de las paredes vacías, y las muescas en la alfombra donde los muebles habían estado. Los muebles, junto con las fotos, las armas, y los recuerdos que habían estado colgadas de la pared, estaban ya en la nave. La alfombra hubiera estado también, si no estuviera tan usada. Ya no había nada para ella ahí ahora.

    Bajó las escaleras hacia la sala de estar. Sus padres estaban ahí, tratando de que no se viera que la estaban esperando.

    Justo a tiempo para irme, dijo.

    Su padre se paró. Se puso su uniforme para la ocasión, incluyendo su espada.

    Ella usaba la suya también, la hermosa antigua espada que perteneció a su bisabuelo. La espada no era tan brillante como le habían dado cuando se graduó del Colegio Naval, pero estaba hecha de acero de carbono, templado en un tiempo donde se asumía que las espadas se usarían en batalla, y no solo en el alcázar.

    _____________

    ⁴se pronuncia MAHT-hint, Callaaish para perro muerto

    Su celular vibro suavemente en su bolsillo. Lo tomó, presionó el interruptor, y presiono el icono de mensaje en la pantalla táctil. El transbordador está enfrente, dijo.

    Estamos orgullosos de ti, lo sabes dijo su padre.

    Lo sé.

    Ella se adelantó a la puerta, sus padres la siguieron. Tomó su gorra de la mesa del salón y abrió la puerta delantera. Su padre tomó la su gorra y la siguió afuera.

    La puerta del transbordador se abrió. Romiwero abrazó a su madre. Encaro a su padre, se colocó en posición de firmes y lo saludo. El devolvió la formalidad, después la abrazó. Ella lo beso en la mejilla, se dio vuelta, y trotó su camino al transbordador.

    El piloto la miro por un momento con curiosidad, después se concentró en sus controles. No todos los días vez a un capitán abrasando a un almirante.

    El transbordador se elevó. Tomaría solo una hora subir a la órbita de las naves de pasajeros. El vuelo fue cronometrado cuidadosamente, así el transbordador y la nave estelar estarían en el mismo lugar al mismo tiempo. Él podía entender la lógica. La tripulación naturalmente quiere mantenerse con sus familias hasta el último minuto.

    Tenemos una cita con tu nave a las 27:81, dijo el piloto.

    Gracias, respondió Romiwero. Ella lo miró, luego pasó a su lado, a través del parabrisas. Ya había oscurecido cuando ellos despegaron y ahora, mientras ganaban altitud y la atmósfera se disminuía, más y más estrellas parpadeaban a la vista. Estaban lo suficientemente alto como para que las estrellas dejaran de centellar.

    No creo que yo pudiera hacerlo, dijo el piloto, más bien tímidamente.

    ¿Hacer qué?

    Irme. Irme del modo en que ustedes lo hacen. Dejando todo atrás.

    Nos llevamos lo más que podemos con nosotros, dijo Romiwero. La nave es enorme. Hay bastante espacio en la sección de la tripulación para duplicar nuestras casas o apartamentos. Los interiores, al menos. Será como volar a través del cosmos sin siquiera salir de tu hogar.

    No, no es eso, Capitán. Son las personas. Yo sé que hay algunas parejas casadas yendo, pero también se que mucha de su tripulación está dejando a todos atrás.

    Romiwero asintió. Incluyéndose a ella misma, pensó.

    Ella no estaba casada. Ni había estado en ninguna relación seria en varios años. Los últimos cinco años había estado dedicada a asegurarse de que la Warrior se finalizara y se equipara. Estaba dejando a sus padres, su familia inmediata, pero a nadie más. Lo mismo había pasado en su familia por generaciones, con la única real diferencia seria que antes el único riesgo era morir en batalla, y ahora era irse y sobrevivir a todos y estar a años luz para cuando ellos murieran.

    ¿Cuánto tardaremos antes de volver aquí? Se preguntaba.

    ¿Cuantos años serian para los cronómetros de la nave? ¿Y cuántos años en tiempo del planeta? Lo primero, obviamente, sería mucho más corto que lo segundo.

    ***

    La capitana Kara Brynnazen, del Cuerpo Imperial de Marinos de su Majestad, estaba paseando por su oficina en las barracas de los marinos de la Warrior. Su hermano mayor, Arik, estaba sentado detrás de su escritorio, viéndose demasiado complaciente, en su opinión.

    La puerta de la oficina estaba cerrada, lo que explicaba la postura relajada de Arik. Si la puerta estuviera abierta, hermano mayor o no, se hubiera puesto de pie respetuosamente mientras hablaba con su hermana menor. Ella era un capitán de Marina, equivalente a un teniente de la Armada. Él era un suboficial en jefe, clasificado como maestro en armas. Su hermana lo sobrepasaba por un considerable rango. Así que solo cuando estaban solos la relación familiar superaba a la militar, y podrían ser solo  hermano mayor y hermana menor.

    O no tan hermana pequeña. Con 180 centímetros, era casi tan alta como su hermano.

    Te preocupas demasiado, Kara, dijo Arik.

    Tú no tienes que lidiar con toda la compañía de marines.

    Arik se rió. Claro que lo hago. ¿Quién crees que arresta sus cuerpos borrachos y los arrastra de nuevo a sus barracas?

    No es lo mismo, Arik. Estamos programados para irnos por años. Y ¿quién sabe que encontraremos una vez que volvamos a casa?

    Arik meneó su cabeza. no a casa, dijo, creo que eso está bastante claro. No volveremos en algunos cientos de años por lo menos. Probablemente más bien por miles, por lo menos en lo que concierne a nuestra gente en Barzak. Solo seremos esas legendarias personas que se desvanecieron en lo profundo del espacio hace muchos siglos. Maldición, la mayoría de las personas no van a creer ni siquiera que de verdad existimos.

    No estas ayudando. Me gusta pensar que nos recordaran.

    Lo harán. Solo que no creo que nos recuerden lo suficiente para que podamos volver.

    Kara miro el reloj que estaba en el mamparo arriba de la puerta. Casi 30 horas, dijo. Ya es hora para irme a mi hogar y que tú hagas tus rondas, Yo creo.

    Arik se paró y camino hacia la puerta. dale mis saludos a Waldor, dijo. Waldor era el perro de ella.

    Kara se sentó en su escritorio, ordenó las carpetas del personal en su caja. Ella tenía 140 marinos bajo su mando. Un teniente, cuatro subtenientes, un sargento primero, cuatro sargentos de color, no sargentos -—en vez de eso el cuartel general decidió que cada uno de los cuatro pelotones tendría un sargento de color-—dieciséis cabos, un número igual de cabos de primera clase, y noventa y ocho marinos. La suposición era que, antes que la nave regresara a Barzak, todos se moverían al menos un grado arriba.

    El resultado sería un poco alto a como las compañías se manejan, con un mayor comandando, un capitán como oficial ejecutivo, tenientes como comandantes de pelotón, y el sargento primero subiría a sargento mayor. Los sargentos de color se quedarían prácticamente igual como están, pero recibiendo la paga de un sargento primero, los cabos terminarían como sargentos, los cabos de primera clase como cabos, y los marinos como cabos de primera clase.

    A menos que alguien la jodiera. Los Cuerpos darían promoción a los buenos marinos, pero también podrían ser igual de rápidos para degradar a los incompetentes. Dada la naturaleza de la misión, también era posible que algunos de sus marinos optaran por convertirse en colonizadores, o ser transferidos a la Armada. Ella pensó que lo último era una idea ridícula, pero estaba permitido. Y algunos de los marinos eran personas suficientemente decentes.

    Su hermano mayor, por ejemplo.

    De cualquier forma, tenía que aguantar a la armada. Ella tenía veintitrés años, casi veinticuatro. Ella podría decidir casarse en algún punto en los próximos años. Los candidatos más viables serían los oficiales navales.

    Dos

    Romiwero se colocó en su silla en frente la pantalla principal. Estaba usando su uniforme de vestir. Parecía apropiado para dejar la órbita. Para embarcarse en una misión que podría verlos viajando por miles de años luz antes de regresar a casa.

    ¿Casa? ¿Podría Barzak seguir siendo su hogar para cuando vuelvan? Muchas cosas podría pasar en unos pocos miles de años. ¿Quién podría en verdad recordar incluso como había sido el mundo hace 10,00 años atrás? Los arqueólogos  tenían sus opiniones. No todos concuerdan con ellos.  La cultura pudo ser alfabetizada, pero usaban un alfabeto que nadie ha podido descifrar hasta ahora. Un largo documento podría ser un poema de épica belleza y significado. O podría ser una antigua ley de regulación de impuestos para camellos de carga rentados para un largo viaje. No había manera de saber.

    No había pasado tanto tiempo desde que la mayoría de las personas creían en la magia. La fundación del imperio Gehunita estaba fuertemente cargado con esa clase de cosas. Salmik era un semidiós, nacido de una hija virgen de un prominente pirata Kaamita y de un lobo gigante que de hecho era L´Mik, que bajo a la tierra. Él se casó con una viuda anciana que había mostrado amabilidad a un viejo mendigo—que también era L´Mik disfrazado—a quien se le restauro la juventud y la belleza.

    Una historia decía que la Reina Callaa Alura IV, peleó una batalla contra un grupo de asesinos Arzucaldanos  con la diosa Onira peleando a su lado.

    Romiwero dudaba de todas esas historias. Las personas obviamente existieron. Una joven Alura y un anciano Salmik eran contemporáneos, y su tatarabuelo de hace 5 generaciones los conoció a ambos en aquellos antiguos días. No había duda que se pelearon grandes batallas. El imperio era nuevo, apenas empezaba su expansión. Tratados legendarios se realizaron. Gehun y Arzucalda empezaban su rivalidad de siglos, mientras los dos trataban de dominar el mundo.

    La espada del subteniente Fehmadaatin databa de ese periodo, y se ha pasado a través de sus ancestros por más de 500 años. Forjada con acero Callaaita, seguía funcional. O lo seria, si hubiera alguna necesidad de pelear con espadas en esta era moderna.

    Ella miró a su derecha. El comandante (E) Greshvor estaba sentado en el panel de ingeniería. Los motores de la Warrior eran controlados desde el puente. Por razones de seguridad, nadie entraba al cuarto de máquinas a menos que fuera una emergencia.

    ¿Todo está listo en tu departamento, Elir? preguntó Romiwero.

    El ingeniero girándose y viendo a su capitana. A tope Capitana, dijo. todos los sistemas se muestran normales.

    Excelente. Listo el descenso.

    Si señora, descenso listo.

    Era una formalidad. Greshvor estaba re transmitiendo la orden a sí mismo. Era una cuestión de costumbre de tratar los controles de puente como si fueran un antiguo telégrafo de la sala de máquinas. Todos los servicios tenían sus tradiciones, y en la armada tenían más que la mayoría.

    Ahora ella miró a su izquierda. La subteniente Fehmadaatin estaba en el timón, pero mirando a su capitana. Su función normal era la de navegador, pero estaba tomando el timón ella misma esta mañana.

    ¿lista, Marina?

    lista, Capitana.

    Romiwero asintió. Giro su silla alrededor. Normalmente, solo el oficial de cubierta, el ingeniero, navegador, el encargado de las señales, y el suboficial administrativo estaban en el puente. Normalmente. Ella contaba ocho oficiales y una docena de otros rangos al momento. Todos querían estar en el puente  cuando la historia se escribiera.

    Giró su silla

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