Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

ZACAPALA y sus leyendas: Leyendas, narraciones curiosas y testimonios veridicos
ZACAPALA y sus leyendas: Leyendas, narraciones curiosas y testimonios veridicos
ZACAPALA y sus leyendas: Leyendas, narraciones curiosas y testimonios veridicos
Libro electrónico123 páginas1 hora

ZACAPALA y sus leyendas: Leyendas, narraciones curiosas y testimonios veridicos

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Es realidad o mito, ?de verdad vienen los muertos en Todos Santos? ?Hay algunos que si piden volver? ?Que motiva existir a los fantasmas?

Desde luego que aqui no vamos a contestar esas preguntas tocamos el tema porque a fines del mes de octubre y culminando el 2 de noviembre celebramos las festividades de todos los santos y fieles difuntos esta festividad reviste de gran importancia en nuestros pueblos y en estas noches se crea un ambiente propicio muy especial que nos permite recoger esas narraciones inexplicables de muertos y fantasmas y se hace un tema ameno despues de la cena, en estas noches ya tan cercanas al Dia de Muertos, siendo esto para su servidor, como cronista municipal, una manifestacion muy valiosa de la cultura popular que debemos preservar, antes de que algunas de estas narraciones y leyendas que han podido transmitirse por tantas generaciones se nos pierdan para siempre.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento12 sept 2023
ISBN9781662496202
ZACAPALA y sus leyendas: Leyendas, narraciones curiosas y testimonios veridicos

Relacionado con ZACAPALA y sus leyendas

Libros electrónicos relacionados

Adultos jóvenes para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para ZACAPALA y sus leyendas

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    ZACAPALA y sus leyendas - Miguel Zapata Rosas

    cover.jpg

    ZACAPALA y sus leyendas

    Leyendas, narraciones curiosas y testimonios veridicos

    Miguel Zapata Rosas

    Derechos de autor © 2023 Miguel Zapata Rosas

    Todos los derechos reservados

    Primera Edición

    PAGE PUBLISHING

    Conneaut Lake, PA

    Primera publicación original de Page Publishing 2023

    ISBN 978-1-6624-9622-6 (Versión Impresa)

    ISBN 978-1-6624-9620-2 (Versión Electrónica)

    Libro impreso en Los Estados Unidos de América

    Tabla de contenido

    Zacapala y sus leyendas

    La bella Leonila

    La palabra Dada

    La procesión fantasma

    ¡Adiós amigo Cirito!

    La carreta fantasma.

    Apariciones en el templo

    Sombras en el curato

    El otro Cristo

    El padrecito fantasma

    El panteón viejo

    La niña Engracia

    Leyendas del Comaltepec

    La visión de don Chema

    Las piedras luminosas de don Pedro

    La confesión

    El exorcismo

    Dos narraciones más de San Martín, Tepoxcomile

    María Nájera

    Aventuras que nos cuenta el señor Gaudencio Avendaño sobre la cacería del Venado San Mateo Mimiapan

    Los duendes

    La piedra con letras

    Un tal Severo Solís

    Y el capitán volvió a nacer

    El sacerdote Narciso A. Martínez

    Los relatos de la abuela

    El venado de Otlalmitl

    El Pedro pachón

    La venganza del Pedro Pachón

    La extraña muerte del Pedro Pachón

    Surco tras surco

    Sonrisas

    Sobre el Autor

    Zacapala y sus leyendas

    Desde luego que aquí no vamos a contestar estas preguntas. Podríamos herir la susceptibilidad de nuestros más queridos amigos. Tocamos el tema porque en Casa de la Cultura ya estamos haciendo preparativos para la celebración de la festividad de todos los Santos, más conocida como de los fieles Difuntos. Esta festividad reviste gran importancia en nuestro pueblo, no hay hogar en el que no se le tome en cuenta. En estos días se crea un ambiente propicio que nos facilita una comunicación especial con la gente, que nos permite recoger esas narraciones de apariciones inexplicables, gritos de muertos, fantasmas y espantos que se convierte en tema obligado después de la cena, en estas noches ya tan cercanas al día de muertos. Siendo esto para su servidor como cronista municipal una manifestación muy valiosa de la cultura popular, que debemos preservar antes de que algunas de estas narraciones y leyendas que han podido trasmitirse por tantas generaciones, se nos pierdan para siempre.

    Zacapala Pué. 28 de octubre 2013.

    Miguel Zapata Rosas.

    Miembro del Consejo de la Crónica del Estado de Puebla.

    La bella Leonila

    Esta leyenda recoge la historia de un apasionado romance que tuvo lugar en una época ya olvidada.

    Leonila fue una jovencita a quien la naturaleza quiso dotar de singular belleza y gracias especiales. Al vivir en contacto diario con la naturaleza, adquirió el don de admirar la inmensa belleza que de ella se desprende. Solía detenerse a acariciar los lirios y rosales cubiertos de rocío, o a escuchar con atención el canto del cenzontle. La felicidad de sus padres era grande al verla reír con los niños con quien gustaba de inventar juegos y contar hermosas historias.

    Montada en su yegua preferida salía por las mañanas para ahuyentar a los animales intrusos que se metían a los maizales, se apeaba del caballo para acariciar con ternura los becerros recién nacidos, o bien para llenarse el alma de alegría al ver los potrillos retozar por la pradera. Esta vez la bella Leonila, inmersa en su mundo campestre, ignoraba la escena que tenía lugar en su rancho, donde un joven apuesto y varonil al platicar con sus padres había terminado por hacerles su más íntima confesión:

    —He podido observar a Leonila cada vez que acude al templo, tanto, que he quedado prendado de su hermosura, les ruego me permitan visitar el rancho, nos conozcamos, y al menos podamos ser amigos.

    —Conozco bien a tu familia muchacho y me agrada tu sinceridad —dijo el padre y la madre agregó—: Tu madre es muy amiga mía. Eres bienvenido, pero por favor, ¡No lastimes a mi hija!

    —Se lo prometo señora, seré todo un caballero.

    —Eso esperamos de ti Horacio, porque has de saber que nuestra hija, es el tesoro más grande que tenemos en la vida. ¡Oh!, qué suerte muchacho, Leonila viene llegando, su yegua siempre arma un escándalo cuando se va acercando a la casa.

    Caminaron un poco para situarse frente a la entrada principal. Leonila que gustaba de alegrar a sus padres, dio una vuelta galopando en círculo por el patio, rayó la yegua frente a la entrada principal y de un salto bajó de la montura. Leonila ignoraba que había unos ojos negros de mirar profundo, pendientes de sus movimientos, que ya nunca más podrían apartarse de ella.

    Lo que en esta pareja de jóvenes comenzó como una bonita amistad, a poco tiempo los llevó a un mutuo enamoramiento. Además, los padres y familiares de ambos jóvenes, veían con agrado esta bonita relación y auguraban, que si decidieran confírmala con el matrimonio, ese noviazgo que había podido crecer en la confianza y respeto mutuo, los llevaría a una unión estable y duradera.

    Solo que cerca de ellos había también mentes malévolas que, envidiando su dicha, fraguaban siniestros planes para destruir su felicidad.

    Leonila fue sorprendida al atardecer cuando recolectaba frutos del huerto cercano a su rancho. Sus agresores tuvieron que usar la violencia y fuerza bruta para someterla. Después, en el curso de aquella noche lluviosa fue llevada por barrancos y montes espesos y obscuros. Perdió por completo la orientación y la sucesión de las horas. Solo supo que la hacían entrar a una cueva húmeda, guiados por la débil luz que emitía una tea improvisada con tunales de cactus que uno de los hombres portaba en la mano. Los murciélagos huían heridos por la luz y la presencia de intrusos que invadían su espacio. Su opresor le indicó una roca para que se sentara, y asistido por otro de sus secuaces se ocuparon de encender una hoguera a la entrada de la cueva. La leña por estar mojada despedía más humo que flamas lo que provoco un acceso de tos en casi todos los presentes, incluso Leonila que se encontraba más alejada, por lo que buscando un poco de aire fresco quiso acercarse a la entrada de la cueva, pero su opresor le dio un fuerte empeñón, maltrecha fue a dar cerca de donde antes estaba. ¡Cuidado pequeña! ¡No te quieras pasar de lista! Por si no lo sabes, esta hoguera es para ahuyentar a los lobos que habitan esta cueva. Leonila no contestó, se limitó a observar la cueva. La luz quebradiza de las hogueras solo le permitía ver las paredes rocosas por donde resbalaban hilillos de agua, que humedecían el estiércol acumulado que dejaban los habitantes de la caverna, de donde se desprendía un olor fuerte y nauseabundo. Observaba sumamente preocupada a sus raptores, eran tres, ahora la flama de la hoguera daba a sus rostros un aspecto grotesco y siniestro. Les conocía. Les vio apurar una botella de aguardiente. Cada vez crecía su angustia. Sabía que no tenía escapatoria, pero en sus adentros rogaba a Dios le concediera la salvación. Se aferraba a un débil hilo de esperanza, aunque cada vez le pareciera más remoto, inalcanzable. Recordó las pláticas de sus padres. Estos individuos habían participado en varios asaltos a mano armada, se sospechaba que eran culpables de la muerte de un pastor, a quien sus agresores dejaron malherido en el campo al robarle su ganado. Pero sabía que quien ahora se había empeñado en su captura era el Tlacuache, una vez se atrevió a atacarla mientras lavaba unas de sus prendas en el río que cruzaba su rancho, pero la sorpresiva llegada de Mauricio la salvó, haciendo que el Tlacuache huyera veloz entre el monte. ¡Pero ahora no había un Mauricio que la salvara! Mientras oraba apretaba entre sus manos la medalla de la Virgen que su madrina le había regalado como recuerdo de su Primera Comunión. Entre palabras sarcásticas y burlonas uno de los hombres dijo al Tlacuache:

    —Pa que veas que somos riatas, pues hay te dejamos la palomita pa ti solo. Nosotros ya cumplimos.

    —Temprano te traimos otro pomo y el itacate.

    Nuevamente

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1