Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Cuatro Reinos. En Busca de la Perla Azul.
Cuatro Reinos. En Busca de la Perla Azul.
Cuatro Reinos. En Busca de la Perla Azul.
Libro electrónico225 páginas3 horas

Cuatro Reinos. En Busca de la Perla Azul.

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

En el mundo existen cuatro reinos sagrados, creados a partir de los cuatro elementos fundamentales, separados por miles de años de olvido.
Los límites entre ellos comienzan a desdibujarse cuando el líder del Reino del Fuego busca robar una perla sagrada del Reino Marino que lo ayudará a resurgir de su destierro y dominar el mundo.
Es entonces cuando un grupo de habitantes del Reino Marino se embarcará en una aventura inolvidable al abandonar las pacíficas aguas de su ciudad, viajar al Reino de la Tierra y llegar a una isla habitada por humanos.
Allí encontrarán un reino totalmente diferente del de ellos y en su camino se toparán con un grupo de humanos, “ángeles” y “demonios”, que formarán parte de su cruzada en busca de la perla azul, y se enfrentarán en batallas en las que se decidirá el destino de todos los habitantes de los cuatro reinos.

IdiomaEspañol
EditorialYess Marpez
Fecha de lanzamiento24 ene 2019
ISBN9789874188274
Cuatro Reinos. En Busca de la Perla Azul.
Autor

Yess Marpez

Yess Marpez nació en 1985 en Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina. Es técnica en hotelería por la UADER (Universidad Autónoma de Entre Ríos). Realizó varios cursos de turismo, hotelería y gastronomía, como así también de diseño digital. Fue niñera durante casi tres años. Jugando con su prima más pequeña y la niña a la que cuidaba surgió la idea para escribir la historia de lo que es hoy su primer libro publicado, «Cuatro Reinos. En Busca de la Perla Azul»

Autores relacionados

Relacionado con Cuatro Reinos. En Busca de la Perla Azul.

Libros electrónicos relacionados

Ciencia ficción para jóvenes para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Cuatro Reinos. En Busca de la Perla Azul.

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Cuatro Reinos. En Busca de la Perla Azul. - Yess Marpez

    INTRODUCCIÓN

    LOS CUATRO REINOS

    En los comienzos de la vida del mundo, existieron cuatro reinos sagrados, creados a partir de los cuatro elementos fundamentales: aire, fuego, tierra, agua. Cada uno poseía una criatura dominante por sobre las demás de su reino. Estas criaturas eran mamíferas, con formas similares entre ellas, con cabeza y tronco humano; sus diferencias dependían del reino al que pertenecían, diferencias que les permitían sobrevivir en sus respectivos ambientes.

    Las criaturas del Reino del Aire, los humaguias, fueron las primeras en ser creadas, nacidas del soplido de un rayo de luz, tienen el poder y la misión de proteger al nuevo mundo. El símbolo que los identifica es un par de alas abiertas, y representan la Protección del Mundo Creado.

    Sus piernas se distinguen por asemejarse a patas de águila. Sus espaldas gozan de un par de grandes alas de plumas blancas que les permiten volar. No poseen orejas pero sus oídos son los mejores de toda la creación viviente. Sus ojos son de color gris como las nubes, y su vista es tan buena como sus oídos. Sus rostros son los más bellos que existen, suaves y brillantes; su nariz delicada y puntiaguda es similar a un pequeño pico de ave. Su piel posee una textura firme y suave, y ante el más leve resplandor del Sol, brilla tibiamente. Sus cabellos, largos hasta la cintura, son de diversos colores y estilos. Sus manos suaves y delicadas poseen uñas que pueden transformarse en garras filosas y fuertes cuando lo necesiten.

    A las humaguias hembras se las llamó sirén y a los machos, angíos. Se caracterizan y diferencian del resto de las criaturas por ser los únicos, tanto machos como hembras, en poder concebir. Cada humaguia puede tener solo un hijo. Cuando el macho es el que concibe, da a luz un macho; la hembra da a luz a una hembra.

    Esta característica permite que las parejas puedan unirse sin distinción de sexo para procrear, constituyendo así familias conformadas por dos humaguias de diferente género o del mismo como padres, mientras que sus hijos responden al género del cual fueron concebidos.

    Una vez que el humaguia haya cumplido sus quince años de vida, es llevado al Templo Sagrado, ubicado en el polo norte. Allí es preparado y capacitado para sus deberes humaguias, aprende todos los conocimientos universales, así como la historia de los cuatro reinos desde la creación, el combate contra los posibles peligros, y la empatía y sabiduría para proteger, guiar y cuidar de los humanos.

    Las sirén y los angíos se diferencian entre ellos por su tamaño, por su rostro, por su voz (un canto atractivo y atrayente) y por su carácter. Son conocidos por tener una conducta pasible y de entrega, ya que son confiables y de buen corazón, como así también por su lealtad y respeto ante todos los seres vivos de la creación. El amor hacia su pareja es único. Su fidelidad es incondicional e inigualable.

    Acostumbran vestir una toga blanca con adornos dorados, que les llega hasta sus pies, atada a uno de sus hombros con una pluma dorada, y en su cabeza una corona de laurel. Las de las hembras están adornadas con pequeñas flores de jazmín.

    Viven en islas y montañas flotantes que se ubican sobre las nubes más altas. En cada isla flotante está establecido un pueblo, representado por el Líder Humaguia ante el Gran Palacio del Cielo, ubicado al sur del planeta, en una isla flotante sobre la Antártida. Allí habitan los humaguias más antiguos, sabios y poderosos de su reino, liderados por Ihúminos, el líder de todo el Reino del Aire desde la separación de los reinos. Este reino posee un santuario sagrado ubicado en una isla flotante sobre la zona actual del Caribe, el cual guarda los registros más antiguos de los cuatro reinos.

    Los humaguias fueron los únicos de todos los reinos que supieron convivir en paz, siempre brindando ayuda y protección a quien lo necesitara, principalmente a los seres del Reino de la Tierra, transformándose en sus protectores y guías personales ante la presencia de cualquier yinn que intentara atacarlos, pero no podían intervenir en las decisiones y acciones humanas.

    Lograron crear una sociedad pacífica, pero a partir de la Gran Batalla de los Reinos impuesta por el Reino del Fuego se transformaron en guerreros. Las sirén y los angíos levantaron así las armas contra sus enemigos y se transformaron en los mejores en arco y flecha y espadas. Además, tenían la habilidad de volar creando grandes y potentes vientos, y poseían un sentido superior del oído y de la vista.

    Los del Reino del Fuego fueron los siguientes en la creación. Son los únicos en poseer dos razas en su reino: los ifrit y los djinn, conformada cada raza por machos y hembras, conocidos todos como yinn.

    Nacieron del fuego sin humo. Su misión era proteger el plano espiritual. Su símbolo distintivo es un corazón, que representa el Calor del Amor Espiritual.

    Los yinn solían vivir en la superficie terrestre junto a los volcanes y manantiales termales. Creaban fiestas y preparaban manjares para todos los seres vivos del mundo. Eran alegres y divertidos. Amaban a todos por igual. Pero luego de que Iblís los obligara a levantarse contra los seres del Reino de la Tierra, y por consiguiente, contra su creador, se convirtieron en seres rencorosos y oscuros que despreciaban cada sentimiento de amor y alegría.

    Luego de haber perdido la primera batalla, los yinn fueron desterrados y obligados a vivir bajo tierra, en la oscuridad y la soledad de su conciencia. Iblís se sorprendió al enterarse de la existencia de los nuevos protectores del plano espiritual, los merrows, se sintió así, desplazado y olvidado, por lo que su odio aumentó. Sin ningún sentimiento de culpa y responsabilidad, obligó al resto de los yinn a organizarse y volver a la superficie del mundo, miles de años después, para enfrentarse, esta vez, en la Gran Batalla de los Reinos.

    No pudieron vencer, por lo que fueron nuevamente desterrados, pero esta vez a lo más profundo del planeta, cerca del núcleo. Como castigo, la protectora del planeta, llamada Guehia, creó botellas para encerrar a los que habían quedado dando vueltas cerca de la superficie y como forma de redención para los yinn. Así, al ser liberados por algún humano, este tendría tres deseos, que el yinn debía cumplir satisfactoriamente. Una vez que este hubiera cumplido mil deseos humanos con pureza y bondad, sería liberado, ya que su alma se habría redimido. Pero los ifrit no tenían buen corazón y buscaban una forma maliciosa de cumplirle mal ese deseo, llevando así su venganza personal.

    Luego de haberse levantado, por primera vez, ante su creador, el corazón que los identificaba se rompió en cinco partes, aún unidas por el hilo infinito del destino, lo cual implicaba la unión existente entre los cuatro reinos y el creador en el centro. Pero Iblís tomó el símbolo y se lo apropió, lo invirtió y le dio un nuevo significado: el odio hacia toda la creación. De esta manera, las cinco partes del corazón se separaron y otorgaron un nuevo sentido. Iblís se nombró acreedor de ser la parte central del corazón invertido, el centro de toda la creación. Las cuatro partes restantes, ubicadas en las esquinas, mantenían su significado, el de los cuatro reinos creados, insinuando así que los cuatro reinos se hallarán a los pies del gran Iblís por la eternidad.

    Los yinn son los únicos en tener una apariencia más monstruosa. Poseen dos enormes piernas peludas con cascos en sus pies, fuertes e inmensos brazos con garras en vez de manos. En su boca lucen grandes dientes y colmillos, sus ojos sobresalientes son rojos como el fuego, y tienen un par de largos cuernos en su cabeza, como así también gigantescas alas de murciélago en su espalda. Su voz es quebradiza y áspera. Sus orejas, grandes y puntiagudas. Las hembras son iguales, a excepción del tamaño de su cuerpo y sus cuernos, que son más pequeños.

    Los yinn más monstruosos, peligrosos y violentos son los ifrit, llamados así tanto los machos como las hembras. Su contraparte más amigable, los djinn, poseen cuernos más pequeños que suelen cubrir con turbantes. También su dentadura y sus ojos son más diminutos, y tienen manos en lugar de garras. Muchos de ellos son buenos y prefieren comportarse de forma más amistosa. Estos seres cayeron en el destierro junto con sus pares después de que el gran Iblís se opusiera al Creador. Autoimponiéndose frente a los demás yinn como su líder, Iblís cortó las alas de muchos djinn como castigo por su bondad.

    Los ifrit suelen vestir con armaduras y usar armas de toda clase, mientras que los djinn prefieren las telas flojas y coloridas, con pantalones bombachudos y camisas anchas. Todos tienen la habilidad de crear el fuego con sus manos y darle la forma que deseen, así como manipularlo a gusto.

    Los yinn no conforman una familia única, a excepción de algunos djinn escondidos en los mantos del magma junto a algunos volcanes. A pesar de que solo las hembras son capaces de concebir, tanto ellas como los machos solo pueden tener hasta dos hijos, uno de cada sexo, sin importar con quién.

    La procreación no es considerada como una obligación de subsistencia racial y aun menos como un deseo. Por lo general, cada macho y cada hembra vive su vida al servicio del gran Iblís, cumpliendo su codicia y sus caprichos, por lo cual tener hijos suele calificarse como un desecho y una pérdida de tiempo. Por ese motivo, cuando llegan, los crían de forma violenta y agresiva, llenos de odio y resentimiento. Aprovechando esta situación, Iblís comenzó a obligar a todos los yinn a procrear inmediatamente después de su madurez (quince años de vida) y a educar a sus crías como soldados, planificando así la creación de un ejército.

    Algunos djinn, por su naturaleza más amable, intentan forjar una familia en la cual madre y padre inculcan el respeto y el amor a sus hijos. Aun así, están obligados a adorar al gran Iblís, así como a luchar entre ellos y ganarse, de ese modo, un lugar en el Núcleo, el santuario de Iblís, donde están protegidos y amparados por el tiempo que su amo desee. De igual modo, sus hijos son criados para las batallas.

    No poseen una sociedad establecida, ya que Iblís es quien domina el reino. Todos deben obedecer, incluso los djinn. Aquel que no lo hace es entregado como ofrenda al fuego del santuario de Iblís, para que su energía de vida sea absorbida por el líder. De la misma manera, manda a los djinn castigados (con sus alas cortadas) a reclutar las almas perdidas de los humanos, quienes por realizar maldades de todas clases transformaron su esencia en energía oscura. Esta es absorbida por Iblís, quien busca aumentar sus fuerzas y habilidades para romper los límites de los reinos, resurgir y apoderarse del mundo.

    Los últimos en ser creados fueron los del Reino de la Tierra, los humanos, nacidos de la arcilla, quienes tenían el poder y la misión de proteger el plano terrenal.

    Un par de manos en entrega simboliza su reino: su significado es de Sanación y Curación de la Vida.

    Su santuario sagrado quedó en ruinas luego de la Gran Batalla de los Reinos. Estaba ubicado en una isla sobre la zona del Caribe, perdida y olvidada por los humanos.

    Estos seres, nombradas mujeres las hembras y hombres los machos, fueron considerados por su creador como los más bellos y perfectos de su creación.

    Poseían un mayor tamaño y altura, y una gran fuerza, suficiente para mover árboles y gran cantidad de tierra o piedras con sus propias manos. También un par de piernas fuertes que les permitían caminar sobre cualquier tipo de superficie. Eran capaces de adaptarse a cualquier tipo de ambiente, podían nadar a una profundidad razonable conteniendo su respiración por un tiempo determinado, así como escalar enormes montañas y brincar notables alturas. Se diferenciaban entre ellos por su aspecto físico, su voz y su conducta: las hembras eran más maternales y los machos, más protectores.

    Antes de que su reino se dividiera como consecuencia de la Gran Batalla generada por Iblís, solían vivir agrupados en clanes familiares. Solo las hembras eran capaces de concebir hasta cuatro hijos, sin distinción de sexo. Cada clan se conformaba por un macho y una hembra junto con sus hijos, que al madurar formaban su propio clan familiar.

    Solían vivir sobre la superficie terrestre conocida luego como Pangea, desparramados en una tierra unificada, en viviendas construidas por ellos mismos. Eran felices por poder compartir su vida con otros seres. Cuidaban y amaban a todos los seres vivos, y con sus manos eran capaces de sanar a quienes se lastimaban.

    Su característica más importante era su capacidad de aprendizaje. Podían construir grandes ciudades y máquinas que les permitían sumergirse en las aguas más profundas o volar llegando a gran altura. Su vestimenta era variada dependiendo de la zona, con más abrigo o menos según el clima. Eran los únicos de todos los reinos en tener diversidad en el estilo y el color de sus ojos, cabello y en su piel, así como en su aspecto físico.

    Fueron capaces de crear y manipular los cuatro elementos para su subsistencia utilizando diversos objetos. Eran los más inteligentes, y aprendieron a crear y utilizar diferentes herramientas para lograr sus objetivos.

    Su mente era tan poderosa que les permitía razonar, comprender y modificar las conductas, tanto propias como ajenas. Eran los seres más empáticos de todos los reinos, únicos en poseer sentimientos tan avanzados, capaces de brindar su ayuda y su amor a los demás de forma incondicional.

    Ese sentimiento de amor maduró y evolucionó en ellos, logrando que su creador los amara aún más por sobre los demás seres creados, y por eso se convirtieron en sus predilectos, lo que provocó la envidia y los celos en Iblís, que no aceptaba su creación porque los consideraba inferiores y débiles.

    Si bien el manto de agua fue creado para purificar y limpiar la esencia espiritual de todos los seres, su poder no bastó para subsanar la envidia y el odio que sentía Iblís, quien, superado por su desprecio, contaminó el corazón de los demás yinn llenándolos de odio y resentimiento, y generó un enfrentamiento contra su creador, levantando a su lado grupos de ifrit, obligando a los djinn a seguirlo, logrando que grandes masas de yinn lucharan contra los humanos y los humaguias que osaran defenderlos.

    De ese modo se produjo una gran batalla en la cual el poder de Iblís logró partir la tierra donde los humanos vivían y separarla en varias partes, generando la primera separación y división entre los humanos, destruyendo y hundiendo pueblos enteros hasta desaparecer y dejando en ruinas otros tantos.

    Este hecho ocasionó su destierro y más tarde el de todos los yinn, consiguiendo así que los seres del Reino del Fuego perdieran su derecho y su obligación a proteger el plano espiritual y vivir sobre la superficie.

    Con la amenaza de Iblís latente, los humaguias tuvieron una nueva misión, la de proteger a los humanos (los preferidos del Creador) de los ifrit (la raza humanoide más peligrosa y violenta).

    Por el sufrimiento de dolor y pena por haber tenido que expulsar a varias de sus creaciones, el Creador derramó una lágrima que cayó al océano, y así nacieron los merrows, quienes se convirtieron en los nuevos protectores del plano espiritual. Surgió, de este modo, el Reino del Agua.

    Su símbolo representativo es el tercer ojo, que muestra su poder de visión sobre los cuatro reinos.

    En lugar de piernas, los seres de este reino poseen una gran cola de pez con pequeñas aletas que les posibilitan nadar y sobrevivir bajo el agua. Sus manos tienen una pequeña y fina membrana entre sus dedos. Sus orejas puntiagudas les permiten percibir la vibración y los sonidos bajo el agua con toda claridad. Sus ojos son de color azul marino. Las fosas nasales de su nariz poseen una delgada e imperceptible piel que toma el oxígeno del agua para que logren respirar bajo el gran manto acuático. Sus cabellos son largos hasta la cintura en las hembras y cortos al cuello en los machos, son cabellos

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1