El amor nunca duerme
Por Carole Mortimer
5/5
()
Información de este libro electrónico
A Gregorio de la Cruz le daba igual que la inocente Lia Fairbanks lo considerara responsable de haber arruinado su vida. Sin embargo, al comprender que no iba a lograr sacarse a la ardiente pelirroja de la cabeza, decidió no descansar hasta tenerla donde quería…. ¡dispuesta y anhelante en su cama!
Lia estaba decidida a no ceder ante las escandalosas exigencias de Gregorio, a pesar de cómo reaccionaba su cuerpo a la más mínima de sus caricias. Sabía que no podía fiarse de él… pero Gregorio era un hombre muy persuasivo, y Lia no tardaría en descubrir su incapacidad para resistir el sensual embate del millonario a sus sentidos…
Carole Mortimer
Zu den produktivsten und bekanntesten Autoren von Romanzen zählt die Britin Carole Mortimer. Im Alter von 18 Jahren veröffentlichte sie ihren ersten Liebesroman, inzwischen gibt es über 150 Romane von der Autorin. Der Stil der Autorin ist unverkennbar, er zeichnet sich durch brillante Charaktere sowie romantisch verwobene Geschichten aus. Weltweit hat sie sich in die Herzen vieler Leserinnen geschrieben. Nach der Schule begann Carole Mortimer eine Ausbildung zur Krankenschwester, musste die Ausbildung allerdings aufgrund eines Rückenleidens nach einem Jahr abbrechen. Danach arbeitete bei einer bekannten Papierfirma in der Computerabteilung. Zu diesem Zeitpunkt schrieb sie ihren ersten Liebesroman, das Manuskript wurde abgelehnt, da es zu kurz war und die Handlung nicht den Ansprüchen des Verlags genügte. Bevor sie einen zweiten Versuch wagte, schmollte sie nach eigenen Angaben erst einmal zwei Jahre. Das zweite Manuskript wurde dann allerdings angenommen, und es war der Beginn ihrer erfolgreichen Karriere als Autorin von modernen Liebesromanen. Sie selbst sagt, dass sie jeden Augenblick des Beginns ihrer Karriere genossen hat, sie war die jüngste Autorin des Verlags Mills & Boon. Carole Mortimer macht das Schreiben viel Freude, sie möchte gern mindestens weitere zwanzig Jahre für ihre Leserinnen schreiben. Geboren wurde Carole Mortimer 1960 in Ost-England, und zwar in einem winzigen Dorf. Sie sagt, das Dorf sei so klein, dass, sollte der Fahrer beim Durchfahren einmal zwinkern, er den Ort vollkommen übersehen könnte. Ihre Eltern leben immer noch in ihrem Geburtshaus, ihre Brüder wohnen in der Nähe der Eltern. Verheiratet ist sie mit Peter, ihr Mann brachte zwei Kinder mit in die Ehe, sie leben in einem wunderschönen Teil Englands. Die beiden haben vier Söhne, zusammen sind es sechs Kinder, zwischen dem ältesten und jüngsten bestehen 22 Jahre Altersunterschied. Außerdem haben sie einen Kleintierzoo sowie einen Hund, der zur Hälfte von einem Kojoten abstammt und den die Familie aus Kanada mitbrachte.
Autores relacionados
Relacionado con El amor nunca duerme
Títulos en esta serie (100)
La indiscreción del jeque: Reyes del desierto Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Pasión fugaz: 'Los Brodey' Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Viagem pessoal Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa venganza de un hombre rico: Tres hombres ricos Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Pasión por dinero: 'Los Brodey' Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPor ordem do príncipe Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCoração solitário Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUm perigo muito atraente Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDeliciosos prazeres Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesOnde está o coração? Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Conta-me os teus segredos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa reina del jeque: Novias de jeques escandalosas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Um amor ideal Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa princesa del jeque: 'Reyes del desierto' Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Deixa-Me amar-te Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUm desejo no natal Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesA meio da noite Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesOs beijos do príncipe Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBrisa do deserto Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesA mulher mais maravilhosa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa cenicienta del jeque: Reyes del desierto Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Um milagre para o milionário Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesO amor mais querido Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPresa no passado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCom este beijo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesO castelo do amor Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCompanheiros e amantes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesContrato nupcial Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCom todo o coração Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Herança de paixão Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Libros electrónicos relacionados
Atracción prohibida Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSecretos y recuerdos - Matrimonio tormentoso Calificación: 4 de 5 estrellas4/5¿Por negocios o por amor? Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El millonario implacable: 'Ricos y famosos' Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La esposa de su hermano: Realeza rebelde (1) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna oscura proposición Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Su hija secreta Calificación: 4 de 5 estrellas4/5A las órdenes del griego: Amores en Grecia (2) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un jefe implacable Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Más que negocios Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El contrato de cenicienta Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Busco esposa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Matrimonio por venganza Calificación: 4 de 5 estrellas4/5¿Rojo o negro? Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Secretos de amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las leyes del amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Casados de nuevo: Amor a primera vista Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSecuestrada por un jeque: Jeques en el desierto (1) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Atrapada por su amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Secreto de amor Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa proposición del jefe Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Una propuesta tentadora Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Matrimonio de papel Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La secretaria del millonario Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEmbarazada del jefe Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Novia sustituta Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Suya por un precio: Votos de conveniencia (1) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El heredero escondido Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Otra oportunidad al amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Extraños en el altar Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Romance contemporáneo para usted
Después de Ti Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un hombre de familia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Esposa por contrato Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Dos Mucho para Tí Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Tres años después Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Tú de menta y yo de fresa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Matrimonio de conveniencia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Resiste al motero Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Vendida al mejor postor Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Prometida falsa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Novio por treinta días Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Un capricho del destino Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Vaya vaya, cómo has crecido Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Fiesta de empresa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La chica de mis sueños. Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Trilogía Soy una mamá Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Un café con sal Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Contrato por amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Al Borde Del Deseo: Romance De Un Millonario: Los Secretos Del Multimillonario, #1 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Una y mil veces que me tropiece contigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Matrimonio por contrato: Lorenzo Bruni, #2 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Novio multimillonario: La Isla del Placer Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Alégrame la vista Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Raptada por el Jeque Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Un orgullo tonto Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Soy una mamá Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Macho Alfa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5No dejes de mirarme Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Esposa olvidada Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Salvada Por El Alfa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Comentarios para El amor nunca duerme
1 clasificación0 comentarios
Vista previa del libro
El amor nunca duerme - Carole Mortimer
Editado por Harlequin Ibérica.
Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
Núñez de Balboa, 56
28001 Madrid
© 2017 Carole Mortimer
© 2018 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
El amor nunca duerme, n.º 2631 - junio 2018
Título original: At the Ruthless Billionaire’s Command
Publicada originalmente por Mills & Boon®, Ltd., Londres.
Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial. Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.
Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.
® Harlequin, Bianca y logotipo Harlequin son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited.
® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia.
Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.
Imagen de cubierta utilizada con permiso de Harlequin Enterprises Limited. Todos los derechos están reservados.
I.S.B.N.: 978-84-9188-136-0
Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.
Índice
Portadilla
Créditos
Índice
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Epílogo
Si te ha gustado este libro…
Prólogo
QUÉ HACE él aquí? –Lia fue incapaz de apartar la mirada del hombre que se hallaba al otro lado de la tumba abierta en la que no iban a tardar en introducir el ataúd de su padre.
–¿Quién…? Oh, no….
Lia ignoró el intento de su amiga por retenerla y se encaminó hacia el hombre moreno cuya peligrosa imagen había consumido sus días e invadido sus noches de pesadillas durante las dos semanas anteriores.
–No… Lia…
Lia ignoró a Cathy y avanzó hasta detenerse ante Gregorio de la Cruz. El mayor de los hermanos Cruz era un hombre alto, de aproximadamente un metro noventa. Era evidente que su pelo negro, ligeramente largo, había sido peinado por un peluquero. De complexión morena, su rostro era atractivo como el de un conquistador.
Pero Lia también sabía que era tan frío y despiadado como uno de ellos.
Era el implacable director del billonario imperio empresarial de la familia Cruz, un imperio que aquel hombre había erigido para sí mismo y para sus hermanos a lo largo de doce años a base de pura voluntad.
Y también era el hombre responsable de haber llevado al padre de Lia a tal estado de desesperación que había acabado sufriendo un mortal ataque al corazón hacía dos semanas.
El hombre al que Lia odiaba con cada célula de su ser.
–¿Cómo se atreve a venir aquí? –espetó.
Gregorio de la Cruz la miró con los ojos entrecerrados, unos ojos tan negros y carentes de alma como su corazón.
–Señorita Fairbanks…
–He preguntado que cómo se atreve a venir aquí –siseó Lia a la vez que apretaba los puños a sus lados con tal fuerza que sintió las uñas clavándose en las palmas de sus manos.
–Este no es el momento…
Las palabras de Gregorio, matizadas por un ligero acento, fueron interrumpidas por la vigorosa bofetada que Lia le propinó en la mejilla.
–¡No! –Gregorio alzó una mano para detener a dos fornidos hombres vestidos de negro que estaban a sus espaldas y parecían dispuestos a entrar en acción en respuesta a aquel ataque–. Esta es la segunda vez que me abofetea, Amelia. No pienso permitir que suceda una tercera vez.
¿La segunda vez?
Oh, cielos, era cierto. El padre de Lia los había presentado hacia dos meses en un restaurante. Ambos estaban comiendo con un numeroso grupo de gente, pero Lia solo había sido consciente de la penetrante mirada de Gregorio de la Cruz, mirada que apenas había apartado de ella después de las presentaciones. A pesar de todo se vio sorprendida cuando, al salir del servicio, lo encontró esperándola en el vestíbulo. Y se sorprendió aún más cuando Gregorio le dijo cuánto la deseaba antes de besarla.
Y aquel fue el motivo por el que lo abofeteó la primera vez.
En aquella época estaba comprometida y tanto ella como su prometido habían sido presentados a Gregorio antes de la comida, de manera que el comportamiento de este había estado totalmente fuera de lugar.
–A su padre no le habría gustado esto –dijo Gregorio en voz baja, con la evidente intención de que los demás asistentes al entierro no escucharan sus palabras.
Los ojos de Lia destellaron de rabia.
–¿Cómo puede saber lo que le habría gustado o no a mi padre si no sabía nada de él? ¡Excepto que está muerto, por supuesto! –añadió con vehemencia.
–Como ya le he dicho, no creo que este sea el momento adecuado para hablar de esto. Volveremos a hablar cuando esté más calmada.
–En lo que a usted se refiere, eso no va a suceder nunca –aseguró Lia con aspereza.
Gregorio reprimió la respuesta que tenía en la punta de la lengua, consciente de que la agresión de Amelia Fairbanks se había debido a la intensidad de su dolor por la pérdida de su padre, un hombre que siempre le había gustado y al que siempre había respetado, aunque dudaba que la hija de Jacob llegara a creerlo.
La prensa se había visto invadida de fotos de Lia desde la muerte de su padre, pero Gregorio la había conocido antes de aquello, la había deseado, y sabía que ninguna de aquellas imágenes le hacía justicia.
Su melena no era simplemente pelirroja, sino que estaba matizada por destellos dorados y color canela. Sus grandes ojos, de un profundo e intenso gris, tenían un círculo negro en torno al iris. Estaba comprensiblemente pálida, pero aquella palidez no mermaba en lo más mínimo el magnífico efecto de sus altos pómulos, de la suavidad de magnolia de su piel. Unas largas y oscuras pestañas enmarcaban aquellos hipnóticos ojos. Su nariz era pequeña y respingona, y sus carnosos labios formaban un arco perfecto sobre una resuelta y deliciosa barbilla.
Aunque esbelta, no era alta, y el vestido negro que llevaba parecía colgarle ligeramente, como si hubiera perdido peso recientemente.
A pesar de todo, Amelia Fairbanks era una mujer increíblemente bella y sensual.
Pero, teniendo en cuenta las circunstancias, el deseo que despertaba en él el mero hecho de mirarla resultaba completamente inapropiado.
–Hablaremos de nuevo, señorita Fairbanks –replicó con una firmeza que no admitía discusiones.
–Lo dudo mucho –dijo Lia con evidente desdén.
Pero volverían a verse. Gregorio se aseguraría de que aquel encuentro se produjera.
Su mirada se volvió más cautelosa antes de hacer una inclinación de cabeza y girar sobre sí mismo para encaminarse hacia la limusina negra que lo aguardaba fuera del cementerio.
–¿Señor De la Cruz?
Gregorio se volvió hacia Silvio, uno de sus guardaespaldas, que le estaba ofreciendo un pañuelo.
–Tiene sangre en las mejillas. De ella, no suya –explicó Silvio mientras Gregorio lo miraba con expresión interrogante.
Tomó el pañuelo y se lo pasó por la mejilla. Luego miró la mancha roja que había quedado en su blanquísima tela.
La sangre de Amelia Fairbanks.
Guardó el pañuelo en su bolsillo mientras volvía la mirada hacia ella. Amelia parecía muy pequeña y vulnerable, pero su expresión fue de serenidad mientras se inclinaba a dejar una rosa roja sobre el ataúd de su padre.
Quisiera ella o no, Amelia Fairbanks y él iban a verse de nuevo.
Gregorio ya llevaba dos meses deseándola, de manera que podía esperar un poco más antes de reclamar sus derechos sobre ella.
Capítulo 1
NO SABÍA que tenía tantas cosas acumuladas –murmuró Lia mientras entraba en el apartamento con una gran caja de cartón y la dejaba junto a otra docena acumulada en un lado del cuarto de estar. El resto estaba lleno de muebles–. Estoy segura de que no necesito la mayoría de las cosas y no sé dónde voy a ponerlas –añadió mientras miraba en torno a su nuevo y pequeño apartamento londinense, que constaba de una habitación, un baño y salón-cocina.
Suponía un gran contraste respecto a la mansión de tres plantas en la siempre había vivido con su padre.
Pero los mendigos no podían escoger. Aunque Lia no era exactamente una mendiga. Aún le quedaba parte del dinero que había heredado de su madre, pero el estilo de vida al que había estado acostumbrada a lo largo de sus veinticinco años de vida había pasado a la historia.
Todos los bienes y cuentas de su padre estaban legalmente bloqueados hasta que sus deudas quedaran saldadas, algo que aún llevaría meses, si no años. Y dada la situación financiera en que se había encontrado su padre antes de su muerte, Lia dudada que fuera a quedar nada.
Su casa familiar era uno de aquellos bienes y, aunque Lia podría haber seguido viviendo en ella hasta que hubiera una sentencia firme sobre las deudas, no quiso seguir allí sin su padre. Además, los tiburones financieros ya tenían sus fauces abiertas, dispuestas hacerse con todo lo que quedara de las Industrias Fairbanks.
Lia había utilizado su propio dinero para pagar el funeral de su padre, y la entrada de aquel apartamento. Había renunciado a todos sus cargos en las asociaciones benéficas con las que había colaborado y había tenido que buscarse un trabajo para tener un sueldo con el que poder alimentarse además de pagar la renta.
Había tomado las riendas de su vida, y le producía una peculiar satisfacción haber sido capaz de hacerlo.
Cathy se encogió de hombros.
–Supongo que cuando hiciste las cajas pensabas que necesitabas todo –dijo, aunque