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Hacia el Ruido y la Lluvia
Hacia el Ruido y la Lluvia
Hacia el Ruido y la Lluvia
Libro electrónico77 páginas1 hora

Hacia el Ruido y la Lluvia

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Información de este libro electrónico

¿Acaso no estamos vivos? ¿Acaso nuestros dramas no merecen ser narrados? Nada te importan las cadenas de un condenado en Siberia cuando tus problemas te devoran la cabeza desde el momento en que despiertas en una cómoda habitación. Y sabes también que hay una persona cuya mirada te pone a temblar más de lo que podrían hacerlo las fauces de un dragón.

En esta colección, historias que podrían parecer cotidianas reclaman el papel de protagonistas y nos muestran que todas las vidas están hechas de la misma esencia trascendente, bella y terrible. Este libro está compuesto por las siguientes historias:

Aristóbulo Jiménez, 29 Años
Una historia que habla sobre el racismo, el teatro y las dificultades a las que nos podemos enfrentar cuando creemos que ya pasó el tiempo para cumplir nuestros sueños.
«Voy y me miro al espejo, a ver si es que realmente soy muy feo, raro, si parezco un extraterrestre o qué.»

El Espejero
Una crónica de ciudad, en la cual un vendedor de espejos nos habla de su trabajo, dejando ver otros aspectos de su vida que abren nuevas preguntas para el lector atento.
«Voy despacio, a paso constante, deslizando mi sombra y la de la carreta a lo largo del pavimento caliente, emitiendo destellos alrededor, jalando mi máquina reflectora de luces»

Los Bichos
Esta es una historia sobre entregarse sin reservas a los sueños de juventud, a viajar y aprender. Aquí se dejan ver esas ganas de sacudir a la vida para que nos entregue más de lo que su cara dura parece que nos quiere negar.
«Viajaría muy lejos, conocería una cultura completamente diferente, un nuevo idioma, tendría que valerme por mí mismo durante un buen tiempo, en fin, conversando con él podía casi sentirme viviendo esa aventura en Japón.»

Un día de Julio
Hay ocasiones en que el amor y el desamor se encuentran para conversar, o al menos, desean con toda el alma poder encontrarse, en «Un día de Julio» se relata lo que sucede en una de estas oportunidades.
«Encontrarse con ella era un premio, una lotería; o tal vez no, podía ser un castigo, como la última vez, cuando ella fue tan fría, tan distante, era simplemente una oportunidad.»

Cenizas de una Fábula
Un mismo hecho puede ser contado e interpretado de muchas maneras distintas. En este cuento por unos minutos se le quita al cigarrillo el traje de enemigo mortal, y se concentra la descripción de otros aspectos de este compañero incandescente.
«Luis estaba en camino de una decisión tan equivocada, que frente a ella, todos los problemas que había tenido se verían como felices y anhelados recuerdos.»

Los Primos Moreno
Aquí hurgaremos en los correos electrónicos que dos primos se envían durante cierto periodo de tiempo. Uno es relajado y apasionado por la mecánica y las carreras de motos, el otro viaja dispuesto a hacerse un futuro en la capital a pesar de los esfuerzos que esto suponga. Así como con los anteriores relatos, en vez de respuestas, es más probable que en el lector surjan sensaciones y preguntas al leer este relato.
«Me acuerdo de todo eso, y me dan ganas de mandar todo a la quinta porra, devolverme para allá, vivir tranquilo, y estar pendiente de todas las pendejadas de la familia y los amigos.»

Tierra Húmeda
Relato a medio camino entre la prosa y la poesía. «En medio de un bosque frondoso, sobre el tronco de un antiguo árbol se van deslizando lentamente cientos de gotas de agua. Son de distintos tamaños y formas, cada una adornada de algún tenue color que logra diferenciarla de las demás, mas todas van bajando, deslizándose poco a poco hacia las raíces del árbol.»

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento27 feb 2013
ISBN9781301139927
Hacia el Ruido y la Lluvia
Autor

Andres Acevedo

Andrés Acevedo nació en Bogotá, Colombia en 1987, ha estudiado Ingeniería de Sistemas en la Universidad Nacional de Colombia, trabaja desarrollando software y diseñando sitios web, sin embargo, como una vida paralela a ese mundo de computadores, códigos y exactitud, disfruta también de recorrer, de la mano de la literatura, los profundos rincones de su alma y mente, a la vez que observa, admira, disfruta y trata de entender el mundo que lo rodea, y de imaginar, recordar y construir nuevos universos posibles, cada uno, tal vez tan diferente y real como cualquier otro.

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    Hacia el Ruido y la Lluvia - Andres Acevedo

    Hacia el Ruido y la Lluvia

    Copyright © 2019 Andrés Acevedo

    Versión 3.0

    Gracias por adquirir este libro, eres libre para compartirlo con tus amigos y conocidos. Este libro puede ser reproducido, copiado y distribuido para propósitos no comerciales desde que conserve su forma y contenido completo y sin cambio alguno.

    Hacia el Ruido y la Lluvia

    Andrés Acevedo

    ÍNDICE

    Prólogo

    El espejero

    Los bichos

    Aristóbulo Jiménez, 29 años

    Un día de Julio

    Cenizas de una fábula

    Los primos Moreno

    Tierra húmeda

    Nota del autor

    PRÓLOGO

    Más de una vez he sido interrogado sobre el título de este libro: «Hacia el ruido y la lluvia». La respuesta es sencilla: yo vivía en una casa sobre la Avenida Chile, una vía muy ruidosa de Bogotá; ciudad que a su vez es famosa por sus lluvias y lloviznas en los momentos más inesperados del día. Así que el libro bien podría haberse titulado: «Desde el ruido y la lluvia», pero preferí utilizar el punto de vista del lector, el cual, a través de estas páginas, se acercaría a la realidad desde la cual fueron escritos estos textos.

    Pero el ruido también aparece como evocación del caos, polución y ansiedad citadina. Por otra parte, la misma lluvia que tulle los huesos y abre las puertas de la melancolía, también limpia la suciedad sobre el asfalto, refresca el aire y al irse nos deja una sensación de tranquilidad y ánimos renovados.

    Considero que las luchas interiores pueden llegar a ser más emocionantes que la típica historia de misterios y detectives. Entre el ruido y la lluvia habitan personajes con una vida normal, los cuales deben enfrentarse a la pobreza, la frustración, el duelo o la búsqueda del amor. Tal vez de una forma parecida a como el lector ha tenido que hacerlo, pudiendo así llegar a una complicidad y complejidad mayor que con explosiones nucleares, asesinatos sin resolver o enigmas religiosos.

    Hay un par de relatos presentes en «Hacia el ruido y la lluvia» que no siguen las formas del cuento clásico: con un inicio, clímax y desenlace. La vida no suele transcurrir bajo esta estructura y eso no le resta valor a sus experiencias. Para una lectura más placentera de estas narraciones, conviene ir con la mente abierta y sin prisas durante el camino que se comparte junto a sus personajes y cuando se despidan de nosotros tomarse un momento para repasar su historia. Entonces, igual que en la vida, seremos libres para imaginar su futuro y decidir cómo asimilar lo que nos confiaron.

    Cada una de estas ficciones es como una ventana a través de la cual el lector puede asomarse para conocer otras existencias. Y ojalá al terminar de hacerlo se sienta renovado para continuar con la escritura de su propia historia de vida. ¿Quién sabe? Tal vez él también sea observado por alguien desde una ventana.

    Noviembre de 2019

    EL ESPEJERO

    Llevo más de veintiséis años trabajando en el mismo lugar. Siempre me encuentran en esta calle, vestido con traje muy elegante y listo para atender a todos los clientes del barrio Cayenas. Aquí cualquiera encuentra un espejo del tamaño y forma que necesite. Cada semana traigo más. Tengo desde uno del tamaño de una moneda para colgar en el cuello, hasta el más grande, de tres por cuatro metros, como la pared de una casa.

    Al atardecer cargo los espejos en mi carreta. Un celador me la deja guardar en una bodega industrial a una media hora de acá. Me devuelvo en un bus y duermo en la casa que alquiló mi hija mayor con el esposo. Los fines de semana traigo la nueva mercancía desde allá.

    El camino es largo, pero el domingo las calles se encuentran tranquilas y soleadas, no hay casi autos ni camiones, así que voy despacio, a paso constante, deslizando mi sombra y la de la carreta a lo largo del pavimento caliente, emitiendo destellos mientras jalo mi máquina reflectora de luces. Almuerzo en un restaurante a mitad de camino y llego a la bodega cuando ya ha oscurecido. Ahí me quedo a dormir pues ya es tarde para regresar.

    Muchas personas dicen que debe ser un trabajo muy pesado. Yo ya estoy acostumbrado. Además, los espejos son tan brillantes... cuando voy por la calle sin ellos, así el sol ilumine con fuerza, siento que me falta luz. A media mañana, me siento y descanso después de armar de nuevo mi casa, llena de cuadros vivos que duplican las bellas imágenes del barrio Cayenas.

    Es uno de los vecindarios más hermosos de la ciudad. Limpio, seguro, organizado... dicen que exclusivo o aristocrático, pero no importa, porque aquí ya me conocen y me aprecian. Cuando era joven y comencé a vender espejos. Lo hice a muchas manzanas de distancia, en un lugar también agradable, pero algo ruidoso y popular. Siempre me fascinó el barrio Cayenas, sin embargo, temía que de alguno de los lujosos edificios o mansiones saliera un celador o escolta a echarme violentamente, así que me acerqué con paciencia, cuadra por cuadra.

    Ahora no me gusta hablar con los vendedores que pasan por ahí, son algo vulgares… ¡Y también aprovechados! Siempre cobrando precios exagerados a los residentes de Cayenas con la excusa de que tienen mucho dinero. Yo prefiero en

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