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A ti te encomiendo

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«El paquete ha sido entregado. Cualquier persona que lea esta frase, será incapaz de adivinar la terrible realidad que se oculta tras ella.»

¿Qué pudo impresionar a Ruth en la visita que realizó a la Alhambra?, para que aún siendo una adolescente de dieciséis años, tomase la firme decisión de estudiar Historia.

¿Qué fue lo que la impactó tanto de la Sala de Las Dos Hermanas?, como para decidir hacer su Doctorado en Granada.

¿Que contenía el legajo que le entregó Fernando?, una persona anodina e insignificante, para que Ruth iniciase una investigación sobre los hechos que del mismo se deducen, y lo que es más incomprensible, ¿a dónde conducía dicha investigación?, para llamar la atención de un personaje como Alberto, miembro de la secreta Logia Epsilon fundada en el Siglo XVI.

En esta historia se interrelacionan:

Hechos ocurridos en la Judea de la época en la que reinaba Herodes El Grande, y capítulos de la vida de Jesús de Nazaret.

Hechos ocurridos en la Edad Media, y la triste realidad del exilio al que se vieron obligados algunos miembros del ejército republicano hacia el final de la Guerra Civil española de 1936-1939.

¿Qué fue lo que motivó la intervención de un organismo como la NASA?, y la aplicación de una tecnología punta en fase de desarrollo.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento2 may 2016
ISBN9788491124863
A ti te encomiendo
Autor

Juan Valencia

Estamos ante un autor atípico, una persona que aún teniendo una formación universitaria técnica, ha estado no obstante desde siempre interesado en la literatura y A ti te encomiendo es su ópera prima. Pero dado su carácter de auto exigencia, mantuvo una implicación absoluta con su trabajo, y no ha sido hasta llegar a la edad en que ha quedado libre de sus obligaciones profesionales, que ha podido llevar a cabo el proyecto que llevaba años madurando. Su personalidad, y por qué no decirlo, su madurez, le ha llevado a valorar mucho los aspectos personales de los distintos personajes. Por eso, en esta obra podemos ver cómo se define la forma de ser cada personaje, ya que el autor es de la opinión de que al lector deben dársele a conocer el carácter de cada uno de ellos, para que de esta forma se comprenda el papel que cada cual desempeña en la obra. El autor no tan solo considera importante dar a conocer al lector el perfil de los personajes. Para él, es también desuma importancia, en una obra como esta, definir claramente aquellos elementos, como las diferencias culturales, que han llevado a Granada en particular, a ser como es, como consecuencia de la amalgama de las culturas árabe y andaluza durante un buen número de siglos. Dicen que todo autor, de una forma o de otra, acaba reflejando en su obra, su forma de ser y de pensar. Este caso no es una excepción, en la obra queda claramente marcada la parte de su personalidad que se desarrolló durante su vida profesional, deleitándonos con descripciones de capítulos, que siendo evidentemente ficticios, no obstante se describen de tal forma que el lector asumirá como reales.

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    A ti te encomiendo - Juan Valencia

    © 2016, Juan Valencia

    © 2016, megustaescribir

             Ctra. Nacional II, Km 599,7. 08780 Pallejà (Barcelona) España

    Algunos de los personajes mencionados en esta obra son figuras históricas y ciertos hechos de los que aquí se relatan son reales. Sin embargo, esta es una obra de ficción. Todos los otros personajes, nombres y eventos, así como todos los lugares, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a Thinkstock, (http://www.thinkstock.com) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    ISBN:       Tapa Blanda               978-8-4911-2485-6

                     Libro Electrónico       978-8-4911-2486-3

    Contents

    AGRADECIMIENTOS

    NOTA DEL AUTOR

    PROLOGO

    CAPITULO I Finales del siglo XV, principios del siglo XVI motivos de la formación de lA Logia Epsilon

    CAPITULO II Finales de julio de 1.999 Prologo del viaje de vacaciones a Granada

    CAPITULO III Vacaciones en Granada Agosto de 1.999

    CAPITULO IV Epoca, inicio de nuestra Era Herodes I El Grande / La Matanaza de los inocentes

    CAPITULO V Viaje de Askelon hasta Rodas

    CAPITULO VI Mediados de Agosto de 1.999 Retorno a casa de las vaciones pasadas en Granada Ruht conoce a Quique

    CAPITULO VII Octubre de 2.006 / Inico del Doctorado en Granada

    CAPITULO VIII Siglo XIV Expedición de Cruzados a Tierra Santa

    CAPITULO IX Traslado de la reliquia a Granada

    CAPITULO X Colaboración con la ONG Nueva Vida

    CAPITULO XI Mediados de Marzo de 1.939 Guerra Civil Española

    CAPITULO XII Continúan los doctorados de Ruth y Quique

    CAPITULO XIII Reaparece la Logia Epsilon Una semana despues de la cena con el tio Alberto

    CAPITULO XIV Continúa la vida en Granada

    CAPITULO XV Madrid, dos semanas antes

    CAPITULO XVI Ruth conoce a John en La Alhambra

    CAPITULO XVII Empieza el trabajo de campo ideado por Alberto

    CAPITULO XVIII Los trabajos de Ruth empiezan a dar sus frutos

    CAPITULO XIX John pide ayuda a su padre

    CAPITULO XX La conexión - Granada La NASA - empieza a funcionar Alberto incita la actuación de la Logia Epsilon

    CAPITULO XXI Alberto decide actuar imprudentemente en la consecución de la Reliquia

    CAPITULO XXII Investigación de la Policia de Granada

    CAPITULO XXIII Reacción de la Logia Epsilon

    CAPITULO XXIV Intervención de la Santa Madre Iglesia

    CAPITULO FINAL

    SOBRE EL AUTOR

    AGRADECIMIENTOS

    Quiero dejar constancia del agradecimiento, a mí esposa Pilar por haberme apoyado en la loca idea de escribir esta novela, y la paciencia que ha tenido durante los cuatro largos años que he tardado en hacerlo. También quiero, aquí y ahora, mostrar mí agradecimiento a aquellos que leyeron el primer manuscrito, y las observaciones que me hicieron.

    NOTA DEL AUTOR

    Esta obra de Ficción Histórica, se desarrolla a lo largo de los tiempos, entre el inicio de nuestra era y la actualidad. Describiéndonos hechos históricos, o ficticios con apariencia de realidad. En ella se entrelazan diversos personajes, que van aportando a la trama aquellos hechos que acabarán formando el tejido de la misma.

    El autor, nos deleita enriqueciendo el propio relato, con descripciones y diálogos, que ayudan a conocer la forma de ser y de pensar de los distintos personajes. Facilitando al lector de forma clara las vivencias de los mismos. Detallándonos no tan solo, aquellas cosas cotidianas en las que se ven envueltos, sino también extiéndase en describirnos detalladamente el entorno en el que desarrolla la acción, para que de este modo el lector viva la trama desde dentro, como si él formara parte de la misma. Ayudando así al lector, a conocer no tan solo a los personajes, sino también a situarlos en el ambiente y cultura, en el momento en que se desarrolla la acción.

    PROLOGO

    Jesús de Nazaret, mirando fijamente a los ojos de David, le dijo:

    A ti te encomiendo que hagas llegar mí palabra hasta los confines de La Tierra.

    CAPITULO I

    FINALES DEL SIGLO XV, PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI MOTIVOS DE LA FORMACIÓN DE LA LOGIA EPSILON

    La Edad Media en Europa fue un periodo de oscurantismo, en el que el conocimiento estaba controlado y en manos de la Santa Madre Iglesia. Esto provocaba un enfrentamiento constante con los grupos pensantes que luchaban por imponer aquellos avances a los que sus trabajos en el campo, tanto ideológico, cómo científico, les habían llevado. Organismos cómo la Santa Inquisición intentaban imponer no tan solo el pensamiento oficialmente impuesto por La Iglesia, si no que además derivaba permanentemente en el intento de imponerse en el campo del poder político y todo lo que de él emana.

    Corre el año 1.503, en el seno de La Santa Iglesia Católica y Romana es elegido Papa Julio II, sucesor de Alejandro VI. El nuevo Papa de origen genovés, que ha conseguido el papado gracias al apoyo de los cardenales españoles, a los que ha logrado engañar con la fingida amistad con Cesar Borgia, destapa el odio que siente hacia la familia Borgia en particular, y a los españoles en general.

    A partir de su nombramiento, Julio II empezará a tomar decisiones en las que arrinconará a todos aquellos que estuvieron cerca de Alejandro VI, lo que se hizo palpable en las decisiones que este tomó con respecto a la construcción de los nuevos edificios que debían conformar la Basílica de San Pedro y los edificios del Vaticano.

    Rápidamente empiezan a circular unos rumores que no tardan en confirmarse, de que Julio II ha contratado a Bramante Maestro de Obras para la construcción de la Basílica de San Pedro, que deberá levantarse sobre el lugar donde se encontraba la basílica paleocristiana, una vez derribada la misma.

    Esta decisión provoca en las personas que estaban en el círculo cercano al anterior Papa Alejandro VI un revuelo más que importante, al darse cuenta de que a partir de ese momento han perdido todas sus prebendas, y se han quedado literalmente sin trabajo. Uno de los colectivos que se siente más afectado es un grupo de Maestros de Obras, formado principalmente por españoles y franceses, a los que el anterior Papa les había insinuado que serían ellos los responsables de la construcción de los edificios que acabarían formando el complejo del Vaticano.

    Como consecuencia de la actuación seguida por el nuevo Papa, una reducida delegación de estos Maestros de Obras solicita audiencia a Julio II. Audiencia que tarda en concedérseles varios meses. Cuando tiene lugar la misma, estos reciben del Papa no tan solo una negativa absoluta a sus pretensiones, si no que de forma solapada perciben en las palabras del mismo algo más que amenazas sobre el futuro de su integridad física. Ante esta realidad la delegación decide replegar velas, bajar la cabeza dando a entender el acatamiento de las palabras del Papa, y retirase prudentemente, insinuando su marcha de la ciudad.

    El amor propio, el orgullo profesional, y por que no decirlo, la rabia contenida que sienten ante lo expuesto por Julio II, genera en ellos un sentimiento de odio y unas ganas irrefrenables de tomar alguna decisión en contra de lo que han tenido que soportar. Los componentes del grupo acuerdan convocar cuanto antes a todos los compañeros, españoles y franceses, que están trabajando para la Iglesia Católica en Roma y sus alrededores, a una reunión para informarles sobre la actuación del nuevo Papa. Reunión que deberá celebrarse en lugar seguro, y en el mayor de los secretos para garantizar la integridad de los asistentes.

    Con suma prudencia, los tres miembros que formaron la delegación que se entrevistó con Julio II, buscan y encuentran el lugar adecuado para realizar la reunión en una finca agrícola situada a unas leguas en el extrarradio de Roma. Propiedad de un amigo de uno de ellos, y cuyas simpatías papales están muy lejos del actual Papa. Se reparten entre ellos el trabajo de contactar con los otros compañeros en el oficio, y con el fin de actuar con la seguridad necesaria y no obrar con precipitación que pudieran ponerles en peligro, acuerdan la reunión para una fecha de dos meses más tarde.

    El pequeño grupo de tres personas que formaba la delegación que se entrevistó con Julio II, estaba formada por dos españoles y un francés, que son los que se sientan a la cabecera de la mesa que preside la reunión, a la que asisten otras cuatro personas, tres españoles y un francés. En el centro de los tres convocantes sientan a Maese Rodrigo para que sea él, el que presida de facto la reunión.

    - Apreciados amigos y compañeros en el oficio- toma la palabra Maese Rodrigo-. Aunque creo que no debería ser necesario, os recuerdo que la presente reunión es para informaros de la audiencia que tuvimos con el Papa Julio II hace ya unos meses. Cómo sabéis el motivo de la audiencia fue manifestarle al Papa nuestro malestar por el cambio que se estaba produciendo con respecto a los Maestros de Obras en lo encargos de la construcción de los edificios que deben conformar El Vaticano. Ante nuestra queja por el rechazo a que se nos sometía a los que habíamos estado cerca del anterior Papa, se nos respondió con algo más que amenazas. Dejándonos claro que la responsabilidad de los nuevos trabajos serían encargados a personas cercanas al nuevo Papa, cosa que ya habréis percibido según lo que vamos conociendo. Ante esta realidad irrefutable, se ha convocado esta reunión para que entre todos acordemos la actuación a seguir.

    Maese Rodrigo da por terminada su introducción, durante unos segundos se produce un silencio gélido, que da paso de forma inmediata a un murmullo que se transforma rápidamente en un estruendo, imposible de seguir por las conversaciones cruzadas que se producen cada vez en voz más alta. Por lo que Maese Rodrigo con fuerte voz se dirige a los presentes.

    - Señores, por favor, así no vamos a ninguna parte, hablemos de uno en uno, lo que necesitamos es intercambiar ideas para llegar a un acuerdo común.- El murmullo se apaga, y uno de los miembros invitados toma la palabra.

    - Yo creo que debemos luchar con todo lo disponible contra esta actuación arbitraria por parte del Papa.- Otro toma la palabra a continuación.

    - Lo que tenemos que hacer es parar las obras que estamos realizando, y poner las máximas trabas a lo que nos llegue de La Iglesia.

    Una tras otra, se van escuchando diferentes propuestas cada vez más encendidas, lo que va calentando el ambiente hasta volver a un murmullo generalizado, que los devuelve al inicio de la reunión. Por lo que Maese Rodrigo retoma la palabra.

    - Amigos, comprendo vuestra reacción, pero creo que no es la adecuada, os ruego que me permitáis que os proponga la idea que poco a poco he ido madurando durante estos últimos dos meses. Nos guste, o no, la realidad es que en este momento el Papa es Julio II, que este siente un odio extremo contra todos aquellos que de una forma o de otra estuvimos cerca de Alejandro VI, y que nosotros en este momento no tenemos capacidad para entablar un enfrentamiento directo con él, del que sin duda saldríamos malparados. Por lo tanto, en mí opinión debemos hacernos a la idea de que a corto plazo no tenemos posibilidad alguna de salir victoriosos de un enfrentamiento directo, y ya que el papado afortunadamente no acostumbra a ser excesivamente largo, opino que lo que debemos hacer es prepararnos para que en el próximo cambio estemos en situación de posicionarnos adecuadamente.- De golpe cuando Maese Rodrigo interrumpe su charla para tomar aire, se oye.

    - Perdona, y ¿eso cómo se hace?

    - Gracias por tu pregunta, permíteme pues que te responda. En mí entender la fuerza debemos buscarla en nosotros mismos. Seguramente la mayoría de vosotros habrá oído hablar de los gremios y lo que estos significan, agruparnos los que tenemos un oficio común para proteger nuestros conocimientos y nuestros intereses. Si sabemos organizarnos y crear una asociación cerrada, en la que no pueda inmiscuirse nadie extraño a la misma, conseguiremos ser un grupo con una fuerza capaz de enfrentarse a organizaciones tan importantes cómo La Iglesia.

    - Disculpa que insista- vuelve a intervenir la misma persona-. Pero vuelvo a preguntarte, y ¿eso cómo se hace?

    - Ahora te respondo, lo que os voy a proponer no es algo nuevo, tengo información de que otros colectivos ya la han aplicado con buenos resultados. En nuestro caso en concreto, creo que todos somos conscientes de que uno a uno no tenemos la mínima capacidad de presión, ni sobre La Iglesia, ni sobre cualquier señor feudal que pretenda ningunearnos, y que cómo he dicho antes, nuestra fuerza dependerá de la capacidad que tengamos de organizarnos, proteger nuestros conocimientos, y mantener en absoluto secreto las decisiones que tomemos en nuestra organización, tendentes a las actuaciones presentes y futuras. Para ello, lo que os propongo es comprometernos los siete Maestros de Obra aquí presentes, en definir un protocolo en el que se recojan, tanto los órganos de régimen interno, los principios técnicos y éticos, que deberemos cumplir escrupulosamente, así cómo la actuación a seguir contra aquellos miembros que las incumplan.

    Maese Rodrigo hace una pausa, esperando que sus compañeros de profesión asimilen lo que les ha explicado. Él hace ya tiempo que oyó hablar de las asociaciones masónicas, pero no tiene la menor idea de lo que puedan conocer los otros miembros presentes, así que se toma con tranquilidad la pausa que está haciendo a la espera de que alguien haga alguna pregunta.

    - Maese Rodrigo, lo que voy a decirte lo hago a titulo particular- toma la palabra uno de los presentes que no lo había hecho hasta ahora-. Yo también he oído hablar de los masones, y tal cómo tu dices si trata efectivamente de grupos muy bien organizados, y con unas reglas de una rigidez absoluta con respecto al secretismo que los envuelve, y que al parecer les están permitiendo tener capacidad de presión dentro de sus campos de acción. Por lo que creo que si nosotros también somos capaces de organizarnos adecuadamente, podremos sacar un buen provecho de ello.

    - Maese Ojeda, yo al contrario que tú no tengo conocimiento alguno de esos grupos que llamáis masones- contesta otro de los presentes-. Puedo asegurarte que te he escuchado con el máximo interés, aunque me permitirás que tal vez por que yo no sea tan valiente cómo vosotros, tenga por ello algo más que temor a lo que planteáis. A mí me aterroriza el tener que enfrentarme con una organización tan poderosa, y en ocasiones tan cruel como La Iglesia, y no hablemos de algún señor feudal de los que todos conocemos. Por lo que os ruego que me deis argumentos que tranquilicen mí ánimo.

    Con un carraspeo intenta retomar la palabra Rodrigo, pero Ojeda con un ligero gesto de su mano derecha, le interrumpe dándole a entender su deseo de ser él el que responda.

    - Maese Villanueva, no tan solo comprendo tu temor, si no, que puedo decirte que hasta hace poco lo habría compartido contigo en su totalidad, pero en este momento no es así, puesto que ya sabes que tengo conocimiento de otros grupos que hace ya mucho tiempo que se organizaron cómo aquí se ha comentado, y que con su actuación han conseguido hacerse respetar por aquellos a los que temían. Por lo tanto permíteme que te ruegue que dejemos que Rodrigo nos exponga en su totalidad su propuesta, y luego discutimos si nos parece bien, o no.

    - Sea cómo decís- responde Villanueva-. Evidentemente hablo exclusivamente en mí nombre, el resto de compañeros decidirán lo que consideren oportuno.

    - Permitidme hacer una observación- toma la palabra otro de los presentes-. Al igual que los que habéis intervenido, yo también hablo a nivel personal, aunque agradecería que se tomara en consideración mis palabras. Yo personalmente me confieso seguidor de la doctrina de Jesucristo, lo que de ninguna manera significa que entienda o apoye a los jerarcas de lo que llamamos La Santa Madre Iglesia, puesto que al igual que alguno de los presentes ha insinuado ya aquí, en ocasiones actúan en defensa de sus intereses mundanos, en lugar de seguir la doctrina de Cristo Nuestro Señor. Por lo tanto deseo manifestar mí interés en que definamos claramente si esta asociación de la que estamos hablando actuará al margen de la doctrina cristiana.

    - Dejadme que le conteste yo- responde Maese Rodrigo-. Disculpa si no he sabido explicarme adecuadamente. Mí rencor y mí propuesta tiene origen precisamente con esa actuación que tu denuncias de la mal llamada Santa Madre Iglesia incumpliendo lo que Jesús nos enseño y que pago con su vida. Te doy toda la razón, y propongo por lo tanto que los estatutos que deberemos redactar si llegamos a un acuerdo, recojan nuestra oposición a esa organización, al mismo tiempo que el respeto a la doctrina de Cristo.

    Se hace el silencio, que en esta ocasión no es interrumpido por ninguno de los presentes, por lo que Maese Rodrigo entiende que no hay de momento más observaciones a hacer por parte de otros miembros, y retoma la palabra.

    Durante un largo rato Rodrigo expone las líneas maestras de su plan, iniciándose entre todos los presentes un intercambio de opiniones que culmina con la redacción de unos estatutos. De los que se deja constancia por escrito, y que rubrican con su firma los siete miembros presentes.

    ESTATUTOS DE LA CONSTITUCIÓN DE LA ORGANICACIÓN MASÓNICA DE MAESTROS DE OBRA, LLAMADA, LOGIA EPSILON.

    Relación de Miembros Fundadores:

    - Maese Rodrigo

    - Maese Villanueva

    - Maese Ojeda

    - Maese Torquemada

    - Maese Bahía-Blanca

    - Maese Llombard

    - Maese Vilafranc

    Estatutos aprobados:

    Artículo I

    Los arriba nombrados deciden por voluntad propia unirse en defensa de sus intereses profesionales, tanto presentes cómo futuros, por tiempo indefinido, tanto de los miembros actuales cómo de aquellos que puedan sucederles en el futuro.

    Artículo II

    Las deliberaciones y acuerdos que puedan tomarse dentro de la Logia tendrán el carácter de secretos, no pudiendo darse a conocer a nadie más que aquellos que formen el grupo de miembros de la misma. El incumplimiento de este artículo comportará la expulsión inmediata de aquel que lo haga, y la sanción que decidan el resto de miembros reunidos de forma expresa para sancionar dicha falta, considerada gravísima.

    Artículo III

    La Logia manifiesta de forma expresa su fe en la doctrina de Jesús de Nazaret, al mismo tiempo que el rechazo a La Iglesia, por su injusta forma de actuar anteponiendo los intereses personales de los miembros que forman su jerarquía, a aquellos que emanan de la doctrina que dicen defender. Declarando de forma expresa y permanente la lucha contra los intereses de la misma.

    Artículo IV

    Organización interna de la Logia:

    a) La logia propiamente dicha, está constituida por los siete Miembros Fundadores, entre ellos elegirán un presidente que lo será, hasta su defunción, que presente su renuncia, o sea destituido por votación entre los siete Miembros Fundadores.

    b) Los siete Miembros Fundadores que en el futuro serán conocidos Miembros Principales, podrán si lo consideran conveniente aceptar la incorporación de otros miembros, estos tendrán la clasificación de miembros de segundo grado. Los mismos participaran de todos los beneficios de pertenecer a la Logia, pero no podrán hacerlo en las reuniones del equipo formado por el número de los siete Miembros Principales.

    Cuando por edad o cualquier otro problema que le inhabilite para el cumplimiento de sus obligaciones a alguno de los siete Miembros Principales, este podrá proponer un sustituto que en todo caso deberá ser validado en votación entre ellos. En caso de defunción de alguno de los Miembros Principales, el resto elegirá por votación al sustituto del mismo.

    Articulo V

    Elección del primer presidente:

    Los siete Miembros Fundadores, después de una corta deliberación, deciden por unanimidad nombrar primer presidente de la LOGIA EPSILÓN, a Maese Rodrigo, en agradecimiento al trabajo en la constitución de la misma.

    Estos Estatutos han sido redactados en una Villa a las afueras de Roma, en el mes de mayo del año del Señor 1.504.

    Siguen las firmas de los siete Miembros Fundadores.

    Una vez acabada la reunión, dan instrucciones al mozo de la finca para que les sirva la cena, aunque dado lo avanzado de la hora, más bien podría llamarse desayuno. A continuación los siete acuerdan las actuaciones a seguir, el lugar y la fecha para la próxima reunión, antes de emprender el regreso a sus domicilios.

    CAPITULO II

    FINALES DE JULIO DE 1.999

    PROLOGO DEL VIAJE DE VACACIONES A GRANADA

    Son las once de la noche del último día del mes de julio, la familia Puig ha acabado de cenar y están recogiendo la mesa. Se nota en el ambiente una cierta alegría y nerviosismo a la vez. Tanto Jordi como Dolores, los padres, hablan entre ellos intentando concretar las últimas cosas del viaje de vacaciones que iniciarán a primera hora de la mañana del día siguiente, con destino a Granada, la tierra natal de Dolores.

    Tienen previsto realizar el viaje en el coche que han estrenado hace dos meses, con el que Jordi, que es el que normalmente conduce, está encantado, tanto por sus prestaciones cómo por el nivel de equipamiento.

    Precisamente Jordi ha pasado el día asegurándose de que el vehículo estaba en perfectas condiciones, comprobando la presión de los neumáticos, el nivel de aceite, y una serie de pequeños detalles que probablemente podía haberse ahorrado.

    En este momento, el padre y la hija, Ruth, están acabando de recoger la mesa y dejándola en perfectas condiciones, Dolores por su parte pone en marcha el lavaplatos, y le da el último toque a la cocina para eliminar la presencia de la frugal cena que han preparado a base de ensalada y fruta.

    Una vez acabada la tarea, Jordi se sienta en el sofá con la última guía de carreteras, y procede a repasar una vez más el recorrido del trayecto. Por precaución repasa también el plano de Granada para memorizar el recorrido que los llevará hasta el hotel donde pasarán los próximos quince días. Recuerda muy bien los problemas que tubo en el viaje de hace diez años, en la circulación por el centro de Granada.

    Dolores está terminando de dejar en orden la cocina. Aprovechando este hecho, Ruth se dirige a su madre.

    - ¿Necesitas que te ayude mamá? - Pregunta con la secreta esperanza de que dejándose llevar por el cariño de madre, esta le diga que no.

    Dolores que conoce a fondo a su hija, la mira, y con esa mirada tierna que tan solo las madres saben hacer, le responde lo que Ruth espera.

    - No, no es necesario, puedes irte a acostar, tu padre me ayudara a rematar lo que queda por hacer.

    Jordi que acaba de guardar la guía, oye que Dolores le llama desde el distribuidor. Jordi se da cuenta de que hay algo que no acaba de funcionar todo lo bien que quisiera, porque aunque normalmente hablan entre ellos en catalán, la lengua materna de Jordi, y la adoptada por Dolores después de los muchos años viviendo en esta zona de España, cuando ella le habla en castellano, y en esta ocasión es así, es que, o esta enfadada, o hay algo que la ha puesto nerviosa.

    Jordi se dirige hacia el distribuidor, y con aquel tono que se aprende tan solo con los muchos años de convivencia y el tierno amor que siente por su esposa, le pregunta.

    - ¿Que deseas, cariño?

    A lo que ella, que parece haberse tranquilizado de golpe, le responde esta vez en la legua que normalmente usan.

    - Necesito tu ayuda para repasar la lista que he preparado con lo que debemos meter en las maletas.

    Entre los dos proceden a ir repasando y distribuyendo adecuadamente entre la maleta grande y la pequeña, aquella infinidad de prendas y objetos que ella ha anotado con el cuidado de siempre. Dolores cómo hace habitualmente, deja fuera de las maletas la ropa más delicada, la colocarán en las maletas por la mañana. Una vez terminadas de hacer las maletas, el reloj marca más de las doce. Las dejan en el cuarto de costura, abiertas en el suelo, para que la ropa se arrugue lo mínimo posible, y deciden acostarse. Puesto que al día siguiente tienen prevista la partida sobre las ocho de la mañana.

    Una vez en la cama, Jordi abraza tiernamente a Dolores. Ella se acurruca entre los brazos de su marido, buscando y encontrando, aquella sensación de amor y paz espiritual que siempre les ha unido.

    Dolores actuando cómo madre, le comenta en voz baja a su marido.

    - ¿Crees que Ruth lo pasara bien?, en marzo cumplirá los diecisiete años, y cualquier día de estos nos dirá que no quiere ir de vacaciones con nosotros,

    - Estate tranquila, Ruth me ha comentado que está muy interesada en este viaje a Granada. Dice que aún se acuerda del que hicimos la Semana Santa de hace diez años, y eso que Ruth entonces tenía tan solo seis. Sobre todo parece que fue La Alhambra lo que más le impacto en aquel viaje.

    En su habitación, Ruth nota unas sensaciones raras, desconocidas para ella. Es verdad que como sospecha su madre, cuando se hablo de estas vacaciones en Granada, le dieron ganas de oponerse con esa fuerza que saben usar los adolescentes para fastidiar a sus padres. Pero no es menos cierto que en ese instante afloraron a su memoria aquellos vagos recuerdos del viaje que hicieron cuando tenía seis años, y de las fuertes sensaciones que le produjo, no tanto la ciudad de Granada, cómo aquel conjunto de edificios que forman La Alhambra.

    Tiene en su mesita de noche el libro Los Cuentos de la Alhambra, que sus padres le compraron en aquella visita. Lo ha releído en infinidad de ocasiones, y en su alma ha quedado la impronta del embrujo que estos relatos y sus recuerdos, lo que la lleva de tanto en tanto, a noches fantaseando en ese estado tan placentero entre el sueño y la vigilia.

    Ruth se nota agitada por la perspectiva de las próximas vacaciones, y después de asearse no sabe si peinarse o acabar de despeinar su ensortijada caballera rubia, se coloca el pijama, y acostándose sobre el mullido colchón deja libre su imaginación.

    La familia Puig vive en Manresa, ciudad industrial situada en la provincia de Barcelona en la encrucijada del río Llobregat y su afluente el río Cardener, lo que provoca junto con el macizo de Montserrat un microclima continental, con veranos húmedos y bochornosos. Por suerte para Ruth, en su día sus padres escogieron para vivir un piso alto. La situación de su habitación, rinconera y con un balcón, le proporciona una ligera brisa que la sume en un estado de semivigilia, lo que le permite dejar que afloren los recuerdos que probablemente habrán sido remodelados inconscientemente por sus deseos.

    Rememora en parte por sus propios recuerdos, y por lo que le han contado sus padres. Que esas primeras vacaciones, fueron por Semana Santa, que su madre estaba muy ilusionada, tanto por el regreso a la tierra que la vio nacer, cómo por poder vivir de cerca el misterio de las procesiones que no pudo disfrutar siendo niña. Ya que sus padres decidieron desplazarse a Cataluña a principios de los años sesenta, donde había la posibilidad de trabajar, ganarse la vida, y poder ofrecerles a sus hijos un futuro mejor que el que se preveía en su Andalucía natal.

    Aquel Domingo de Ramos amaneció soleado, cosa desgraciadamente no demasiado habitual en esa época del año. Su madre le había comprado a Ruth un vestido rosa y una diadema para el pelo, que hacia conjunto con el vestido, y fue ella, la hija, la primera en despertarse sobre las ocho de la mañana, probablemente por las emociones que esperaba vivir. Se levantó de golpe y salió corriendo hacia la habitación de sus padres, donde solo saben hacerlo las niñas de seis años, entró en ella cómo un vendaval y se lanzo de cabeza a la cama entre los dos.

    - Mamá, mamá, quiero que os levantéis, tienes que ponerme el vestido nuevo.- Su madre con cara sería, pero con una mueca que delata la sonrisa que se esfuerza por reprimir, le dice.

    - ¿Que es eso de no dar un beso a tu padre?- Y la abraza, guiñándole un ojo a Jordi.

    - Papá, papá, te quiero mucho.- Ruth le da un beso en la mejilla, se acurruca entre los dos, e inmediatamente se queda dormida placidamente.

    Sus padres se miran tiernamente, esbozan una sonrisa y deciden darse el gusto de alargar algo su estancia en la cama. Se trata de un día de fiesta, y aún es temprano. Tienen previsto ir a la bendición del Domingo de Ramos que tiene lugar a las doce y medía en la iglesia de su parroquia, y después ir a comer al restaurante al que acuden en este tipo de ocasiones.

    Sobre las nueve de la mañana es Dolores, ¿Quién si no?, la que primero se levanta, susurrándole a Jordi.

    - Quédate en la cama con Ruth, hasta que acabe de ducharme.

    Algo más de media hora después, Dolores entra en la habitación encontrando a su marido y su hija dormidos. Levanta la persiana con sumo cuidado, y a continuación se abalanza sobre la cama y empieza a hacerles cosquillas, tanto a Jordi cómo a Ruth. Que se despiertan de golpe y se suman al jolgorio iniciado por la madre.

    Ruth, consciente de que se está transformando en una pequeña mujercita, pretende aparentar ser mayor de lo que es, y después de haberse duchado su padre, se dirige majestuosamente hacía el cuarto de baño para ducharse ella sola.

    A las doce y pocos minutos la familia está prácticamente a punto para salir a la calle. Dolores luciendo un vestido nuevo. Vaporoso, de colores neutros con matices pastel, remata su vestimenta con una chaquetilla a juego con el vestido. Afortunadamente el tiempo soleado acompaña, porque sino probablemente Dolores habría pasado como dicen en su tierra, mas frío que el perro de un señorito. Jordi viste un traje oscuro, camisa blanca y corbata a juego, ninguna de las tres piezas es de estreno, pero ya se sabe que los hombres no se preocupan por estas cosas tanto cómo las mujeres.

    Ruth luce el vestido rosa y la diadema a juego, le queda precioso. Su melena rubia, el cabello con rizos naturales, sus ojos azules y esa mirada que parece exclusiva de los miopes, la hacen sencillamente encantadora. Sonríe y colocándose entre sus padres con un aire de niña mayor, le dice a su padre.

    - Por favor lleva tú la palma hasta la iglesia - y agarrando a ambos de las manos, les dice.- Mamá, papá, ya podemos ir a bendecir.

    Al llegar a la iglesia que se encuentra a cinco minutos escasos, hay ya un numeroso grupo de fieles que esperan con paciencia la salida del párroco. La gente agita probablemente de forma involuntaria, las palmas, palmones, y ramas de olivo que llevan consigo, algunos de ellos decorados con ricas galletas, garlandas, colgadas de un hilo, produciendo una visión cómo si un vendaval los agitara de forma caótica. De fondo, el cuchicheo entre la gente produce un rumor que se asemeja al parloteo de los bulliciosos mercadillos.

    Faltan dos minutos para las doce y medía. En el pórtico de la iglesia hace su aparición el párroco, rodeado del diácono y los monaguillos, todos ellos enarbolando preciosos palmones. El murmullo del gentío cesa de golpe dando paso a un sincero recogimiento, a la espera de las palabras del sacerdote sobre el acto litúrgico, y posterior bendición a los fieles allí congregados.

    En el momento que el sacerdote simbólicamente esparce el agua bendita para conmemorar la entrada de Jesús de Nazaret en Jerusalén a lomos de la borriquilla, los fieles agitan con vehemencia, esta vez al unísono, aquellos ramajes que antes agitaban sin orden alguno. El panorama ha cambiado, ahora los distintos ramajes se agitan produciendo una imagen armónica que se asemeja a los campos de cereales agitados por el viento de primavera. Jordi y Dolores que tiene a su hija situada delante de ellos observan con placer cómo esta agita la palma que ahora sostiene con ambas manos. Cómo creyentes que son, esperan que su estimada hija sepa valorar los principios morales que ellos le están inculcando.

    - Vayamos a dar un paseo para presumir de nuestra hija - le dice Dolores a Jordi -. Y luego iremos a comer a nuestro restaurante de siempre.

    Jordi que conoce es su esposa, sabe que esta en ocasiones pierde la noción del tiempo, y le comenta buscando las palabras adecuadas y con suave voz, ¡no vaya a ser que se enfade!

    - Recuerda que hoy no podemos entretenernos. Ya que tenemos previsto dormir en Valencia, y convendría que Ruth no se acueste muy tarde.

    Tal cómo había propuesto Jordi, dan un corto paseo, van a comer al restaurante previsto, y sobre las seis de la tarde han cerrado las maletas, cargado el coche, colocado a Ruth sobre la silla especial para su edad, y arrancado el motor del coche.

    Lo ocurrido después, hasta la llegada al día siguiente cerca del mediodía a Granada, no dejo especiales recuerdos en la mente de Ruth, muy probablemente, porqué o estuvo dormida la mayor parte del tiempo, o porqué no ocurrió nada que despertara su interés.

    De los días pasados durante el resto de semana, tiene vagos recuerdos. Las procesiones en las que el excesivo gentío no le permitía ver casi nada, aunque su padre la aupara sobre sus hombros, no despertaron su interés. La ciudad en sí, tampoco pareció afectarla, y de lo único que guarda unos recuerdos placenteros es de la impresión que le produjo el conjunto de edificios y palacios que forman La Alhambra. En honor a la verdad, Ruth ahora con sus dieciséis años no sabría discernir concretamente entre lo que son verdaderos recuerdos de La Alhambra, y lo que son fabulaciones debidas al releído libro de Washington Irving, con el que empezó a ejercitar las nociones de lectura que le habían enseñado en el colegio. Al final cerca ya de la una de la madrugada, sin darse cuenta, el sueño puede más que sus ensueños, y Ruth acaba sucumbiendo, durmiéndose placidamente

    CAPITULO III

    VACACIONES EN GRANADA

    AGOSTO DE 1.999

    Día uno de agosto, las cinco y medía de la mañana, suenan los despertadores en la habitación de Ruth y en la de sus padres, los tres al unísono se desperezan y echan rápidamente pie a tierra. Han acordado, que a más tardar a las seis y medía deben estar montados en el coche y a punto de marcha.

    Dolores es la primera en levantarse. Se dirige al cuarto de baño anexo a la habitación de matrimonio para ducharse, no sin dejar de recordarle antes a Jordi que cuando salga ella de la ducha, debe entrar él.

    Mientras tanto, Ruth que iba a echar pie a tierra, de pronto recuerda que cuenta con el tiempo extra que representa el hecho de que por la ducha de su cuarto de baño tan solo tiene que pasar ella, y decide aprovecharlo para gandulear en la cama durante unos minutos.

    Dolores sale del cuarto de baño en un tiempo inhabitualmente corto, probablemente las ganas de iniciar las vacaciones la han motivado para darse prisa, y se dirige a Jordi inquiriéndole para que entre en el cuarto de baño. Mientras tanto ella, se vestirá y colocará la ropa delicada en las maletas.

    Prácticamente coinciden las campanadas de la seis de la mañana que da el reloj de pie que tienen en el recibidor, con la entrada del padre y la hija en la cocina, donde Dolores ha preparado un ligero desayuno a base leche y zumo de fruta acompañado con unas magdalenas de aspecto apetitoso. Una especie de tentempié, para matar el hambre, por tener previsto parar a media mañana en alguna área de servicio para desayunar como Dios manda, cómo acostumbran a decir en la tierra natal de Dolores.

    Gracias al repaso del trayecto que había hecho Jordi, el viaje transcurre sin incidencias destacables. Desayunan a la altura de Valencia y almuerzan en uno de los restaurantes de Huetor Santillana, situado en el bonito paraje de la sierra de Huetor, a unas dos horas de Granada, a la que llegan sobre las seis de la tarde.

    Al entrar en Granada, en la que hace la friolera de diez años que no estaban, Jordi decide seguir los indicadores hacia el centro de la ciudad, la zona donde se halla situado el hotel. De pronto Jordi empieza a ver que se le avecinan problemas por haberse metido en una zona en la que hay muchas calles peatonales. Percibe que esta dando vueltas, han pasado dos veces por el mismo sitio, mala señal. Por suerte en una esquina ve un policía municipal, al que se dirige.

    - Sr. agente, tenemos habitaciones reservadas en el Hotel Douro, y no hay manera de llegar a él, voy siguiendo las indicaciones del centro de la ciudad y no hay forma de salir de esta especie de laberinto.

    - No se preocupe señor.- Le responde el agente. Y le facilita la información sobre la ruta que les llevará sin problemas al hotel.

    . - Muchas gracias agente.

    - No se merecen, que disfruten de sus vacaciones.

    Dolores mira a Jordi de soslayo y socarronamente comenta.

    - Creía que con el rato que pasaste repasando el recorrido, ya no tendrías problemas para llevarnos a cualquier sitio.

    Jordi encaja estoicamente el golpe bajo que acaba de propinarle Dolores, decide hacerse el sueco y no contestarle, no quiere bajo ningún concepto crear una situación que pueda empañar el inicio de las vacaciones.

    Afortunadamente la información facilitada por el agente les permite llegar en pocos minutos al hotel. Aparcan en la pequeña zona reservada para clientes, sacan las maletas del coche y entre los tres las entran a la recepción. El vestíbulo que sirve al mismo tiempo de recepción, es pequeño pero acogedor, decorado con buen gusto, y la señorita que les atiende, demuestra aun siendo joven, tener muchas horas de vuelo, con una sonrisa en los labios les da la bienvenida y rápidamente localiza las reservas. Les hace entrega de las llaves, la documentación del hotel sobre los horarios de las comidas y los distintos servicios que ofrecen a sus clientes.

    Dolores y Jordi se quedan con la tarjeta de la habitación doscientos doce, la de matrimonio, y Ruth con la doscientos quince, la individual.

    Al llegar a la planta, es Dolores la que toma la palabra.

    - Chicos, son cerca de las siete de la tarde, lo primero que tenemos que hacer es deshacer las maletas para evitar en lo posible que la ropa se arrugue más de lo ya debe estar, colocar cada cosa en su sitio, y después refrescarnos un poco y cambiarnos de ropa. Creo que sería una buena hora quedar a las ocho. Sobre todo tú, Ruth, no te comportes cómo en casa dejándolo todo de cualquier manera, con la edad que tienes no me gustaría tener que entrar en tu habitación a inspeccionar como la dejas, te doy un voto de confianza. Por favor, no me des motivos para arrepentirme.

    A continuación cada uno entra en su habitación, y una vez dentro de la suya, Jordi le dice a Dolores.

    - Me ha gustado el voto de confianza que le has dado a nuestra hija, ya tiene una edad cómo para que empiece a espabilarse sola, aunque si quieres un consejo, no se te ocurra entrar en su habitación a menos que sea ella la que te invite. Seguramente te ahorraras algún disgusto.

    Nada más cerrar la puerta de su habitación, Ruth se lleva la mano a la boca ahogando un grito de satisfacción. Por fin, por primera vez en unas vacaciones su madre no la atosigara con sus cosas en su habitación, es para ella la confirmación de que está empezando a tratarla cómo una mujer, y no cómo una niña. Es tanta su alegría que haciendo caso omiso de lo indicado por su madre se deja caer a lo largo de la cama, que probablemente habrán calificado cómo individual, pero que es de matrimonio. Dejando durante un rato volar la imaginación sobre aquellas cosas en las que acostumbran a fantasear las adolescentes.

    Jordi y Dolores tampoco es que cumplan exactamente con lo que ha propuesto la esposa. Nada más entrar en la habitación, Jordi abre las puertas que dan acceso al pequeño balcón que da sobre la calle Acera del Darro nombre que al parecer toma del río del mismo nombre que pasa canalizado bajo dicha calle, con un gesto le pide a su esposa que salga con él al balcón, y pasando su brazo derecho sobre los hombros de su esposa, con suave voz le dice.

    - Estoy muy contento con estas vacaciones, tal cómo comentábamos ayer, soy consciente de que por la edad que tiene Ruth, cualquier día le dará corte salir con nosotros. Espero que sepamos aprovechar todos y cada uno de los momentos que vamos a pasar juntos, sin tener ninguna discusión entre nosotros y nuestra hija. Podrían ser las últimas vacaciones que pasemos juntos y debemos aprovecharlas al máximo.- Dolores aunque acostumbrada a la ternura de su esposo, se le vuelve a enternecer el alma al oírle hablar así, y se acurruca descansando su cabeza sobre el pecho de este, no dice palabra alguna, pero Jordi que conoce cómo nadie a su esposa, no necesita de ellas para entender su estado anímico.

    Poco antes de las ocho Jordi y Dolores ya han colocado la ropa y demás enseres en el sitio adecuado. Se han refrescado con una rápida ducha, y vestidos con ropa informal. Es lo adecuado para lo que quieren hacer esta primera tarde noche, dar una vuelta por el centro, y cenar en algún restaurante que les parezca adecuado. Deciden esperar hasta las ocho y cinco para ir a avisar a Ruth. A esa hora salen de su habitación y es Dolores la que llama a la habitación de la hija. Recordando la recomendación de su marido, tiene la prudencia de separarse unos pasos de la puerta, por aquello de los consejos que le dio a la hija al llegar, y el dicho, ojos que no ven, corazón que no sufre.

    Al poco sale Ruth de su habitación. Al verla, los padres se sorprenden, aunque con aire informal ha sabido buscar una combinación de pantalón y camiseta que resaltan su belleza natural, todo ello rematado con un ligero maquillaje que contrasta y realza su cabellera rubia. Ella no necesita que sus padres le digan que está muy guapa, lo adivina en su mirada, y al igual que cuando tenía seis años, avanza hacia ellos y colocándose entre ambos, de tal manera que ocupan toda la anchura del pasillo, se dirigen en silencio al ascensor.

    La temperatura aunque calida a esa hora de la tarde, es soportable, y suben por la Acera del Darro hacia el centro de la ciudad, donde pasean por una serie de calles peatonales por donde probablemente ya habían circulado con el coche a su llegada. Se entretienen haciéndose fotografías en una plaza en la que hay una especie de fuente con un monumento de Isabel La Católica, y cerca ya de las diez de la noche deciden entrar a cenar en un restaurante.

    Mientras cenan Jordi comenta que a parte de la visita a La Alhambra, para la que ya sacaron anticipadamente las entradas en una entidad bancaria de Manresa, deberían planificar los sitios que quieren visitar. Ya que, aunque las vacaciones son de dos semanas, entre el viaje de ida y el de vuelta se pierden dos días, y por lo tanto quedan doce días reales para ver cosas. Tal cómo ya habían acordado a solas Dolores y Jordi, le dicen a Ruth que sea ella la primera que diga lo que le gustaría ver. Ruth que en Internet ya ha estado buscando los sitios de interés turístico de la zona, no deja perder la oportunidad que se le ofrece y da rienda suelta a sus deseos.

    - Creo que deberíamos visitar, Granada ciudad, y dentro de ella, el Sacromonte y el Albaycin, Sierra Nevada, las Alpujarras, la zona costera de Granada, concretamente Motril, Málaga ciudad, y la zona de Benalmadena y Torremolinos, y la cueva de Nerja que dicen que es impresionante. De todas formas no estaría de más, que pasásemos por una oficina de información para que nos orienten.- Les suelta Ruth a sus padres en una parrafada.

    Sus padres que lógicamente ya habían estado planificando el viaje, se sorprenden de lo mucho que se ha informado su hija, y es Dolores la que toma la palabra.

    - No te imaginas la alegría que me das hija mía al ver cómo te has informado sobre este viaje, nos parece perfecto todo lo que has propuesto y puesto que pasado mañana es el día para el que tenemos las entradas para La Alhambra, si os parece bien podríamos en principio dedicarnos mañana a la ciudad de Granada, que no creo que podamos ver en un solo día. Y si no tenéis nada que objetar, mañana por la mañana en lugar de desayunar en el hotel, podemos empezar haciéndolo en alguna de las cafeterías que hemos visto al salir de él, y así nos iremos involucrando en el ambiente granadino.

    Rematan la cena, tomando Jordi un café, por lo que tiene que volver a escuchar la observación de Dolores.

    - ¡A ver si luego no vas a poder dormir!

    Dolores decide tomar una infusión de manzanilla, y Ruth probablemente por aquello de no ser menos, pide un poleo menta, que es lo que últimamente acostumbran a tomar con los miembros de su pandilla. Son ya cerca de las doce de la noche, deciden deshacer lo andado, dirigiéndose al hotel con un paso que un espectador podría interpretar cómo cansino, pero nada más lejos de la realidad, realmente andan tranquilamente para disfrutar de las sensaciones que genera en ellos el primer día de vacaciones.

    Ocho de la mañana del día siguiente, el despertador de viaje que Jordi había colocado sobre la mesita de noche, sin tener la mínima clemencia cumple con la obligación para la que ha sido programado, y empieza a sonar. Los dos están profundamente dormidos y es Jordi el que se despierta sobresaltado. A su lado Dolores que lógicamente también debe haberse despertado con el sonido inmisericorde del despertador, se hace no obstante la remolona, y aunque Jordi la abraza acariciándole tiernamente los senos, ella reacciona acurrucándose contra el cuerpo de su marido, sin dar la mínima sensación de tener interés en despertarse del todo. Jordi que por aquello de que sabe más el diablo, por viejo que por diablo, después de casi dieciocho años de matrimonio, actúa cómo siempre, quedándose quieto y callado, dándole a Dolores no menos de cinco minutos de gracia para que tenga un buen despertar.

    Cerca de las nueve, Jordi ya está a punto de marcha y Dolores acabándose de dar los últimos toques ante el espejo del cuarto de baño. Suenan tres golpecitos en la puerta de la habitación, se trata de la forma de llamar a las puertas que utilizan los tres miembros de la familia, por lo tanto solo puede tratarse de Ruth, que en esta ocasión se les ha adelantado. Es el padre el que abre la puerta en la que tal cómo preveían está su hija, con cara risueña, y muy, pero que muy despierta, ¡parece que realmente tiene mucho interés en visitar la ciudad!

    Dolores remata los retoques que se estaba haciendo, se mira en el espejo de cuerpo entero que hay en la habitación, y acaba de ajustarse la falda y la blusa. Durante ese corto espacio de tiempo, tanto Jordi cómo Ruth se han guardado muy mucho de hacer comentario alguno. Saben muy bien que siendo primera hora de la mañana y tratándose de los últimos retoques, es preferible estar callados hasta que Dolores los de por acabados.

    Bajan a la calle en busca de un lugar donde desayunar, dirigiéndose al igual que la noche anterior en dirección al centro de la ciudad. Al poco, ven en la cera de enfrente una cafetería situada en una esquina, con una gran vidriera y bastante gente en su interior. Dan por supuesto que donde hay tanta gente es que seguramente debe desayunarse bien. Atraviesan la calle por el paso de peatones que da precisamente frente a la entrada de la cafetería. Nada más entrar en ella, perciben que han encontrado un buen sitio, no se trata de la típica cafetería, sino de un establecimiento hibrido. Hay un mostrador en el que se exponen en una parte todo un surtido de suculentas y dulces pastas, y en la otra parte una cantidad, no menos impresionante de bocadillos, tanto fríos, cómo calientes, así cómo una extensa variedad de tortillas.

    Se quedan parados durante un instante, sin saber cómo comportarse, hasta ver que otros clientes que parecen ser habituales del establecimiento, toman asiento en alguna de las mesas libres, y alguno de los miembros del grupo se dirige al mostrador a pedir lo que desean desayunar. Actúan de igual manera, y una vez sentados comentan entre ellos lo que quieren desayunar. Dolores que en principio es la menos exigente a la hora del desayuno, les dice que para ella pidan una ración de tortilla de patatas, una botella de agua fría, y un café con leche, no le importa que el café con leche pueda enfriarse algo, a ella le gusta más tibio, que ardiendo. Son pues Jordi y su hija los que se dirigen al aparador para pedir el desayuno. Observan con detenimiento la extensa variedad de productos tanto dulces cómo salados que se ofrecen a sus ojos, y después de mucho mirar acaban decidiendo desayunar lo que toman habitualmente en situaciones parecidas. Para Ruth un cruasán, con un zumo de naranja natural, y para su padre un bocadillo de bacón con queso y una cerveza. Detrás del mostrador está un señor de orondo rostro y poblado bigote, vestido enteramente de inmaculado blanco, y con la cabeza rematada con un corto gorro de cocinero de igual color. En el momento que este queda libre, su primera sorpresa es que al pedir en primer lugar el desayuno para Dolores, el empleado con cortesía, pero con firmeza, les dice.

    - Empiecen con las bebidas y luego la comida por favor.- Se quedan estupefactos haciendo esfuerzos para no romper en risas, pero por si acaso, deciden inhibir su natural deseo y hacer la comanda tal cómo les han indicado. Jordi le dicta en el orden adecuado lo que desean desayunar, reservándose para más tarde, pedir su café solo. A él, al contrario que ha Dolores, le gusta tomarlo lo más caliente posible.

    Mientras desayunan, según se aprecia en sus rostros, muy a gusto por la calidad de los productos, le comentan a Dolores la anécdota sobre la forma de hacer la comanda, y a los tres se les escapa una sonrisa que intentan sofocar sin acabar de conseguirlo. Al acabar de desayunar, se conjuran para que no sea esta la última ocasión que empiecen el día en esta cafetería.

    Se levantan de la mesa y se dirigen a la puerta, ya en la calle, Jordi les comenta a las dos mujeres.

    - Creo que lo mejor que podemos hacer, tal y cómo ya hemos hecho en otras ocasiones, es ir a perdernos por el casco antiguo de la ciudad.- Cuando habla de perderse, las dos entienden que se trata de callejear sin excesiva información, para así descubrir aquellos rincones que raramente aparecen en las panfletos turísticos, y que no por ello dejan de ser lugares interesantes.

    Deciden enfilar sus pasos hacia el centro de la ciudad siguiendo el camino que habían tomado la tarde anterior. Al llegar a la plaza de Isabel La Católica ven un indicador de direcciones que la noche anterior les había pasado desapercibido, probablemente en parte por la oscuridad, y en parte, lo más seguro, debido a lo ensimismados con que paseaban en aquel momento. Una de las tablillas indica claramente la dirección al ayuntamiento. Deciden tomar esa dirección, con el convencimiento de que así llegarán a la zona en la que ellos desean perderse.

    Al poco encuentran una oficina de información. Ruth se adelanta a solicitar la documentación correspondiente a las visitas de los próximos días, mientras sus padres se quedan en la calle hablando entre ellos.

    En la oficina, que goza de una deslumbrante iluminación natural, y que está pintada con un color ocre muy claro, Ruth observa que situada enfrente de la puerta de entrada se halla una bella señorita, morena, con unos ojos color de miel, y una media melena de un cabello negro azabache. Va vestida con un sobrio, pero elegante uniforme de falda y chaqueta azul, una inmaculada blusa blanca con dos botones desabrochados, dejando entrever la tersa y bronceada piel de su escote. Está sentada tras una mesa de línea moderna, estructura metálica de color plata, y la encimera de grueso cristal mate. Sobre la mesa se hallan perfectamente ordenados una serie de folletos distribuidos en bandejas de plástico trasparentes de distintos colores, lo que debe facilitar la identificación de las distintas informaciones que contiene cada uno.

    Detrás de la mesa, sustentadas a la pared, hay una serie de repisas del mismo cristal, con bandejas iguales a las que las que están sobre la mesa, repletas con gran cantidad de folletos que deben ser la reserva de la que se sirve la señorita para ir reemplazando los que entrega a los turistas.

    - Disculpa, ¿puedes atenderme? - le dice Ruth a la azafata que se halla tras la mesa -. Estamos de vacaciones con mis padres aquí en Granada, y aunque estuvimos aquí hace diez años, cómo comprenderás es mucho tiempo, y más para mí edad. Me gustaría que me orientaras sobre aquellas cosas interesantes, tanto en la ciudad cómo en los alrededores. Hemos venido en coche y no tenemos problemas para desplazarnos.

    La azafata cuyo nombre es Rocío, según puede ver Ruth por la identificación que lleva prendida en la solapa de su chaqueta, le ruega que se siente en una de las sillas que están dispuestas

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