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Samara: Editorial Alvi Books
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Libro electrónico207 páginas2 horas

Samara: Editorial Alvi Books

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Información de este libro electrónico

Samara es la historia de una chica, estudiosa, inteligente y alegre, que se ve envuelta en una historia fantástica en la zona más recóndita de la selva amazónica. El amor, la amistad, los valores, el mundo de la ciencia y la ecología aparecen a lo largo de esta novela juvenil perteneciente al género fantástico.

Acompaña a Samara en su viaje, descubre que la vida, muchas veces, nos lleva a lugares insospechados y nos depara un destino que jamás hubiésemos imaginado antes.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento3 dic 2023
ISBN9798215160718
Samara: Editorial Alvi Books
Autor

Mónica Miquel Nieto

Mònica Miquel Nieto, mujer de 52 años nacida en Barcelona, es maestra de Primaria en una escuela pública. En general se considera una persona positiva y extrovertida. Sus aficiones están muy relacionadas con la instrospección propia de un escritor, como son el senderismo, la lectura y, obviamente, escribir. Lleva toda su vida haciéndolo: escribe novelas, cuentos y poemas, tanto en catalán como en español.Para ella, escribir es una necesidad que la conduce al placer de poder compartir lo que escribe con los lectores que decidan leer alguna de sus obras: “Espero que lo disfruten y que se sientan identificados con, al menos, parte de lo que escribo. Las personas no somos tan diferentes como dicen, todas hemos sentido las mismas emociones en algún momento de nuestra vida. Que la lectura nos una. ¡Muchas gracias!”

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    Samara - Mónica Miquel Nieto

    SAMARA

    Mónica Miquel Nieto

    ​Editorial Alvi Books, Ltd.

    ​Realización Gráfica:

    ​© José Antonio Alías García

    ​Copyright Registry: 2308315190996

    ​Created in United States of America.

    ​© Mónica Miquel Nieto, Barcelona (Cataluña) España, 2023

    ​ISBN: 9798859737376

    ​Producción:

    ​Natàlia Viñas Ferrándiz

    ​No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del Editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y siguientes del Código Penal Español).

    ​Editorial Alvi Books agradece cualquier sugerencia por parte de sus lectores para mejorar sus publicaciones en la dirección editorial@alvibooks.com

    ​Maquetado en Tabarnia, España (CE) para marcas distribuidoras registradas.

    www.alvibooks.com

    Me gustaría dedicar esta novela a mi familia, que es y será el centro de mi vida, la llama que alumbra mi camino y me acompaña en el maravilloso viaje que es la vida.

    También se lo dedico a mis lectores y lectoras. Os agradezco, de verdad, que dediquéis parte de vuestro valioso tiempo a leer mi novela.

    PRÓLOGO

    ¡Hola estimados lectores y lectoras!

    Soy Mónica, la escritora de esta novela, Samara. Trabajo como maestra de Educación Primaria. Tengo 52 años, soy feminista, ecologista y ciudadana del mundo, aunque resido habitualmente en Barcelona.

    Si quisiera definir este libro, lo haría como novela juvenil de género fantástico. En la novela se tratan diversos temas interesantes: la mujer en la ciencia, el cuidado del medio ambiente, la justicia social, el amor, la amistad…

    Recomendaría la novela como recurso para trabajar los valores en Ciclo Superior de Primaria, en la ESO y en Bachillerato o, simplemente para leerla y disfrutarla.

    Al final de la novela encontraréis propuestas de actividades y enlaces relacionados con la novela.

    Deseo que os guste y os agradezco que dediquéis parte de vuestro valioso tiempo a leer mi obra.

    Observa profundamente la naturaleza, y entonces lo entenderás todo mucho mejor(Albert Einstein)

    Si sirves a la Naturaleza, ella te servirá a ti(Confucio, filóso⁹fo chino)

    "Los pueblos indígenas son bibliotecas vivas. 

    Son los guardianes, cuidadores y jardineros de la Amazonia y del Planeta. 

    Cada vez que un pueblo indígena es exterminado y desaparece, 

    un rostro deTupãna (Dios) muere, el cosmos, el planeta y toda la humanidad se empobrecen".  (Sabio Bernardo Alves, del pueblo indígena Sateré-Mawé)

    Un día vimos un escarabajo volando por encima de nuestra casa. Era un escarabajo muy grande que llevaba mucha gente. Pero no eran como nosotros, era gente diferente. Era un escarabajo muy grande que había llegado para dominarnos.  (Orlando Makuxi, líder indígena brasileño, 1996)

    LA CASA DE LA PLAYA

    Un rayo de sol acarició sus párpados, se introdujo en sus sueños y la obligó a despertar. Ya había amanecido. Miró a su alrededor. Estaba en una habitación blanca y pequeña, decorada con fotografías de la costa enmarcadas en azul cielo. Miró a través de la ventana y contempló el mar en calma. Se ubicó mentalmente. Estoy en la casa de la playa, en S’Alguer, en Palamós (a unos 40 minutos de Girona), entre la Platja del Castell, la platja de la Fosca y el Castell de Sant Esteve de Mar. La cala más bonita de la Costa Brava, según su padre. La cala S’Alguer fue declarada por la Generalitat Bien de Interés Cultural en 1972. A pocos metros de la arena, de rocas grandes, blancas y grises, se sitúa un pequeño conjunto de casas blancas de arquitectura popular con grandes portones de madera, cada uno pintado de un color, y frente a ellas las barcas de pescadores típicas de la Costa Brava. Las barracas antiguas, ahora convertidas en viviendas de fin de semana, servían a los pescadores para guardar todos sus enseres de ahí la proporción de las puertas, tan amplias y coloridas. Una de esas antiguas barracas la restauró su padre, Luis, arquitecto y enamorado de la Costa Brava, y la convirtió en un retiro mágico de fin de semana y vacaciones. Samara venía cuando quería desconectar, descansar, relajarse y disfrutar de la cercanía del mar, ese mar azul oscuro y verde turquesa que descansa sobre la pequeña cala, rodeada de rocas y altos pinos.

    Aquí Samara podía escuchar el silencio, sólo roto por el sonido de las olas al llegar a la arena y las gaviotas graznándose unas a otras. En su casa de Barcelona no podía escuchar el silencio. Cada cierto tiempo debía volver aquí, era una necesidad imperiosa que le permitía serenarse y cargar las pilas de nuevo.

    Se levantó animada, se puso el biquini blanco, un minivestido de tirantes de flores blancas y azules y unas zapatillas deportivas blancas. Desayunó leche de avena y cereales integrales y se hizo un bocadillo pequeño de queso fresco. Cogió una cantimplora llena de agua fresca y la introdujo en su pequeña mochila verde junto al bocata y a su móvil. Se colgó la mochila a la espalda y ya estuvo lista para su pequeña excursión.

    Hoy tenía planeado caminar por la mañana y después darse un buen baño al volver a la cala. Primero había pensado acercarse a Mas Juny, un edificio histórico declarado bien cultural de interés nacional que se encuentra entre las playas de s’Alguer y Es Castell. Le encantaba visitar edificios con historia y ese, en concreto, la tenía, aunque ahora ya no estaba tan bien conservado como a ella le hubiese gustado.

    Recorriendo el sendero a través del bosque de pinos Samara recordaba las explicaciones de su padre:

    -Mas Juny, masía denominada anteriormente Mas Crispí, se utilizaba en sus inicios para labores agrícolas, aunque parte de la construcción más antigua que se conserva es de los siglos XVI y XVII, como por ejemplo su torre de defensa contra los piratas. Pero es en la historia reciente del siglo XX cuando comienza a forjarse su leyenda, en concreto cuando es comprada por el gran pintor catalán Josep Maria Sert (el autor, por ejemplo de las pinturas del vestíbulo del Rockefeller Center de Nova York) hacia 1930- le relataba su padre con pasión-.

    -Por aquella época, tras un divorcio, se acababa de casar con una princesa georgiana, Roussadana Mdivani, treinta años más joven que él. Sin embargo, cinco años después, tuvo lugar un desgraciado accidente de tráfico del hermano de su mujer, el príncipe Alexis, a bordo de su Rolls-Royce, concretamente en Albons, a unos 40 minutos de Palamós, mientras conducía hacia Francia desde el Mas Juny en compañia de una baronesa de la familia Thyssen-Bornemisza. Este hecho acabó con la estancia de los Sert en el Mas Juny, ya que la princesa Roussadana quiso abandonar el lugar que tan malos recuerdos le traía. Por aquellos años de entreguerras ya habían pasado muchos grandes artistas y amigos de Sert por esta casa: Marlene Dietrich, Coco Chanel, Elizabeth Taylor,  Orson Welles, Salvador Dalí… y Josep Pla, que también lo conoció, le dedicó un capítulo de su obra multibiográfica Homenots-. Debes leer a Josep Pla, el mejor escritor catalán, Samara- le recomendaba Luis con insistencia-.

    -Y es entonces cuando llega la segunda época dorada del Mas Juny. En 1940 Josep Maria Sert vende la casa a Alberto Puig Palau (1908-1986), un joven hijo de un multimillonario burgués de Barcelona que durante los años siguientes también reunió aquí a grandes artistas del momento: Manolete (que moriría muy poco después en la plaza de Linares, Jaén), una jovencísima Lola Flores acompañada por Manolo Caracol, Ava Gardner, Frank Sinatra, y años más tarde el cantante Joan Manuel Serrat… entre muchos otros, de hecho el Mas Juny fue además el escenario en 1956 de una película británica protagonizada por el actor Dirk Bogarde, El Jardinero Español (The Spanish Gardener).

    -Pero aquí no acaba la historia hija- le decía él, ya a punto de llegar a Mas Juny-

    -Durante los años 70, el Mas Juny fue perdiendo su importancia a la vez que iba menguando la fortuna del Alberto Puig Palau, que acabó pasando unos ciertos apuros económicos-. Y así acababa la historia que más de una vez le había contado su padre sobre ese mágico lugar. Ella y su padre daban largos paseos y recorrían parte del denominado Camí de Ronda mientras él le explicaba curiosidades de toda la Costa Brava.

    En toda la historia de este edificio singular pensaba Samara mientras se dirigía allí. Al llegar sacó su móvil y empezó a hacer fotografías. Las vistas sobre el mar eran fabulosas y se respiraba paz. Todavía era muy temprano para que Mas Juny recibiera visitas de turistas. Ella lo prefería así, en calma. Se dirigió a las antiguas caballerizas, ahora en estado ruinoso. Estuvo un rato paseando por la zona y decidió dirigirse a su siguiente punto de destino, la Barraca de Salvador Dalí.

    -Alberto Puig Palau, amigo de Salvador Dalí – le contaba su padre, como si de un hermoso cuento se tratara- construyó un pequeño taller-estudio de pintura para que creara sus obras. Se trata de una pequeña cabaña de piedra con una puerta inclinada y una ventana circular enmarcadas en blanco en los alrededores de la Playa de Es Castell. Dalí recibió con agradecimiento este detalle, e incluso estuvo es su interior. Sin embargo, el rincón de trabajo del genial pintor ya era por entonces Portlligat y no se tiene constancia de que Dalí pintase ninguna obra en él. Sin embargo, esta pequeña casita sigue atrayendo a innumerables turistas que posan frente a su puerta inclinada. Samara, como no, se hizo una foto a sí misma ante la fachada principal de la cabaña. Se colocó justo para que la ventanita redonda se viera por encima de su cabeza. Le pareció que quedaba una foto divertida, como si llevara un sombrerito en la cabeza.

    Su madre no solía acompañarles en sus caminatas, Adriana prefería quedarse tomando el sol y preparando la comida. Era profesora de Bachillerato y en su tiempo libre le gustaba leer. Así que extendía su pareo en la playa, cogía un buen libro y se bañaba en el mar. Después, cuando se acercaba la hora de comer, se dirigía a la casa de la playa y cocinaba. ¡Le encantaba cocinar para su familia! Cuando Samara y su padre regresaban se encontraban la mesa puesta y una comida siempre deliciosa. A Adriana le gustaba experimentar en la cocina, inventaba platos y les ponía nombres divertidos: Samara de la selva (ensalada variada con los ingredientes que se le ocurría poner en cada momento), Pascualina de Luis (torta uruguaya que ella hacía con verduras e ingredientes secretos) y Cartola de Adriana (postre típico brasileño hecho con  plátanos maduros o bananas, queso, azúcar y canela en polvo). Adriana a veces iba con el coche a comprar comida y flores a Palamós, pero pasear se lo dejaba a su marido y a su hija. Esos paseos les unieron mucho y ambos los disfrutaban por igual.

    Adriana era una chica de largos cabellos negros, esbelta, de estatura media, piel tostada por el sol y una sonrisa que iluminaba el mundo. Viajó de Brasil a Barcelona para realizar un Máster de Historia. Eligió Barcelona por las obras de Gaudí. Siempre le gustó ese arquitecto. Durante los estudios conoció a Luis,  se enamoró de él, y cuando él terminó su carrera de arquitectura y los dos consiguieron empleo, se casaron. Un año más tarde aprobó las oposiciones de profesora de Bachillerato. Después el matrimonio decidió tener hijos y así llegó Samara, hija única. A Adriana le gustaba mucho vivir en Cataluña, aunque también echaba de menos Brasil, así que cuando podían viajaban allí o su madre Samara venía a verles aquí. El padre de Adriana desapareció cuando ella tenía 14 años y ya no habían vuelto a saber nada de él. Se llamaba Diego y era antropólogo, quizás por eso Samara sentía tanta pasión por la antropología desde pequeña. Un buen día se internó en la selva para investigar y ya no volvió más. La abuela de Samara le buscó, pero jamás lo encontraron ni se supo nada de él. Al final supusieron que habría muerto o que no quiso volver. Adriana y su madre salieron adelante solas y sin ayuda de nadie. La madre de Adriana era peluquera y tenía una peluquería que funcionaba muy bien en Manaos. No les faltaba dinero ni trabajo. Samara tenía muchas amigas y entre ellas existía una relación donde todas encontraban apoyo y eran autosuficientes, sin necesidad de depender de ningún hombre. Tanto la abuela como la madre de Samara eran mujeres especiales, que creían en su independencia y libertad.

    Ya era tiempo de volver a la cala. Esta vez, durante el camino de vuelta, no pensó en la historia de los edificios que quería visitar, ni recordó los paseos con su padre, sino en la razón que la había llevado a pasar una semana sola en la casa de la playa. Samara estaba a punto de realizar un largo viaje, que quizá cambiaría su vida para siempre, y quería sentirse animada y con energía. Nada le daba más energía que pasar unos días allí, navegando entre los recuerdos de su infancia. Su padre ya no estaba con ella, había muerto hacía ya un par de años, de un infarto. Trabajaba demasiado, pensaba ella. A veces, la vida acelerada de la ciudad podía pasarte factura. Eso le pasó a Luis. Si hubiera pasado más tiempo en la cala y menos trabajando en Barcelona, seguro que su salud no se hubiera resentido tanto. Quizás podrían ahora estar allí los dos, caminando juntos de regreso.

    Su madre continuaba con su vida de profesora en Barcelona. Su trabajo y sus amigas le ayudaron a superar el mal trago de la pérdida de su marido, así, tan de repente, sin avisar. Samara decidió no irse de casa y hacerle compañía a su madre. Antes de la muerte de su padre tenía planes de irse a vivir con su novio Edu, pero al final decidió no hacerlo. Hacía ya tres meses que terminó su relación de forma amistosa.

    Samara y Edu se conocieron a través del hermano de su amiga Carla. Edu era el mejor amigo de Oscar, el hermano de Carla. Un día decidieron salir todos a pasar un día en la playa de Santa Cristina, en Lloret de Mar. Esa fue la primera de muchas otras salidas, primero con más amigos y después los dos solos. Edu era alto, castaño con ojos azules, de constitución fuerte y muy deportista. Estudiaba Administración de Empresas y Finanzas. Era un chico maduro, responsable y con las ideas muy claras. Samara, por su parte, no se conformaba con un futuro convencional, tenía ganas de vivir aventuras, experimentar y odiaba la rutina. Querían cosas diferentes. Él quería casarse y tener hijos lo antes posible, en cambio Samara pretendía dedicar más tiempo a su carrera. Ella quería investigar, viajar, realizar la tesis…Eso fue básicamente lo que les separó. Por lo demás, Edu era un chico fantástico, pero a veces, el amor no basta. No es que el chico tuviera prisa por formar una familia cuanto antes, sin embargo no entendía que Samara quisiera irse a Brasil a estudiar las tribus indígenas. Él le propuso que cambiara el tema de su tesis y que

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