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Trozos Del Alma
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Libro electrónico124 páginas1 hora

Trozos Del Alma

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Trozos del alma, historias de amor, de pasin, de soledad y de muerte. Cada palabra evoca los recuerdos perdidos, sentimientos encontrados e ilusiones que a travs del tiempo desfallecen.
En cada pgina vive un personaje que nos lleva a recordar a los que dejamos en el pasado y a los que suean y llamamos locos. Cada prrafo nos lleva a conocer el corazn de los olvidados y el dolor de los abandonados.

Trozos del alma, 19 cuentos con un profundo y significativo mensaje de vida. La joyas de la ta Raquel la sonrisa y simpata que emana de las malas intenciones de una mujer y el deseo de abandonar la vida sencilla y poseer riquezas lleva a una familia a perderlo todo. Santa, historia de una desinhibida mujer que buscando una vida tranquila y pacfica solo encuentra la ira de un pueblo lleno de ignorancia y prejuicios. El bal del abuelo, los secretos de un viejo bal llevan a una familia a experimentar los ms terribles sentimientos de ambicin y egosmo.

Trozos del alma describe no solo personajes de la vida diaria, entra en el corazn de cada uno de ellos para conocer y percibir cada sentimiento.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento23 jul 2012
ISBN9781463320980
Trozos Del Alma
Autor

María del Rosario Sánchez Loredo

María del Rosario Sánchez Loredo Nació el 27 de Agosto en Arroyo Seco, Querétaro. Cursó la primera enseñanza en la ciudad de México y posteriormente en la ciudad de León Gto. Recorrió otras ciudades como Guadalajara Jal. y Tampico; Tamaulipas donde terminó sus estudios universitarios como Lic. en Administración de Empresas. El gusto por la lectura fue gracias a la influencia de su Padre y sus primeras historias tienen origen en su infancia, donde siendo una niña solitaria se dedicaba a vivir en un mundo creado por sus cuentos. Más tarde en la adolescencia y de manera más profunda escribe sobre temas relacionados con el dolor y la muerte. Actualmente radica en Tamaulipas-México donde se entrega de manera apasionada a escribir sobre todo lo que la rodea.

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    Trozos Del Alma - María del Rosario Sánchez Loredo

    Copyright © 2012 por María del Rosario Sánchez Loredo.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

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    ventas@palibrio.com

    383718

    Índice

    El Baúl Del Abuelo

    Los Planes De Martina

    Las Joyas De La Tía Raquel

    El Diario De Un Ángel

    La Novia Del Mar

    El Mundo De Remedios

    El Nagual

    El Pianista Del Viejo Bar

    Los Sueños De Casilda

    Un Amor Perdido En El Tiempo

    La Anciana Del Parque

    Los Quince Años De Purita

    Con Olor A Muerte

    El Diario De Una Adelita

    La Casa De Piedra

    Santa

    La Carta De Alexa

    El Espejo

    El Secreto Amor De María

    Dedicado:

    SKU-000541187_TEXT.pdf

    A LOS QUE YA NO ESTÁN, A LOS QUE ESTÁN SIN EXISTIR, A LOS QUE SE VAN PARA SIEMPRE, A LOS QUE SE QUEDAN Y ESPERAN, A LOS QUE VIVEN, AMAN Y LLORAN, A LOS QUE RÍEN Y BUSCAN LA FELICIDAD, A LOS QUE SON ESCUCHADOS Y A LOS QUE SIN SER ESCUCHADOS BUSCAN SOBREVIVIR.

    008_a_xcgbhn.pdf

    El Baúl Del Abuelo

    SKU-000541187_TEXT.pdf

    Ya me dolía la espalda de tanto brinco, ¿Cuándo pensarán arreglar este camino? preguntaba papá mientras maneja muy despacio, el auto tenía muy poco de haberlo comprado y lo cuidaba más que a nada, decidí echar mi cabeza hacia atrás mientras se movía sin control, empecé a tararear algo sin sentido y que además se escuchaba entrecortado con el movimiento, me reía y mis hermanos me callaban, ¡es que estoy aburrida!, ¿acaso ustedes no?, Si… pero no actuamos como tontos, pues es que así se me hace más corto el camino… me di cuenta que estábamos por llegar por que mi papá bajó la ventanilla del auto y escuché que saludaba alegremente, ¡que viejo esta mi padrino!, decía mientras lo miraba de reojo… Así es, pero bueno es por entrarle mucho a la tomadera, le contestaba mi mamá, me levanté de prisa emocionada de llegar al árido pueblo donde habían nacido mis padres, el anuncio de bienvenidos al Refugio estaba retorcido y despintado pero qué importancia tenía si por fin estamos en tierra firme, avanzamos unas cuantas calles hasta llegar a la calle de La Corregidora, a mitad de cuadra estaba la casa de los abuelos, ¡por fin!, ¡por fin! Gritábamos, corrimos adentro, la primera fue Elba pues siempre se estaba orinando, después mi hermano Domingo, solo entró saludó y se metió al cuarto del abuelo, yo me quedé hasta atrás estirándome un poco, muchacha de porra, ¿no piensas saludarme?, si abuela ya voy… el abuelo estaba sentado en su mecedora, se acomodaba su aparato auditivo, nunca supe si para escucharnos mejor o para bajarle el volumen y no escuchar nuestro griterío. Todos estaban sentados alrededor de la mesa en la cocina, me gustaba ver como mi abuela hacía esas enormes tortillas que ella llamaba gordas, a mí solo me interesaba una cosa cada vez que iba a ese pueblo… Abuela, ¿Qué tiene mi abuelo en ese baúl?, todos voltearon a verme como si hubiera cometido el peor de los errores, ay mija cada vez que vienes preguntas lo mismo, es que quiero saber, ya casi no duermo de imaginarme todos los tesoros que tiene ahí escondidos, todos soltaron una carcajada, la tía Inés contestó, pues si algo tuviera ahí mi papá, a ti no te tocaría nada, eso me molestó y me salí apresuradamente. Busqué a mi hermano y estaba jugando con panchito mi primo de San Luis Potosí en el cuarto de mi abuelo, ¿Qué hacen?, los dos se sorprendieron, le voy a contar a mi abuelo que estaban tratando de abrir su baúl, no digas nada, si vas de chismosa como siempre no te diremos lo que encontramos, eso fue suficiente para callarme.

    Pasaron dos días de estar en un ambiente ruidoso, mi pobre abuela se levantaba más temprano aún, ponía al fogón el nixtamal y después un niño que le decía abuela se lo llevaba al molino, para cuando todos se levantaban ya olía a café recién hervido y mi abuela tenía una canasta llena de tortillas humeantes y recién hechas, todos nos sentábamos en la amplia mesa menos mi abuelo, ¿Qué pasa con mi papá? Preguntaba una de mis tías, no se mija no se quiso levantar, pero amá eso es muy raro, voy a verlo, todos seguimos a la tía Elpidia al cuarto de mi abuelo, papá ¿estás bien?, el abuelo ya no contestó… los otros dos días mi abuelo estuvo peor hasta que murió, a pesar de todo se le veía tranquilo, simplemente se quedó dormido, le preguntaban si le dolía algo y dijo que no, que lo único que quería era descansar, dormir…

    Todos habían ido a la caseta que estaba en la tienda de don Calixto, había gente esperando en una vieja banca de madera, ¡a ver si no me corren!, no creo Aquilino dile a tu patrón que tu papá murió, digo… el debe entender, si, tienes razón, oye desde aquel día que María preguntó lo que tu papá pudiera tener en el baúl, ¿no te dio curiosidad?, pues… Pues la mera verdad si, estaba pensando que nunca hemos sabido que le hacía mi papá al dinero, la gente del pueblo cuenta que mi bisabuela guardaba oro, cállate no hables tan alto, te van a oír, y luego… Pues si, la gente dice eso pero mi papá siempre lo negó. Pues yo pienso que en ese baúl tiene cosas de valor, nunca te había dicho pero una vez escuché que le decía a Panchito, ¡mira mijo aquí tengo un tesoro!, ¿y porque no me habías contado? Pues porque tu papá siempre le gustaba jugar con sus nietos y contarles historias, pensé que era solo eso, ahí vienen tus hermanas, no comentes nada, ¡cuánta gente! ¿ya hablaron ustedes?, no pero ya seguimos nosotros, deberían poner otra caseta en este pueblo, mi mamá podría solicitar una y ponerla en la casa, mi mamá ya no está para eso, se le olvida donde deja los cerillos para encender el fogón, capaz que no le pagan las llamadas. Que mal me cae la esposa de Aquilino, se cree mucho, como si no supiéramos de donde la sacó, la gente te va a escuchar Inés, ¡que van a decir!… Oye Elpidia fíjate que estaba pensando en lo que dijo María la otra vez, ¿de qué hablas? De lo que tendrá el baúl de papá, ¿nunca has tenido curiosidad? Para mí que tiene monedas de oro, no se… ¿Tú crees?, si, una vez escuché a la tía Efigenia decirle a mi mamá algo como, mi hermano se hace el que no tiene pero el encontró oro en las paredes de la casa vieja, ¿la casa de nuestra abuela?, ándale esa, mi papá abrió las paredes y dicen que había oro…

    A pesar de lo sucedido la abuela se veía resignada, como si solo se hubiera despedido por un breve momento, quitó las sabanas y las quemó en el patio trasero, la ropa la empezó a guardar en cajas, dijo que la iba a regalar a la iglesia, les hacía falta para la caridad. Estaba sentada en la cama de mi abuelo y entonces volví a preguntar, ¿y el baúl? ¿No lo vas a abrir abuela?, pero no pareció escucharme, me salí sigilosamente y me senté en una mecedora, mi hermano pequeño y mi primo Panchito hablaban en secreto. Domingo yo creo que mi abuelo tiene un mapa del tesoro en ese baúl, ¿tú crees?, si.. anoche escuché a mis papás decir que ese baúl tiene un tesoro y como mi

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