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Pasión por dinero: 'Los Brodey'
Pasión por dinero: 'Los Brodey'
Pasión por dinero: 'Los Brodey'
Libro electrónico178 páginas2 horas

Pasión por dinero: 'Los Brodey'

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Primer libro de la trilogía sobre los Brodey, una familia que lo tenía todo: dinero, belleza… pero no amor.
Chris Brodey podía conseguir cualquier mujer a la que mirase, y estaba mirando a Tiffany Dean, para una relación sin compromiso alguno. Para él, ella no era más que otra mujer interesada sólo en el dinero...
Tiffany no tenía dinero, ni trabajo, y ni siquiera la oportunidad de conseguirlos. Su última oportunidad dependía de colarse en la fiesta de los Brodey…
Chris estaba dispuesto a ofrecer a Tiffany su riqueza y prestigio, y a cambio ella haría lo que él quisiera. Pero Tiffany descubrió que una cosa era ser la posesión de un hombre, y otra muy distinta, ser la posesión de alguien de quien estaba enamorada.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 mar 2021
ISBN9788413751191
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    Pasión por dinero - Sally Wentworth

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.

    Diríjase a CEDRO si necesita reproducir algún fragmento de esta obra.

    www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47

    Editado por Harlequin Ibérica.

    Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

    Núñez de Balboa, 56

    28001 Madrid

    © 1995 Sally Wentworth

    © 2021 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

    Pasión por dinero, n.º 1034 - marzo 2021

    Título original: Chris

    Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.

    Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.

    Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.

    Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.

    ® Harlequin, Bianca y logotipo Harlequin son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited.

    ® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia.

    Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.

    Imagen de cubierta utilizada con permiso de Harlequin Enterprises Limited.

    Todos los derechos están reservados.

    I.S.B.N.: 978-84-1375-119-1

    Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.

    Índice

    Créditos

    Prólogo

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Si te ha gustado este libro…

    Prólogo

    EL BICENTENARIO DE LA CASA BRODEY

    El magnífico palacio barroco del siglo XVIII de la familia Brodey, situado a orillas del río Duero, en Portugal, será pronto el escenario de una magnífica fiesta para celebrar el bicentenario de la fundación de la famosa compañía vinícola.

    La Casa Brodey, conocida en todo el mundo por sus exquisitos vinos de oporto y madeira, ha diversificado en los últimos años sus intereses, convirtiéndose en una de las empresas más saneadas de Europa. Fundada en la bella isla de Madeira, la compañía se trasladó a Oporto, después de que Calum Lennox Brodey, el fundador de la familia, comprara unos terrenos en el pintoresco valle del Duero. Sus propiedades están cubiertas con los millares de cepas que producen el vino de oporto en el que se fundamenta la prosperidad de la familia.

    UN ACONTECIMIENTO FAMILIAR

    Todos los miembros del clan Brodey estarán en Oporto para recibir a los invitados que acudirán a los festejos.

    Se comenta que el patriarca de la familia, Calum Lennox Brodey, que, al igual que todos los primogénitos de la rama principal lleva el nombre del fundador de la familia, espera complacido la llegada de sus parientes. A pesar de que ya cuenta con más de ochenta años, Calum el Viejo, como es conocido en los círculos vinícolas, todavía se ocupa de las labores de la empresa, y se le puede ver a menudo recorriendo los viñedos para comprobar la buena marcha de las cosechas, o supervisando el trabajo en la planta embotelladora de Oporto.

    ATORMENTADOS POR EL PASADO

    Aunque esta celebración será sin duda una ocasión feliz, no hará olvidar la terrible tragedia que sacudió a la familia hace unos veinte años, cuando los dos hijos mayores de Calum el Viejo perecieron junto a sus esposas en una accidente automovilístico, cuando se encontraban de vacaciones en España. Cada uno de ellos tenía a su vez un hijo, de aproximadamente la misma edad, y de ambos se hizo cargo Calum el Viejo. Superando su pena, los acogió en su palacio, y empezó a prepararles para que pudieran hacerse cargo del negocio familiar.

    Durante un tiempo se rumoreó que el anciano señor Brodey pensaba dejar sus negocios en manos de su tercer hijo, Paul. Sin embargo, éste prefirió dedicarse a la pintura, convirtiéndose en un reputado artista. Actualmente vive cerca de Lisboa con su esposa, Maria, de ascendencia portuguesa. Hace poco tiempo, su único hijo, Christopher, se ha incorporado al negocio y trabaja en las oficinas que la empresa tiene en Nueva York.

    Sólo uno de los nietos vive aún con Calum el Viejo en el magnífico palacio familiar: se trata del único hijo de su primogénito quien, siguiendo la tradición familiar, también se llama Calum… Calum el Joven en este caso. A sus treinta y pocos años, se le considera uno de los solteros más codiciados no sólo del país, sino de toda Europa. Aunque es él quien virtualmente dirige los asuntos de la empresa, durante los días que duren los festejos se mantendrá en un discreto segundo plano, cediendo todo el protagonismo a su abuelo.

    ¿MATRIMONIO A LA VISTA?

    Otra peculiar tradición que se ha mantenido entre los Brodey lleva a los hombres de la familia a mantener los lazos con su país de origen mediante el matrimonio con rubias muchachas típicamente inglesas. Durante generaciones, han viajado a Inglaterra para regresar con alguna hermosa «Rosa de Inglaterra» del brazo. ¿Mantendrán Calum el Joven y su primo Christopher esta singular costumbre?

    El tercero de los nietos, Lennox, quien actualmente reside en Madeira, asistirá a los festejos con su bella y encantadora esposa Stella. La pareja espera su primer hijo para finales de año. Ni que decir tiene que Stella es una encantadora rubia inglesa.

    La hija pequeña de Calum el Viejo, Adele, está casada con el famoso y aún apuesto Guy de Charenton, millonario francés conocido por su generoso mecenazgo a la Ópera de París y sus filantrópicas aportaciones a numerosas asociaciones de carácter benéfico.

    Aunque los Brodey están muy bien relacionados con las mejores familias, especialmente en Inglaterra, fue la única hija de Adele, la bellísima Francesca, la primera en emparentar con la nobleza, merced a su matrimonio con el Príncipe Paolo de Vieira. La boda se celebró en el magnífico castillo familiar del novio, en Italia, y aunque entonces nadie podía imaginar un final tan triste para un romance que parecía salido de un cuento de hadas, lo cierto es que la pareja acabó divorciándose tras apenas dos años de vida en común. Desde entonces, Francesca ha tenido varios pretendientes, siendo el último y más asiduo el conde Michel de la Fontaine, con quien ha sido vista a menudo tanto en París como en Roma, ciudades en las que habitualmente reside.

    Desde aquí queremos felicitar a todos los miembros de la familia Brodey, y desearles una venturosa celebración; estamos seguros de que sus afortunados huéspedes disfrutarán de la ya legendaria hospitalidad de esta influyente familia.

    Capítulo 1

    ESTABAN los tres Brodey reunidos en los hermosos jardines de su magnífico palacio barroco cerca de Oporto. Todos ellos habían ido a celebrar el bicentenario de la Casa Brodey.

    Aquel almuerzo era el primero de la semana de festividades que culminaría en una gran gala. Pero aquel día había sólo unos ciento sesenta invitados, y una persona que se había colado.

    Los que habían recibido invitación oficial tenían relación con el comercio de vino: compradores de Francia, América, Gran Bretaña, e incluso de Australia; transportadores locales, expertos viticultores de la planta embotelladora de Vila Nova de Gaia y de sus muchas fincas en el Alto Duero. Había una gran cantidad de hombres de traje oscuro, y las mujeres en su mayoría eran hijas o esposas suyas a quienes habían invitado por cortesía.

    Los miembros de la familia atendían a los diferentes grupos de invitados. El grupo más numeroso estaba reunido alrededor del cabeza de familia, Calum Lennox Brodey, «Calum el Viejo», como lo llamaban, quien conversaba con los invitados. Su espalda estaba algo encorvada ya pero sus ojos aún brillaban con la inteligencia y el gusto por la vida que lo había caracterizado.

    Otro grupo casi de igual tamaño estaba reunido con su nieto y heredero, llamado Calum también, quien llevaba el negocio familiar, aunque tal vez fuera más preciso llamarlo «imperio».

    Una rubia alta y esbelta de colorido vestido sobresalía entre los trajes oscuros como una llama. Se separó de uno de los grupos y tomó un vaso de oporto helado de la bandeja de un camarero. La siguió un hombre de unos treinta y muchos años, igualmente alto, de atractiva figura y pronunciados rasgos, y con un aire de delicado encanto que no podía sino indicar que se trataba de un francés. Le dijo algo a la chica y puso una mano en su hombro posesivamente. Pero ella se la quitó y fue a conversar con algunos invitados que parecían estar un poco perdidos, y quienes después de su trato cordial, su sonrisa y su calidez, lograron sentirse cómodos. Se trataba de la Princesa Francesca de Vieira, la nieta de Calum el Viejo; y el hombre que estaba con ella era un conde francés, de quien corría el rumor que sería su siguiente marido.

    Había también otros miembros de la familia de la sucursal de Madeira, pero fueron aquellos tres, el viejo Calum y sus tres nietos, quienes fijaron su atención en Tiffany Dean en el momento en que ésta entró por uno de los arcos que conducían a la terraza, situada por encima de los hermosos jardines donde se encontraban los invitados. Ella sabía muchas cosas acerca de los Brodey. Había estado informándose durante las pasadas dos semanas, desde que se había decidido a colarse en aquella fiesta. Había obtenido bastante información acerca de ellos en los periódicos locales portugueses, y en las revistas internacionales. En éstas había aparecido Francesca, sobre todo, su espectacular boda con un príncipe italiano y su aún más espectacular divorcio, que había sido una fuente inacabable para columnistas de la prensa del corazón y los paparazzi.

    Tiffany la observó con envidia. Vestía un elegante traje de pantalón brillante, y se movía con un aire de seguridad y confianza en sí misma que sólo podía provenir de no haber tenido que preocuparse jamás por el dinero, y de haber tenido siempre lo mejor de todo. La mejor educación, las mejores ropas… Incluso los mejores hombres.

    El joven Calum se comportaba del mismo modo, con el mismo gesto arrogante que lo habría distinguido de todos los demás aunque no hubiera sobresalido entre la gente por su altura y su pelo rubio. Todos los Brodey eran rubios porque era tradición en la familia casarse con mujeres rubias, «sus rosas inglesas», como las había llamado algún periodista romántico en un artículo que había leído Tiffany como parte de su investigación acerca de la familia. Aunque ella no había tenido mucha práctica en ello, había escrito un par de artículos para una revista dirigida a las mujeres, y la persona que la había puesto en contacto con la revista le había pedido que intentase escribir algo acerca de los Brodey desde dentro, especialmente acerca del joven Calum.

    En condiciones normales, ella habría rechazado la petición, la invasión de la intimidad no era su fuerte, pero las circunstancias la habían obligado a aceptar. La primera razón había sido la falta total de dinero; llevaba mucho tiempo sin trabajo y estaba desesperada. La segunda razón había sido más personal. Recordó a su contacto en la revista, un joven editor que había ido a verla y le había ofrecido una buena suma de dinero si lograba acercarse a Calum y obtener algún cotilleo.

    –Con tu aspecto y tu pelo rubio, te será fácil. Simplemente intenta averiguar qué ocurre detrás del rostro público que muestran al mundo. No hay nada de malo en ello. Nosotros los utilizamos, y a ellos les encanta estar en los medios de comunicación, aunque digan que no.

    Tiffany sabía que probablemente no era cierto, y a pesar de su falta de dinero, habría rechazado el trabajo, pero estaba resentida con los Brodey. Por culpa de ellos había perdido el trabajo que la había llevado a Portugal, en primer lugar. Aunque en realidad no había conocido a ninguno de ellos personalmente. Ella había sido un insignificante elemento en el ambicioso proyecto en el que había participado la Compañía Brodey como principal inversor. Y habían sido los Brodey quienes primero se habían retirado cuando había empezado la recesión, haciendo que los otros inversores se retirasen también, y que el proyecto fracasase, dejándola sin trabajo junto a los demás trabajadores. Había sido el resentimiento por la falta de consideración lo que había vencido por fin sus escrúpulos y la había hecho aceptar el encargo. Así que se había colado en la fiesta, sabiendo que aquélla era su última oportunidad. La última vez que le tocaría tirar el dado.

    Entrar al palacio había sido mucho más fácil de lo que se había imaginado. Tiffany había esperado que hubiera una cola de coches a la puerta y que la gente se bajase impacientemente de los coches y comenzara a andar hasta la entrada. En ese

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