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Maestras de amor
Maestras de amor
Maestras de amor
Libro electrónico285 páginas3 horas

Maestras de amor

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Una novela de relatos apasionantes, de visión cinematográfica, en la que desfilan mujeres muy peculiares, mujeres de fuego, mujeres de hielo, pero todas maestras de amor.

Por esta novela desfilan una serie de personajes femeninos diseccionados desde un nuevo paradigma, una nueva energía que se instala en la tierra, formando en el cielo la luz cósmica y que los mayas bautizaron como «el salón de los espejos». Mujeres que no dejarán al lector indiferente, con unas conversaciones muy interesantes y filosóficas. Mujeres de fuego, mujeres de hielo pero todas maestras de amor.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento10 sept 2015
ISBN9788491121305
Maestras de amor
Autor

Jordi De Toth

Jordi Vilavendrell Sant nació el 3 de febrero de 1959 y falleció el 14 de mayo de 2015. Cursó estudios de filosofía, turismo y dirección de cine. Es autor de diversos cortometrajes. La novela Maestras de amor es la primera de una trilogía.

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    Maestras de amor - Jordi De Toth

    © 2015, JORDI DE TOTH

    © 2015, megustaescribir

          Ctra. Nacional II, Km 599,7. 08780 Pallejà (Barcelona) España

    Fotografías de Joana Flores

    © Joana Flores

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a Thinkstock, (http://www.thinkstock.com) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    ISBN:   Tapa Blanda           978-8-4911-2129-9

                Libro Electrónico   978-8-4911-2130-5

    Contenido

    EL ARTE DE LA ESCRITURA

    NATALIA, UNA AMIGA PARA TODA LA VIDA

    JULIA, Y EL PINCHE TIRANO

    IRIS, UNA CAMPEONA DE ROL

    UMA, UNA ODISEA

    TERE, LA MUJER INFIEL

    LIDIA, LA PASIÓN TUNECINA

    LALI, UNA JOVEN EN TRANSITO

    BERTA, UNA MUJER FATAL

    ADA O EL ARDOR DIVINO

    BEA, UN AMOR DE DISEÑO

    MILAGRO MARGOT

    MARIA DE MAGDALA

    CELEX DE ARCTURUS

    EL PECADO DE RAQUEL

    TELMA, UNA CHICA DE ORION

    ICIAR, O EL APEGO INSEGURO

    MONICA Y EL SUEÑO DE TOTH

    EVA, MI ALMA GEMELA

    LORENA DE ATLANTIS

    NUT, LA DIOSA DE EGIPTO

    EL SECRETO DE INES

    EL MASAJE DE RINA

    BRENDA, O EL TEMA DE LA PERCHA

    SALLY O EL CORAZÓN CUANTICO

    LEILA, Y TODO A MEDIA LUZ

    EL ESTADO NATURAL DEL HOMBRE

    Esta Novela quiero dedicarla a la Madre del Autor la Señora: María Sant Pujol.

    __

    Cuando conocí a Jordi mi vida cambio por completo el me ayudo a ser una persona positiva, yo tenía una autoestima bastante baja, era negativa en muchos sentidos de mi vida y es verdad que cuando tienes al lado a alguien que siempre está de buen humor y con alegría ante la vida acabas con la misma virtud. Le diagnosticaron un cáncer de Colon que después de tres años de lucha acabo con su vida, el nunca perdió la sonrisa, siguió con su vida como si no estuviera enfermo, nunca se quejaba de nada y lo aceptaba todo con dignidad. Desde estas páginas quiero darle las gracias porque el fue un niño sin padre igual que yo, por eso me protegía tanto, que disimulaba su dolor cuando estaba a su lado, fue mi amigo, mi protector y sobre todo mi gran Amor.

    JUANI FLORES TREJO.

    jordito_edited.jpg

    EL ARTE DE LA ESCRITURA

    Pocos días antes de su boda, Pancracia se cayó de la borrica, y media cara le quedó hecha un cromo. El fotógrafo del pueblo ni siquiera le dio la opción de inmortalizar su lado bueno, se fue de romería. Una tarde de agosto del año 1943, Pancracia se presentó a la ceremonia de su boda vestida de riguroso negro. Una enorme crosta ocultaba la desilusión dibujada en su rostro. Y no es que el hecho de verse demacrada le hubiera bajado el ánimo, simplemente le parecía una deslealtad familiar que la boda se llevara a cabo mientras su hermano estaba en la mili. Eran tiempos en que la identidad genealógica estaba por encima de todo. Ha llovido mucho desde entonces, tanto, que ahora la tendencia es a vivir cada vez más desarraigado. Se hace urgente, por tanto, reinstalarse en el árbol genealógico.

    *

    Los ojos de mi madre, siempre fijos en el televisor, sólo se iluminan ante algún recuerdo:

    - Cuando me enteré a través de su médico que mi prometido tenía una enfermedad en la sangre y me podía dar hijos subnormales, lo dejé, al poco tiempo conocí a tu padre. Te lo cuento para que lo escribas.

    Mi madre sacrificó el amor que sentía hacia ese hombre por el hijo sano que su intuición le decía que iba a tener en el futuro. Ese hijo soy yo, y desde aquí le mando todo mi agradecimiento.

    *

    Enriqueta y Francisco salieron de Huelva (como aquel que dice, con lo puesto) en un viaje de bodas que también era un viaje de esperanza hacia una nueva oportunidad. Se detuvieron en Zaragoza, en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, para prometerle a la Virgen que si les concedía trabajo en Barcelona le pondrían a su primera hija el nombre de María del Pilar. Tuvieron suerte, entraron a vivir en una casa como realquilados, y allí Enriqueta acabaría ocupándose de la limpieza, por lo que bautizaron a su hija con el nombre prometido, María del Pilar. A la señora de la casa le hubiera gustado tener una hija pero lo que trajo al mundo fue un niño, por eso tenía mucha envidia de Enriqueta, y la hacía trabajar como una esclava. A pesar de tener que vivir sus primeros años de infancia en ese ambiente difícil, María del Pilar se impregnó de la fuerza y la entereza que mostró su madre desde el primer momento para superar todas las circunstancias adversas, aunque nadie libró a la niña de heredar a su vez ciertos sentimientos de culpabilidad: cuando Enriqueta salió de Huelva dejó a su madre enferma, y ésta al poco tiempo murió. Es por eso que actualmente María del Pilar, a pesar de ser una mujer decidida, aún vive realquilada, sigue repitiendo los mismos patrones por los que pasó su madre. A medida que María del Pilar va siendo capaz de aceptar la idea de tener más dinero que sus padres, y se va sintiendo conectada con la Madre Tierra y su gente, también se va sintiendo merecedora de atraer dinero de la fuente universal con el fin de poder tener un hogar propio:

    - Ultimamente he vivido en las calles Independencia y Libertad, y no es casualidad.

    A mi madre le hubiera gustado tener una niña, pero en cuanto yo nací y me tuvo entre sus brazos al instante se le olvidó esa preferencia. Yo soy un hijo deseado, y la única vez que mi madre tuvo un orgasmo me concibió a mí. Al acercar un foco de luz a ese momento estelar en mi árbol genealógico estoy atrayendo más abundancia en mi vida. Ya nos dice Elisabeth Horowitz que la prosperidad del individuo depende mucho de las circunstancias que rodearon el momento en que fue engendrado.

    *

    Hilda nació en Cuba. De pequeña, solía atravesar un palo en la llanta de la rueda del camión de su padre, se agarraba fuerte a ese palo, y cuando el camión arrancaba, ella disfrutaba como una cría dando vueltas y más vueltas. Persiguiendo un riesgo cada vez más extremo, a los 14 años Hilda se alistó en el ejército del aire. Un día saltó desde un avión a 5000 pies de altura detrás de su mejor amiga Mayra. El paracaídas de Hilda se abrió, pero no el de su amiga. Presenciar como Mayra bajaba en picado, inconsciente, a merced de las corrientes del aire, como un guiñapo, supuso un verdadero trauma para Hilda. Mayra quedó de tal manera desfigurada al estrellarse contra el suelo que ni siquiera velaron su cadáver. Desde entonces Hilda le cogió miedo a volar. Cuando se enteró de la muerte de su padre, Hilda ya llevaba 22 años viviendo en España y jamás se había subido a un avión, pero no podía faltar a ese entierro en Cuba. Tuvieron que subirla al avión en una silla de ruedas y completamente sedada. A la altura de Cancún, Hilda despertó, y tuvo un ataque de histeria, incluso se meó encima. Actualmente Hilda ya no soporta ni siquiera ver despegar un avión. Para rescatar de nuevo a la niña interior que le arrebató el trauma, Hilda practica submarinismo en aguas de la Costa Brava. En Cuba no tenía que hacer ningún esfuerzo, las langostas acudían a cientos a la orilla de la playa, la abundancia era algo natural. Ahora, para coger una tiene que bucear muy adentro, allí donde habitan los sueños.

    La mar estaba picada, habían izado la bandera roja, pero nada ni nadie iba a frenar al niño interior de mi padre en aquellas vacaciones en Marbella. Así que se lanzó a destruir olas, se tiró a morir. Mi padre no controlaba muy bien el ritmo de respiración en el agua, y cuando se vio envuelto en la furia de aquel mar agitado, le dio una embolia cerebral, y murió en el acto. Las olas escupieron su cadáver en la orilla de la playa. Cuando le conté esta historia a Hilda, en un sueño sustituyó a mi padre por su hijo, y la playa de Marbella por los arrecifes de Cuba. En mitad de la noche Hilda se despertó de la pesadilla, le dio un ataque de pánico y se meó encima. Acto seguido se levantó corriendo hacia la habitación de su hijo para ver si le había pasado algo. Su hijo estaba bien. Tan sólo fue un mal sueño.

    *

    A Mariel, la muerte de su padre la pilló en bragas, exactamente en el retrete. El difunto dejó a su paso por el cuerpo de su niña una caricia lejana y un frio de ultratumba. Mariel observó que el espejo del baño empezaba a hacer aguas, y se asustó de tal manera que salió corriendo de allí como alma que persigue el diablo, con el culo al aire, y las bragas en los tobillos. Al pasar por el salón, su novio la paró en seco, y le dijo:

    – ¿Dónde vas? Tu padre ha muerto.

    Mariel llevaba varios días sentada junto al lecho de su padre, acompañándolo en su lenta agonía. Cuando la hija se ausentó por un momento de la habitación para ir al lavabo, el padre aprovechó para salir del cuerpo.

    Los que tienen que morir prefieren hacerlo a solas. Mi padre murió mar adentro, un buen lugar para estar en soledad.

    *

    La madre de Buda murió cuando él tenía 3 meses de edad. Toda la vida de Buda fue una demostración de agradecimiento por esa muerte tan prematura. Al aplicar esa percepción búdica a la muerte de mi padre yo accedo a una nueva octava vibracional que me permite reconciliarme con el propósito de mi existencia: Yo elegí ser huérfano para formar parte de una familia espiritual.

    *

    Mi madre estaba de luto por la muerte de su marido, Josep (mi padre), y a pesar de que su mejor amiga intentaba exponerle que Josep tenía una amante en Sabadell, ella no podía dejar de llorar. En ese preciso instante, una desconocida llamó a la puerta dispuesta a certificar lo que le habían dicho, que Josep había fallecido:

    - ¿Y de qué ha muerto José? ¡Con lo sano que estaba! -empezó a hurgar la amante con un morro que se lo pisaba.

    Mi madre se acercó a la recién llegada con la intención de oler su perfume y comprobar si era el mismo que a veces traía Josep, y entonces le preguntó a bocajarro.

    - Perdone, ¿de dónde es usted?

    - De Sabadell.

    Se habían disuelto todas las dudas. A continuación, mi madre le dio a la amante con la puerta en las narices, abrazó a su amiga ante la emoción que le produjo la sincronicidad, se desprendió de todos los objetos del difunto, y no lo volvió a llorar jamás.

    *

    A la edad de 10 años mi madre entró a trabajar en el servicio de una casa situada en plena montaña. Allí no le dieron ningún cariño, sino un montón de hostias. Un día bajó llorando al río, y dibujó una serie de cruces en las rocas mientras pedía a dios que viniera su madre a rescatarla. Al poco rato pasó por allí una mujer que transportaba azúcar de estraperlo, y tras escuchar a la niña fue a avisar a su madre. A pesar de que en 10 años de existencia mi madre tan sólo había leído un par de libros (Lecciones de cosas, y El primer manuscrito), aquel día se graduó en una asignatura fundamental para su evolución, la fe. A medida que he ido evolucionando espiritualmente, yo me he encargado de aligerar la carga religiosa de esa virtud que mi madre me transmitió desde pequeño.

    *

    A la edad de 8 años yo me convertí en un niño abandonado (mi madre colocó entre ella y yo una institución, un internado), aunque no del todo. Los veranos siempre volvía a casa. Mi madre me esperaba con los brazos abiertos. Velasco, en cambio, se pasó 6 años metido en un internado sin ver a ninguno de su padres, y eso lo marcó de por vida. Jamás consiguió establecer con su hijo Borja una relación de amor, tan sólo de competitividad. Borja, que ya demostró de pequeño una extraordinaria habilidad para quedarse con los cromos de sus compañeros de juego, de mayor desarrolló un complejo sistema de ingeniería financiera y acabó eclipsando al padre. Velasco no lo supo encajar, y cuando lo ingresaron en el hospital por un fallo cardíaco, se negó a recibir a su hijo en la habitación. Pocos días después murió. Yo llamé por teléfono a Borja para darle el pésame. Acababa de llegar del tanatorio. Borja lamentaba no haber podido despedirse de su padre.

    - De todas formas, yo tengo la conciencia tranquila porque hice todo lo que pude para acercarme a él. -añadió.

    - Piensa que tu padre actuó de la mejor manera que supo.

    *

    Durante una época yo le eché en cara a mi madre el haberme internado en el colegio de huérfanos, ahora la bendigo por ello. En el internado de Avila se empezó a fraguar mi afición por la escritura, son muchas las cartas que le escribí a mi madre durante su ausencia.

    *

    La Tita Palo, una monja coja del internado de Avila donde yo estudiaba, me leyó la nota de religión delante de toda la clase: Suspenso. Yo le respondí con un gesto con el que quise transmitir un que le vamos a hacer, aunque ella quizá interpretó un a mí me la suda. Enfurecida, la monja avanzó hacia mí a golpe de muleta, y cuando me tuvo de frente, me arreó una hostia monumental. La Tita Palo era una mujer fría y despiadada que había extirpado de su interior el más mínimo instinto maternal. Una verdadera madre jamás responde de esa manera a su hijo de 8 años, que era la edad que yo tenía por aquel entonces. Nos dice Kryon que dios es como una madre que nos dice: Quizás te olvides de mí, e incluso me rechaces. Aún así, te seguiré amando hasta mi último aliento. La hostia que recibí de aquella monja supuso un punto de inflexión en mis creencias. Aquel día, yo me di cuenta de que la religión se había desvinculado completamente del amor divino.

    Piedad no necesitó ningún punto de inflexión, su desconfianza en la religión ya le venía de serie. El día que una monja del internado le mostró el escapulario para que lo besara, Piedad le dio una bofetada.

    – ¡Vaya con la Goñiz. Es de órdago esta chica. De rodillas inmediatamente!

    *

    En el colegio de huérfanos yo aprendí de mi amigo Emilio a poner un circulito encima de las íes. Aunque es verdad que en aquella época nos mirábamos demasiado en el ombligo, ahí conseguimos encerrar mucha creatividad. Ahora ya ligo en un solo trazo el puntito de la i con la letra siguiente, ya tengo más en cuenta a los demás. Emilio y yo controlábamos todas las actividades post-escolares del internado: teatro, atletismo, y música. Cuando nos apoderamos del estudio forrado de hueveras, Emilio eligió la batería, y yo el micrófono. En seguida montamos una banda de rock al estilo Deep Purple. Nuestro debut tuvo lugar el día de María Auxiliadora. Lleno el salón de actos del colegio, y tras una larga y aburrida ceremonia de bienvenida al consejo de administración, alguien anunció:

    – Con ustedes Die Gattung Wild (raza salvaje en alemán).

    Emilio salió al escenario embutido en su camiseta amarilla de manga ancha Discoteca Moef Gaga Lloret de Mar, y yo en la camisa que daban en el cole, una camisa que parecía una sábana, y que nadie se ponía. En mitad de La casa del sol naciente (una canción lentita que nos parecía muy sosa, pero que nos obligaron a tocar, atendiendo a la solemnidad del acto), Emilio se mandó un solo de batería que dejó a todos pasmaos. El cura de turno se apresuró entonces a cerrar a toda prisa las cortinas del escenario, pero éstas se quedaron atascadas entre cajas y platillos, mientras Emilio, que lo había planeado todo, seguía aporreando impasible la batería. Emilio y yo éramos índigos hasta la médula, quebradores de sistemas, pero él siempre iba un poco por delante, todo hay que decirlo.

    *

    En la película Timbuktú del director Abderrahmane Sissako, los yihadistas ocupan esa ciudad mauritana, se erigen como tutores de la población, e imponen entre otras cosas la prohibición de jugar al fútbol. Los chavales del pueblo acaban jugando un partido sin balón. El escritor argentino Pablo Ramos cuenta que su padre, un hombre autoritario, le rompió su guitarra para que se dejase de tonterías y se centrase en sus estudios. Entonces Pablo agarró un listón de madera, dibujó allí las cuerdas de una guitarra y siguió tocando. A pesar de que los curas del internado (nuestros tutores) nos obligaban a ir a misa, nosotros no estábamos por la labor, y en los bancos de madera de la iglesia lo que hacíamos era seguir ensayando nuestros temas de rock. Utilizábamos nuestros brazos a modo de mástiles de guitarra, y allí seguíamos machacando hasta la extenuación las posturas de los acordes. Nuestra forma de protestar por esa obligación de ir a misa consistió en pinchar por todo el recinto del colegio una y otra vez el tema del Umagumma de Pink Floyd en que Roger Waters lanza su escalofriante grito, justo en el momento en que daban la misa abierta para los feligreses de la ciudad.

    *

    Nos dice Adamus Saint Germain, canalizado por Geoffrey Hoppe, que el llamado a la libertad en Egipto se extenderá por todo el mundo, y la gente empezará a considerar si tiene libertad en sus trabajos. Séfora lo único que considera en este momento es la posibilidad de cambiar su trabajo de enfermera en el turno de noche en el hospital por uno diurno en el

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