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Death Trial
Death Trial
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Libro electrónico622 páginas6 horas

Death Trial

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Este mundo es injusto. Hay que cambiarlo. Yo seré quien lo haga.

Ese es el objetivo del protagonista, un adolescente cansado de la criminalidad del mundo que queda atrapado en un concurso de vida o muerte. Vortex, la organización de este concurso, ofrece a un único ganador cualquier deseo, por imposible que sea; pero ganar no será nada fácil. Para hacerlo, los participantes tendrán que superar unas pruebas que se propondrán, y aquellos que pierdan en ellas, morirán.

Gracias a la tecnología de Vortex, los participantes pueden tener de todo, solo tienen que pedirlo; pero necesitan puntos que son añadidos al superar pruebas. Materializar un ordenador, un vehículo, reformar la habitación, todo es posible. Las pruebas también usan esta tecnología, ya que, por ejemplo, se utilizan láseres, hologramas y teletransportadores en ellas.

Todo puede sonar bien hasta que la organización revela su objetivo: experimentar con todos, revelar la verdadera naturaleza del ser humano. Para ello atraparon a los participantes y obligan a que se maten entre ellos, todo por ver cómo reaccionan. Aun a pesar de todo, nuestro protagonista se decide a ganar y cumplir su deseo: purgar el mundo. Aunque ello implique recurrir a métodos drásticos.

¿Qué harías tú? ¿Te aterrorizarías? ¿Te alegrarías? Sean todos bienvenidos y bienvenidas a Death Trial.

* Dirigido al público adolescente/joven adulto - 13-30 años *

* Temática Anime/Manga y Videojuegos *

* Cuarta edición *

IdiomaEspañol
EditorialDrakter
Fecha de lanzamiento3 jul 2018
ISBN9780463489390
Death Trial
Autor

Drakter

Drakter es el escritor que está detrás de la novela “Death Trial”. Nació y reside en España.Comenzó a escribir desde temprada edad las situaciones que imaginaba en su día a día. También decidió relatar su adolescencia dándole su toque personal.Newsletter: authordrakter.com/newsletter

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    Death Trial - Drakter

    Death Trial

    Drakter

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    Author Drakter

    Copyright © 2018 por Drakter.

    Todos los derechos reservados.

    Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, distribuida o transmitida en forma alguna ni por ningún medio, incluidos el fotocopiado, la grabación u otros métodos electrónicos o mecánicos, sin el permiso previo por escrito del autor, excepto en los casos permitidos por la Ley de Derechos de Autor de Estados Unidos. Para solicitar permiso, póngase en contacto con contacto@authordrakter.com.

    La historia, todos los nombres, personajes e incidentes representados en esta producción son ficticios. No se pretende ni debe inferirse ninguna identificación con personas (vivas o fallecidas), lugares, edificios y productos reales.

    Cuarta edición 2023

    Sinopsis

    Este mundo es injusto. Hay que cambiarlo. Yo seré quien lo haga.

    Ese es el objetivo del protagonista, un adolescente cansado de la criminalidad del mundo que queda atrapado en un concurso de vida o muerte. Vortex, la organización de este concurso, ofrece a un único ganador cualquier deseo, por imposible que sea; pero ganar no será nada fácil. Para hacerlo, los participantes tendrán que superar unas pruebas que se propondrán, y aquellos que pierdan en ellas, morirán.

    Gracias a la tecnología de Vortex, los participantes pueden tener de todo, solo tienen que pedirlo; pero necesitan puntos que son añadidos al superar pruebas. Materializar un ordenador, un vehículo, reformar la habitación, todo es posible. Las pruebas también usan esta tecnología, ya que, por ejemplo, se utilizan láseres, hologramas y teletransportadores en ellas.

    Todo puede sonar bien hasta que la organización revela su objetivo: experimentar con todos, revelar la verdadera naturaleza del ser humano. Para ello atraparon a los participantes y obligan a que se maten entre ellos, todo por ver cómo reaccionan. Aun a pesar de todo, nuestro protagonista se decide a ganar y cumplir su deseo: purgar el mundo. Aunque ello implique recurrir a métodos drásticos.

    ¿Qué harías tú? ¿Te aterrorizarías? ¿Te alegrarías? Sean todos bienvenidos y bienvenidas a Death Trial.

    Introducción

    ¿Qué vas a encontrar en Death Trial?

    Un libro de ciencia ficción que entra en el género Cyberpunk. Tiene elementos y recursos propios de él, aunque no está basado en un mundo distópico ni futurista.

    Muchos misterios. Por tu cuenta puedes resolverlos. Pistas que están en simples descripciones, conectadas con la respuesta en el futuro o en el pasado.

    Muchas muertes. Si no te gustan, entonces Death Trial no es para ti por sus crudas escenas. Pero si no te importa pasarlo igual de mal que el protagonista, entra en el juego.

    Muchas tragedias. Pero por eso su significado es una historia de superación. No rendirse ante el juego por más difícil que sea. Solo cierra tu corazón y sigue avanzando.

    Mucho romance. Tanto hace sentir que el capítulo de puro romance suele ser el favorito de todo el libro.

    ¿Qué tengo que tener en cuenta?

    Libro Para Adolescentes Y Jóvenes Adultos

    Si eres adulto, no está escrito para ti. Te puede gustar por el género, pero reconocerás que está dirigido a adolescentes y jóvenes adultos. Edad desde 13 hasta 30 años.

    Temática Anime/Manga Y Videojuegos

    Si te gustan, perfecto. Si no te gustan, puedes probar a leerlo. Muchos lectores dicen que no son aficionados, pero que les ha encantado.

    ¿Entonces? ¿Te atreves a participar en Death Trial?

    Tabla de Contenidos

    1. Capítulo 1

    2. Capítulo 2

    3. Capítulo 3

    4. Capítulo 4

    5. Capítulo 5

    6. Capítulo 6

    7. Capítulo 7

    8. Capítulo 8

    9. Capítulo 9

    10. Capítulo 10

    11. Capítulo 11

    12. Capítulo 12

    13. Capítulo 13

    14. Capítulo 14

    15. Capítulo 15

    16. Capítulo 16

    17. Capítulo 17

    18. Capítulo 18 - Final

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    Agradecimientos

    Sobre el Autor

    Capítulo 1

    —Dame tu almuerzo. ¿O quieres que te siga apretando la cabeza?

    —¡Déjame! ¡No te he hecho nada! ¡Déjame en paz!

    —¡Que me lo des!

    —¡Por favor, para!… ¡Ayuda!…

    Desde lo lejos del patio de recreo, miré fijamente cómo ese imbécil abusaba del chico nuevo. Cerré los ojos por un momento, me levanté del escalón, llevé mis manos a los bolsillos y caminé de vuelta a clase. Al llegar poco después, me subí al borde de la ventana mirando al exterior.

    Otra situación así en el descanso… De verdad que… esto no va a cambiar.

    —Eh, Ethan.

    Ni me giré cuando el profesor entró por la puerta.

    —Siéntate bien, en la silla.

    Resoplé.

    —Un chico nuevo del cual están abusando, alumnos fumando y pasando drogas, y no tienes más que preocuparte porque me siente bien.

    —¡Se acabó!… ¡Sal de clase! ¡Ahora saldré a hablar contigo!

    Chasqueando mi lengua, me puse en pie junto al sonido de la cadena de mi pantalón. Desvié la mirada a los demás y me fijé en que todos mostraban una confundida expresión, al igual que esta mañana, lo cual hizo que me extrañase más. Aunque terminé saliendo y esperé unos segundos hasta que llegó él. Durante un momento solo nos quedamos en silencio con los brazos cruzados. Pero su expresión también cambió, mostró esa misma confusión.

    —Al menos parece que ya estás mejor…

    Moví lentamente mi cabeza.

    —¿Mejor?… Pero si…

    —Con las buenas notas que sacas, y eres de esta manera… Ahora solo falta que decidas volver a hacer los exámenes. Pero, bueno, que estés aquí ya es un buen comienzo, al menos has vuelto…

    —¿Pero qué mierda estás…?

    —Pero qué lástima que sigas siendo de esa manera…

    Y ya apreté los puños y los dientes.

    —¡¿Y tú por qué no te das cuenta de lo que pasa alrededor?! ¡Abre ya los putos ojos, James!

    —Es lo que te digo siempre, me doy cuenta, pero no se le puede hacer nada. Por más que los directores prometan que cambiarán las cosas. Nadie va a cambiar solo por decirles unas palabras ni castigarles, Ethan. Esa es la realidad. Y ya la conoces de sobra. Si no, grábala ya en tu cabeza, que hoy parece que estás más tranquilo. Yo no puedo hacer nada. Ni yo ni nadie. Así que solo se puede hacer una cosa: vivir con ello.

    Volví a apretar los dientes entrecerrando mis ojos. Pero terminé cerrándolos con un suspiro.

    —Este mundo… es injusto.

    —Y ahí va tu frase estrella. Te voy a decir yo la mía: sí, es injusto. Pero no se le puede hacer nada.

    Le clavé la mirada con el ceño fruncido. Pero volvió a mostrar esa extraña expresión.

    —Tus ojos… están mejor.

    —¿Mis… ojos? ¿Qué dices ahora?

    —Hoy estás diferente. En parte me alegra… Va, entremos, pero relájate de verdad y compórtate bien.

    Con una media sonrisa, abrió la puerta y entró a clase. Pero yo me quedé mirándolo.

    —Tú eres quien… Todos hoy estáis diferentes.

    Volví a entrar, aunque todavía con esas extrañas miradas fijas en mí, haciendo que apretase los labios. Sin embargo, nada más extraño sucedió durante el día hasta que ya llegó la tarde. Salí del instituto y caminé hacia casa.

    —¡Pelea, pelea en la salida! ¡Se van a pelear!

    Pero el grupo de estudiantes que escuché mientras caminaba con la cabeza agachada pasó corriendo por mi lado y uno me golpeó el hombro. Solté un gruñido y lo giré.

    ¡Idiotas!… Volver solo por ver la pelea… Sois escoria.

    Cuando ya volví a caminar, las desgracias de siempre no se detuvieron. Al rato encontré a un chico arrinconando a una chica, empujándola contra la pared.

    —Escúchame, nena, siento lo de ayer, ¿vale?

    —¡No me empujes! ¡Suéltame!

    Ya no puedo meterme en peleas…, pero lo siento, mamá. No voy a dejar pasar esto. Y aquí nadie va a poder avisarte.

    Clavé mi mirada en el acosador y se fijó en mí.

    —¿Qué miras? ¿Hay algún problema?

    —Veo que tú los tienes.

    —No te metas.

    —Déjala. Si no, sí que habrá un problema.

    —¿Qué?

    Empezó a acercarse despacio apretando sus puños. Pero la chica aprovechó para alejarse corriendo.

    —¡Eh, eh, eh!

    —Espero que no la vuelvas a ver más…

    —¡¿Qué?!… ¡Mierda! ¡Te voy a partir la cara, niñato!

    Solté un suspiro. Corriendo hacia mí con el brazo alzado me lanzó un puñetazo, pero en un instante me desplacé tras él y le rodeé el cuello. Se quedó inmóvil.

    —Escucha, malnacido. No vuelvas a tocar a esa chica. Si lo haces, yo seré quien te parta la cara.

    Sin decir más, lo solté y empezó a temblar. No tardó en alejarse corriendo. Luego ya, tranquilamente, retomé el camino a casa.

    Las mismas cosas…: bullying, acosadores, criminales… Aprendí a defenderme. ¿Pero y las otras personas, y esa chica? ¿Para defenderse también tienen que aprender?… No. Entonces incluso los atacantes aprenderían para seguir con los crímenes. Ni siquiera debería ser una medida general. Así no deberían ser las cosas. La solución es que se deje de atacar. Aunque… esa solo sea mi utopía.

    Me fijé en el reflejo del escaparate de una tienda al pasar. Vi al mismo chico de siempre de diecinueve años, con su alta estatura y un cuerpo atlético. Cubierto por una chaqueta deportiva negra y gris, con sus manos en los bolsillos. El pantalón negro de vestir, con una tira gris en los laterales, iba a juego con las zapatillas deportivas. El pelo negro oscuro, medianamente largo y con puntas, con una de ellas más larga que llega hasta la mitad de la nariz, se iba moviendo con el viento. Alcancé a ver los ojos azules y la piel pálida.

    Lástima que cambiar el mundo sea algo difícil.

    El camino a casa no tuvo más interrupciones fuera de lo normal. Aunque lo normal para mí ya fuese encontrarme con ese tipo de situaciones. Cuando me quedé esperando a que pasase un autobús que cubría la vista al otro lado de la calle, saqué mi teléfono del bolsillo. Y cuando ya tuve vía libre para cruzar, alcé la mirada. Pero entrecerré los ojos. Porque aquí es cuando lo que creía que era normal desapareció por completo. A lo largo de la calle, en ambos lados, había decenas de postes con grandes carteles de color azul. Zarandeé mi cabeza con los ojos cerrados pero, cuando los abrí, ya no estaban. Solté una pequeña risa.

    —No recuerdo que haya conseguido pegarme en la cabeza…

    Crucé la calle y seguí caminando. Aunque una vez más algo llamó mi atención: un pequeño cartel azul pegado a uno de esos postes. Me detuve extrañado. Pero decidí acercarme y fijarme en él. Tenía dibujos y demás decoraciones, como un rayo horizontal de color amarillo en la parte superior. Pero, más que nada, me fijé en el gran texto del centro: ¿Tienes algún deseo? ¡Ven aquí y te lo cumplimos!.

    Esto es de risa… ¿Estoy alucinando? ¿Por qué ahora de repente veo dibujos para niños? ¿Cumplir deseos?…

    Aun así, me fijé en la dirección que aparecía. Quedaba cerca. Pero cerré los ojos y solo seguí mi camino por unos momentos. Porque no tardé en morderme los labios. No podía ignorar después de todo lo que creía haber visto. Porque varias cosas se estaban acumulando, al igual que el trato que mi madre había tenido conmigo por la mañana, más comprensivo de lo normal, hasta se la veía alegre. Demasiadas cosas ya. Así que casi sin pensar, como si quisiera encontrar alguna respuesta a todo en aquel lugar, me dirigí a él. Pero no acabaron las sorpresas cuando llegué. De la noche a la mañana, de repente había un edificio enorme de color azul que no tenía ni una sola ventana, como si simplemente fuese un bloque. También llamó mi atención una extraña compuerta circular, parecía la entrada. Así que me dirigí a ella y entré.

    ***

    Cuando mis ojos se acostumbraron al cambio de iluminación, me sorprendió la inmensa cantidad de personas que había. Tantas que ni siquiera había espacio entre ellas, ni alcanzaba a ver el otro extremo del recinto. Y me di cuenta de que esto no podía ser, el edificio no era tan grande visto desde fuera. Ya comencé a dudar y me acerqué a un chico que tenía al lado.

    —¿Qué es este sitio? ¿A qué estamos esperando?

    Y, otra vez, volví a reconocer esa expresión que tanto me estaba enfadando.

    —¿Has venido aquí sin saber nada?

    Lentamente moví mi cabeza mientras fruncía el ceño.

    —Vale, vale… Vortex ha organizado esto. El juego en el que dicen que concederán cualquier deseo. Aunque eso ya se sabe de sobra…

    —¿Quién es Vortex?

    Y otra vez. Esa maldita expresión.

    —¿Vives debajo de una piedra o qué?

    En un instante lo agarré del cuello. Entre quejidos me agarró la muñeca, intentando liberarse. Pero cuando empezó a asentir rápidamente con la cabeza, lo solté. Y, como siempre, los de alrededor no movieron ni un dedo por ayudar. Empezó a toser todavía agarrando su garganta.

    —Vortex… es un grupo que… nació en Internet…, se anuncian por ahí…, se han hecho conocidos en poco tiempo…

    ¿Un grupo de Internet del cual no he escuchado nada?

    Siguió tosiendo, pero ya aclaró su voz.

    —En este evento dicen que concederán cualquier deseo… Según mostraron en vídeos, son capaces de hacer muchas cosas, nadie sabe cómo, siempre sorprenden…

    —¿Qué cosas?

    —Pues… no sabría decirte ahora…

    Antes de enfadarme otra vez, repentinamente cayó desde el techo una plataforma enganchada por una cadena, haciendo un gran ruido. Y, sobre ella, se presentó otro joven chico con un micrófono y un traje peculiar. Flexible y totalmente negro, aunque lo que más destacaba eran dos dibujos: dos rayos horizontales a cada lado.

    —¡Hola, hola, hola!

    Toda la sala soltó un entusiasmado grito. Uno que casi hace que me lleve las manos a los oídos.

    —¡¿Estáis listos para que se os concedan vuestros deseos?!

    Todos exclamaron un largo sí.

    —¡Bien entonces! ¡Porque en esta ocasión vamos a hacer una selección! ¡Al seleccionado se le cumplirá cualquier deseo! ¡Porque podemos cumplir lo que sea, por más imposible que parezca!

    Que pueden cumplir lo que sea… ¿Por qué he entrado, cómo salgo de esta mierda?

    —¡Así que vamos a hacer un juego para elegir al ganador! Y como comprenderéis, pedir cualquier deseo es algo muy grande, no podemos cumplir las peticiones de todos. ¡Por eso solo se cumplirá un deseo a una sola persona! ¡¿Preparados?!

    —¡Sí!

    —¡¿Seguro?!

    —¡Sí!

    —¡Perfecto! ¡Entonces…!

    Durante unos segundos toda la sala quedó en silencio, expectante.

    —Que comience la matanza…

    Pero al escuchar eso, voces confundidas se escucharon.

    —¿Eh? ¿Por qué os sorprendéis? ¿Acaso creíais que sería tan fácil?… Todos los que estáis aquí habéis venido porque queréis algo. Así que ahora… veamos hasta dónde estáis dispuestos a llegar.

    La confusión aumentó, pero la mayoría no hizo nada, solo dudar. Excepto unos pocos que fueron pasando por mi lado hacia la salida.

    —Eh, vamos, parad de intentar abrir la puerta, dejad los golpes, ¿aún no os habéis dado cuenta de que no podéis salir? Estáis atrapados, pero, tranquilos, os explico: os habéis reunido aquí los que tenéis ansia de poder. Y toda recompensa tiene un precio. Vais a competir unos contra otros, vais a tener que superar Pruebas. Pruebas como, por ejemplo, introducir una llave en una puerta. Y, no, la llave no tendría por qué estar escondida, podríais tenerla ya desde un principio. ¡Vamos, es fácil!

    ¿Pruebas?…

    —Seguiréis atrapados hasta que acabe el juego de muerte. Puede durar días, meses…, años. Solo puede quedar uno, solo a uno se le concederá un deseo, así que tenéis que luchar entre vosotros.

    Ya con eso, las respiraciones se fueron agitando.

    —Y, por último, lo más importante…: quienes pierdan en las Pruebas…, morirán.

    Hasta que todos quedaron completamente alterados, volvieron los gritos. Algunos aterrorizados. Pero otros alegres.

    —¡Vosotros habéis decidido venir aquí! ¡Sois unos ingenuos si de verdad creíais que se os concedería cualquier deseo así como así! ¡Queremos ver hasta dónde estáis dispuestos a llegar! ¡Experimentar con vosotros! ¡Queremos revelar vuestras verdaderas naturalezas! ¡Queremos eliminar a toda la escoria!

    Con ese último comentario, entrecerré mis ojos.

    —Vosotros decidís si superar las Pruebas o morir. Vamos a repartir Habitaciones. Hay solo una llave para cada una, conseguid las que queráis, podéis tener varias. Tienen apuntado un número. Comencemos…

    Así, repentinamente desde lo alto empezó a caer una gran cantidad de llaves, haciendo que todos gritasen mucho más. Me quedé detenido mirando arriba, pero finalmente reaccioné. Me di cuenta de que una iba a caer justo encima de mí y alcé mi brazo. Pero quien tenía al lado hizo lo mismo, empujándome sin querer a un lado. Apreté los dientes y le golpeé con mi codo en la cintura, haciendo que doblase su cuerpo. Así, cuando la llave estuvo a escasos metros, esperé al momento justo para rápidamente atraparla con mi mano. La abrí al instante y vi que era de color dorado, del tamaño de la palma de mi mano, con los dientes en un extremo y, en el otro, una forma ovalada en la que había indicado un número: 282.

    ¿Matanza? ¿Pruebas? ¿Es una broma?… ¡Mierda, con todo el alboroto ni siquiera puedo pararme a pensar!

    Sin detenerme más, comencé a correr abriéndome paso entre la multitud, esquivándolos, buscando la que se suponía que era mi Habitación. Tardé varios minutos en llegar a un lateral del recinto, dándome cuenta de que ahí era donde estaban las puertas. Avancé hasta la Habitación 282, su número estaba indicado en una placa, arriba de la puerta. Introduje la llave en la cerradura para después girarla, consiguiendo abrirla. Y pasé por ella, cerrándola. Pero de repente se hizo un silencio absoluto. Como si nada estuviese sucediendo fuera.

    ¿Insonorizada?…

    Echando un vistazo rápido entre la oscuridad, me llamó la atención una pantalla de ordenador encendida, antigua por su forma cuadrada. Me acerqué y me fijé en el ordenador de torre, se encontraba sobre una tabla con ruedas. También había una silla ergonómica en la que, sin pensar mucho, me senté. Me acerqué a la mesa, fijándome en la pantalla, y vi un mensaje que decía:

    ¡Te damos la bienvenida a Death Trial! Una gran aventura te espera, llena de emoción, misterio y acción. Y repleta de muertes. Tal vez no creas al principio todo lo que sucede, pero nosotros, Vortex, te prometemos que todo es real. ¡Tenemos el poder de hacer posible lo imposible! Podrás comprar todo lo que quieras, todo lo que exista, incluso lo que no exista. ¡Todo mientras estés atrapado en Death Trial!

    Para salir, solamente tienes que ganar el juego de muerte. Eso implica ser el último que quede en pie. Libera tu verdadera naturaleza, aplasta a tus compañeros y supera todas las Pruebas. A menos que quieras seguir sufriendo por no ver a tus familiares y amigos… Eso si no están contigo, porque si lo están, nos preguntamos qué sería peor, echarlos de menos o matarlos por tu propia cuenta. ¡O ver cómo otros los matan!

    ¡Pero basta ya de distracciones! Estamos seguros de que deseas descansar por un momento y recapacitar sobre lo que está sucediendo. No descanses mucho de todas maneras, porque entonces morirás y ahí es donde descansarás por toda la eternidad. Por el momento, ¿qué tal si exploras tu Habitación? En la que vas a estar mucho tiempo, tu punto de descanso.

    ¡Empecemos Death Trial!

    Con el ceño fruncido me levanté de la silla y me di la vuelta. A primera vista me di cuenta de que el color que más se ve es el negro, incluso las paredes lo son. Y me fijé en una cama que estaba en el lado izquierdo. Fui a ella y me senté, notando lo cómoda que era.

    ¿Atrapado?… ¿He de dormir aquí?… Debe de ser un concurso de Internet…, todo está muy bien montado.

    Seguí investigando, pasando por la mesita de noche hasta un gran armario. Abrí sus puertas, pero estaba vacío. Continué hasta llegar a un amplio escritorio de trabajo con otra silla. Seguí hasta encontrar una puerta que daba a lo que parecía ser una cocina. Con su vitrocerámica para cocinar, un fregadero y varios armarios. Estos sí estaban llenos con diferentes utensilios.

    Para ser un concurso en directo, han invertido en demasiados platos…

    En un rincón vi gran cantidad de estanterías. Supuse que era la despensa. Y en otro había varios productos de limpieza. Decidí que ya había visto suficiente, por lo que ignoré el horno, microondas y la gran mesa para comer. Ya de vuelta, me fijé en la gran mesa del centro que estaba sobre una alfombra. Aunque esta tenía una parte enrollada. Me acerqué y la estiré por completo. Pero al momento me fijé en algo más que se había descubierto: otra llave dorada con la palabra Trial. Me quedé dudando, aunque la dejé sobre la mesa. Seguí explorando, viendo otra puerta, y al abrirla me quedé sorprendido por un elegante y deslumbrante baño.

    Esto sí es… inversión en baños. ¿Cuánto debe de haber costado todo esto?…

    En un vistazo comprobé que tenía también de todo: lavabo, espejo, inodoro, bañera… Además de toallas en estanterías y otros productos. Cuando ya salí me di cuenta de que poco quedaba ya, así que satisfecho, me senté en la silla del ordenador. Pero, para mi sorpresa, otro mensaje apareció:

    Se te ve tranquilo, ni has sacado tu teléfono. Aunque no importa que lo hagas, porque no hay cobertura.

    Una vez más me quedé dudando. Pero no hice más caso. Solo saqué mi teléfono y, efectivamente, vi que no tenía cobertura.

    ¿Algún tipo de… inhibidor? Cuántas cosas para meter miedo…

    Continué leyendo:

    Las cosas que llevas ahora mismo son inservibles aquí. De todas maneras, aquí tienes de todo, todo lo que quieras. Pero te estarás preguntando entonces que dónde hay comida. Para conseguirla…, ¡tienes que encargarla! ¡Al igual que cualquier objeto! ¡¿Deseas una pizza?! ¡Solo encárgala! ¡¿Deseas una televisión para tu Habitación?! ¡Adelante! ¡¿Qué tal si lo pruebas?! Solo grita: Vortexor, quiero encargar…

    Moví lentamente mi cabeza, pero decidí probarlo.

    —Vortexor, no me gusta esta silla de escritorio, cámbiala por una silla gaming.

    —¿Cómo quieres que sea?

    Abrí totalmente los ojos en cuanto escuché esa voz robótica por la Habitación. Pero no tardé en relajarme y poner una seria mirada.

    —Color negro y rojo. Más negro que rojo. Sabéis cómo son, ¿verdad?

    —No digas sabéis. Puedes preguntarme a mí, Ethan. Después de todo, eres mi dueño.

    Me estremecí al momento.

    —¿Cómo… sabes mi nombre? ¿Quién eres?

    —Ethan, soy Vortexor.

    —¡¿Qué?! ¡¿Qué eres?!… ¡¿Un robot?! ¡¿O es un modulador de voz?! ¡¿Quiénes…?!

    —Difícil… Esto va a ser difícil.

    —¡¿Eh?!

    —Solo llámame Vortexor. ¿Quieres encargar algo más?

    Inmediatamente me levanté de la silla.

    —¡Ya basta de tonterías! ¡¿Quiénes sois vosotros?! ¡¿Qué es Vortex?! ¡¿Qué está pasando?! ¡¿Por qué hoy…?!

    Empecé a mirar rápidamente a todos los lados de la Habitación, pero seguí sin ver dónde estaba.

    —Oh, ya sacas tus dientes… Enseguida te enciendes, Ethan. Aunque hace un tiempo no era así, ¿verdad?

    Mi respiración se agitó al momento.

    —En vez de enfadarte, llorabas. Llorando, llorando, siempre llorando. Siempre llorando cuando tus compañeros de instituto te hacían bullying.

    —¡¿Qué…?!

    —Aunque decir compañeros sería tenerlos en mucha estima…, mejor enemigos. Más bien escoria, ¿verdad? Aquellos que siempre te han hecho la vida imposible, desde que entraste a ese instituto y todo cambió. Desde que a causa de ese bullying hasta los pocos amigos que tenías te abandonaron para seguir a los demás, para sentirse incluidos, para seguir al rebaño como bien dices siempre.

    —¡¿Pero qué…?! ¡¿Quién eres tú?!

    —Pobrecito. La triste historia de un chico que empezó siendo humilde, alegre, afectuoso…, pero que cambió a convertirse en un chico frío, pasando la mayoría de sus días enfadado y sin alegría. Después de todo cambió el juego, en vez de meterse todos con él, él sería quien se metiese con todos. El defensor de los atacantes. O incluso atacando cuando esos atacantes no hacían nada, solo por diversión y venganza. El chico que se queja siempre de que deberían dejar de hacer daño, pero luego no duda en agarrar a alguien del cuello para sacarle información.

    —¡Tú…! ¡Cállate! ¡Cállate!

    Escuché cómo se rio con su robótica voz.

    —Suerte en las Pruebas, Ethan. Respecto a tu orden…

    Al momento, desde las esquinas aparecieron láseres de color azul que apuntaron a la silla en la que estaba sentado. Y, recorriendo todos sus rincones, en un momento cambió. Era exactamente como quería, como había indicado. Mi respiración se agitó todavía más.

    —Ahí la tienes, tu nueva silla. ¿Deseas algo más?

    Solté un quejido con mi garganta. Agarré firmemente los lados de la silla.

    —¿Tímido?… No te preocupes, aquí tienes una televisión. Aunque no suelas verla…

    Una vez más, láseres aparecieron y apuntaron a la pared. Cuando terminaron de dibujar la forma, una tele se creó. Mi boca se abrió poco a poco.

    —¿Algo más? Te recomiendo comida y agua.

    Pero no respondí. Solo me quedé mirando fijamente esa televisión.

    —Aunque si no te apetece nada…, siempre puedo seguir tu lista de la compra. Ya tienes la despensa llena, Ethan. La he llenado con lo que comes en tu día a día.

    Y volví a sobresaltarme, pero ya temblando. Así que llevé mis manos a la cabeza.

    —Oh, ¿otra vez?… Llorando, llorando, siempre llorando. ¿Cuándo vas a dejar de llorar?

    —¡Yo…! ¡Yo ya no lloro! ¡¿Es que no sabes eso?! ¡¿Os ha fallado eso en vuestra investigación sobre mí?!

    —Cierto es que ya no tanto…, pero has vuelto a quejarte. Me decepcionas, Ethan.

    —¡¿Quién mierda eres tú?!

    Pero no respondió. En ese pequeño descanso, aproveché para centrarme. Le di vueltas a mi cabeza, intentando resolver qué estaba pasando. Hasta que creí dar con la respuesta.

    —¡Has sido tú!… ¡Habéis sido vosotros! ¡Cuando estaba en el camino a casa…! ¡Esos postes a cada lado con grandes carteles! ¡Los habéis hecho aparecer y desaparecer! ¡Y después…! ¡Ese otro cartel! ¡¿Estabais… guiándome hacia aquí?! ¡¿Por qué hoy están pasando tantas cosas extrañas?!

    —Muy bien…, así me gustas más. Pero aún te falta… Tienes que sacar los dientes si quieres salir de aquí, Ethan. Si quieres ganar, tienes que liberar tu verdadera naturaleza.

    —¡¿Eh?!

    —Si quieres encargar algo, también puedes hacerlo desde el Catálogo, en el ordenador. Aunque teniéndome a mí para decepcionarme contigo, ¿por qué querrías encargar algo por tu cuenta?

    Repentinamente la pantalla del ordenador cambió, mostrando una especie de catálogo. Era posible filtrar y buscar productos entre los cientos de categorías.

    —En el caso de que algo no aparezca, habla conmigo. Decidiremos si es justo dártelo o no.

    Pero no respondí, seguí atónito.

    —¿Ya te has roto?… Decepcionante. Esperaba más de ti.

    Y con un sonido de corte, dejó de sonar aquella voz. Solo me quedé de pie, inmóvil. Sin escuchar ningún ruido ya, total silencio. Así, levanté mi cabeza hacia el techo y exhalé. Luego volví al ordenador para seguir leyendo:

    Sorprendente, ¿verdad? ¿Confías ya cuando decimos que somos capaces de conseguir lo que sea? Date un tiempo para procesar todo, ¡pero no mucho, porque enseguida comienzan las Pruebas!

    Vamos a explicarte las reglas generales que debes saber en todo momento. Mientras vivas aquí, debes tenerlas en mente si no quieres morir. Porque si las infringes, mueres. En Death Trial existe actualmente esta regla.

    Primera Regla - La violencia no está permitida. Violencia física: golpes, restricción de movimiento, lesiones con armas blancas o de fuego… Pero solo se infringirá si realmente hay intención de atacar. Por ejemplo, si un conocido te empujase bromeando, no pasaría nada. No está permitida en ninguna zona de Death Trial, excepto cuando lo autoricemos. Tenemos cámaras en todas las zonas, excepto en las Habitaciones, así que, sí, estás siendo observado en todo momento.

    La Prueba comienza ya, no te distraigas demasiado. ¿O necesitas más pistas aún? ¡Date prisa!

    Al terminar apreté mis labios. Demasiadas cosas en un solo momento. Pero necesitaba centrarme, así que solo exhalé.

    Reglas… ¿Violencia? ¿No está permitida? ¿No se puede golpear?… Si se infringen…, ¿mueres? ¿De qué va todo esto?… ¿Por qué se parece todo a un videojuego? ¿Es real? ¿No lo es? Todo lo que hay… Demasiada inversión si es solo para entretener a una audiencia. Pero lo más sorprendente…: saben cosas sobre mí. Incluso cosas de mi pasado. ¿Me han investigado? ¿A todos? ¿También a mi madre?

    Me sobresalté al pensar en ella.

    Mi madre… Estará esperándome para comer, a que llegue a casa… Seguramente esté ya preocupada… Seguramente… esté pensando en que he vuelto a meterme en otra pelea. Mierda… He de salir de aquí. He de volver a casa. Ya.

    Así que sin detenerme más, caminé rápido hacia la puerta.

    Ya tendré tiempo de analizar en casa todo lo que ha pasado. Cómo es que saben tantas cosas sobre mí, por qué me han investigado, quién es Vortex… Y las cosas que he visto. No tengo tiempo que perder

    Con prisa salí al recinto. Pero volví a ver a toda la gran cantidad de gente, aunque en mucha menos medida. Aun así, en ocasiones tuve que ir abriéndome paso para llegar a esa compuerta circular. Lástima que acabase perdiéndome, ya no sabía dónde estaba. Así que eché un buen vistazo alrededor. El recinto era circular y enorme, completamente de color negro, con varios pisos a los que se podía acceder subiendo unas escaleras. Me sorprendí porque reconocí que no estaban unos arriba de otros, sino que, a medida que se subía, el espacio era más grande. Me recordó a la forma de un estadio. En cada piso había puertas grises de Habitaciones un poco separadas entre ellas, cada una con su placa y su número. Suerte que mi Habitación estuviese en lo más bajo.

    ¿Pero… dónde está la puerta de salida?…

    Me fijé mejor en la forma del recinto. Deduje dónde podría estar y me dirigí a ella, hasta que por fin la vi. Cerca encontré a demasiadas personas, se escuchaban gritos de esfuerzo. Estaban intentando abrir la puerta o, como otra opción, tirarla abajo con patadas. Pero era demasiado robusta, además de gigante. Por lo que después de lo que había visto en la Habitación, supe completamente que todo esfuerzo sería inútil. Apreté los labios y agaché la cabeza.

    Mamá…

    Pero di media vuelta y avancé hacia adelante, sin saber adónde iba, esperando encontrar algo más. Aunque todo era exactamente igual, y la gran cantidad de personas alrededor no lo hacía fácil. Tiempo después, luego de mucho caminar y de abrirme paso, llegué a unas escaleras que daban a otro piso, pero no estaban en los laterales, subían a un lugar diferente. Intenté subir todos los escalones y llegué a la cima. Me giré y miré atrás. La vista fue sorprendente. Nunca en mi vida había visto tantas personas juntas en un sitio.

    ¿Todas están… atrapadas? ¿No podemos salir? ¿No puedo salir?…

    Me dejé caer hacia atrás, al suelo. Con la boca medio abierta y los ojos muertos. Después, con un quejido, junté las rodillas y me apoyé sobre ellas, agachando la cabeza.

    Mamá…

    Varios recuerdos vinieron a mi cabeza. Cómo le dije que no volvería a hacer que se preocupase, que no me quedaría peleándome en la salida, que me tragaría el orgullo y solo volvería a casa. Que no se quedaría esperándome llorando, que ya habían acabado esas cosas. Y, pensando en lo preocupada que debería de estar, pensando en que una vez más hice que se sintiese mal, que la decepcioné, mi cuerpo empezó a temblar y me empezaron a escocer los ojos. Pero en ese momento recordé algo más: Llorando, llorando, siempre llorando. Y apreté los dientes. Después los puños. Alcé la cabeza al frente.

    —Está bien… Te vas a enterar, robot de mierda.

    Me levanté inmediatamente clavándome las uñas en mis manos.

    Respira hondo y analiza la situación. En vez de intentar abrir la puerta como están haciendo esos sin resultado, yo necesito encontrar otra manera de salir de aquí. Han pasado cosas irreales, métodos convencionales no van a hacer que lo consiga.

    Seguí dándole vueltas a mi cabeza, apoyando mi barbilla en mi puño.

    Primero debería explorar todo.

    A primera vista no había mucho que ver, solo dos puertas medianas a cada lado y enfrente otras dos de color azul, pero estas de gran tamaño, unos treinta metros. Me acerqué a ellas, viendo mejor que en realidad era una puerta doble.

    ¿Quién se supone que tiene que pasar por aquí?… Parece que voy a seguir viendo cosas irreales. No tengo qué preguntarme la razón de todo lo que vea.

    Me fijé en los soportes para abrirlas, pero entre ellos había una gruesa cadena.

    Imposible. Necesitaría algo para cortarla. ¿Podría encargar algo?… Pero aunque lo consiguiese…, ¿tendría fuerza suficiente como para abrirlas?

    Me alejé unos pasos. Ya solo tenía dos opciones, una en cada lado, esas puertas. Fui a la del lado derecho. Vi a unas cuantas personas haciendo cola, pero se movía rápido, las que estaban enfrente de la puerta no se quedaban mucho tiempo. Aunque yo no tenía tiempo que perder. Pasé por el lado de la cola y me coloqué justo delante de quien había en la puerta.

    —¡Oye, tú!

    Ni siquiera me giré. Observé la puerta de color blanco. Algo extraño era que no tenía manivela ni pomo para abrirla. Pero fijándome vi una cerradura y, arriba de ella, una pequeña pantalla digital.

    —¡Te estoy hablando!

    Ya reconocí la voz de una mujer. Al girarme vi su rostro temblando, con su cabello rizado y pelirrojo.

    —¡Te has colado! ¡Voy yo!

    Me quedé mirándola con mis ojos sin emoción. Pero resoplé a la vez que solté una risa.

    —¿Ah, sí?… ¿Y qué vas a hacer?… La violencia no está permitida. ¿Quieres morir?

    —¡¿Qué?!… ¡¿Qué estás diciendo?! ¡¿Cómo que…?!

    No seguí escuchando. Volví a girarme, saqué la llave de mi bolsillo y la introduje en la cerradura. Al momento, en la pantalla apareció en color verde el texto: 282 OK. Sin embargo, la puerta no se abrió.

    ¿Y ahora qué?… Sigo en el mismo punto. ¿El número de mi Habitación… se ha validado? Tal vez si vuelvo a ella…

    Me hice a un lado y caminé de vuelta. Pero me di cuenta de que todos se estaba fijando en mí con sus ceños fruncidos. Como siempre. Pero, como siempre también, los ignoré con una seria expresión. Al bajar las escaleras busqué otra vez mi Habitación, hasta que minutos después la encontré y entré, pero no vi nada nuevo. Así que fui al ordenador. Nada más sentarme en la silla, otro mensaje apareció:

    ¡Felicidades! ¡Has superado la primera Prueba!

    Sí, eso era una Prueba. Había que introducir la llave de la Habitación, que ya tenías desde un principio, en una de las puertas. ¡Como habíamos dicho! ¿Te has dado cuenta antes? Como puedes comprobar, en cada palabra puede haber un significado oculto. Así que analízalas todas si quieres sobrevivir en el juego.

    Ahora pulsa el botón de este mensaje.

    Sin dudar, moví el cursor y pulsé el botón. Pero, repentinamente, desde las esquinas de la Habitación salió un gas morado a alta presión.

    —¡¿Qué… es esto?!

    Miré rápido alrededor, pero solo veía cómo se expandía casi sin dejar ver. Mi respiración empezó a alterarse, volví a mirar la pantalla y vi un mensaje más:

    ¡Bien hecho otra vez! No te preocupes, esto solo es un gas somnífero. Es una medida para prevenir que se revele a los otros participantes la solución de la Prueba, después de todo hay un tiempo límite, tú has sido listo. Después se te despertará y se te dará más información. Hasta entonces, dulces sueños…

    —Mier… da…

    Poco a poco notaba cómo me iba durmiendo, me arrodillé en el suelo. Hasta que, sin aguantar más, perdí la consciencia. No supe la cantidad exacta de tiempo que pasó cuando ya desperté. Entre quejidos me levanté despacio y me apoyé sobre la mesa hasta recuperar la postura. Después me fijé en la pantalla y vi el siguiente mensaje:

    Esperamos que hayas dormido bien. Explicación: las personas que no han superado la Prueba han tenido una penalización. Pero por esta vez no hay muerte directa. Y en el tiempo que ha pasado, ha sucedido esto… Quiero que veas cuál es la verdadera naturaleza del ser humano. ¡Ah!, y si no pulsas el botón para ver el vídeo, cuando se agote el tiempo del contador vaciaremos el oxígeno de la habitación. Es decir, morirás. No es una muerte muy rápida, es agobiante, así que más te vale pulsar. ¡Chao!

    Al terminar de leer, el mensaje desapareció y en su lugar apareció un contador que empezó a descender desde el número treinta.

    ¿De verdad… va todo esto en serio? ¿Me han dormido? ¿Con un gas?… ¿Todo para… un espectáculo?

    No dudé más y pulsé ese botón, así que comenzó a reproducirse un vídeo. Primero en la pantalla del ordenador, pero se movió a la televisión que había encargado. En un fondo negro apareció el siguiente texto con las letras temblando:

    ¿Qué harías tú por conseguir una llave que te salvase la vida? La violencia está permitida.

    Al desaparecer se mostró el recinto. Un miembro de Vortex daba una explicación desde lo alto de las escaleras, todos los demás lo escuchaban desde abajo. Enfrente de él había un baúl lleno de llaves. Después se aceleró la reproducción, y vi a muchas personas corriendo y gritando. Pero, sobre todo, peleándose. Golpeando con puñetazos y patadas, haciendo que sangre cayese de sus rostros y que se tuvieran que arrodillar del dolor en sus estómagos, vomitando. Se escuchaban gritos de intenso dolor, rogando porque se detuviesen, algunas personas rozando el borde de perder la consciencia. Usando cuchillos y navajas, clavándolas en distintas partes del cuerpo, dejando un charco de sangre y a sus víctimas agonizando. Hubo algunas que incluso disparaban con pistolas a la cabeza, dejando muertos al instante. Pero algo más atroz fue ver cómo quienes estaban en el suelo sin poder moverse eran aplastadas entre sollozos que no tardaban en apagarse. Personas que cuando conseguían una llave saltaban de alegría pero, justo cuando la iban a introducir en la cerradura, otras llegaban y la robaban, dejando al anterior propietario medio muerto. Cuando el vídeo ya terminó, apareció otro mensaje:

    Esta es la verdadera naturaleza del ser humano. Ante un caso de vida o muerte, las relaciones no sirven de nada. Toda confianza y lazos construidos para nada. A pesar de todo lo bueno, la traición siempre existe y tendrá lugar. ¿Queréis sobrevivir? Entonces liberad también vuestra verdadera naturaleza. Sed como los ejemplos del vídeo. No importa cuánto os resistáis, cuánto lo neguéis diciendo que vosotros no sois así, que nunca lo seréis, que nunca lo haréis. Porque al final sí. Las promesas importan una mierda. Nadie es diferente. Todos sois iguales. Es un hecho que este mundo es injusto. Dime, ¿qué harías tú, tú que me estás viendo? ¿Te aterrorizarías? ¿Te alegrarías? Sean todos bienvenidos y bienvenidas a Death Trial.

    Finalmente la televisión se apagó. Pero me quedé fijo en la oscura pantalla con mis ojos temblando. Hasta que al final ya reaccioné, sintiendo que la frialdad de antes se había desvanecido.

    Hasta ahora en mi vida he visto… cosas horribles…, pero… esto… Ver lo que acaba de suceder hace un momento, en el sitio en el que estoy… atrapado… ¿Estarían actuando?… ¿Podrían actuar de esa forma?… No…, ya va siendo hora de… Todo esto… es real. Esto es… un juego de muerte.

    De repente la pantalla del ordenador empezó a parpadear. Al acercarme, leí el nuevo mensaje:

    Pronto comenzará la segunda Prueba. Se os ha asignado por parejas y dividido en grupo uno y grupo dos. Quienes introdujeron su llave en la puerta izquierda están en el uno, quienes lo hicieron en la derecha, en

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