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Suenan tambores. Antología poética afrocolombiana.
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Libro electrónico357 páginas2 horas

Suenan tambores. Antología poética afrocolombiana.

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Suenan tambores es el sexto volumen de la Biblioteca Afrocolombiana de las Ciencias Sociales. Es una antología de letras poéticas que tiende puentes entre el Caribe y el Pacífico, donde la palabra se convierte en resistencia y esperanza, frente a los problemas socioeconómicos de los pobladores asentados en el mar, el río y la selva; y aunque la poesía no es una ciencia social, uno de los objetivos del proyecto también era escuchar en los ecos de los artistas un aliciente de efluvios de bellezas, pero también de pensamientos críticos y disidencia frente al Estado y sus instituciones que han marginado y sumido en la miseria a las poblaciones afrocolombianas.

Este proyecto editorial de las ciencias sociales afrocolombianas no será en vano si los lectores indistintos de la Biblioteca se atreven a elucidar una ontoepistemología de la diáspora africana en Colombia, escrita por subjetividades reflexionantes afros; pues, siempre fuimos visibles, tú me invisibilizaste… ahora es tiempo de que te pongas en nuestro lugar… Escúchanos desde el marco de la igualdad y la tolerancia que estas ideas aquí contenidas puedan darte, estimado lector…

Dr. William Mina Aragón, profesor Universidad del Cauca

La Biblioteca Afrocolombiana de las Ciencias Sociales representa un logro enorme de corte político-epistémico en la medida que comienza a codificar la producción intelectual escrita de uno de los más importantes escenarios de pensamiento y política negra, del rico y diverso mundo afrocolombiano, desde su costa Caribe y la gran comarca del Pacífico, hasta los valles interandinos, los territorios afroandinos y afroamazónicos, y los espacios urbanos de la afrocolombianidad.

Dr. Agustín Laó-Montes, profesor Universidad de Massachusetts Amherst (EE. UU.)
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 mar 2024
ISBN9789585070356
Suenan tambores. Antología poética afrocolombiana.

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    Suenan tambores. Antología poética afrocolombiana. - María Teresa Ramírez Nieva

    BIBLIOTECA AFROCOLOMBIANA DE LAS CIENCIAS SOCIALES

    POR LA REINVENCIÓN DE UNA EPISTEME HISTÓRICA-SOCIAL AFRO¹

    Y sobrevivimos y estamos presentes

    En las grandes cosas que crea la mente.

    Y el tiempo y la historia nos harán justicia

    Y de nuestros valores darán primicia.

    LUCRECIA PANCHANO

    Cualquier presencia verdadera es primero una presencia íntima.

    FELWINE SARR

    Las nuevas victorias deben ser ganadas en las universidades, las academias, el parlamento y la presidencia de la República. No está expresamente escrito en la Constitución, pero si en la memoria ancestral del muntu.

    MANUEL ZAPATA OLIVELLA

    El proyecto de la diáspora como práctica de liberación y construcción de comunidad transnacional se basa en las condiciones de subalternización de los pueblos afrodiaspóricos y en su agencia histórica de resistencia y autoafirmación.

    AGUSTÍN LAÓ-MONTES

    El objetivo de la traducción entre saberes es crear justicia cognitiva a partir de la imaginación epistemológica.

    BOAVENTURA DE SOUSA

    La complicidad de las ciencias sociales con la colonialidad del poder exige la emergencia de nuevos lugares institucionales y no institucionales desde donde los subalternos puedan hablar y ser escuchados.

    SANTIAGO CASTRO-GÓMEZ Y RAMÓN GROSFOGUEL

    Sentido y dimensión epistémica de una Biblioteca afrocolombiana de las ciencias sociales (BACS)²

    ¿Por qué una Biblioteca Afrocolombiana de las Ciencias Sociales? Porque a lo largo de la historia de Colombia los investigadores, intelectuales y pensadores de la diáspora africana han sido relegados a un segundo plano en las ciencias sociales. Pocas veces la reflexión, pensamiento e imaginación como acto creador de los hombres y mujeres afros e indígenas, han sido aceptados por la intelectualidad académica. La fuente de esos estereotipos está en el pasado colonial-esclavista y en la visión del mundo que dicha ideología plasmó en la psique colectiva de la cultura académica de Colombia y de la América Mestiza (Martí, 1986, p. 31). Por ello, autores clásicos de la diáspora colombiana siempre insistieron en des-colonizar y desalienar la psique y la historia (Zapata Olivella, 2017, p. 177-262).

    Siempre el imaginario-colonial-dominante habló de la incapacidad de los afros e indígenas para la reflexión y el pensamiento abstracto, según ellos nuestra creatividad no iba más allá del esquema mitológico y de la expresividad musical-religiosa plasmada en la oralitud, de allí la bella metáfora del escritor e investigador José Antonio Caicedo: a mano alzada (Caicedo, 2013, p. 48), refiriéndose a la capacidad creadora de nuestros intelectuales para combinar escritura con acción política (Caicedo, 2013, p. 48). Tanto afros como otros grupos humanos deberían, entonces, exaltar sólo lo corporal, lo deportivo, artístico y lo religioso; pues Dios no nos había dado atributos para inmiscuirnos en la reflexión analítica de la ciencia, el conocimiento filosófico y los saberes elevados del espíritu humano. Mentiríamos si dijéramos que estos arquetipos e ideales nefastos ya desaparecieron. No, cuando el investigador afro e indígena escribe algo en cualquier campo, todavía debe luchar contra dichos estereotipos heredados para ser valorado en nuestra academia. Si es hecho por indígena es solo para indígenas, si es realizado por afros es sólo para afros; como si a la cultura colombiana, su interculturalidad y su ciudadanía plural no le importase lo realizado por los otros sectores humanos que conforman la diversidad de la Nación mestiza colombiana.

    Sabemos que se ha jugado demasiado con la identidad cultural colombiana, somos colombianos cuando nos conviene, como si el mestizaje nos avergonzara. Siempre se vendió la idea de pureza en la sangre, la raza, el idioma o la cultura. Entre más despigmentada la piel, mejor; pues según el canon dominante, esa raza es más pura, más cercana a Dios y al ideal cristiano-colonial-europeo. Mejor dicho, ello era señal de civilidad, humanidad, civilización y cultura; entre más se asemeje en el vestido, costumbre y tradiciones al ideal europeo, más sería aceptado por la sociedad y la academia.

    De esta negación de nuestra identidad plural, mestiza y diversa, los grupos afros e indígenas son los que más sufrieron el impacto sociocultural y psíquico; pues siempre nuestra historia se avergonzó de tener en su suelo identidario mujeres y hombres de cosmovisión distintos y diferentes. Si dicha negación se dio en el ámbito de la raza, la religión y el idioma ¿cómo no iba a presentarse en el campo de la creación cultural? La finalidad de reunir a los y las intelectuales afrocolombianos/as en una Biblioteca interdisciplinaria de las ciencias sociales afrocolombianas es hoy una necesidad, pues busca resaltar las ideas y valores de los intelectuales, académicos, universitarios y ciudadanos afros que en el siglo XX y XXI, han difundido su pensamiento, identidad y memoria creativa en Colombia; reflejando los hechos políticos, sociales, económicos y culturales en los que hemos estado imbuidos a lo largo de este proceloso siglo. Con esta biblioteca se ayudará a visibilizar la creatividad de los investigadores afros, publicando y reeditando libros clásicos que no fueron conocidos o difundidos lo suficiente.

    Este proyecto académico decolonial (Grosfoguel y Castro-Gómez, 2007, pp. 9-25; Mignolo, 2003, p. 311; Mignolo, 2006, pp. 197-221), se justifica por la necesidad de tener referentes propios, auténticos de la comunidad afro, que estimulen a los jóvenes de hoy en las universidades y en la sociedad civil, para sentir pasión y amor por la grandeza de los pensadores e intelectuales afros en las ciencias sociales. Esta iniciativa nace para decirles: si podemos volver al pasado, lo haremos para emular héroes, pedagogos, mártires, escritores y pensadores; porque sí los hemos tenido y los tenemos más allá del paradigma corporal, artístico, musical y religioso. Esto es motivo de dignidad profesional, de orgullo académico, lucidez ética y de postura moral-política para la reescritura y valoración de nuestra historia; llenando de contenido afro y colorido epistémico a las ciencias sociales colombianas.

    Así, tendríamos una nueva historiografía afro marcada por la epopeya y gestas por la libertad de los cimarrones y movimientos de liberación nacional, venerando su heroísmo y exaltando su proyecto libertario con sus imágenes en las escuelas, colegios y universidades. Hay que cambiar las fechas, la periodización, el nombre de los héroes, las celebraciones, los días de fiestas nacionales por la de otros símbolos y referentes invisibilizados (no basta el 21 de mayo ni el 12 de octubre).³ Hay que instituir una nueva antropología, una antropología-otra-afrodiaspórica, con elementos histórico-sociales devenidos de las concepciones afro de la vida y del mundo para que los estudios universitarios entiendan en su singularidad y especificidad la esencia del ser afro, entendiéndolo como un ente bello, creador, artístico, poético y mitológico. También hay que reinventar la literatura en una literatura-otra-afrodiaspórica, donde los personajes, espacios, tiempos y estilo literario utilizado por los narradores sean valorados y reconocidos como literatura, singular por sus temas, pero universal por sus contenidos. Hay que hacer un nuevo modelo de novela, cuento, drama y crónica; donde el protagonista afro se universalice, valore, dignifique y merezca el estudio juicioso de los críticos.

    De igual manera, se debe plantear una ciencia política-otra-afrodiaspórica, que incluya las gestas por la autonomía de los afros en el proceso de consolidación de la independencia, que nombre la importancia del proyecto político de los cimarrones en sus palenques por la libertad de América, liderada por Benkos Biohó. Que se diga que hay un pensamiento social-afro que viene desde que la humanidad se hizo humanidad en África, que construyó un pensamiento libertario como resistencia a la esclavización y que se hizo presente en los momentos de resistencia al colonialismo en África y el Caribe. Que se diga que siempre hubo un proyecto afro contra-hegemónico frente al régimen esclavista colonial, que se alzó victorioso en 1804 con los próceres de la independencia de Haití. Que se reivindique la existencia de un pensamiento político afrocaribeño guiado por la impronta ideológica de Frantz Fanon, C. L. R. James, Édouard Glissant, Sylvia Wynter, Stuart Hall, Stokely Carmichael y Aimé Césaire; que se rememore el movimiento social por los derechos civiles y ciudadanos en los Estados Unidos, bajo la batuta de Garvey, Du Bois, Luther King y Malcolm X, un liderazgo que hoy es representado por académicos e intelectuales de la talla de Cornel West y Henry Louis Gates, y en el campo político-militante por Ángela Davis y Keeanga-Yamahtta Taylor. Que se diga que en África subsahariana una serie de intelectuales como Diop, Senghor, Cabral, Nyerere, Nkrumah y Kenyatta, pensaron el proyecto emancipador de ver los afros de todo el mundo unidos en los ideales políticos de la africanía, un pensamiento afrodiaspórico que actualmente es retomado por Achille Mbembe, Kwame Anthony Appiah, Molefi Kete Asante, Emmanuel Chukwudi Eze y Clément Akassi.

    Hay que decir, con orgullo, que en el ámbito político hemos tenido figuras insignes como Nelson Mandela, Barack Obama, Leopold Sedar Senghor, Rosa Park, Ángela Davis, etc. Hay que decir, que los movimientos políticos sociales y afrocolombianos están presentes y vigentes, reconfigurando el escenario del pensamiento social colombiano; aunque se criminalice la protesta y se asesine a los líderes políticos y cívicos, seguimos en pie de lucha... Hay que decir que muchos de los que trabajamos en las universidades estamos en el aula de clase haciendo una nueva etnoeducación y una nueva historia de las ciencias sociales; buscando des-colonizar la noción de poder y de saber convencional para cambiarlos por otros discursos, por otros lenguajes y por otras polifonías que haga alusión a la diversidad que nos caracteriza como país y como región. Estamos renombrando, revalorando y actualizando el rol de estos insignes investigadores de las ciencias sociales desde una perspectiva histórica y social-otra con sus libros, metáforas, frases, palabras, ideas y proyectos de autonomía individual y colectiva; tanto en el hacer como en el pensar.

    Y que sepan los lectores que estamos reelaborando y reinventando una serie de categorías como etnocidio de John Antón Sánchez (2004), afro-reparaciones de Claudia Mosquera (2007), ontología política afro de Arturo Rodríguez Bobb (2009), Caribe seco de los hermanos Villa (2013), imaginación creadora afrodiaspórica, afrodiasporidad y afromarxismos de William Mina (2014), tradición libertariade Arleison Arcos y Melquiceded Blandón (2015), construcciones afrolibertarias de Melquiceded Blandón y Ramón Perea (2015), cimarronismo intelectual de Jorge García (2016), clandestinación de Santiago Arboleda (2018), el incómodo color de la memoria de Javier Ortíz Cassiani (2019) y uramba retomada por Agustín Laó-Montes de las comunidades del pacifico surcolombiano (2020), para comprender las ciencias sociales desde perspectivas-otras.⁴

    Y esta propuesta en ningún momento es racismo o discriminación, sino autenticidad e identidad para valorar sin vergüenza el rol de esas personas que anónimamente han hecho demasiado en la construcción del nuevo país, de la Colombia justa, democrática y participativa. Esta biblioteca interdisciplinaria se justifica porque el pensamiento y la reflexión histórica en las ciencias sociales, siempre obnubiló e ignoró el legado y el pensar de los afros; como si la constante histórica fuese participar y excluirnos al mismo tiempo. En la historia ello se plasma porque casi siempre se cita a investigadores del extranjero y no a los propios afros con sus ideas, conceptos y valores. Ya no habrá quejas de que no escribimos, de que solo somos orales o de que no tenemos nada que decir al pensamiento y a la reflexión teórica profunda de las ciencias sociales en Colombia.

    Una cosa es escribir mi propia historia y otra que me la escriban, pues como dice José Antonio Caicedo: el pensamiento diaspórico se refiere a quienes escriben desde la piel y su historia (2013, p. 193). Por suerte, todo este ambiente cultural entró en metamorfosis constante con las legislaciones afros, las acciones afirmativas, las cátedras de etnoeducación, la movilizaciones pacíficas al estilo de Martin Luther King y de la No-Violencia; a lo que se suma la justicia reparativa, los estudios culturales, impulsados por los pensadores no-enajenados por el discurso colonial, además de la educación alternativa-popular, las emisoras alternativas, los periódicos, las revistas,⁵ la comunicación disidente y sobre todo con la fuerza y el impulso que dio la constitución de 1991. Nuevos tiempos para cambiar las mentalidades. Dejar de ser ortodoxos para abrirnos a la polifonía de lenguajes y poéticas: filosóficas, artísticas y literarias que muchos no habían oído del elemento pensante, imaginario y creativo afro. Esta biblioteca apunta entonces, a visibilizar todo el aporte intelectual de los afros; para enriquecer la diversidad y la interculturalidad del conocimiento histórico y social colombiano.

    El que esta propuesta sea presentada y desarrollada mayoritariamente por intelectuales y académicos afrodescendientes no implica racismo en ningún momento, sino más bien representa mayoría de edad, madurez intelectual, compromiso con la justicia y democracia étnica, con el saber en sí y, por supuesto, con Colombia como Nación en construcción y no con el país parcelado y simulador en su historia como nos lo han vendido.⁶ Conservo mi optimismo y esperanza en que esta propuesta-proyecto sea desarrollada para bien de la cultura cívica y democrática de la Colombia mestiza, interétnica, diversa y plural en sus ideas, colores, sabores, ideas y prácticas culturales. Además, con esta propuesta se busca difundir el conocimiento, las ideas de investigadores y autores afrocolombianos; como forma de sensibilizar a las nuevas generaciones sobre la creatividad en el pensamiento y la reflexión social-otra

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