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Mundos bioinmersivos: La creatividad en evolución
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Mundos bioinmersivos: La creatividad en evolución
Libro electrónico194 páginas3 horas

Mundos bioinmersivos: La creatividad en evolución

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Información de este libro electrónico

El lugar donde habitamos no está formado solo de imágenes espacio temporales, sino de vida sintética. La percepción humana se ha transformado por una inmersión que tiene lugar en diferentes organismos artificiales, lo que permite la experimentación en entornos conformados por especies nuevas que interactúan entre ellas y con nosotros. Estos son los mundos bioinmersivos, que proceden de la intersección entre los mundos virtuales y la vida artificial húmeda mediada por la percepción. En laboratorios de biología sintética, las imágenes tecnológicas están vivas y despliegan un panorama de la evolución. Esta vida parcial presenta una forma particular de creatividad,que invita a comprender la autonomía del proceso artístico y su capacidad para pensar la realidad de forma abierta y sin límite.Los mundos bioinmersivos son un estado intersticial, una otredad ontológica: un espacio/tiempo extraño, novedoso, inesperado y no lineal, imposible de anticipar, pero, paradójicamente, con una extraña familiaridad que desafía las convicciones más profundas acerca de la identidad humana y la contención del mundo conocido.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento11 nov 2016
ISBN9789587169799
Mundos bioinmersivos: La creatividad en evolución

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    Mundos bioinmersivos - Iliana Hernández García

    MUNDOS

    BIOINMERSIVOS

    La creatividad en evolución

    ILIANA HERNÁNDEZ GARCÍA

    Reservados todos los derechos

    © Pontificia Universidad Javeriana

    © Iliana Hernández García

    Primera edición: diciembre de 2016

    Bogotá, D. C.

    ISBN: 978-958-716-978-2

    Número de ejemplares: 300

    Hecho en Colombia

    Made in Colombia

    Editorial Pontificia Universidad Javeriana

    Carrera 7.a n.° 37-25, oficina 1301

    Edificio Lutaima

    Teléfono: 3208320 ext. 4752

    www.javeriana.edu.co/editorial

    Bogotá, D. C.

    Corrección de estilo:

    Paola Molano

    Diseño y diagramación:

    Marcela Godoy

    Desarrollo ePub:

    Lápiz Blanco S.A.S.

    Pontificia Universidad Javeriana | Vigilada Mineducación. Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964. Reconocimiento de personería jurídica: Resolución 73 del 12 de diciembre de 1933 del Ministerio de Gobierno.

    Hernández García, Iliana, 1967, autora

    Mundos bioinmersivos: la creatividad en evolución / Iliana Hernández García. -- Primera edición. -- Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2016. -- (Colección Estética Contemporánea).

    134 páginas: ilustraciones; 24 cm

    Incluye referencias bibliográficas

    ISBN: 978-958-716-978-2

    1. Vida artificial. 2. Biotecnología en el arte. 3. Bioarte. 4. Vida artificial - innovaciones tecnológicas. 5. Arte y ciencia. I. Pontificia Universidad Javeriana. Facultad de Arquitectura y Diseño. Departamento de Estética.

    CDD 113.8 edición 21

    Catalogación en la publicación - Pontificia Universidad Javeriana. Biblioteca Alfonso Borrero Cabal, S. J.

    inp 11 / 11 / 2016

    Prohibida la reproducción total o parcial de este material, sin autorización por escrito de la Pontificia Universidad Javeriana.

    A mis padres,

    por su amor incondicional.

    A ellos mi gratitud

    INTRODUCCIÓN

    Este libro es uno de los resultados de investigación del proyecto Creación e innovación como proceso evolutivo abierto en los mundos virtuales inmersivos, del grupo de investigación Estética, Nuevas Tecnologías y Habitabilidad, del Departamento de Estética de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Pontificia Universidad Javeriana. Este continúa la línea de investigación acerca de los mundos en evolución, que inicié hace unos años con el libro Mundos virtuales habitados: espacios electrónicos interactivos. En él, me propuse una teoría sobre cómo la habitabilidad constituía el concepto principal para comprender y experimentar perceptivamente y de forma activa aquellos mundos virtuales que ofrecen características de espacio/tiempo inmersivo. Aquí me propongo ampliar dicha teoría, ahora al abarcar la intersección entre los mundos virtuales y la vida artificial. Considero que esta última ha abierto un campo singular para la inmersión y la percepción. Es decir, el lugar donde habitamos ya no está formado solamente de imágenes espaciotemporales, sino literalmente de vida. He argumentado en distintos artículos y libros que las imágenes se transformaron en algo vivo. Ellas se encuentran hoy en ese estado (vivas). Este camino se explora especialmente a través de la creación de seres artificiales en silicio y otros materiales. Allí, la experimentación es inmersiva, cuando estos seres conforman conjuntos como especies, interactúan entre ellos y entran en relación con nosotros. Así mismo, se da cuando presenciamos mundos inmersivos construidos con algoritmos genéticos y otras formas de modelación en simulación, en las que las imágenes han devenido organismos y despliegan un panorama en evolución. Este sistema es puesto en relación con nuestras propias acciones. No menos sorprendente es la interacción con seres semivivos, insertos en biorreactores que mantienen la vida en los laboratorios de biología sintética. Si bien parecen con vida parcial y fragmentada, porque se originan a partir de la fusión de células derivadas de otros, ostentan una autonomía y un estado intersticial tal que deben ser pensados como una otredad ontológica. Esa dimensión del pensar erige una experiencia de un mundo diverso aún desconocido.

    En este libro se investiga, además, la inmersión cuando el medio lo constituyen robots. En este caso, el diálogo a través del lenguaje nos induce a una conversación. Allí se genera la sensación de habitar un espacio/tiempo extraño, novedoso, inesperado y no lineal. Un entorno imposible de predecir y que se convierte en un mundo bioinmersivo, donde nos encontramos con una extraña familiaridad, muy paradójica, que desafía nuestras convicciones más profundas acerca de la identidad humana y la contención del mundo que conocemos.

    El libro está organizado en cuatro capítulos, en los cuales se presentan las formas de relación entre la evolución, la inmersión, la interacción y la percepción en los mundos posibles bioinmersivos, en los semivivos y en los robots. Esto con el objetivo de visualizar una teoría de la creatividad y la innovación, esperando que exhiba autonomía y crecimiento. En el primer capítulo, titulado La estética de lo imposible, se exploran conceptos centrales de la teoría de la evolución abierta y sin límite, en la que la adaptación y la emergencia operan de forma consecutiva y se corresponden en escalas de tiempo. Así, se hace énfasis en la emergencia como el lugar de la novedad. Después, se indaga por las distintas formas de ampliación de las capacidades cognitivas humanas, generadas por la tecnología y la ciencia, que llegan hasta el punto de una epistemología no humana. Esta última reta las formas de conocimiento habituales, para abrir el espectro de producción creativa más allá de lo humano. A continuación, se explora la simulación como la producción de modelos inmersivos capaces de ofrecer una poética de la habitabilidad operable por los distintos agentes participantes. Al final del capítulo, la teoría de la creatividad creciente queda expuesta en estrecha relación con la evolución abierta, en un lugar donde la primera se amplía, superando el umbral antropocéntrico. Especialmente, la teoría de la creatividad creciente adquiere características provenientes de la manera como la evolución genera novedades en las especies. No hay una visión teleológica o planeada y, en particular, no hay un lugar de contrastación o un espacio-tiempo delimitado que determine tal o cual emergencia de creación. En cambio, surge de un devenir, superando umbrales y ampliando posibilidades y límites. Allí es donde esta creatividad se hace creciente.

    El segundo capítulo, La búsqueda de lo improbable, se presenta como un camino para la construcción de una teoría de la creatividad ligada a la innovación, dado que la primera permite la ruptura de fronteras y la opción de pensar por fuera de nosotros mismos, para intentar alcanzar aquello que es desconocido o que parece improbable. Una de las acciones más difíciles del pensamiento consiste en acceder a un espacio informe, donde las cosas no han acaecido. El mundo no está determinado de antemano y no hay puntos de referencia para el contraste. Ese es el lugar por fuera de sí mismo. Y exactamente allí se explora lo improbable, para encontrar opciones susceptibles de alcanzar plausibilidad. Entonces, la biología sintética, la vida artificial y las nanobioinfocognotecnologías así como las lógicas no clásicas, la de la cuántica, del tiempo o de la paraconsistencia, constituyen la perspectiva. Sin embargo, es la lógica de la evolución abierta y sin límite aquella que se escoge para investigar este horizonte de posibilidades. Los semivivos, aquellos seres indefinidos, fragmentos de cuerpos o resultado de fusión celular, suspendidos en un cuerpo tecnocientífico, serán el centro de la reflexión. Su existencia producida a través de software húmedo contrasta y complementa el software seco, que he explorado en otros libros. Así, se busca indagar sobre las transformaciones epistemológicas y ontológicas que trae consigo la experimentación y de qué manera se produce la inmersión. Nuevos mundos posibles emergen en la interacción con dichos seres intermediarios, de manera análoga a la que surgió con aquellas especies de vida artificial hechas en silicio. La existencia múltiple de estos seres casi vivos, o con un grado de vida por explorar, genera la idea de un continuum más allá de los cuerpos. Una biomasa generada por fragmentos de seres dispersos en distintas geografías y provenientes de diversas épocas. Una colección heterogénea, viva, cambiante y que transgrede todas las formas conocidas de identidad, separación e individualidad. ¿Quién colecciona? La biomasa misma se presenta como una existencia autónoma que se superpone a la vida como la conocemos. Desafía nuestras creencias acerca de quiénes somos y de a quiénes consideramos seres. El concepto de cuerpo es nuevamente cuestionado y transmutado a otras escalas y posibilidades. Esta biomasa provocará una nueva ontología, en la cual la consideración sobre qué es el ser se ve transformada por la presencia de organismos semivivos. Así, se amplía la definición de vida y de existencia. De esta forma, se produce una crítica a la dimensión individual del cuerpo. Es decir, no solamente se procura su multiplicidad, que de alguna manera ya fue dada por las filosofías de la inmanencia, sino se trata de cuestionar la idea de integralidad, unicidad, contención e identificación del cuerpo. Más aún, de esta manera el cuerpo es extendido y no hace referencia al humano, sino a un cuerpo biomaquínico diseminado. Esta conceptualización se separa de la dicotomía originaria aún persistente entre vida y no vida, dado que asistimos a la comprensión de la vida en grados y no en oposiciones. La búsqueda por nuevas taxonomías que reflejen otras categorías y clasificaciones de lo vivo se hace necesaria. Este capítulo indagará en las razones para ello. Así, las diferencias radicales entre el objeto, el animal y el humano se deslizan hacia lugares híbridos en condiciones intersticiales. De esta manera, aparece una experiencia ambivalente entre uno y otro, un pivote constante, una imposibilidad de nombrarlos a partir del lenguaje y de las categorías previas. De la mano de Whitehead y Prigogine, el capítulo concluye proponiendo una crítica a la visión dualista entre la materia y el espíritu, para centrarse en el sentido de importancia, intrínseco a la materia y a la información e independiente de lo humano. De ahí, emerge además la invención no como búsqueda teleológica o de sentido, sino como proceso y devenir autónomo.

    En el capítulo tres, La creación como imposibilidad e impredecibilidad, se tratará el concepto de creación a partir de la vida artificial. La hipercreatividad será presentada como esa potencia en la materia, la energía y la información que en un proceso de evolución abierta y sin límite produce novedades. La evolución biológica es un ejemplo de hipercreatividad, pero lo es también la evolución cultural y artificial. Estas se encuentran conectadas entre sí, transcurriendo de forma paralela. Las tecnologías vivas constituyen uno de sus campos, pues hacen pensar la existencia de vida a partir de la no vida. Quizás esto sea la innovación más radical con que contamos hoy, pues demuestra cómo la vida es cuestión de grados, hasta el punto de poder generarla a partir de materiales sintéticos. Se trata de una protovida (Bedau et al., 2010) que no intenta repetir la vida en evolución como la conocíamos, sino generar otra categoría en la cual esta exista como tecnología autónoma. Si se quiere, esta tecnología viva evolucionará en otras direcciones y producirá emergencias y adaptaciones en diversos entornos que ya no serán solamente naturales sino artificiales. Los mundos bioinmersivos serían tecnologías vivas cuando producen entornos con sus propios paisajes de evolución y presentan transformaciones autónomas, sorpresivas y no lineales. Nuevos seres, organismos y especies artificiales surgen en ellos, agencian procesos que no pueden ser predeterminados de antemano y se comportan exhibiendo inestabilidades, puntos de no equilibrio y bifurcaciones.

    En el cuarto capítulo, Mundos bioinmersivos, se presentan las ideas de este libro a través de proyectos realizados por artistas, arquitectos, científicos e ingenieros en diversos países, en América Latina, Europa, Estados Unidos y Australia. La selección incluye solo aquellos casos en los que hay una potencia innovadora y creativa que transgrede las convenciones y categorías tanto de las artes como de la biología evolutiva o de la ingeniería. Se trata de mundos posibles creados para realizar una exploración de algo desconocido, impensado, quizás imposible. Los alcances de cada uno de ellos sugieren la ruptura de convenciones y la superación de los límites centrados en lo humano como garante de verdad. En estos mundos, se tratan los conceptos de habitabilidad e inmersión, de cómo estos paisajes pueden ser habitados desde la experiencia tanto a nivel sensible como inteligible, con la percepción y la mente. Pero no solo pueden ser habitados por nosotros, sino especialmente por seres maquínicos, semivivos y artificiales. Es decir, no se trata de que la habitabilidad familiarice la tecnología para lo humano, sino que es la posibilidad de interacción y de experiencia autónoma de los diversos agentes que intervienen en un proceso de evolución artificial. Literalmente, estamos proponiendo una habitabilidad no humana o no solo humana en lo virtual a través de la inmersión. De esta forma, pasamos de la percepción tradicional, aquella que había sido garante de verdad a través del aparato biológico humano, a la inmersión, en la cual se ha producido una ampliación. Si bien la inmersión proviene de la percepción, se emancipa de ella para anunciar un mundo otro. Es decir, la inmersión ya no es la experiencia espacio/temporal de un mundo conocido o construido, sino que explora y hace surgir un mundo nuevo. Este mundo no es solo una creación a voluntad de un programador o artista, sino que es una emergencia autónoma en evolución. Es un proceso en devenir, del cual no se conoce cuál será su rumbo, y es deseable que sea así. La habitabilidad inmersiva ha hecho que lo virtual gane autonomía frente a lo real. La evolución artificial ha obtenido independencia frente a la inmediatez y limitación de la experiencia humana. Esto sucede por la relación entre la habitabilidad y lo vivo en el paradigma de la biología sintética.

    Este vínculo se intensifica cuando la mente aparece como lugar de interacción entre el robot y el humano, a través de la construcción de diálogos en lenguaje natural. La pregunta por la existencia de una mente en ambos entornos proyecta una habitabilidad en un mundo compartido a partir de la sensación y las operaciones cognitivas que se producen en una conversación entre dos seres de distinta naturaleza. Así, pasamos de la percepción como lugar de encuentro entre el ser humano y los mundos que

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