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Promise 2 - La Danzarina de las Llamas
Promise 2 - La Danzarina de las Llamas
Promise 2 - La Danzarina de las Llamas
Libro electrónico241 páginas3 horas

Promise 2 - La Danzarina de las Llamas

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Información de este libro electrónico

Hace poco que Nea había escapado de la muerte por fuego. Irónicamente su mejor amigo Miro, que ella cree muerto, se ha salvado. Pero ya no es el mismo, porque él es venerado por los Carris como el Dios del Caos. Nea no sabe si todavía puede confiar en él. Además, en esta secta pasan cosas muy extrañas. Los seguidores de los Carris, que no son los más cercanos a Urelitas, se comportan como zombis. Junto con sus amigos, Nea desarrolla un plan de fuga. ¿Estará Miro de su lado? ¿Podrá contar con la ayuda de Arras?

"La Danzarina de las Llamas" es el segundo volumen de una trilogía. El título del primer volumen es "La cazadora de Osos."

IdiomaEspañol
EditorialMaya Shepherd
Fecha de lanzamiento11 ago 2016
ISBN9781507121719
Promise 2 - La Danzarina de las Llamas

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    Promise 2 - La Danzarina de las Llamas - Maya Shepherd

    Para Lisa Czieslik,

    quien está segura,

    incluso cuando yo todavía estoy dudando

    Lo qué pasó antes...

    Una epidemia arraso casi la mitad de la población. Fue denominada por la Prensa como Polyora. Que viene de Poly  y quiere decir mucho, y significa muchas vidas que se llevó por delante. Y Ora, que significa el final. Ualquier suministro eléctrico, de agua potable o de alimentos fue destruido. No hay gobiernos, ni leyes, ni reglas. Nea ha perdido a sus padres y a su querido amigo Miro.

    Ella sola decide ir a Promise, ciudad en la que espera encontrar una vida mejor. Para ello necesita atravesar el territorio de los Carris: una secta que se extendió sembrando el caos y el terror. Ellos adoran a un Dios que se hace llamar Ereb y es conocido por su crueldad.

    Nea atrapada en una tormenta de nieve, encuentra refugio con Luica, Zippi y Harold, que al principio amablemente cuidaron de ella. Pero poco tiempo después, le mostraron su verdadero objetivo: vender a Nea a los Carris como esclava. Sólo con la ayuda de un perro logra escapar.

    Disfrazada de una seguidora de los Carris, conoce a las gemelas Faith y Hope. Aunque inicialmente la tratan con desconfianza, logra ganar rápidamente su amistad. Nea convence a un sacerdote mayor llamado Urelitas, de que es una devota de Ereb y su filosofía de la destrucción. Él permite que vaya acompañada por las gemelas a Fortania, la capital de los Carris.

    Durante su viaje, Nea lucha contra un oso para salvar la vida de Faith. Ella fue gravemente herida por la mordedura del animal, a este hecho se debe el título de la novela La Cazadora de Osos.

    Cuando llegan a un convento de los Carris, ayudan a una chica embarazada a escapar. Nea y la extraña suben a un bote de remos y se adentran en un lago, mientras que las gemelas se quedan en la orilla.

    El nombre de la chica es Kasia, y desde el principio se lleva mal con Nea. Ellas se acusan e insultan mutuamente. Nea la quiere dejar para seguir sola, pero le sabe mal por el estado de la chica. Promete a Kasia, devolverla a sus antiguos amigos, que viven cerca de una antigua granja. Pero cuando llegan allí, encuentran la casa ardiendo y en ruinas. Los amigos de Kasia han sido víctimas de los Carris. Arras se une a ellas para ayudarlas: es un hombre corpulento, cuyo rostro está desfigurado por una cicatriz. Nea considera que su objetivo es alcanzar Promise, tan pronto pueda y quiere seguir adelante como sea. Sólo la confesión de Kasia, que está esperando un hijo de Ereb, el dios de los Carris, la retiene. Ella decide esperar hasta que Kasia traiga el bebé al mundo para entregarlas a los Carris, garantizando de esta manera su tránsito hasta Promise.

    El embarazo de Kasia ya está demasiado avanzado como para seguir viajando. Buscan refugio en un pueblo abandonado. Lentamente se restablece la calma, esto ayuda a que Nea y Arras se conozcan mejor. Necesitan encontrar el uno en el otro, la comprensión que tanto les unirá.

    Una emboscada de los Carris destroza de nuevo la paz. Mientras Nea y Arras son capturados, Kasia se queda sola. Nea revela la ubicación de la chica embarazada a cambio de conseguirles la libertad. Su plan falla, es declarada culpable y Urelitas la condenada a muerte por traición. Cuando ya está en la hoguera y las llamas se elevan a su alrededor, es rescatada por Ereb. El supuesto dios de los Carris, resulta ser nada menos que Miro, quien hace años era el mejor amigo de Nea.

    Uno

    Las manos de Nea están envueltas en unas gruesas vendas. Su piel brilla por un gel, del que la ha recubierto un sanador de los Carris. Cada movimiento le provoca dolores insoportables. Después de que la tortura se hubiera acabado, la ira desenfrenada había dejado una herida en el corazón de Nea, también a causa del dolor. Su piel está quemada. De la manera que está, nadie la que querrá jamás. Tal vez, se regenere de nuevo, pero quizás le quedarán las cicatrices para toda la vida. Le duele cada parte de su cuerpo. Incluso cuando está acostada sin moverse, duele igual. El curandero le ha ofrecido una pastilla para dormir, pero ella desconfía de los Carris, más que nunca, por lo que la ha rechazado.

    Miro ha permitido que la lleven a una habitación en el edificio del gobierno. Es una bonita estancia, cuyas paredes están decoradas con telas de colores brillantes y una suave alfombra en el suelo. Pero Nea odia estar aquí. Lo único que desea, es salir de allí corriendo, no importa lo mucho que duela. Para ella, mirar una vez más a los ojos de Miro, sería peor que cualquier dolor físico. Miro es Ereb - el terrible dios de los Carris, que la ha torturado y la ha condenado a muerte, que maltrata a tanta gente. Pero no es sólo eso. Él comenzó una nueva vida sin ella. ¿Cómo le podía haber hecho esto? ¿Cómo podía haberla dejado creer que se había matado? Los dos últimos años, ella ha sufrido la tortura de sentirse culpable por ello. ¡Y todo esto pasó por culpa suya!

    Cuando piensa en Miró, todo el cuerpo se tensa y su respiración se acelera. En estos momentos sería capaz de romper sus puños, golpeándolos contra una pared, sino se viera atrapada en la cama y no estuviera demasiado débil.

    De repente, la puerta de la habitación se abre de par en par y por una estrecha apertura, penetra un hombre vestido con un uniforme blanco. Él cierra la puerta detrás suyo a toda prisa, y se pone de rodillas al lado de la cama de Nea. Levanta la cabeza. Nea no quiere mirarle. Su presencia le duele más que todas sus heridas. Su sombra cae sobre las sábanas blancas y ella puede oler su presencia. Todavía huele a naranjas. El olor es dolorosamente familiar, aunque ahora lo desprende un extraño. El Miro, que no era capaz de torturar a nadie.

    „No pensaba, que te encontraría de nuevo", dice Miro en voz baja y con reverencia.

    Cada palabra suya para ella es como una puñalada en el corazón. Todavía es su voz. Es la voz, que ha seguido escuchando en sus sueños. A Nea le llega la brisa de sus movimientos y lo siente muy cerca. Su piel está ardiendo por las quemaduras y ella ni siquiera se siente capaz de llorar. „No querías verme de nuevo", respondió Nea fríamente. Cuando habla siente un calor abrasador en su boca, como si le desgarrasen la piel.

    „No es verdad", afirma Miro y la toca con su mano en el hombro. Nea está gravemente herida para evitarlo. Solo se le escapa un gemido ahogado. No son sólo las heridas físicas, sino también las mentales. Ella se siente tan condenadamente impotente en su presencia.

    Miro retira la mano, pero se inclina hacia ella. Con lo que su pelo casi le roza la cara. „No importa lo grande que sea tu dolor o tu antojo, no debes aceptar nada de los Carris. Ninguna medicina, ni agua, ni comida. ¿Me entiendes?"

    Sus palabras la sorprendieron tanto, que giro la cabeza hacia él reflexivamente. ¿Por qué la previene de su propio pueblo?

    „Estaré de vuelta tan pronto como pueda, pero hasta entonces, tienes que rechazar todo lo que le ofrezcan".

    „¿Por qué?", pregunta Nea sin comprender. ¿Estará Urelitas maquinando algo contra ella, después de que Miro la salvara de la hoguera?

    Miro niega con la cabeza. „Ahora no tengo tiempo para aclarártelo del todo. ¡Confía en mí!"

    Nea se queda mirándole con incredulidad. ¿Cómo puede esperar, que  le crea? Dejó que viviera, creyendo que estaba muerto. Para él, como jefe de los Carris habría sido fácil ordenar, que se la trajeran. No le hubiera pasado lo mismo con los Carris, pero con él no se habría marchado de su ciudad.  Ahora no tiene la oportunidad de hablar con él de todo esto, porque Miro se marcha de la habitación. Sólo se detiene de nuevo en la puerta, y la mira una vez más. Una sonrisa se extiende por su cara antes de irse. Él parece estar huyendo. Sólo, ¿de quién? ¿No tiene la última palabra como el dios de los Carris? ¿De qué tiene miedo?

    Su sueño es ligero y lleno de pesadillas. Ella oye los gritos de Arras, ve los cuerpos de las gemelas temblando y siente las lágrimas de Kasia en su piel. Frente a ella sigue apareciendo la despiadada cara de Urelitas, y oye desde lejos a los Carris riéndose. Cada vez que se despierta, no está segura si es real o está alucinando. Miro, en su uniforme blanco, la mira desde arriba. Está preocupado, a veces la señala con un dedo. En su nariz, Nea aún percibe el olor a fuego. Nubes de humo a su alrededor y de la nada algo le propina latigazos. No puede ver de dónde salen, se intenta tapar, pero no lo consigue. Nea grita y llora. Se siente muy impotente y débil.

    En algún momento, deja de soñar y cae al vacío. Cuando abre los ojos, respira profundamente. El corazón late de prisa en su pecho, y en su frente brota un sudor frío. Su cuerpo está ardiendo, parece estar en llamas. Ella oye un crujido y sus ojos se fijan en la puerta. Al principio, cree que ve a Miro en su uniforme blanco, pero es Kasia. Ella lleva un vestido largo blanco, mirando tímidamente hacia Nea. Viene sin su hijo.

    Con cuidado se acerca. „¿Cómo estás?", le pregunta en voz baja.

    Nea se la queda mirando con incredulidad. ¿Habla en serio? ¿Cómo debería estar después de haber recibido latigazos y ser quemada? Pero eso ni siquiera es lo peor: el saber que su gran amor, Miro, simplemente la abandonó, le hacía sentir como si se estuviera quemando por dentro.

    Como Nea no responde enseguida, Kasia sigue. „Sé, que estás seriamente lesionada y probablemente padeces muchos dolores, pero todavía tienes a Ereb. Fue increíble, casi como un verdadero Dios."

    Nea mira sin entender nada. ¿ No había huido de él porque la trataba mal? ¿Cómo puede ahora hablar maravillas de él como si fuera un héroe? No puede asimilar que Ereb y Miro sean la misma persona. Comparten un cuerpo, pero por lo demás no tienen nada en común. Casi como si fueran dos personas distintas dentro una misma. Pero tal vez ni siquiera tiene lo suficiente de la personalidad de Miro. Nea tose. „Fue Ereb quién me condenó a recibir los azotes y a morir en la hoguera."

    Kasia sacude la cabeza con tristeza. „ Fue Urelitas. Él probablemente ni siquiera pidió consejo a Ereb. Los tiempos en los que Urelitas le consultaba las cosas, han pasado. Además, en realidad sólo había condenado a Arras a recibir latigazos..."

    A Nea le enfadan sus palabras: „Me doy cuenta, que eres tú, ¡quien no entiende nada!"

    A Kasia le da miedo el hecho de que Nea todavía puede seguir recordando cosas. „¡Fuiste muy valiente! mira a Nea como disculpándose. „Tu eres muy valiente.

    Sus palabras calman un poco a Nea. „¿Sabes cómo está Arras?"

    „Cuando vio cómo te salvaron, se calmó un poco. Es todo lo que sé de él, por desgracia."

    Nea va vagando con su mirada por el vestido de Kasia. Está hecho de satén y encaje. Vestida así parece una princesa. „¿Cómo es que Miro no tiene idea de nada? ¿A caso no es el responsable de toda esta locura? ¿Por qué no lo termina de una vez?"

    Kasia la mira negándolo. „¡Nosotros no somos más que unas marionetas! ¿No lo ves? Urelitas lleva las riendas. La desesperación se reflejada en sus ojos. „Ahora que el bebé está aquí, ni siquiera puedo escapar. Ni siquiera puedo ver a mi hijo sin su consentimiento.

    A Nea le superan los sentimientos de culpabilidad. Si ella no hubiera traicionado a Kasia, probablemente hubiera podido escapar de los Carris. Quién sabe, tal vez habría podido superar el nacimiento y asistir al parto de un niño sano. A causa del niño los Carris ahora la tienen totalmente en sus manos. „¿Cómo se llama el bebé? ¿Es un niño o una niña?"

    „Una niña, responde Kasia, sonriendo tímidamente. – Es la primera vez que sonríe desde que entró en la habitación de Nea. Ésta vio las ojeras que tenía. Kasia está desesperada, sentada en la cama junto a Nea. A su lado baja la voz. „Los Carris quieren ponerla de nombre Chaos. ¡Esto es una locura! ¡Nunca voy a llamarla así!

    ¿Chaos? Una idea tan estúpida sólo puede venir de los Carris! „Entonces dale el nombre que tú quieras. Un nombre secreto, que sólo tu sepas. Cada vez que estés segura de que nadie os escucha, se lo susurrarás al oído."

    „¿Y si los Carris no dejan acercarme a ella? Mientras dure la lactancia, me necesitan. Pero ¿qué pasará después? Entonces seré inútil para ellos. "

    „Eres la primera mujer. Ellos basan toda su fe en ti y en Ereb. Urelitas no puede eliminarte, con lo que iba a traicionar a su propia religión."

    Kasia no se lo cree, pero cambia de tema. „¿Cómo es que conoces a Ereb?, pregunta Kasia con curiosidad. A Nea le resulta difícil decirle la verdad, piensa que la podría prejuzgar. „Conozco a Ereb de antes. Crecimos juntos, pero de repente desapareció de mi vida. ¿Conoces su verdadero nombre? Sus palabras no describen casi nada de lo que Miro y ella han sido realmente.

    Kasia asiente con la cabeza.

    „Miro. Le creía muerto."

    Kasia duda en responder. „Para ser honesta, me sorprendió que os conocierais."

    Nea arrugó su frente mostrando su incomprensión. „¿Por qué?"

    „Cuando conocí a Ereb... Miro, él había perdido la memoria. No sabía nada de su pasado y los recuerdos le vinieron de nuevo poco a poco a fragmentos. Tenía que confiar completamente en lo que Urelitas le decía. Siempre tuve claro que le iba a mentir, pero Miro confiaba en él. De todos modos, fue así sólo al principio."

    Nea se sorprende, pero al mismo tiempo la esperanza crece en su corazón. ¿Es esta la aclaración que Nea llevaba tanto tiempo esperando escuchar? ¿Miro no la ha defraudado, porque él ni siquiera sabía de su existencia? La idea de que podría haberla olvidado, sin embargo todavía le duele. ¿De cuántas cosas se acuerda de los tiempos cuando estaban juntos? „Bien,  al principio confiaba en él, ¿y luego?"

    „Urelitas y Miro opinaban de forma diferente. Los Carris crecían y Miro quería usar su poder para construir más ciudades. Urelitas por otro lado, quería arrasar los territorios. Miro comenzó a enfrentarse a él. Urelitas no podía dejar que esto pasara y le ha drogado."

    „¿Cómo que le ha drogado?" Al parecer no sólo Nea no pudo hacer nada contra él, tampoco Miro. Su vida, aparentemente no era tan gloriosa, como había creído al principio.

    „Urelitas la llama Memoria, porque adormece la mente. Él se la da a cualquier persona, de cuya fidelidad desconfía. La sustancia se mezcla con la comida y el agua. La mayoría de los seguidores y esclavos se consiguen gracias a ella. Afortunadamente, al estar embarazada Urelitas no me drogaba. Yo sé que él ahora está intentando dármela, pero yo no como nada de lo que me ofrecen."

    Nea se queda de piedra. Miro lo sabe. Es por esto que le dijo que no debía aceptar nada de los Carris. ¿Se lo dan a Arras? ¿Debe haberse olvidado de todo, exactamente como le pasó a Miro? Kasia continúa: „Bajo los efectos de Memoria la gente olvida quiénes son. Ahora Miro no es el que era. No le importaba, incluso nuestro bebé. Ni siquiera le importaba que Urelitas me enviara al monasterio. No podía conseguir verle." Una profunda tristeza y decepción suena en la voz de Kasia. Miro realmente parece significar mucho para ella.

    „¿Sabes si aún le administran Memoria?"

    „A veces parece estar totalmente desconectado, pero sobre todo en estos momentos, Urelitas no se aparte de él. Cuando estamos solos, es atento y comprensivo. Él estuvo presente en el nacimiento de mi hija, incluso me aguantaba la mano. Cuando tuvo por primera vez a su hija en sus brazos, las lágrimas le corrían por las mejillas. En esos momentos me hubiera gustado poder tener otra oportunidad."

    A Nea le sigue siendo difícil creer que Miro es ahora un padre y tiene su propia familia. La imagen de él con su hija en brazos destrozó su corazón. Ella nunca quiso tener hijos. - No en este mundo, porque Miro siempre fue su familia. Ahora, en su vida ya no hay más lugar para ello, si aún existe la posibilidad que alguna vez se acuerde de ella. Tal vez para él, ella es sólo una cara familiar, pero sin ninguna historia.

    Aunque ella prefiera no saberlo, debe hacerle esta pregunta: „¿Cómo has conocido a Miro?"

    Kasia sonríe, lo que para Nea resulta todavía más difícil. La memoria parece hacerles felices. „Los Carris me capturaron hace casi diez meses y me mantuvieron en uno de sus campos de trabajo. Fue terrible. Cuando aproveche la primera oportunidad de escapar que se me ofreció, tuve la mala suerte de caer directamente en las manos de Ereb. Pensé que mis días estaban contados, pero él fue sorprendentemente amable conmigo. Me consoló y me prometió que no iba a tener que volver al campo de trabajo. Si lo hubiera querido, podría incluso haberme dejado marchar. ¿Pero a dónde podría ir? Mi novio me había engañado con mi mejor amiga. Así que me quedé al lado de Ereb y me convertí en su primera esposa."

    Al escuchar a Kasia hablar de Miró, hace sentir a Nea, como si estuviera hablando de un extraño. No reconoce a su ex mejor amigo, en lo que se ha convertido ahora.

    Kasia se levanta de la cama y mira a Nea. Con cuidado, extendiendo la mano acaricia a Nea cariñosamente sobre el cabello. Parece haberla perdonado por la traición. Aunque Kasia tenía todas las razones de estar colapsada por la desesperación, parecía estar más fuerte que nunca. „Me alegro que Miro te haya salvado, dice con una sonrisa. „¿Sabes cómo vamos a llamar a nuestra hija?

    Nea niega con la cabeza, sospechando que su nombre no le iba a gustar. „Mia. Una mezcla entre Miro y Kasia. Gracias por haberme contado sobre él. Si tú le querías, debía haber sido una buena persona, y es lo que me da esperanzas para el futuro."

    A Nea no le gusta ver a Kasia y Miro juntos. Aunque él no sea  el mismo de antes, pero la apariencia sigue siendo la del hombre, al que ha amado toda su vida.

    Las piernas de Nea tiemblan, mientras se levanta de la cama. Su piel está enrojecida, tensa y con quemaduras, lo que le da una sensación de incertidumbre de que esto puede tardar en recuperarse. Además, su estómago gruñe de hambre. A mediodía los Carris le habían traído a la habitación una sopa, que ella dejó intacta. Miro le había prometido venir a verla pronto, pero hasta ahora no se le ha visto acercarse. Por lo que le debía una explicación.

    Lo único que lleva, es un simple camisón de color marrón. Descalza, se acerca sigilosamente a la puerta, y pone su oído contra ella para escuchar. No sabe, en qué parte del edificio se encuentra, pero no se oye nada. Con cuidado, aprieta la manija y abre un poco la puerta. No hay Carris haciendo guardia, que ella temía encontrar. Paso a paso sale al pasillo. Una alfombra roja cubre el suelo y amortigua sus pasos. Desde el punto, donde se encuentra, puede ver hasta el otro lado del edificio. Las habitaciones

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