El diablo de la botella
4.5/5
()
Información de este libro electrónico
Keawe, el protagonista, es oriundo de Hawai. Un día siente la necesidad de conocer otras tierras, así que se dirige a San Francisco. Allí ve una casa preciosa, pero el dueño es un viejo que parece triste. Keawe se pregunta cómo el dueño de una casa tan hermosa puede ser tan infeliz. Entonces el viejo le muestra una botella de vidrio blanco, pero que en su interior se podían ver los colores cambiantes del arco iris. El anciano le dice que en el interior de la botella habita un demonio, y que ese demonio le concedería cualquier deseo, excepto alargarle la vida.
Robert Louis Stevenson
Poet and novelist Robert Louis Stevenson (1850-1894) was the author of a number of classic books for young readers, including Treasure Island , Kidnapped, and Dr. Jekyll and Mr. Hyde. Born in Edinburgh, Scotland, Mr. Stevenson was often ill as a child and spent much of his youth confined to his nursery, where he first began to compose stories even before he could read, and where he was cared for by his nanny, Alison Cunningham, to whom A Child's Garden of Verses is dedicated.
Relacionado con El diablo de la botella
Libros electrónicos relacionados
El diablo de la botella Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl diablo en la botella (Un clásico de terror) ( AtoZ Classics ) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El maravilloso mago de Oz: Clásicos de la literatura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cumbres Borrascosas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl escarabajo de oro Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Niebla azul Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl proceso Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Contradicciones Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El fantasma de Canterville Calificación: 5 de 5 estrellas5/5MUJERCITAS Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesViaje al centro de la Tierra Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos escogidos (con índice activo) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl gato negro y otros cuentos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El hombre invisible Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los viajes de Gulliver: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Carta Robada Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl conde de montecristo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los viajes de Gulliver Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las minas del rey Salomón Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Cuervo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Veinte mil leguas de viaje submarino Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Principito Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Barril De Amontillado Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Cartas desde la Tierra Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Metamorfosis Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El diablo en la botella Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El retrato de Dorian Gray Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl corazón delator y otros cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAlrededor de la Luna Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Alicia en el País de las Maravillas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Relatos cortos para usted
Hechizos de pasión, amor y magia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¿Buscando sexo? - novela erótica: Historias de sexo español sin censura erotismo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Hombres duros y sexo duro - Romance gay: Historias-gay sin censura español Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cómo besa: Serie Contrato con un multimillonario, #1 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Vamos a tener sexo juntos - Historias de sexo: Historias eróticas Novela erótica Romance erótico sin censura español Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El profeta Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Me encanta el sexo - mujeres hermosas y eroticas calientes: Kinky historias eróticas Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Sacrificios humanos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Perras de reserva Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El psicólogo en casa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El llano en llamas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos. Antón Chéjov Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos de horror Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La sombra sobre Innsmouth Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Dime que me deseas: Relatos eróticos para leer con una sola mano Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Selección de relatos de horror de Edgar Allan Poe Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El reino de los cielos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5EL GATO NEGRO Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las cosas que perdimos en el fuego Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos de Canterbury: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El césped Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los peligros de fumar en la cama Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Colección de Edgar Allan Poe: Clásicos de la literatura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El gallo de oro y otros relatos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos de León Tolstoi: Clásicos de la literatura Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMagia negra Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl huésped y otros relatos siniestros Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Colección de Gustavo Adolfo Bécquer: Clásicos de la literatura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Sopita de fideo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Categorías relacionadas
Comentarios para El diablo de la botella
3 clasificaciones1 comentario
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Excelente!!! Me gustó mucho el libro
Scribd es una herramienta mágica para el aprendizaje.
Vista previa del libro
El diablo de la botella - Robert Louis Stevenson
El diablo de la botella
Robert Louis Stevenson
Booklassic
2015
ISBN 978-963-523-942-9
HABÍA un hombre en la isla de Hawaii al que llamaré Keawe; porque la verdad es que aún vive y que su nombre debe permanecer secreto; pero su lugar de nacimiento no estaba lejos de Honaunau, donde los huesos de Keawe el Grande yacen escondidos en una cueva. Este hombre era pobre, valiente y activo; leía y escribía tan bien como un maestro de escuela; además era un marinero de primera clase que había trabajado durante algún tiempo en los vapores de la isla y pilotado un ballenero en la costa de Hamakua. Finalmente, a Keawe se le ocurrió que le gustaría ver el gran mundo y las ciudades extranjeras y se embarcó con rumbo a San Francisco.
San Francisco es una hermosa ciudad, con un excelente puerto y muchas personas adineradas; y, más en concreto, existe en esa ciudad una colina que está cubierta de palacios. Un día, Keawe se paseaba por esta colina con mucho dinero en el bolsillo, contemplando con evidente placer las elegantes casas que se alzaban a ambos lados de la calle. «¡Qué casas tan buenas!», iba pensando, «y ¡qué felices deben de ser las personas que viven en ellas, que no necesitan preocuparse del mañana!». Seguía aún reflexionando sobre esto cuando llegó a la altura de una casa más pequeña que algunas de las otras, pero muy bien acabada y tan bonita como un juguete; los escalones de la entrada brillaban como plata, los bordes del jardín florecían como guirnaldas y las ventanas resplandecían como diamantes. Keawe se detuvo, maravillándose de la excelencia de todo. Al pararse, se dio cuenta de que un hombre le estaba mirando a través de una ventana tan transparente que Keawe lo veía como se ve a un pez en una cala junto a los arrecifes. Era un hombre maduro, calvo y de barba negra; su rostro tenía una expresión pesarosa y suspiraba amargamente. Lo cierto es que mientras Keawe contemplaba al hombre y el hombre observaba a Keawe, cada uno de ellos envidiaba al otro.
De repente, el hombre sonrió moviendo la cabeza, hizo un gesto a Keawe para que entrara y se reunió con él en la puerta de la casa.
–Es muy hermosa esta casa mía –dijo el hombre, suspirando amargamente–. ¿No le gustaría ver las habitaciones?
Y así fue como Keawe recorrió con él la casa, desde el sótano hasta el tejado; todo lo que había en ella era perfecto en su estilo y Keawe manifestó su gran admiración.
–Esta casa –dijo Keawe– es en verdad muy hermosa; si yo viviera en otra parecida, me pasaría el día riendo. ¿Cómo es posible, entonces, que no haga usted más que suspirar?
–No hay ninguna razón –dijo el hombre–, para que no tenga una casa en todo semejante a ésta, y aún más hermosa, si así lo desea. Posee usted algún dinero, ¿no es cierto?
–Tengo cincuenta dólares –dijo Keawe–, pero una casa como ésta costará más de cincuenta dólares.
El hombre hizo un cálculo.
–Siento que no tenga más –dijo–, porque eso podría causarle problemas en el futuro, pero será suya por cincuenta dólares.
–¿La casa? –preguntó Keawe.
–No, la casa no –replicó el hombre–; la botella. Porque debo decirle que aunque le parezca una persona muy rica y afortunada, todo lo que poseo, y esta casa misma y el jardín, proceden de una botella en la que no cabe mucho más de una pinta.
Y abriendo un mueble cerrado con llave, sacó una botella de panza redonda con un cuello